Los Secretos de mi Vecina-¡Vica hace algo increíble!

Los Secretos de mi Vecina-¡Vica hace algo increíble!


Samuel no podía creer lo que acababa de pasar. La adrenalina aún fluía a chorro por sus venas mientras caminaba de la mano de Vica cuando esta se la soltó y miró sus nudillos con gesto de dolor.
–¿Te has hecho daño? –se interesó Samuel al ver sus nudillos rojos.
–No es nada, a él le ha dolido más, ¡eso seguro! –se jactó mostrando una media sonrisa.
–¡No lo puedo creer! ¿Has estudiado artes marciales o algo así?
–Nada de eso, aprendí a defenderme de los gilipollas que se metían conmigo –dijo Vica congratulándose por su victoria.
–¿En tu país también sufriste acoso?
–Constantemente Samuel, constantemente –dijo Vica mientras llegaban a la parada de bus.
Samuel la miraba y no podía creer que fuese tan guapa y al mismo tiempo fuerte. Tenía un piercing en la nariz y otro en el labio inferior, vestía el top negro que vio en la mañana y un pantalón de deporte igualmente negro, al igual que sus zapatillas. Sus ojos estaban maquillados igualmente oscuros, sin duda Vica parecía una chica gótica y tras verla en acción, Ramiro la temería como al fuego…
–Gracias por ayudarme con el incidente, yo estaba preparado para pelear pero no me gustan las peleas si puedo evitarlas –dijo Samuel.
–Tranquilo tú no eres esa clase de chico, no tienes que avergonzarte de ello. Es mejor ser listo que un gilipollas –dijo Vica sonriéndole.
Esto tranquilizó a Samuel quien le devolvió la sonrisa.
–Si intenta algo contra ti no dudaré en darle con un ladrillo en la cabeza si hace falta –dijo un envalentonado Samuel.
–Estoy segura de que no volverá a intentar nada contra ninguno de los dos –dijo Vica sonriendo confiada en sus capacidades de lucha.
–Bueno pero si lo intenta lo machaco, ¡te lo prometo!
–Lo sé Samuel, estoy segura de que me defenderás –replicó Vica mientras llegaba el bus y subían a él.
Samuel pagó los viajes, pues Vica no había tenido tiempo de nada tras su llegada y se sentaron al final del bus.
Vica no era muy habladora así que Samuel comenzó a contarle las cosas que le gustaban. Le encantaban los video juegos de rol, especialmente las aventuras japonesas. Esto fue toda una sorpresa pues Vica le dijo que también era muy fan de ellas.
–¿Has visto el FF16?
–¿Cómo, es que lo tienes? –dijo Vica con cara de sorpresa.
–¡Si me llegó hace un par de días! ¡Es fantástico!
–¡En serio, me lo tienes que enseñar! –le rogó Vica.
–Si quieres vente a mi casa y te lo enseño. Mi madre no llega hasta la noche y mi hermana tiene clases por la tarde en la universidad y ya se habrá ido, así que estoy solo –dijo Samuel.
–Yo también estoy sola, mi madre no llegará hasta la tarde, así podremos comer juntos.
–¡Oh vale! –dijo Samuel lleno de emoción.
 
Entraron al pequeño piso de tres habitaciones de Samuel, era el mismo que el de Vica, pues sólo había dos por planta y uno era “espejo” del otro en los planos que diseñó el arquitecto que lo planificó en su día.
No había ascensor así que tocaba tirar de tracción bípeda para subir las cuatro plantas, pero eran jóvenes y no era nada para ellos.
Subieron mientras Samuel le contaba las maravillas de su nueva adquisición y esta le escuchaba con atención y admiración.
–En mi país los juegos tardan años en llegar, los puedes conseguir antes de contrabando pero son muy caros –le confesó.
–¡Oh vaya, pues aquí vas a tener suerte! Mi madre me dijo que me preparase unos espaguetis si quieres los preparamos y comemos los dos.
–¡Oh espaguetis! ¡Mi comida preferida! –dijo Vica.
Soltaron sus bártulos en el sofá del salón y fueron a la pequeña cocina donde Samuel sacó una olla, la cual llenó de agua hasta la mitad, partió una pastilla de caldo y se la echó junto a una pizca de sal. Poniéndola a continuación al fuego.
–Perdona Samuel, ¿tienes hielo? –dijo Vica mirándose la mano con la que había dado su merecido a Ramiro.
–¡Oh claro! –dijo Samuel rebuscando en el congelador de la pequeña nevera de su casa sin mucho éxito–. Me temo que lo más parecido que tengo al hielo son estos guisantes –concluyó finalmente sacando la bolsa.
–¡Eso servirá! –dijo Vica cogiéndola y poniéndola en contacto con su mano.
Un pequeño silencio se abrió entre ellos, mientras cruzaban miradas y esperaban a que el agua hirviese.
–¿Por qué os vinisteis de vuestro país? –dijo Samuel.
