Mi Hijo, El Hombre de la Casa.

“Note cases tan joven”, es lo que algunos dicen, sin embargo, en mi familiaparecía ser una tradición. Mi madre, mis hermanas y yo: todas embarazadas ycomprometidas antes de siquiera cumplir la mayoría de edad. En mi defensa, micaso fue algo distinto, pues mi matrimonio con Andrés logró llegar hasta laadolescencia de mis hijos, momento en el decidió desaparecerse, sin al menosdejar alguna nota, o algún dinero.
Asícon apenas 30 años tuve que hacerme cargo yo sola de mis tres hijos adolescentes:mis mellizos Lucas y Romina, y mi pequeña Denisse. Yo trabajaba en un barnocturno atendiendo la barra ya desde hace unos años. Mis horarios eran desdela noche hasta la mañana normalmente, por lo que además de todo tenía quellegar a casa a preparar los desayunos y las loncheras para los chicos antes derecostarme a dormir hasta el mediodía que me despertaba a preparar el almuerzo.
Yosiempre supe que mi jefe me traía ganas, pero debido a mi matrimonio siempre lomantuve al margen, al igual que a mis compañeros (casi en su totalidadhombres). No voy a mentir con que de vez en cuando dejaba volar mi imaginación,pero nunca más allá de eso, o al menos hasta aquel momento. Decidí sacarprovecho y empecé a acostarme con mi jefe por dinero. No mentiré, disfrutabamucho tener relaciones sexuales luego de tanta tensión acumulada de aquellosprimeros meses sin Andrés (además de la inactividad sexual), pero realmenteacepté más que todo por los beneficios que podría conseguir.
Enmenos de lo que me di cuenta, me había convertido en la prostituta del bar,pues varios de mis compañeros comenzaron a ofrecerme dinero por hacer cosas conellos. En esta época fue que mi lívido comenzó a volverse más fuerte que nunca,pues sí, tenía sexo por dinero, pero nunca en mi vida me había acostado contantos hombres al mismo tiempo. Esto poco a poco me fue corrompiendo...
Mistravesuras laborales ayudaron a que la economía familiar creciera. No estábamostan bien como me gustaría, pero si me venía bastante bien el dinero extra. Parami alivio, llegaron las vacaciones de verano y al menos durante dos meses ymedio no tendría que preocuparme por los gastos escolares de mis hijos.
Recuerdoaquella madrugada que llegué del trabajo a la hora de siempre. Estaba un pococansada pues había tenido que atender a mi jefe. Lucas estaba sentado sobre lamesa de la sala, tomando un vaso de jugo. Al verme me saludó con un beso en lamejilla y me invitó a tomar asiento.
-        ¿Qué pasa cariño? ¿Estás bien? - Le pregunté sentándome a milado.
-        Si, estoy bien mami, pero quería hablar contigo. - Me dijo enun tono tranquilo.
-        Claro ¿Qué quieres decirme?
-        Estás cargando con demasiado, mamá. Tú sola nos estásmanteniendo a las chicas y a mí. Desde que papá nos dejó te vemos menos, estásmás cansada y pasas más tiempo durmiendo. - Hizo una pausa para agarrarme lasmanos. - No voy a seguir estudiando este año mamá. Ya conseguí un empleo delavaplatos, empiezo mañana. Solo me falta un año para terminar el colegio,puedo hacerlo en cualquier momento... - Me miró a los ojos. - Por favor,mamá... Déjame hacer esto por ti... Por nosotros...
Mefue imposible no sentir un pequeño nudo en la garganta al oír a mi pequeñodecirme eso. Precisamente fue ahí cuando me di cuenta de que mi pequeño ya noera mi pequeño, ya era mucho más alto que yo (medía 1.80), tenía una relaciónestable de más de un año a pesar de su edad, y ahora estaba decidiendo tomarpartido por las necesidades del hogar...
