Capítulo III: Paulina “El despertar de mi esposa”

Capítulo III: Paulina “El despertar de mi esposa”

Introducción: Mi nombre es Ricardo, a mis 35 años tengo éxito en los negocios, y estoy casado con una maravillosa esposa Paulina de 29 años. Los dos estamos muy enamorados y siempre hemos sido muy unidos, aunque en mi interior de alguna manera siempre faltaba algo. Como muchos hombres, siempre había tenido la fantasía de ver a mi esposa haciendo el amor con otro hombre. Se que la mayoría de la gente podría pensar en mí como alguien débil o fracasado, sin embargo, me considero masculino y fuerte, un hábil para los negocios y la idea podría ser todo menos un capricho. Siempre me ha excitado mucho la idea de que mi esposa sea una chica sexy y decidida.


La situación de preparar a mi esposa para su cita era humillante… pero a su vez el placer del morbo que generaba era inexplicable. Su hermoso cuerpo hasta ese momento mío estaba por ser disfrutado por otro hombre, uno que sin lugar a dudas despertaba un mar de sensaciones en mi esposa que antes no había sentido.


Poco más tarde, ella estaba parada allí frente a mí con solo sus medias negras hasta los muslos, un liguero negro y unos nuevos tacones de aguja negro brillante que le daban otros centímetros extra a su altura, por supuesto su piedra de varios kilates y su anillo de bodas seguían orgullosos sobre su dedo. El aroma limpio de su cabello y el perfume de su piel olían maravillosos.


¿Qué estaba haciendo dejando salir a esta mujer de la casa? ¿Qué estaba haciendo al dejarla fuera de mi vista?


Ella miró hacia la cama —¿Pantis o sin pantis? —me pregunto como si continuará pidiéndome un consejo seductor a un amigo, como si yo no tuviera ningún sentimiento al respecto.


Se llevó el vaso a los labios y examinó la ropa que yacía sobre la cama.

—Me gusto la tanga de encaje con transparencias con el sujetador negro de encaje con transparencias, y el vestido negro que justo cubre la parte superior del encaje de mis medias cuando me ponga de pie.


— Sin bragas —dije. Pensando en lo que más me excitaría si fuera Él.


Ella pensó un segundo —Creo que los usare —terminó diciendo —Le dará otro regalo por abrir ¿no crees? —dijo guiñando un ojo cálidamente.


Estuve de acuerdo —Sí , a los hombres les gustan las sorpresas y a nosotros nos gustan los paquetes para abrir dije.
Cogió las bragas y las levantó mirándolas —¡Pero falta algo! —dijo. Una sonrisita siniestra se dibujó en su rostro cuando una idea cruzó por su mente.


—Ve a prepararte una bebida —me dijo —pensé en algo que debo hacer y debo correr pronto, Él me estará esperando —Con eso se giró y entró al baño cerrando la puerta detrás de ella.


Agradecí su sugerencia, tuve que salir de la habitación y pude recuperarme. Entré al bar a servirme una copa para recomponerme y comprender exactamente la magnitud de lo que estaba haciendo.


Pronto salió del dormitorio vestida y luciendo un elegante y sexy vestido negro que se ajustaba a su estrecha cintura y a sus curvas. Camino hacia mí, tomo mi bebida de la mano y tomó un sorbo. Después de devolvérmelo movió su mano y agarró ligeramente mi miembro y pelotas y me besó profundo y sensual.


—Tengo que correr, cariño —dijo y salió por la puerta —Recuerda puedes pensar en lo que estoy haciendo, pero no juegues con esa cosa dulce mientras no estoy. Lo quiero fresco cuando llegue.


Con eso ella desapareció por la puerta. Mientras escuchaba un motor ponerse en marcha.


¿Y ahora qué es lo que uno hace? Sabía que el resto de la noche estaría llena de mi imaginación representando escenas de ella besándolo y sintiéndolo. Sabía que intentaría ver la televisión, pero terminaría deseando estar viendo un vídeo de ella lamiendo su eje y él frotando su polla en su cara.


Sabía que si pensaba en esas imágenes estaría tan excitado hasta el final de la noche, sabía que había manera de poder dormir hasta que oyera abrirse la puerta y supiera que ella había regresado a casa.


