Cómo me enteré de mis cuernos (Parte 1)

Antes del relato hago una breve introducción: Desde hace bastante tiempo me calienta la idea de ver cojer a mi esposa con otro tipo. Ella es muy linda, tiene muy buen cuerpo y sé que atrae mucho a los tipos en general, sobre todo cuando le ven la cola. El hecho de que la miren ya me calienta (y que la miren le calienta a ella también). Le he planteado mientra cojíamos un par de veces esta fantasía, para ver si accedía a hacer un trío pero, si bien la notaba más caliente cuando le preguntaba, se negó rotundamente.
Una tarde ella tenía turno en kinesiología, estaba haciendo un tratamiento breve y ya era la cuarta o quinta vez que iba, pero algo distinto estaba ocurriendo. La veo que ya estaba vestida con unas calzas, zapatillas y una remera que le llegaba hasta el medio de la cola, todo normal. Pero fue al baño y salió, volvió a la habitación y salió de allí con otra ropa: una remera ajustada tipo musculosa que le llegaba a la cintura y unas calzas como las anteriores pero que le quedaban aun mejor (yo siermpre le decía que esas calzas le alzaban más la cola).    
Se despidió y salió como siempre. A la media hora empezaron mis ratones: si este tipo le estaría haciendo masajes y que ella se calentara, que si el tipo se calentara, que le tocara la cola, etc. A la hora de que se había ido no tenía ni noticias, abro el whatsapp y figuraba como última conexión a la hora que tenía el turno. Pasaba el tiempo y seguía desconectada. Se empezaba a agrandar el morbo porque ya llevaba casi dos horas ahí pero también empezaba a preocuparme. Le escribo preguntando si estaba todo bien pero seguía desconectada aunque recibía los mensajes. A las dosa horas y cuarto de su última conexión escribe: "en el taxi, se me hizo tarde, perdón". Cuando llegó a casa estaba roja, sobre todo en la parte de alrededor de la boca, agitada. Le pregunté qué había pasado y me  contestó que había tardado más de una hora en atenderla. No le creí nada, ella me notó raro porque me enojé, sentí que me estaba mintiendo en forma descarada. Ya que no podía disimular mi enojo le pregunté directamente si había pasado algo con el masajista pero seguía negándolo. Todo quedó así hasta la noche.
Mi enojo se fue disipando y mis ratones se fueron agigantando, por lo que esa noche, al acostarnos comencé a arrimarme. Ella se había acostado con la misma tanga y remera con la que había salido, lo que acrecentó más aun mi calentura. La abracé en posición de cucharita y movió ligeramente la cola hacia afuera, lo que hizo que sus nalgas se apoyaran en mi pene. Este comenzó a endurecerse y a empujar su cola y ella se movía más profundamente. Acomodó mi pene ya erecto entre sus nalgas y ambos empezamos a movernos en forma sincronizada. Le agarré los pechos, sus pezones estaban parados y escuchaba su respiración cada vez más agitada. Bajé una de mis manos a su vagina y ya estaba completamente mojada. Comencé a meterle un dedo y a besarla desesperadamente, ella agarró mi pija con su mano, pajeándome lentamente. Podía sentir cómo latía mi verga que parecía que iba a explotar. su mano se deslizó por mis bolas, acariciándolas y se acomodó encima mío, bajando rápidamente para chuparme el pene. La notaba mucho más caliente que otras veces, casi igual a cuando habíamos comenzado a salir, hacía tiempo que no me la chupaba así, llenándola de saliva, metiéndosela hasta el fondo de la garganta y luego la sacaba y lamía el glande con su lengua mientras sus labios seguían en contacto con los líquidos y su mano me acariciaba la zona entre los huevos y el ano lentamente. Tuve que frenarla para no acabar en ese instante, se acostó en la cama y yo me puse sobre ella, bajando para chuparle el clítoris, estaba empapada, y ante el roce de mi lengua en su vagina comenzó a gemir. Mientras la chupaba, llené de saliva mi dedo mayor y lo llevé hacia su cola, práctica que solemos hacer  casi siempre que cojemos (le meto un dedo o dos en el ano, a veces la doy vuelta y le doy besos negros hasta que mje pide que la coja, pero muy rara vez me ha dejado penetrarla por el ano), pero esta vez corrió la cola para un  costado y mientras gemía y se reía suavemente de forma nerviosa, me pidió que no se los metiera. me pidió que la coja, diciéndome "vení, dale, metémela que no doy más". Y eso hice, me subí, me acomodé y la penetré para una nueva sorpresa mía: entró muy fácil. Ella es estrecha y llevábamos casi una semana sin cojer, cosa que hace ue se sienta más estrecha y apretadita que de costumbre. Y ahí mi cabeza volvió a llenarse de preguntas mientras la cogía: "entonces se lo cojió? le habrá roto el culo? cómo se dejó? tan caliente estaba? la tendrá más grande que yo?". Mientras yo me preguntaba todo eso en silencio, ella llevaba acabando tres veces, me concentré, ante cada bombeo mío ella respondía con gemidos y cada vez me apretaba más la cadera hacia ella, no pude más, saqué mi verga, la giré levemente y desparramé todo el semen en sus nalgas mientras ella seguía tocándose y gimiendo. Me dijo que había acabado 6 veces, me dio un beso, se acomodó y se durmió al instante. Yo quedé con insomnio unas dos horas pensando en qué había pasado.
Continuará...

Fotito de ella;