–¡La guerra Samuel! Mi padre ha quedado allí junto a mi abuelo y mis primos para luchar.
–¡Oh, cuánto lo siento! –dijo Samuel.
–Es triste, pero estoy segura de que ganaremos –dijo ella con orgullo patrio.
–Aquí la guerra se ve lejana, no paraban de hablar de ella en las noticias al principio, pero ahora ya casi no sale –dijo él.
–Sí, es fácil olvidarte de ella estando tan lejos, hasta yo misma la olvido a veces.
El agua rompió a hervir cuando Samuel dejó caer la pasta y comenzó a remover esta se fue ablandando hasta quedar introducida en el agua y comenzar la cocción.
Siguieron hablando de su juego preferido y cómo iban a jugarlo al terminar de comer. La pasta terminó de cocerse y Samuel abrió una lata de tomate y la echó a la olla tras colar los espaguetis y mezcló todo. Calentó de nuevo y agregó un toque de orégano al termina. ¡Listo!
Llevaron los platos a la mesa junto a una bolsa de queso rallado y comieron, pues el hambre ya arreciaba y durante un tiempo se dieron un respiro para saciarla y disfrutar de la comida.
–¡Oh, qué bien cocinas Samuel! –dijo Vica con la barriga llena.
–¿Te han gustado? No son nada del otro mundo –dijo él quitándose importancia.
–Los chicos de mi país son muy distintos a ti, a ellos se lo hacen todo sus madres es la costumbre allí. En cambio tú has hecho la comida y a juzgar por lo bien que te ha salido no es la primera vez.
–¡Gracias Vica! Cuando murió mi padre y mi madre tuvo que trabajar, a mi hermana y a mí no nos quedó otro remedio que ser autosuficientes –le confesó.
–¡Oh cuanto los siento Samuel! –dijo Vica–. Me temo que tal vez dentro de poco mi padre también morirá en la guerra.
–Bueno yo era pequeño así que no tengo muchos recuerdos suyos, me he criado con mi madre y mi hermana y también a veces mi abuela ha vivido con nosotros.
–Mi abuela también quedó en mi país, ella está muy mayor y no quiso venir aquí con mi madre y conmigo, así que se quedó allí para ayudar a mi padre y a mis primos.
–Está bien, ¡jugamos!
–¡Sí, vamos!
Aunque Samuel había comenzado a jugar días atrás, creó un nuevo personaje para Vica y estuvieron contemplando las cinemáticas del principio embobados con la historia del que ha sido definido por muchos como el mejor juego de rol. De modo que se les pasó la tarde volando…
–¡Oh Samuel, qué bien me siento contigo! –dijo de repente Vica cuando el sol ya caía por el horizonte.
–Yo también me encuentro muy a gusto contigo Vica, ¡y eres tan preciosa! –dijo Samuel sin poder evitarlo, olvidándose de vergüenzas e inseguridades.
Era inevitable, habían vivido experiencias intensas como la pelea ese día, compartido comida y juegos. Su sangre caliente buscó el calor del otro y sus labios se unieron en un cálido y largo beso.
Inmediatamente la adrenalina corrió por sus venas, pero esta vez era otra la causa, las ganas de sexo desatado por el torrente de hormonas que viajaban en su sangre.
Se estuvieron besando un rato, mientras Samuel acariciaba los pechos de Vica y su espalda y ella le metía las manos bajo la camiseta y acariciaba su pecho, su cintura y su espalda.
Sus jadeos se hicieron más y más intensos a medida que el lote que se estaban dando crecía en intensidad y aumentaba la pasión.
Samuel tiró del top de Vica y comió sus tetas alternativamente poniéndole duros sus pezones. Vica enloqueció y apretó el bulto de Samuel en su pantalón llegando a desabrochar su cinturón, quitar su botón y bajar su bragueta.
Introdujo su mano y ansiosa extrajo su enorme erección.
–¡Oh Samuel, qué preciosidad tienes aquí! –dijo Vica arrodillándose ante él.
Este no podía creerlo, Vica hacía que todo aquello fuese tan natural que él solo se entregó.
Su boca rozó su glande y se le erizó todo el bello, instantes antes de que Vica la chupara por primera vez y le enervara todo el cuerpo y luego la tragara hasta su garganta desatando la furia de la pasión en Samuel, que sólo podía sujetar su cabecita chupadora y dejarse llevar por el éxtasis y la pasión desatada.
El chico la levantó e intentó tirar de su pantalón negro pero ella le rechazó.
–¡No, hoy no Samuel! –dijo tajante.
–¡Está bien Vica! Haremos lo que tú quieras –dijo él pensando que Vica era virgen y no quería ir tan lejos el primer día, así que la respetó.
Vica volvió a arrodillarse y se tragó su pollón erecto por enésima vez, chupó con fuerza y le masturbó con ambas manos.
–¡Oh qué buena polla tienes Samuel! ¡Me encanta, está tan dura y es tan bonita!
