Pueblo de golfas

Nuestra protagonista es Gloria, morena, pelo largo, medidas casi esculturales, 33 añitos y de metro setenta de alta, estaba… ¡Cachonda! Pues añoraba a su marido paco que no paraba de sobarla a todas horas, ¡Qué tiempos! pero ahora tres meses después de que desapareciesen todos los tíos, andaba como todas las del pueblo ¡salidas y con ganas de verga! en la intimidad del hogar se daba alguna alegría con los dedos o con el frasquito de cristal de las especias que parecía una polla mediana, porque en el pueblo solo había una sex shop y los consoladores se acabaron en dos semanas; sabía que no era la unica en su situación, a fin de cuentas eran varios miles de féminas sin macho, por la calle se veían ya parejas de ellas paseando muy abrazadas, dejando claro que aquello era más grande

El autobús se detuvo y Gloria bajó frente a su trabajo, el hospital del pueblo, durante unos instantes permaneció quieta contemplando el día claro luminoso y sin nubes, echaba de menos el viento en su cara, seguidamente entró yendo al vestuario intercambiando saludos con otras compañeras, una vez cambiada inicio su turno de trabajo como enfermera en la sección de análisis, fue a las 10:00 cuando tuvo lugar la transmisión que cambio su vida y la de todas las mujeres del lugar.

Un sonido como un poderoso ¡GONG! retumbó en la cúpula, al mismo tiempo que un mensaje aparecía en su superficie así como en todas las pantallas de televisión y ordenadores, por la radio una potente voz varonil decía en voz alta el texto de un mensaje, este era:

-   Como muestra de agradecimiento por vuestra docilidad se os devolverá una parte de vuestros hombres, sed buenas y serviciales o jamás volveréis a verlos, esta es por tanto una prueba de obediencia, por consiguiente todas las hembras adultas deben participar y superarla.

Todas nos quedamos mirando asombradas, ya en otros mensajes se nos habia dicho que éramos parte de un experimento, la comida y bebida aparecían en los aparcamientos de los almacenes cada noche, otro mensaje anterior dijo que el dinero era descartado pero debíamos continuar trabajando y ocupando el puesto de los hombres en bien de la comunidad, esa tranquilidad relativa había evitado luchas o motines por las calles, ahora este mensaje nos devolvía la esperanza.

-   Hombres por fin –dijo alegre Paula, su compañera más cercana, una rubia de veintipocos años de figura delgada.

-   Si pero ¿cuántos y cuáles? –decía la doctora Lola desde la puerta- ¿los casados, viejos, solteros, yogurines?

-   Vamos lola. –respondió Gloria mirando a la doctora, una castaña de pelo corto y algo regordeta pero con fama de putón- ¿cómo si eso te hubiera importado nunca?

-   Llevas razón, más motivo para ser cariñosa como dice el mensaje de los marcianos o lo que sean, que se prepare el primero que vea.

-   Esta loba deja seco a alguno, ya verás. –contesto Paula entre risas.

-   Espabilad u os quito a varios y me hago un harén. –respondió la doctora siguiendo la broma.

Al poco volvieron al trabajo, media hora después escucharon un grito de mujer en la sala de espera y vieron correr a la vigilanta, la siguieron por curiosidad viendo un corro de mujeres en la zona de los asientos de dicho lugar.

-   ¿Qué pasa, que es? –decían varias voces, algunas gritando curiosas.

-   Una polla. –dijo la vigilanta, añadiendo: -grande tiesa y con sus correspondientes pelotas.

-   ¿Qué dices? A ver déjame mirar. –decían todas empujándose a mirar aquello.

-   A aparecido ahí solita, de golpe y sin ruido, yo estaba sentada al lado y de repente… ¡Zas! Dijo una morena cuarentona.

-   Será de broma. –dijo una voz.

-   Pues parece real. –añadió otra.

La vigilanta toco aquello, primero con la porra, pero “eso” no caía sino que oscilaba como clavada por su base, ganando confianza la toco con los dedos diciendo que estaba caliente y duro, no tardó en acercar la cara y afirmar que olía como a polla real, en ese momento la doctora Laura especialista en urología afirmó rotundamente que aquello debía estudiarlo ella pues era su cometido, todas vieron como aquella rubia atlética de treinta años manipulaba alegremente la verga que sobresalía del asiento, no tardando en moverla de arriba abajo a velocidad creciente.

-   Será cosa de estudio. Dijo la doctora Lola algo esceptica. –pero le está haciendo un pajote como dios manda.

-   ¡Es por interés científico! -Respondió la aludida sin soltar a su víctima, que ya emanaba por la uretra un líquido semitransparente.

-   Entonces deberíamos analizar eso. –dijo Gloria acercando un bastoncillo al prepucio.

-   De eso nada, hay que probarlo a fondo. -argumentaba una de las enfermeras de ginecología mientras se remangaba la falda.

-   ¡De eso nada monina! –argulló otra algo furiosa- Puestos a probar por títulos yo soy lingüista.

Pero la doctora Laura había sido demasiado tiempo una novia pajillera, lo cual daba maestría en ciertos temas, como demostró la sucesión de chorros espermáticos que surgieron del miembro viril salpicando a muchas integrantes del corro de curiosas, solo unas pocas mujeres de aquella veintena, se retiraron asqueadas, la mayoría recogieron aquella muestra láctea de sus caras, cabello o ropas con dedos juguetones y unas pocas los probaron en su boca, el dictamen fue unánime, ¡Esperma! semen, leche de tio, mocos, lefa, cada cual lo decía a su manera.

-   Mirad, ¡allí hay otra! –dijo la vieja Regordeta de admisión señalando la pared del fondo. –está a un metro del suelo.

-   Si ahh… mirad en aquella mesita de las revistas sale otra, -decía Laura asombrada.

-   Bueno parece que es cierto lo del mensaje. –afirmó Lola rotundamente –dijeron que enviaban una parte de vuestros hombres.

-   Si, la menos inútil. –respondió una en plan socarrón, que fue inmediatamente coreado por múltiples risas femeninas.

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