Nopude negarme a su propuesta, solo lo abracé con todas mis fuerzas y le llené lacabeza de besos mientras inconscientemente hundía su cara en mis senos...
-        Soy la mamá más afortunada del mundo. - Le dije acariciandosu mejilla.
-        Eres la mejor mamá del mundo, y yo el hijo más afortunado portenerte. - Respondió él besando mi mano.
Asílos días pasaron, mi hijo se iba a trabajar 6 días a la semana descansandoúnicamente un día rotativo, en el cual muchas veces sacrificaba por un pagoextra. Su sueldo fue una ayuda considerable para la casa, y sumado al dineroextra que conseguía de mis amantes, ayudó a que nuestra calidad de vidamejorara.
Lucastenía una novia, la cual yo adoraba. Su nombre era Nicole, y era una chica desu casa. Ya tenían más de un año de relación y varias veces ella se habíaquedado a dormir en nuestra casa. Me sorprendía como Lucas a pesar de sutrabajo se daba tiempo para estar con ella.
Unanoche en específico llegué a casa un poco más temprano de lo habitual puesninguno de mis colegas o mi jefe habían solicitado mis servicios (ya extrañaballegar a esa hora a la casa). Estaba muy cansada por el trabajo, así que loprimero que hice fue recostarme un rato en el sillón. Ahí fue cuando mi hijo seme acercó estando ya en pijama.
-        Llegaste temprano. - Comentó sentándose a mi lado. Cogió mispiernas y las puso sobre la suyas.
-        Ah, gracias a Dios, cariño. - Comenté suspirando.
-        ¿Estás bien? Últimamente te ves más cansada ma.
-        Es el trabajo, cariño... 
Élse calló durante algunos segundos, mientras sus manos recorrían mis piernas. Yollevaba un vestido corto que marcaba mis muslos morones y tacones (era lo quemi jefe siempre me hacía vestir para verme más llamativa para los clientes).
-        Trataré de conseguir más horas ¿Está bien? - Dijo finalmente.
-        Ay no cariño, tú no te preocupes...
-        No mamá, en serio, no puedes seguir esforzándote así...
-        Hijo, haces demasiado ya...
-        Mamá, por favor...
Ledirigí una mirada directa a sus ojos, él sabía que hablaba en serio cuandohacía eso.
-        No hijo, por favor, no quiero que te explotes a ti mismo...
-        Está bien... - Dijo finalmente resignado, mientras sus manosse iban acercando a mis tobillos...
-        Pero si aún quieres hacer algo por mí... Puedes hacerme unmasaje. - Le dije en un tono travieso.
Élsonrió y asintió entusiasmado. Unos minutos más tarde ya estábamos en mihabitación. Se sintió una leve tensión en el aire cuando llegó el momento dedesnudarme... Él solo se sentó de espaldas a mí en un borde de la cama. Alquedar desnuda, me recosté bocabajo...
-        Estoy lista, cariño...
Asíentonces, mi hijo se subió encima de mí, justo debajo de mis nalgas. Él seinclinó, untando de aceite mi espalda. Lentamente sus manos comenzaron adeslizarse por mi piel, haciendo presión en los puntos clave donde se meacumulaba todo el estrés...
-        ¿Lo estás disfrutando? - Me preguntó él.
-        Mmm... Como no lo imaginas.
-        M-me alegra... - Dijo haciendo notar un tono de voz un poconervioso.
Aquellome hizo estar alerta, pues comencé a percatarme como cada vez se inclinabamás... Llegué a sentir bulto duro encima de mi trasero cada que él se iba haciaadelante... ¿Era posible...? ¿Acaso mi hijo estaba teniendo una erecciónconmigo...?
-        Mmm cariño... Creo que ya me siento mejor. - Le dije luego deunos segundos.
-        ¿Está segura mami...?
-        Si hijo... Gracias...
