Mi novio de la fiesta 1

Hola a todos, me llamo Ángela y estoy en mi último año de instituto, soy una chica más bien bajita, apenas llego al 1 '60, delgada y con un cuerpo cuidado. Mi pecho sin ser exagerado, es más grande que el de la mayoría de mis compañeras y tengo un culo duro y bien puesto, aunque esté feo que lo diga yo. Mi pelo es moreno y largo, algo más de media espalda, mis ojos son oscuros y mi piel blanca.

Estábamos empezando el curso, apenas llevábamos unos meses de clase. Salí de fiesta con mis amigas, las mismas que cursos anteriores, pues llevábamos unos años siendo casi el mismo grupo.

Yo noy ninguna santa y me gustan los chicos como a la que más. Me había liado ya con varios chicos del instituto y digamos que el alcohol me suelta un poco en exceso, por lo que me gané una fama de ser "facilona".

Debido a esta fama (y a que estoy bastante buena jeje), los chicos se me acercaban para ligar. Lo cierto, es que ninguno me llamó la atención y me estaba resultando muy pesado.

-No te los quitas de encima- me dijo María

-Joder, son muy pesados- dije

-No te pasaría si no fueses tan guarra- se burló.

-Lo que pasa es que me tienes envidia, zorra- respondí también burlona.

-Ven, vamos a calentar un poco más esto- me dijo y se puso a bailar conmigo en medio de la pista.

Sí que se calentó, prácticamente se hizo un corro a nuestro alrededor de chicos que nos miraban, silbaban y señalaban. A María le encantaban estas cosas, y a mi también. Bailábamos cada vez más sensual, perreando y moviendo nuestro culo, ella incluso me dió unos azotes.

Me fijé en un chico, unos años mayor que yo seguro, era de los pocos que no estaba babeando y mirando para nosotras. Sí nos dirigia alguna mirada, pero casi de superioridad, parecía decir "no sois bastante para mí".

Me propuse calentarle, no se por qué lo hice. Le miraba fijamente a él mientras seguía el juego a mi amiga. Nada, me seguía dedicando esas miradas prepotentes. Le dijo algo a sus amigos y se fue hacia el baño.

-Ahora vuelvo- le dije a mi amiga y me fui tras él entre las quejas de "nuestro público"

No se por que tuve la necesidad de acercarme a él, ese pasotismo me había generado intriga. Él salía del baño justo cuando yo entraba, fingí tropezar con él y dejé caer mi copa.

-Ey tío, me has tirado la copa-

-Ha sido tú, quien se ha tropezado conmigo- me dijo con una voz mucho más varonil que la de los niños de mi clase.

-Ni de coña chaval. Ha sido tú- contesté fingiendo un enfado.

-Se que no, pero está bien. Te pagaré otra copa y en paz ¿Trato?- dijo tan seguro de sí mismo

-Esta bien- dije y di un paso en dirección a la barra

-¿No ibas al baño?-

-Primero mi copa, que no me fío de que te vayas sin pagarme- improvisé rápida, pero menos convincente de lo que me hubiese gustado.

Sin decir nada, caminó hacia la barra y yo le seguí. Una vez allí, mientras el pedía, pude fijarme más en él. Era alto, más de metro ochenta, yo, aún con mis tacones, apenas le llegaba al pecho, fuerte, sus brazos se veían trabajados, moreno, pelo corto y barba de unos días pero arreglada.

-Toma- me dijo sirviéndome una copa

-¿Qué es? No es lo que yo estaba tomando-

-Lo se. Yo no pido bebida de niñas-

Y sin esperar mi respuesta se dio la vuelta y se fue. Frustrada regresé con mis amigas, no se qué era la bebida de la copa pero me gustaba, pese a que era fuerte.

Estaba caliente, quería follar, necesitaba follar. Pero no con cualquiera, quería que fuese él quien me echase un buen polvo, el único cabrón de toda la disco que parecía ignorarme.

Normalmente, son los tíos los que me entran ky yo solo tengo que seleccionar cual me gusta. Pero él no parecía por la labor de acercarse a mí, así que decidí ser yo quien tomase la iniciativa.