No pude pensar en nada más en toda la noche, intenté mirar televisión, intenté leer. Salí a comer e incluso intenté ir al cine, pero salí a la mitad de la película. Visiones de ellos pasándola bien, ella acariciándolo y haciéndole el amor me persiguieron toda la noche.


Me pregunte que cosas pervertidas podrían estar haciendo para su cumpleaños. Alrededor de las dos de la madrugada me desperté en el sofá.


Escuché a mi esposa hablando y riéndose en los escalones de la entrada justo antes de escuchar la llave de la puerta.


—Lo haré, lo haré —Apenas pude entender lo que dijo mientras se reía por la puerta.


Cerré los ojos fingiendo que todavía estaba dormida mientras ella se acercaba de puntillas y se arrodillaba a mi lado.


Primero dio besos ligeros y luego comenzó a besar mis labios y a lamerlos ligeramente. La sensación envió una ola a través de mi estómago hasta mi ingle, excitándome instantáneamente.


Girando sobre mi espalda mientras ella continuaba lamiendo y besando mis labios mis ojos se abrieron lentamente.


Ella sonrió.


Ella me besó en la mejilla otra vez —¡Despierta! ¡Despierta!


Ella me besó de nuevo, más profundamente, lamiendo y mordisqueando mis labios y pasando su lengua profundamente en mi boca. No pude resistirme y le devolví el beso profundamente.


—Mmmm —dijo —¿Pruebas algo familiar?


Era obvio que había estado chupando la polla de Él otra vez y que el sabor que cubría la boca y las mejillas era de su semen.


Ella sonrió —Es hora de tu merienda de medianoche —Ella soltó su risita de alcohol —¿No quieres despertarte y probar su polla en mis labios otra vez?


No dije nada mientras ella nuevamente lamía todos mis labios dejando que su lengua se adentrará profundamente en mi boca —Te gustó la última vez —dijo sin detener sus besos.


Lamí sus labios y le devolví el beso.


—Pensé en ti mientras lo lamía esta noche —Dijo entre lamidas y picotazos.


—Dime que te gusta probar la polla de Marcos en mis labios —Dijo.


—Me gusta probar tus labios con el olor de Marcos en tus labios —confesé avergonzado.


—Sí lo sé... lamí largo y fuerte para que pudieras probar lo que estaba probando —Respondió.


Después de besar y acariciar unos minutos me preguntó —¿Quieres ver una de las sorpresas que le di a Marcos por su cumpleaños?


—Sí —Respondí.


Ella se levantó de forma coqueta —Bueno tienes que entrar al dormitorio para verlo —dijo tomándome de la mano y dirigiéndose al dormitorio.


Me dijo que me desnudara mientras arrojaba sus múltiples almohadas contra la cabecera, luego encendió las luces a un tono medio.


Colocó sus manos en su vestido y lo deslizó descubriendo sus hombros y comenzó a bajarlo hasta que sus pechos estaban descubiertos, desabrocho su sujetador y dejando aquellas hermosas montañas de miel desnudas, sus pezones siempre habían sido hinchados, grandes y hermosos, pero esta noche parecían mucho más eróticos y lujuriosos bajo la luz de las lámparas de color ámbar.


Deslizó sus manos por sus caderas, quitando el resto del vestido, dejando sus bragas de encaje, mostrando sus carnosos muslos y las ligas rodeandolas totalmente ajustadas.


Mientras arrojaba su vestido a un lado, me pidió que me quedará allí y jugara con mi miembro mientras ella miraba.


Me subí a la cama y me recosté al final de la cama donde comencé a acariciarme.


Se recostó a un lado mío y abrió sus piernas dejando que sus dedos se deslizarán debajo de sus bragas y la vi jugar debajo de la tela sacando un dedo de vez en cuando, lamiéndolo y chupándolo ligeramente sin quitar los ojos de mi carne.


Ella simplemente lo miró diciéndome cuánto le encantaba mirar pollas y cómo le gustaba verme jugar con la mía. Ella habló sucio como nunca antes, admitiéndome cuánto disfrutaba tener un amante y que yo lo supiera.