–¡Oh Vica, no puedo creer lo que estamos haciendo hoy!
–¿Quieres correrte en mi boca? –le preguntó de repente.
–¿En serio? –preguntó él sin poder creerlo.
–¡Sí, tú déjate llevar!
Vica se afanó en su mamada y apuró al máximo la tremenda erección de Samuel, llevándolo al borde del orgasmo varias veces y parando en el último segundo, sacándosela de la boca y esperando a que este bajase su nivel de excitación para a continuación chupársela de nuevo y acercarlo de nuevo al final feliz que comenzaba a desear con todas sus fuerzas.
Finalmente Vica complació a Samuel y dejó que su leche inundara su garganta y su boca mientras no paraba de chupar y tragar su semen.
Samuel sentía que se mareaba, que no podía más y sujetaba la cabecita de Vica mientras esta apuraba su éxtasis hasta la última gota.
Y cuando se la sacó de su boquita succionadora con el dedo chupó la gotita que quedó en su comisura del labio y a continuación besó a Samuel como colofón a su caliente mamada con final feliz incluido.
Samuel degustó el sabor de su propio semen en la boca de Vica, tras unos instantes de tragarlo abundantemente directamente desde su polla corriéndose en su garganta y su boca.
Instintivamente volvió a tocar su entrepierna y cuando fue a subir su mano hasta su sexo caliente, Vica la detuvo con gesto enérgico y dejando de besarlo lo enfrió.
–¡No, hoy no! –dijo en seco una vez más.
–Está bien Vica pero, ¡no sabes cuánto te deseo!
–Sí que lo sé y yo te deseo más, pero hoy no Samuel, hoy no…
En ese instante las llaves sonaron en la puerta y ambos corrieron a vestirse. Vica se puso el top y Samuel recuperó su camiseta, sus calzoncillos y su pantalón.
–¿Samuel? –dijo una voz de mujer al entrar.
–Es mi hermana –dijo Samuel a Vica.
Ambos salieron de su habitación a su encuentro y la hallaron en el sazón.
–¡Hola hermanita! Mira, esta es Vica, nuestra nueva vecina.
–Hola hermanita –dijo Vica despertando una sonrisa en su hermana.
–¿Vica? –dijo la hermana.
–Sí soy de un país del este –dijo ella–. ¿Y tú como te llamas?
–¡Oh vaya, qué torpe! –dijo Samuel.
–Soy Natalia, dijo su hermana acercándose y dándole dos besos como era costumbre en su país.
Vica, quien ya conocía sus costumbres, la besó con normalidad.
–Natalia, ¡qué bonito nombre! –dijo Vica.
–Hablas muy bien español, ¿no?
–Sí, aunque nací en mi país pasé muchos veranos aquí en España con distintas familias que nos acogían a mí y a otros niños de mi país así que lo hablo bastante bien.
–¡Ya lo creo! ¿Y eres nuestra nueva vecina?
–Sí, he venido con mi madre, ya llevamos un año aquí, huyendo de la guerra –dijo Vica–. Nos hemos mudado por trabajo.
–¡Oh, tu vienes de allí! –dijo Natalia muy sorprendida.
–¡Sí, somos de allí…! –dijo Vica, pues no hacía falta decir donde era allí, pues estaba claro.
–¡Oh, pues cualquier cosa que os haga falta podéis pedírnosla! ¡Lo que sea! –dijo Natalia.
–¡Claro, está bien! ¡Muchas gracias! Bueno mi madre estará al llegar voy a mi casa, ¿nos vemos mañana Samuel?
–¡Claro Vica! Te toco por la mañana y nos vamos juntos, ¿vale?
–¡Sí, está bien!
Así que despidieron a su nueva vecina y amiga Vica y cada uno cerró la puerta de su piso para volverse al interior.
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Los Secretos de mi Vecina es mi nueva novela, justo a tiempo para estas fiestas para que te calientes a solas o en compañía, por si os interesa os dejo aquí su sinopsis:
Samuel es un chico normal, un volcán de hormonas algo enclenque pero muy inteligente que sufre acoso en su instituto mientras trata de pasar desapercibido.
Un buen día alguien se muda al piso de al lado y mientras baja las escaleras casi se choca con una chica extraña. Viste al estilo gótico y aunque no intercambian apenas palabras, le sorprende su aspecto.
Esa misma mañana la chica aparece en clase y la profesora la presenta como Vica, es callada y habla raro. Samuel no puede evitar fijarse en ella e intercambian unas palabras.
A la salida sus viejos amigos acosadores le esperan, pero ocurrirá algo que le sorprenderá y que le llevará a conocer a esa extraña y callada chica gótica que guarda más secretos de los que él piensa.
(...)
Y recuerdo que si queréis que siga publicándola aquí en estas páginas, solo tenéis que votar sus capítulos con 10 puntos, ¡que yo los vea!
Está ya publicada publicada íntegramente en Amazon y Google Play Libros, sigue el enlace si te interesa la historia y no quieres esperar!

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