Me acabe la bebida de un trago y fui hacia él, le cogí de la mano separándolo de sus amigos y le entré, pero él se apartó sonriente, victorioso diría.

-¿Qué mierda te pasa?- pregunté

-A mi nada ¿Por qué?-

-¿No quieres liarte conmigo? ¿Eres gay? ¿O que coño te pasa?-

-No me pasa nada, solo que no me lío con niñas. Paso de cuatro besos y marcharme con el calentón para casa.

-No soy ninguna niña y te aseguro que no te iba a dejar con el calentón-

-¿Qué vas ha hacerme?¿Una paja? Dudo que sepas ni comerte una polla en condiciones, una de verdad, no como la de tus compis del insti- me dijo burlón.

-Seguro que te hago la mejor mamada de tu vida- dije desafiante.

Ahora estaba más herida en mi orgullo incluso que cachonda ¿Qué se creía? Estaba segura que no aguantaría ni dos chupadas. Encima vacilando de polla, como si nunca me hubiese comido un buen rabo.

-Esta bien, si tan segura estás, vamos fuera-

Le seguí fuera de la discoteca, que estaba cerca de la playa, bajamos y se pegó al muro de esta. Yo me acerqué a él para enrollarnos, pero se apartó nuevamente.

-Ya te he dicho que si quieres besitos te busques a un niño como tú. Pero si quieres un hombre...- dijo señalando hacia el suelo.

¿De qué cojones vas?¿Quién te crees que eres? Si piensas que voy a hacer todo lo que me mandes es que no me conoces de nada, imbécil. Pensaba mientras me arrodillaba a su pies.

Palpé su bulto con mis manos, era grande. Joder si era grande. Empecé a sobarle la polla sobre el pantalón, su rabo iba creciendo, parecía enorme bajo la tela. Le mordí el tronco con suavidad, iba a enseñarle todos mis trucos, demostrar que se equivocaba, que no era ninguna niña y que sabía cómo hacer una buena mamada.

-¿Preparado?- pregunté

-Adelante- me contestó sonriendo.

Desabroché el pantalón y tiré de el hacia abajo, su boxer apenas podía aguantar su polla, desde luego era muy grande. Bajé el boxer y su rabo saltó hacia mi golpeando mi cara. Por primera vez dude de mis capacidades, era más grande que ninguna de las que me había comido (que eran ya numerosas).

-¿Qué pasa niña?¿Te da miedo?-

-Para nada- respondí y me lancé a por mí presa.

Era gorda, me obligaba a abrir casi al tope mi boca, lo que me impedía poder meter un buen trozo en mi garganta y apenas le chupaba la cabeza.

-¿Solo puedes con eso? Te dije que era demasiado para tí-

Una vez más retándome, el muy gilipollas. Abrí al máximo mi boca haciendo hueco en mi garganta, tragando todo lo que podía y soltando de nuevo. Me daban arcadas, pero estaba dispuesta a demostrar que era una experta comepollas y, por otro lado, está muy cachonda.

-Eso está mejor zorrita- me dijo

Lejos de molestarme que me llamase zorrita, me sentí halagada por el cumplido.

-Bajate el vestido, a ver esas tetas-

Me aparté los tirantes y dejé bajar mi vestido, no llevaba sujetador, por lo que mis tetas quedaron al aire.

-Joder que tetazas tienes, niña- me dijo

-No soy ninguna niña- respondí ofendida

-Esta bien, no te enfades. Enséñame como usas esas tetas, niña- me dijo remarcando lo de "niña"

Mi respuesta fue levantarme ligeramente para dejar mis tetas a la altura de su rabo y encerrarlo entre ellas. Cómo he dicho, tengo buen pecho, podía encerrar todo el tronco de su polla entre mis tetas, pero era tan larga que la cabeza golpeaba mi barbilla al bajar en la cubana. Así que metí su punta en mi boca y se la chupaba mientras le hacía una paja con mis tetas.

-No lo haces tan mal como pensaba- me dijo él

-Gracias- respondí feliz

Nada más decirlo me di cuenta de que me dejaba como una tonta ¿Darle las gracias por qué? ¿Por comerle la polla? Seré imbécil. Notaba mi coño empapado, no había estado tan mojada en mi vida y ni siquiera me había tocado.

