con el jefe de mi marido

Hace algunos meses, Julián estaba por regresar de un viaje de negocios e iba a llegar a tiempo para la fiesta de fin de año organizada por la empresa. Debido a que nunca está en casa no salimos mucho  tengo un cuerpo muy bien trabajado en el gimnasio, al que asisto a diario,  mis tetas son grandes y tengo la cintura estrecha y estupendas caderas. Me gusta conservarme en forma y en general, hago bastante ejercicio.
Recibí una llamada de Julián al mediodía, el mismo día de la fiesta. Me dijo que su vuelo se había retrasado y que no estaba seguro cuánto tiempo iban a demorar en reprogramar su vuelo. Me sentí muy decepcionada, considerando que acababa de comprar un nuevo vestido y por fin tenía una razón para utilizarlo.
Julián volvió a llamar a las 6pm y me dijo que su vuelo no saldría al menos hasta las 10 pm. Le dije que ya estaba vestida. La frustración podía escucharse en mi voz. Mi esposo me dijo que fuera de todas maneras a la fiesta ya que todo estaba pagado. Decidí que no había razón para no ir y desperdiciar todo el dinero. La fiesta iba a celebrarse a lo grande en un hotel y Julián había pagado también por una habitación para que nos quedáramos a pasar la noche. Imaginé que podría pasarla bien con Carla y Pedro, que son amigos nuestros muy cercanos e iban a estar allí.
Me quedé un momento mirándome frente al espejo. No estaba usando ropa interior debajo del vestido, y este era bastante ceñido y mostraba mi duro trabajo en el gimnasio. La tela frotaba mis pezones y los ponía muy sensitivos, lo que hizo que me excitara y me sintiera sexy. Hacía mucho que no me sentía de esa manera.
Manejé hacia el hotel, , me arreglé un poco y retoqué mi maquillaje. Mis pezones estaban duros como piedra y se veían más de lo que había pensado .agarre  mi celular y llamé a Carla. Me dijo que Pedro y ella no habían podido encontrar una niñera y que no iban a poder ir a la fiesta. Otra vez regresó a mí la decepción pero estaba decidida a no dejar que nada arruinara esa noche. Así que decidí ir de todas maneras, aunque no conociera a nadie en la fiesta.
Caminé hasta el salón de baile y noté como varios hombres miraban en mi dirección. Entré y me di cuenta de que realmente conocía a muy pocas personas. Fui al bar y pedí algo de beber. Entonces se acercó hasta mí un hombre al que tardé unos instantes en reconocer. Se trataba de Andrés, el jefe de mi esposo y principal responsable de que Julián tuviera que irse de viaje cada cinco segundos. Antes de la fiesta, sólo lo había visto un par de veces en alguna de las cenas o reuniones organizadas por la empresa. Julián y él no se llevaban particularmente bien y en más de una ocasión mi esposo me había comentado acerca de sus discusiones en el trabajo.
Andrés me invitó a bailar luego de decirme que era el jefe de mi esposo. Al principio lo rechacé, pero él no se lo tomó a mal y en cambio, se sentó junto a mí y me preguntó si podía invitarme un trago. Sonreí y acepté tomar un trago con él. Empezamos a hablar de trivialidades y cosas sin importancia mientras bebíamos.
Comenzamos a relajarnos después de que él ordenara la segunda ronda y empecé a fijarme bien en Andrés. Era innegable que se trataba de un hombre de muy guapo y atractivo. Debía tener aproximadamente 30 años, era alto y tenía el cuerpo muy atlético y bien proporcionado. Llevaba la barba espesa y bien cuidada y pude advertir que su pecho estaba cubierto de poco vello rizado. El detalle me excitó, porque ese tipo de hombres siempre me ha gustado.
Al terminar el segundo trago, Andrés volvió a invitarme a bailar. Lo miré sonriendo y le pregunté dónde estaba su esposa. Me respondió que había viajado a visitar a sus padres y que estaba solo. La verdad es que yo quería escapar de mi aburrimiento, así que después de pensarlo unos segundos acepté su invitación. La primera pieza fue una canción muy movida y me di cuenta de que Andrés bailaba muy bien.