—Es mucho mejor que tener un amante…secreto… ¿sabes? —dijo —Me gusta que sepas lo que estoy haciendo. Especialmente porque no harás o no podrás hacer nada al respecto. Eso me emociona muchísimo.


—Por supuesto que puedes detener esto cuando quieras…todo lo que tienes que hacer es decir la palabra —ella sonrió en silencio y luego me miró —¡Pero no lo harás! ¿Oh sí? —dijo esperando una respuesta.


—No, no lo haré —Dije.


—Me amas de esta manera —dijo sonriendo sus ojos nunca abandonaron mi abultado miembro —dime que puedo tener toda la polla que quiera.


—Puedes tener toda la polla que quieras —dije.


—Me encanta cuando me dan su agradable semen caliente después de haber estado provocándolos toda la noche —dijo emocionada.


—¡No te atreves a correrte! —me ordenó al ver mi apresurada mano sobre mi miembro.


Me indicó que se lo acercara a los labios y lo metió profundamente en su cálida boca, casi provocando que me corriera instantáneamente. Fue todo lo que pude hacer para no explotar.


Lo sacó y lo lamió por todas partes, luego acercó mi cara a sus labios y me besó profundamente.


—Ahora puedes saborear dos pollas en mis labios. ¿Te gusta probar dos pollas en mis labios? —ella preguntó.


— Me encanta— dije con entusiasmo —me encanta la idea.


Estaba sumergido. Esa noche había tenido dos pollas en su boca y eso le encantó. Miré sus labios llenos y carnosos, pensé en ellos envueltos alrededor del eje de Marcos.


—Me encanta esta noche, me hace sentir más mujer —dijo mientras rompía mis pensamientos.


Ella habló conmigo hasta que no pudo contenerse más. Sus ojos se cerraron y arqueó la espalda estirándose hacia un maravilloso y tenso orgasmo mientras yo observaba.


Se quedó allí unos segundos y después de recuperarse, me miró todavía firme con el miembro en la mano.


Ella acercó mi rostro a su pecho, sosteniéndolo con una mano acercando mis labios a su pezón. Lo lamí, luego tomé el gran pezón completamente en mi boca y lo chupé mientras ella se recostaba dejando escapar un suspiro. Yo era como un niño hambriento.


Con una gran sonrisa, empujó suavemente mi cara hacia sus bragas. Podía distinguir su humedad en ellas, la media luz y la distracción de lo vivido había inundado mi mente sin poner atención a aquella delicada tela transparente en algunas partes y con encaje en otras.


Sus rodillas se alzaron y sus piernas se abrieron dándome acceso total.


—¡Besa mis bragas! —hizo la señal. Podía oler el sexo por todas partes y el olor masculino.


—¿Quieres ver mi sorpresa para Marcos? —preguntó mientras asentía instintivamente —¿estás listo para desenvolver el paquete?


Estaba maravillosa, más radiante de lo que jamás la había visto. Su cabello cayó hacia atrás y se enroscó contra las almohadas. Parecía larga y elegante, sus medias negras hasta el muslo ajustadas y su liguero que moldeaba perfectamente su cintura y vientre plano.


Se río, juntó las rodillas y se quitó las delicadas bragas, luego bajó y abrió las piernas para mí nuevamente.


Entonces sentí una excitación como nunca antes. Debajo de su vientre plano había un montículo blanco y liso, calvo y liso como pompi de bebe, estaba atrapado nunca lo había visto de esa manera.


— Me afeité para él —dijo —Él dijo que le encantaban los labios vaginales limpios, así que seguí adelante y los afeite todos.


Eso por encima de todas las cosas, me excitaba, un coño afeitado y resbaladizo era fascinante, y ella nunca haría eso por mí. “Demasiado esfuerzo” había dicho ella antes. Y ahora estaba mirando su intimidad lisa y suave de cerca por primera vez.


—Dijo que era mucho más hábil para hacer el amor y mucho más suave y erótico para lamer —dijo —¿Te gusta?


Me sentí mortificado, quería abrazarla y hacerle el amor, mi sexy esposa.


—¿Lo apruebas? —pregunto.


—¡Eres la mujer más erótica que he visto en mi vida! —dije desde lo más profundo de mi corazón, y su nueva audacia en la cama simplemente me enardeció más.