-Follame- le dije

-¿Qué modales son esos?¿No te han educado bien en casa? Las cosas se piden por favor, no se exijen-

Cerdo, gilipollas, insoportable. Si me levantaba de ahí y volvía dentro de la discoteca no tardaría ni cinco minutos en estar follando en el baño, no tenía por qué aguantar a ese imbécil.

-Por favor, follame- le dije

-Mejor así, aunque te queda mucho que aprender-

Me levantó y me cargó en sus brazos con asombrosa facilidad, se dió la vuelta y quedé apoyada contra la pared con mis piernas abiertas sobre sus antebrazos.
Mi novio de la fiesta 1

-Tengo un preservativo en el bolso- le dije viendo que su polla ya estaba pegada a mi coño.

-¿Crees que me sirve un condón de los normales, zorrita? Además yo no uso de eso, si quieres mi rabo será a pelo. Tu decides-

- Metela- dije ( las ganas vencieron a la razón)- por favor- añadí al ver su cara.

Me la metió con suavidad, solo la punta, sentí mi coño abrirse más que nunca en mi vida.

-Despacio por favor- le pedí con la respiración agitada.

Así fue, despacio y deteniéndose varias veces hasta que mi coño se tragó todo su rabo.

-Enhorabuena, has podido con todo-

-Gra...gracias- gemí

-Ahora voy a follarte-

Empezó con suavidad, las primeras embestidas fueron dolorosas de todas formas, pero estaba tan mojada que su polla resbalaba con bastante facilidad. En seguida empecé a gemir y a disfrutar como una loca. Él tenía razón, solo había follado con niños, nunca me había sentido como en ese momento, la diferencia era enorme.

-Mmm sí- gemía tímidamente.

-¿Te gusta verdad?-

-Mmm. sí mucho-

-Lo llevabas toda la noche deseando pequeña zorra. Deseabas sentir el rabo de un hombre-

-Mmm sí, lo necesitaba- gemí

-Que puta eres-

-Sí, sí mmm- gemía

-Dilo, di que eres una putita-

-Soy una putita- joder me iba a correr

-¿Y de quién eres?-

-Tuya, soy tu putita-

Cada vez me follaba más fuerte y más rápido, cargada sobre sus brazos sin soltarme, con mi espalda apoyada en el muro de la playa.

-Me.. me corro- le dije

-Pideme permiso, putita-

-Por... Por favor ¿Puedo correrme?-

-Correte puta-

-¡Ahhh!- grite sin hacerme esperar ni dos segundos.

Él se detuvo, pero se mantuvo con su rabo dentro de mi coño, aguantó así un minuto y empezó a follarme de nuevo suavemente, era molesto al principio pero en seguida empecé a gemir nuevamente.

Me folló otro buen rato y me sacó un nuevo orgasmo ¿Cómo podía aguantar él? ¿Por qué no se corría? ¿ Y como tenía tanta fuerza para mantenerme en su brazos?

Tras mi segundo orgasmo, por fin se detuvo y me la sacó. Casi me empujó al suelo y empezó masturbarse pegado a mi cara. Yo entendí lo que quería y le chupaba la punta mientras él se pajeaba.

-Ya sale puta. Prepárate para tu premio-

-¡Me corro!- gimió

Su corrida fue enorme, supongo que acorde a semejante polla, cuatro chorros llenaron mi cara y mi boca abierta. Tragué lo que pude pero el resto quedó esparcido por mi cara, mi pecho y mi pelo.

-Dame las gracias ¿No?- me dijo

-Muchas gracias- le dije

-De nada putita. Nos vemos-

Se subió el pantalón y se largó dejándome de rodillas en la arena con mi cara llena de leche.

"Hijo de puta, menudo

cerdo asqueroso" pensé mientras me limpiaba la cara con unos pañuelos de papel. Me coloqué la ropa y me fui para casa. No quería volver con mis amigas y dar explicaciones sobre mis pintas

0 comentarios - Mi novio de la fiesta 1