Siento que no tendría que contar esto, que lo mejor sería olvidarlo o mantener el recuerdo en mi intimidad. Pero también siento que necesito desahogarme y contar una parte de esta historia
Lo que voy a contar pasó el último verano, hace ya largos meses por suerte.
Con mi familia, mi marido y mi hijo decidimos irnos de vacaciones a la costa donde teníamos una gran casa para nosotros durante todo el mes. Iba a ser un año como los anteriores, las típicas vacaciones familiares.
Pero mi hijo, con ya nuestra aprobación, decidió invitar a uno de sus amigos a que viniese con nosotros estas vacaciones por lo que este año seríamos cuatro personas en la casa. Hasta ahí iba todo sin problemas.
Paso a contar un poco sobre mi familia. Mi marido, Juan, es muy trabajador, tal vez demasiado, más de una vez le reproche la gran cantidad de horas que dedica a su trabajo sobre todo si ya hizo el dinero suficiente para que podamos vivir cómodamente. Nos conocimos en la adolescencia, fuimos nuestros primeros amores, y si bien la pasión bajó un poco, claro que todavía se mantiene, aunque 1 o 2 veces por semana. Pero con eso ya es suficiente, nos seguimos amando.
Tuvimos un hijo cuando éramos muy jóvenes todavía, Manuel, está recién entrando a sus 20 años, la primera juventud y las hormonas, entrando a la vida. Por el mucho trabajo estuve algo ausente de la vida de mi hijo, que ya es bien grande por otro lado, y no conocía a sus amigos.
Para terminar me presento, me llamo Cecilia, no soy muy alta, tengo el pelo largo y ondulado, un poco castaño, y mi marido siempre me ha elogiado mi cola, mi espalda larga, y los pechos que me dio la vida, tetas normales, no son enormes, pero a mí me encantan. Ahora todavía estoy en mis 30, mis últimos años en verdad en los 30 pero me siento joven y con ganas de seguir disfrutando de la vida por muchos años más
Ese año la casa nos tocó en febrero, para todo el mes. Decidimos realizar el viaje en tren. Estábamos en la estación los 3 esperando a Franco, el amigo de mi hijo, al que nunca había visto antes, todavía faltaba 1 hora para salir.
No puedo mentir, me quedé sin palabras en cuanto lo vi llegar, era un chico alto, morocho y bien formado, de la edad de mi hijo. Quiero aclarar que en casi 20 años de pareja nunca engañé a mi marido, si bien he tenido fantasías como algo normal de cualquier mujer siempre prioricé la relación con mi esposo
Pero lo que este chico me produjo nomás verlo fue una gran calentura, para qué mentir. Hizo todo lo posible para que no se me notara y creo que pasé desapercibida. Ya me estaba imaginando todo el mes que iríamos a pasar con este muchacho.
Desde un primer momento, Franco se mostró muy educado. Y nada me hacía pensar en lo que pudo haber llegado a pasar luego. Era muy correcto y hasta tímido. Aunque alguna mirada se le escapaba hacia mi escote, yo llevaba un vestido negro con tirantes, era verano. Me sentí halagada de que un chico tan joven se fijara en mí.
Mi esposo pasó el rato de espera hablando por teléfono y apenas si saludó al amigo de mi hijo o me habló a mí. Ya podía imaginarme lo que serían estas vacaciones.
Lo que voy a contar pasó el último verano, hace ya largos meses por suerte.
Con mi familia, mi marido y mi hijo decidimos irnos de vacaciones a la costa donde teníamos una gran casa para nosotros durante todo el mes. Iba a ser un año como los anteriores, las típicas vacaciones familiares.
Pero mi hijo, con ya nuestra aprobación, decidió invitar a uno de sus amigos a que viniese con nosotros estas vacaciones por lo que este año seríamos cuatro personas en la casa. Hasta ahí iba todo sin problemas.
Paso a contar un poco sobre mi familia. Mi marido, Juan, es muy trabajador, tal vez demasiado, más de una vez le reproche la gran cantidad de horas que dedica a su trabajo sobre todo si ya hizo el dinero suficiente para que podamos vivir cómodamente. Nos conocimos en la adolescencia, fuimos nuestros primeros amores, y si bien la pasión bajó un poco, claro que todavía se mantiene, aunque 1 o 2 veces por semana. Pero con eso ya es suficiente, nos seguimos amando.
Tuvimos un hijo cuando éramos muy jóvenes todavía, Manuel, está recién entrando a sus 20 años, la primera juventud y las hormonas, entrando a la vida. Por el mucho trabajo estuve algo ausente de la vida de mi hijo, que ya es bien grande por otro lado, y no conocía a sus amigos.
Para terminar me presento, me llamo Cecilia, no soy muy alta, tengo el pelo largo y ondulado, un poco castaño, y mi marido siempre me ha elogiado mi cola, mi espalda larga, y los pechos que me dio la vida, tetas normales, no son enormes, pero a mí me encantan. Ahora todavía estoy en mis 30, mis últimos años en verdad en los 30 pero me siento joven y con ganas de seguir disfrutando de la vida por muchos años más
Ese año la casa nos tocó en febrero, para todo el mes. Decidimos realizar el viaje en tren. Estábamos en la estación los 3 esperando a Franco, el amigo de mi hijo, al que nunca había visto antes, todavía faltaba 1 hora para salir.
No puedo mentir, me quedé sin palabras en cuanto lo vi llegar, era un chico alto, morocho y bien formado, de la edad de mi hijo. Quiero aclarar que en casi 20 años de pareja nunca engañé a mi marido, si bien he tenido fantasías como algo normal de cualquier mujer siempre prioricé la relación con mi esposo
Pero lo que este chico me produjo nomás verlo fue una gran calentura, para qué mentir. Hizo todo lo posible para que no se me notara y creo que pasé desapercibida. Ya me estaba imaginando todo el mes que iríamos a pasar con este muchacho.
Desde un primer momento, Franco se mostró muy educado. Y nada me hacía pensar en lo que pudo haber llegado a pasar luego. Era muy correcto y hasta tímido. Aunque alguna mirada se le escapaba hacia mi escote, yo llevaba un vestido negro con tirantes, era verano. Me sentí halagada de que un chico tan joven se fijara en mí.
Mi esposo pasó el rato de espera hablando por teléfono y apenas si saludó al amigo de mi hijo o me habló a mí. Ya podía imaginarme lo que serían estas vacaciones.
6 comentarios - Con un amigo de mi hijo I