Su coño parecía casi vulgar, era tan sensual. Parecía mucho más grande. Sus labios estaban extremadamente hinchados y llenos hasta el punto de parecer una fruta jugosa y madura que se estaba abriendo de golpe. Sus labios internos estaban resbaladizos y parecían anhelar una polla.


No hizo falta decir nada más me acerqué y besé todo su montículo, apoyando mi cara sobre su estómago plano mientras ella apoyaba sus manos en la parte posterior de mi cabeza. Luego acerqué mi rostro a ella, oliendo y absorbiendo su sexualidad.


El fuerte olor a hombre me golpeó de nuevo. Estaba seguro de que finalmente Él había estado allí esa noche.


Me sentí superado y sentí que había cedido completamente a mi esposa, a que otro hombre u hombres follaran con ella. Me aparté un poco para mirar de nuevo. Fui capturado.


Ella se río —a Marcos le encanto —dijo deslizando una mano hasta la parte superior de su intimidad —y lo puso especialmente agradable y húmedo para ti esta noche.


—Estoy seguro de que lo hizo —Sonreí, mi sangre corría caliente por mis venas y mi cara se sonrojaban.


Anhelaba probarla, poner mi cara en ello.


Pasó una mano hacia abajo dejando que sus dedos largos y delgados cubrieran su intimidad. Luego dejó que un dedo se deslizará fácilmente dentro y se revolviera untándose los labios con los jugos mientras lo sacaba y me ofrecía su dedo glaseado.


Extendí la mano y lo tomé en mi boca cerrando los ojos.


—¿Te gusta? —preguntó con una sonrisa tímida.


—Lo amo —respondí.


—Yo te amo a ti —dijo —entonces puedes quedarte con el regalo que te envió.


No estaba escuchando ni siquiera preocupado por lo que ella estaba diciendo ahora. Todo lo que podía pensar era en lamer ese hermoso coño, mientras me inclinaba hacia adelante y le daba un suave beso en sus dedos y luego en la parte superior de su montículo.


Separando cada vez más las rodillas, me dio acceso total a su coño mientras se agachaba con los dedos extendidos y colocaba sus largas uñas rojas a cada lado de sus labios, los cubría y separaba para mí.


Entonces lo vi. Allí estaba, no había dudas. Su coño estaba lleno de semen. Sus bragas y lo estrecho de su vagina lo habían sostenido dentro para mí.


Mi cuerpo estaba electrizado, la miré y ella me devolvió la sonrisa.


—Marcos me dijo que, si te gustó besarme después de haberle chupado su polla, entonces quizás te guste lamer mi vagina después de haberla llenado de Él. Su regalo para ti por ser tan comprensivo —dijo.


Deslizó dos dedos dentro cubriéndolos con el espeso semen y lo untó por todo el exterior de los labios, luego acercó su dedo cerca de mi nariz mientras yo la miraba sin comprender. Su aroma fuerte invadió mis fosas nasales.


Luego entró, cubriéndose los dedos nuevamente, y esta vez se los llevó a la boca y se lamió los dedos.


Mire hacia abajo. Estaba llena de semen, estaba saliendo del fondo de su intimidad.


Ella me miró esperando. Sus labios ahora estaban vidriosos con su semen.


—Mi fantasía —dijo como una niña recién regañada —desde que inicio esto siempre ha sido que me lamas después de que otro hombre lo haya llenado, nunca pensé que pudieras manejarlo —dijo —Y ya sabes creo que esto también es lo que siempre quisiste.


No podía quitar los ojos de sus labios relucientes mientras hablaba. Me sentí fuera de mi mismo.


Besé sus labios exteriores y luego con mis pulgares, abrí sus labios y mi lengua recogió los jugos que salían de su coño. Era mejor de lo que esperaba, más erótico de lo que siempre había imaginado.


Su cabeza cayó hacia atrás contra las almohadas.


—Oh si, ahhh —gimió ella.


Ella levantó sus caderas hacia mí. Todas sus inhibiciones me abandonaron y devoré su resbaladizo coño. Lamí y lamí tratando de conseguir cada bocado. En ese momento, no me importaba lo que ella pensará de mí por hacerlo.


—Oh no puedo creer esto, ahhh… —ella gimió —continúa así amor.