Aquelincidente se quedó en mi cabeza los días siguientes. ¿De verdad mi hijo podíaestar excitándose conmigo...? La idea comenzó a rondar por mi cabeza, sobretodo cuando tenía sexo con mis colegas/clientes... De alguna manera la imagende mi hijo aparecía en ellos... Definitivamente me estaba volviendo loca...
Peromis sospechas se terminaron de confirmar una noche que llegué más temprano deltrabajo. Era un viernes por la noche, días en los que normalmente Nicole sequedaba a dormir, y ese no fue la excepción.
Alcaminar por el pasillo hacia mi habitación, escuché unos gemidos. No era laprimera vez, a decir verdad, Nicole era una chica bastante gritona y se notabaque se contenía cuando estaban en casa. Esa vez me picó la curiosidad y meacerqué a la habitación de mi hijo. Una vez ahí, pegué el oído a la puerta...
-        Mmm~ Si... Si... ¿Te gusta? - Preguntaba ella entre gemidos.
-        Si... Si... No te detengas... Mami...
Aquellome desconcertó... Pensé que podría ser un simple juego de dominación entreellos, pero...
-        ¿Te gusta follarte a mami, cariño? Dile a mami cuanto laamas~.
-        Te amo mami... Demasiado... Ah~ No te detengas...
-        ¿Quieres correrte dentro de la vagina que te dio a luz,cariño?
-        ¡Si! Por favor mami... Por favor Janett... Déjame corrermedentro tuyo...
-        Eres un niño pervertido ¡Quieres embarazar a tu madre!
-        ¡Ah!~
Eradefinitivo, él había mencionado mi nombre. Nicole y él estaban jugando a quéella era yo... No podía creerlo, pero lo que tampoco pude creer fue como mimano quedó debajo de mi ropa interior, jugueteando con mi botoncito...
Elsuceso comenzó a romper mi mente. No podía tener sexo con ningún hombre sinimaginar a Lucas, con su larga cabellera ondulada hasta los hombros, su cuerpofornido y su fuerza salvaje haciéndome su mujer... Estaba loca, y debía buscarayuda.
Fueasí como intenté encontrar esa ayuda en Johanna, mi hermana mayor...
Hiceuna cita con ella. Así una tarde caí en su casa, donde ella me recibió en unabata negra traslúcida, la cual dejaba ver su hermoso cuerpo.
-        Buenas tardes hermanita, pasa... - Dijo dándome un beso en lamejilla.
-        Hola Johanna. - Dije abrazándola y entrando a la casa.
Unavez sentadas en el sillón y tras una leve plática, le toqué el tema...
-        Entonces ¿Me estás diciendo que tu hijo quiere tener sexocontigo?
-        En conclusión, sí...
-        Y tú has comenzado a fantasear con eso.
-        Si...
Johannasonrió haciendo su rubia cabellera a un lado, tratando de ordenar en su cabezalo que estaba por decirme.
-        Pues... Ya te estás tardando ¿No?
-        ¿Qué? ¿Qué quieres decir...?
-        Janett, Lucas es el hombre de la casa ahora... Obvio tienenecesidades, y para el desgaste que tiene en el trabajo, evidentemente no va aser suficiente solo con Nicole para satisfacerse.
-        ¿Qué...?
-        Te estás tardando en asumir tu papel como la mujer de lacasa. Creo que Lucas hace incluso más de lo que el idiota de su padre hacíacuando estaba con ustedes. Se merece lo mismo y más de lo que le dabas aAndrés... Incluso yo en tu lugar, les enseñaría a Romina y Denisse aagradecerle a su hermano por sostener su hogar...
-        Johanna... ¿Qué estás diciendo...? Pero es incesto...
-        Ay hermanita ¿Me lo estás diciendo en serio? ¿O me vas adecir que no notaste que desde pequeños Lucas y Fabiana se gustan?
Eracierto, su hija y mi hijo tenían una relación un tanto “especial”...