Después de un rato paramos para descansar y nos fuimos de nuevo a tomar algo. La bebida estaba algo fuerte pero no le presté demasiada importancia. Seguimos bailando y bebiendo un buen rato. Conforme pasó la noche me iba mostrando más desinhibida al bailar. Hacía tiempo que no me sentía tan sexy y llegué al grado de no contenerme al pegar mi cuerpo junto al suyo. El roce de su cuerpo provocó un estremecimiento en mi concha . Estaba muy excitada y él también debía estarlo ya que pude sentir su endurecida verga pegada a mi vientre. Tenía que parar, empecé a imaginarme como sería estar con el jefe de Julián.
Me marché al baño. Mis pezones estaban durísimos y podía sentir mi concha  completamente mojado. Me limpié y regresé con Andrés para tomar algo que me refrescara. Bailamos un poco más y nuevamente estuvimos rozándonos y tocándonos todo el rato. Me pegué más a él y sentí como su verga empezaba a crecer. A esas alturas, 
Empezó a susurrarme palabras al oído, primero triviales pero luego muy eróticas y atrevidas. Me dijo que era la mujer más sexy de la fiesta y no pude resistir más la tentación. Deslicé mi mano a su entrepierna y le di un par de meneos en la pija  por encima de la ropa. Comprobé con sorpresa que la tenía enorme. Entonces él me apretó las nalgas con fuerza y me levantó agarrándome del culo con ambas manos para hacerme notar su enorme verga. Por sobre la ropa Andrés restregó su verga en mi entrepierna y luego me ayudó a girar para hacer lo mismo en mí en mi culo. Me besó y le correspondí. ¿Cómo podía no hacerlo, si me estaba haciendo sentir tan deseada y yo quería que me tuviera?
Entonces me di cuenta de que había ido demasiado lejos y decidí regresar a mi habitación. No quería engañar a mi esposo. Andrés me siguió preguntándome que había hecho mal. Le dije que no quería engañar a mi marido. Me dijo que lo sentía y que sólo quería estar conmigo un rato, no quería ser el único tipo solo en la fiesta. Le dije que podía acompañarme a mi habitación, pero nada más.
Estábamos ya en el cuarto y el me abrazó y me dijo que lo sentía. agarre  el celular y le dije a Andrés que viera la televisión y se quedara callado. Llamé a Julián justo cuando acababa de bajar del avión y estaba por recoger su equipaje. Me estaba contando acerca de su viaje cuando sentí que Andrés empezaba a besarme el cuello y a masajearme los pechos por encima del vestido. Me sentí completamente indefensa frente a este hombre. Dejé escapar un débil gemido. El teléfono quedó en silencio y entonces Julián me preguntó si estaba bien. Le contesté que estaba cansada, mientras sentía los dedos de Andrés deslizarse bajo mi vestido. Empezó a toquetearme el clitoris  Se sentía demasiado bien, y yo hace tiempo que no tenía una verga clavada en mi concha.
Colgué el celular y empecé a besar a Andrés. Ni siquiera me despedí de mi esposo y en ese momento realmente no me importó. Le quité el saco y estaba desabotonando su camisa mientras iba besando su cuerpo de arriba hacia abajo con cada botón que dejaba atrás. Deseaba a este hombre más a que a nada. Desabroché sus pantalones y bajé la cremallera. Debía tener en mi boca aquella verga que había estado tentándome toda la noche. Agarré su pija   entre mis labios. . Empecé a mamársela con verdadera ansia mientras él se dedicaba a tocarme la concha . Succioné la cabezota rosada de su pija mientras que al mismo tiempo le pajeaba el tronco con ambas manos, hasta que él no aguantó más. Me arrancó el vestido y me arrojó de espaldas a la cama. Comenzó a comerme la concha  Yo estaba al borde del éxtasis, mientras su lengua se hundía una y otra vez en mi vagina, recorriéndola entera.
No tardé en correrme. Cuando por fin pude reaccionar, lo obligué a tumbarse de espaldas, agarre su verga y la guie hacia mi concha  mojado. . Me estaba volviendo loca, . Estaba a punto de conseguir un orgasmo cuando sentí en su cuerpo la tensión previa al clímax. Continué cabalgándolo hasta sentir un orgasmo explosivo al tiempo que ambos gritábamos de placer.

3 comentarios - con el jefe de mi marido

eder891
Wuau que post me puso 👌🔥🔥🔥🔥
alcecornudo
Delicioso relato. Como sigue la relación con el jefe de tu marido?