Lamí profundamente como nunca antes lo había hecho.


—Me alegro muchísimo que te guste ¿es agradable para ti?


—Si lo es me encanta —respondí.


Ella era tan decadente. Nunca había visto ni siquiera imaginando este lado de ella ni mío.


—Me encanta que te guste —dijo —no puedo creer que realmente lo estés haciendo o eres un hombre muy sexy, ¿te gusta lamer el semen de otro hombre en mí? —dijo.


No respondí mi trabajo en ella seguía con ansiedad.


—Esto es tan erótico bebe —continúo —¿Me amas?


Se estiró, arqueo la espalda y abrió las piernas aún más para mí —nunca me había sentido así, me siento tan condenadamente sexy, me siento como una maravillosa y libre esposa sexy.


Sus labios estaban tan hinchados y excitados. Estaban resbaladizos, enrollados y se deslizaron debajo de su semen y mis labios. Sus jugos fluían y se mezclaban con los de Él. Fue un sentimiento tan erótico. No podía creer la cantidad de semen con la que la habían llenado.


—¿Te gusta así bebe? —ella preguntó.


—Si me encanta —dije —te amo tanto.


—Yo también te amo —respondió


Lo lamí profundamente y por todo el camino hasta el ombligo y hasta su culo. Me sentí envuelto por eso, su coño y yo parecíamos ser las únicas cosas en la tierra.


Cuanto más humillado me sentía, más la amaba. Mi cuerpo hormigueaba por lo que estaba haciendo, mientras ella giraba su coño hacia mi cara. Me sentí como un hombre poseído por la lujuria que quería más.


Cuando llegó el momento, su coño convulsionó y se contrajo como si estuviera vivo e independiente, entregándome más semen desde lo más profundo de su ser. Se sentía como si estuviera pidiendo una nueva polla dentro de ella.


Ella persistió presionando su intimidad sobre mi rostro y haciéndome sentir que nos amábamos.


—Dime, quiero oírte decirlo, ¿Te gusta que chupe otras pollas? ¿No es así? ¿Te gusta que te lo cuente?


—Sí —dije mirándola recostada contra sus almohadas.


Volví a lamer hasta que pensé que lo tenía todo y me acerqué a ella, puso mi cara entre sus manos y me atrajo hacia ella. Comenzó a besarme lamiendo su semen de mis labios y mejillas y de mi boca.


Luego me miró directamente y me preguntó —¿Quieres más? ¿Quieres que disfrute más pollas y te traiga más regalos?


—Si quiero más —respondí aún excitado.


—¡Bien! —respondió.


Con eso, me dio vuelta sobre mi espalda y se sentó sobre mí en una posición 69 con su coño sobre mi cara. Bajándolo hacía mí, dejando que sus labios tocaran los míos. Comencé a lamer de nuevo sus jugos que escapaban de su coño.


Lo presiono ligeramente contra mi cara para que pudiera lamer más profundamente y saborear todos sus jugos.


—Eso es bebé, saca todo de allí, hazme feliz, a Marcos le encantará cuando le cuente esto.


Mi corazón se detuvo mientras estaba debajo de ella. Pensé en ella contándole a Marcos, pensé que este era un momento privado para nosotros.


Terminamos y volvimos a dar la vuelta. Ella me colocó encima, con mi polla en su cara.


—Pobre bebe todo encendido y sin atención —ella me miró —a puesto que tú también tienes mucho semen para mí.


—No le vas a contar a Marcos sobre esto, ¿verdad? —dije expresando mi incomodidad.


—Oh no te preocupes, a él le encantará. De todos modos, cree que eres un marido cornudo.


Con eso tiró de mis bolas hacia abajo con una mano y apretó mi eje con la otra, casi haciéndome correr en el acto.


—Si eres bueno, lo invitaré y dejaré que lo veas cogerme, ¿te gustaría verme lamiendo su gran polla?


—Sí me gustaría ver eso —admití.


—Lo has imaginado durante años, ¿no? Durante años, cuando estábamos haciendo el amor o cuando estabas acostado en la cama, jugando con tu miembro. En tu mente me has visto lamer otra polla ¿no es así? —dijo.


Ella me miró diabólicamente y luego a mi polla. Estaba tan excitado.