Entonces,fue así como decidí hacerle caso a mi hermana y prepararle una sorpresa a mihijo. Una noche lo esperé en su habitación, vestida únicamente con una batasemitransparente. Cuando él llegó, lo vi sorprendido y tragando saliva. Yo solole sonreí y le indiqué que se acercara...
-        ¿Qué sucede ma..?
-        Solo ven aquí cariño...
Élobedeció, quedando en frente mío... Entonces puse mi mano sobre su bulto...
-        Mamá...
-        Hijo... Has asumido muy bien tus nuevas responsabilidades...-Comencé a desabrochar su pantalón... - Por ello, he decidido que es hora de queempieces a ser recompensado por ello...
Bajésu cierre, para luego hacer lo mismo con su pantalón y su bóxer. Grande fue misorpresa al tener ante mis ojos la verga más grande que había visto en mi vida.Fácil tenía unos 21cm...
-        Vaya cariño... Que tal amigote tenías escondido acá...
-        Mami...
-        Sh... Deja a mami recompensarte cariño...
Enese momento me desconocí. Cogí la verga de mi hijo desde la base y comencé achupar desesperadamente mientras lo miraba a los ojos. Él dejándose llevar pusosu mano sobre mi cabeza...
-        Mamá... Dios... Eres muy buena...
-        Mami ha chupado muchos penes cariño~ Pero la tuya... Dios...Es más grande que la de tu padre...
Memantuve chupando la verga de mi hijo durante algunos minutos, para luegopararme y darle un suave beso en los labios.
Merecosté en la cama y le abrí las piernas, invitándolo a acercarse y hacermesuya. Él rápidamente se acercó a mí, con una mirada hipnotizada. Se acomodó ylentamente comenzó a meter su enorme miembro en mi vagina...
-        Mmm~ Cariño... ¿Te gusta...?
-        Me encanta mami... - Respondió él mientras comenzaba a darmeleves embestidas...
-        ¿Te gusta cogerte el coño del que saliste...?
Notécomo esas palabras lo excitaban cada vez más, pues me comenzó a dar embestidascada vez más fuertes. Yo me abrí más la bata, dejándolo ver mis enormes ymorenos senos...
-        ¿Extrañabas las tetas de tu mami?~
Suspupilas se dilataron, él entonces se inclinó y comenzó a succionar mis senos demanera salvaje... Nunca antes me había sentido así, tenía a mi propio hijofollándome...
-        Ah~ Mamá... Eres maravillosa... Ah~ Realmente extrañaba tustetas...
-        Son tuyas ahora, mi amor...
Lucasestuvo varios minutos así, manteniendo el ritmo mientras me miraba a los ojos.Yo gemía ante él, rodeaba su cintura con mis piernas y lo pegaba más a mí...
-        Mamá... Estoy cerca...
-        Dale bebé... Mami también lo está...
Mihijo no se detuvo, yo tampoco. Unos segundos después me vine mojando sussábanas, y él soltó grandes chorros de esperma los cuales rellenaron miútero... Él cayó derrotada sobre mí, y yo lo abracé acariciando su cabello...
-        A partir de hoy, eres el hombre de la casa mi amor...
Élme miró y sonrió, para luego darme un leve beso...
-        ¿Nos escuchaste cierto? Le dije a Nicole que escuché lapuerta de la casa abrirse...
-        Por supuesto que los escuché cariño... Ahora... ¿Le dirás quelo lograste?
-        Creo que ella estará más emocionada que yo, jaja.
-        Jaja... Me encanta esa chica...
-        Y tú a ella...
Losdías transcurrieron después de aquella experiencia. Cada noche que llegaba deltrabajo, era sexo asegurado con mi hijo. Así pasaron unas cuantas semanas, yacasi no tenía sexo con mis colegas ni mi jefe, aunque de vez en cuando me dabaun espacio para ellos. Como sea, con ellos siempre usé protección, y hagoénfasis en esto, porque tengo una prueba de embarazo en el velador, la cualmarca positivo...