De tanto insistir .... (1era parte)

Amelie tenía 52 años, francesa, hacía 9 años que trabajábamos juntos en la parte administrativa de una empresa de correos. Casada desde hacía mucho tiempo,  siempre comentaba su aburrida vida marital.
Si bien en un principio no estaba en mi sector, nos fuimos haciendo amigos, hasta que la pandemia nos juntó en un mismo sector y horario.
Se dispusieron guardias de 2 personas, la mía era con Amelie.

Los días fueron pasando y se hacían eternos, ya que casi ni teníamos labores después del primer mes que fue donde aprovechamos para archivar y dejar todo en orden.
Nuestros diálogos se fueron haciendo cada vez más íntimos, ella me contaba la poca acción con su marido y yo la nula posibilidad de encame debido a que vivía solo y todos estaban confinados en sus casas.
Paso a describir a mi compañera: alta, más de 1.70, pelo rojizo fuerte, piel blanquísima y fundamentalmente muy tetona.

Un día después de almorzar, nos sentamos en el sillón grande de la sala de venta.
Charla va, charla viene, comencé a desperezarme... Amelie se puso detrás mío y empezó a hacerme masajes.
El relax y el silencio hicieron que mi pija comenzase a endurecerse. Amelia lo notó y dejó de masajearme.
-"... dale, seguí por favor ..."- le supliqué
-"... jaja..no, no ...no quiero ponerte nervioso !..." dijo sonriendo
Me di cuenta a qué se refería y también sonreí. Con mi mano acomodé el bulto y parándome le dije que era su turno de recibir masajes.
Ella se sentó y desprendió un botón de la camisa.
Tenía una visión parcial de sus tetas, pudiendo ver el nacimiento de las mismas... y eran descomunales.
Empecé a masajear y noté como se endurecían sus pezones, marcando alevosamente esos timbres sobre la tela.
Quise ser "correcto" y le dije que dejaba de masajear porque yo también veía que ella se ponía nerviosa.
Nos reímos y cada uno se acomodó la ropa y seguimos con algo de trabajo.

Al día siguiente repetimos el juego, pero ya no esperamos hasta el almuerzo, ni bien llegamos, acomodamos nuestros papeles y empezamos a bromear sobre lo "intenso" que podría a llegar ser el día y que tendríamos que buscar alguna diversión.
A media mañana la llamé a la sala, Amelie vino sonriendo, yo la esperaba con la camisa floja y sentado en el sillón.
empezó con los masajes y mi pija no tardó en ponerse dura, solo que esta vez ella siguió con su tarea.
Me acomodé dejando a su vista la terrible calentura que tenía y tomándole una mano la obligué a tocarme.
Se resistió al principio diciendo que era casada y no podía hacerle esto al marido .... le pedí que se olvidara y me hiciese una paja, que lo necesitaba.
Se opuso no muy convencida hasta que me apretó la pija y no la soltó.
Aflojé el cinturón y saltó mi verga ... Amelie la acarició desde los huevos hasta la cabeza....sentí un escalofrío por el cuerpo, sabía que no iba a durar mucho.
Me pajeó por unos 5/10 minutos y largué 2 potentes chorros de leche que fueron a dar en mi camisa.
Amelie sacó su mano y se dirigió al baño a lavarse.
Cuando vino yo seguía descansando con la pija semi dura.
-"... es grande, mucho más que la de mi marido..."- dijo casi susurrando.
le dije que me limpiaba y que empezaba con sus masajes.
Me dijo que no, que por hoy había sido suficiente, y a pesar de que le insistí, se marchó a la oficina.
Fueron las 6 horas mas largas de mi vida hasta que llegó la hora de irnos.
Mañana sería otro día.

1 comentario - De tanto insistir .... (1era parte)

floppy__
qué buen momento!!! + 10!!!!