Ella jugó consigo misma, sin quitar los ojos de mi polla.


El líquido preseminal comenzó a salir de la cabeza nuevamente y a bajar por la parte inferior mientras acariciaba lentamente mi polla de nuevo, a solo unos centímetros de su cara. Con el dedo se acercó y recogió las gotas, luego volvió a colocar los dedos entre las piernas y se los frotó entre los labios, usando mi líquido preseminal como lubricante en su clítoris.


—Entonces ¿Crees que merece correrse ahora?


—¡Oh sí! —dije sin dudarlo —necesita correrse tanto.


—Creo que sí, además quiero que se corra —bromeó mirándolo como si fuera un viejo amigo.


Se lo llevó a la boca, el calor y la humedad me sacudieron. Hice todo lo que pude hacer para no venirme inmediatamente. Me esforcé mientras ella jugaba con mi polla hinchada, lamiéndola y provocándola, golpeándola contra su cara y luego chupándola de nuevo.


Ella se echó hacia atrás, me miró y sonrió como un vampiro que acaba de hacer algo malo y dijo —creo que me gusta nuestro nuevo arreglo.


—Ahora desliza esa polla dentro de mí y haz el amor con tu esposa —dijo y después me besó como sólo el amor puede besar.


Por fin pude hacer el amor con mi esposa. Me moví entre sus piernas y mi polla entró fácilmente en la cálida y resbaladiza envoltura de su coño afeitado. Apretó los músculos de su coño haciéndome sentirlo muy dentro, especialmente alrededor de la cabeza.


Me retiré para entrar de nuevo, pero antes de que pudiera empezar de nuevo a meter mi polla dentro de ella, me detuvo.


—¿Sabes qué? —ella sonrió —Voy hacer que me lo demuestres. Si quieres que me divierta y crees que puedes manejar esto, hare que realmente me lo demuestres.


—Haré lo que sea necesario para demostrarlo —yo dije —me gustas así.


—No estés tan seguro, puedo hacerte ver a Marcos follarme y luego hacerte lamerme hasta dejarlo limpio, mientras él te mira, puedo proponerte todo tipo de pruebas para que lo pruebes —dijo —si quieres mantenerme así de excitada me lo demostrarás una y otra vez.


Ella me detuvo —¿Te dije que Marcos quiere que cenemos juntos?


¿Cómo llegué a esta posición? Todo lo que había previsto. Tenía una simple fantasía de ver a mi esposa tener relaciones sexuales con otro hombre. No sabía que ella estaría tan cautivada por él y dominada por él, y especialmente que yo iba a ser un peón en el juego, pero me estaba excitando de una manera que nunca antes había sentido. Estaba en un estado de excitación permanente.


Era como si Marcos y su amiga le estuvieran dando una nueva mentalidad. Ahora ambos le hacían creer que debía permitir que Marcos la dominara y estableciera todas las reglas.


—Ahora desliza esa polla de nuevo dentro de tu pequeña esposa y dale lo que quiere, llevemos esta fantasía hacia donde debe ser —rompió mi silencio.


Deslice mi eje dentro de ella. Dentro y fuera de su resbaladizo coño y casi de inmediato la llené de un depósito de nuevo semen caliente.


Hicimos el amor la mayor parte de la noche hablando basura, bromeando y amándonos.


No sabía adónde la llevaría su autorrevelación y libertad. Sus aventuras apenas comenzaban.


Fin del Capítulo III



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4 comentarios - Capítulo III: Paulina “El despertar de mi esposa”

Williamsan1982 +1
Excelente relato..te felicito por esta nueva entrega
Ezequiel1605 +1
Uffffff está Paulina en Verdad que se volvió una gran puta pero cómo dice el Cornudo creo que Marcos y Kentya la llevaron a ese estado de ser dormida y sumisa pero creo que Marcos será quien al final tome todas las decisiones y volver aún más puta a Pau 😈
Jhoselerca1994 +1
Cuando la 4 parte
abraxas1605
Pronto estoy subiendo las 4 partes de las otras series en orden
Jhoselerca1994 +1
@abraxas1605 esperando pronto la próxima parte nada más vengo a poringa por tu historia
abraxas1605
pronto en mis redes sociales actualizo fechas