Nuestro primer encuentro

Capitulo I
Llegó el día, a pesar de los reclamos de mi mujer, voy a trabajar, se que son días santos de guardar y descansar, pero aún tengo mucho que hacer en la oficina, los días que tome solo han hecho que se acumule mi trabajo más y más.
Desde mi oficina alcanzó a ver Av. Paseo de Reforma, en específico me quedo viendo el Ángel de la Independencia, se que en el hotel que está frente a el, te vas a quedar está noche, no puedo esperar más a qué se oscuresca el dia.
Pasa el día, pero los segundos se me hacen minutos y los minutos horas, no siquiera puedo concentrarme en mi trabajo, pero al fin, dan las 8pm, junto mis cosas, y paso al tocador, me coloco frente al espejo, acomodo mi corbata, sacudo un poco mi pantalón, me pongo algo de desodorante y loción, será la primera vez que te vea, se que me dijiste que no se iba a poder, pero también se que ya estando ahí, no me dirás qué no.
Bajo al estacionamiento guardo mi computadora y mis papeles en la cajuela, prendo el carro, me veo una vez más en el espejo para arreglar mi cabello y me dirijo al hotel.
Al llegar, me acerco a recepción y pregunto por ti, en que cierto estás, el sujeto del mostrador de una forma muy amable me niega la información, pero se que estás ahí, me paro en la entrada del hotel, le tomo una foto, y te mando un msj, diciendo "ya llegué, y vine por ti", y me siento a esperarte en el lobby.

Capitulo II
Después de un largo intercambio de mensajes, por fin me crees que es verdad, estoy abajo esperándote, por fin vamos a vernos, desconozco que fue lo que le tuviste que decir a tu familia, o no sé cómo los convenciste, pero al fin, bajas al lobby.
Sales de elevador, te diriges a dónde estoy, ves mucha gente y no puedes reconocerme, pero yo te Vi desde que saliste del elevador, te recorro con mi vista completita, de arriba abajo, por un momento me quedo boquiabierto, eres tan linda y hermosa como siempre lo imaginé, no me esperabas, traes puestos unos zapatos bajos, unos jeans y una playera; me levanto y me acerco a ti, es entonces cuando por fin me ubicas, llevo puesto un pantalón y zapatos negros, una camisa clara y una corbata azul marino.
Al estar al fin frente a frente, nos quedamos los dos viéndonos, solo fue un segundo, pero para nosotros ese instante duraría una eternidad, por fin nos vemos en persona, me quedo congelado viendo tus ojos, tu sonrisa, y de tus labios sale un "Hola" que me saca de mi embobamiento, y te abrazo.
Nos sentamos en el lobby a platicar un rato, de todo y nada a la vez, de leo, de los chatos, el trabajo, la familia, el viaje, etc. Y aunque creo saber la respuesta, te invito a cenar y bailar, conozco un lugar en reforma genial para eso, pero no quieres dejar a tu familia y salir sola, pero insisto, una y otra vez, por más que desviado la plática hacia otro lado, yo la regreso ahí, sabes muy bien que cuando me lo propongo puedo ser muy persuasivo, así que nos vamos.
Te subes a mi carro y te llevo a un antro en reforma 222, es más bien un restaurant-bar, llegamos, pedimos una mesa y algo para cenar, mientras comemos no puedo parar de verte y admirar toda tu belleza, eres tan bella, mientras cenamos seguimos platicando, y escuchamos la música.
Después de un rato, te levantas a bailar y me llevas contigo, no se cuánto tiempo habrá Sido, pero bailamos una canción tras otra, bailamos de todo, un poco de salsa, cumbia, pop, hasta rock de los 80 y 90, ves una faceta mía que nunca imaginaste, viéndome mover al ritmo de vuela vuela, shabadabada, claridad, media naranja y más... Y sin darnos cuenta nos da más de media noche.

Capitulo III
Nos dirigimos al carro, para de ahí llevarte a tu hotel, en el camino, al estacionamiento, vamos bromeando y riendo, por fuera, ya que por dentro sin decirlo, ambos vamos pensando en lo mismo, cómo al bailar, nuestros cuerpos se encontraban el uno con el del otro una y otra vez toda la noche, cómo posaba mis manos por tus caderas y las recorría, cómo restregaba tu cuerpo contra el mío, sentir mi respiración en tu oído, el calor de tu cuerpo contra el mío.
Nos subimos a mi carro, lo enciendo y salgo del estacionamiento, y justo cuando me voy a incorporar a la avenida, me dices "y si vamos a otro lado?"
Cómo todo hombre, soy tonto y no entiendo indirectas, así que te pregunto "quieres ir a cenar?", Y empiezo a enlistar un montón de lugares que nos quedan cerca, tu te ries y pones tu mano en mi pierna, me dices que no es comer lo que quieres, y por fin entiendo a que te refieres.
Te digo que conozco un lugar, sobre reforma pasando insurgentes frente a la estatua de cuauhtémoc, me vez con cara de no saber dónde es, me río y nos dirigimos hacia allá, mientras voy manejando tu vas acariciando mi pierna, y la vas subiendo de poco en poco; no te da tiempo de llegar a lo bueno, ya que el lugar está muy cerca, pagamos la habitación, estacionó el carro y nos bajamos.
Te colocas frente a la puerta, lista y dispuesta a abrirla, sin poder creer lo que va a pasar, y en eso te abrazo por la espalda, recargo mi rostro en tu hombro, sientes el calor de mi rostro contra el tuyo y como mi barba te pica tu carita, tomo tu mano y juntos abrimos la puerta para entrar.


Capitulo IV
Entramos al cuarto, cerramos la puerta, este no es nada especial, no tiene jacuzzi, ni espejo en el techo, ni nada de esas tonterías, solo es un cuarto grande, con una cama grande, y un baño, solo que el lavamanos y el tocador están afuera, junto a la puerta del baño.
Das unos pasos dentro del cuarto en dirección a la cama, te tomo de la cintura y te giro ante mi, te abrazo, me sujetas, y nos vamos hacia alla juntos, así abrazados.
Cuando llegamos te empujó ligeramente, para que te recuestes en la cama y me coloco sobre ti, abres ligeramente tus piernas para que me coloque entre ellas, te susurro al oído cuánto te quiero, te deseo, lo mucho que he esperado este momento, lo especial que eres para mí, cómo has estado para mí en los momentos más difíciles de mi vida y cuánto me fascinas, muerdo el lóbulo de tu oreja suavemente y empiezo a bajar hasta llegar a tu cuello, el cuál también empezó a besar lentamente, mientras con una mano acaricio tu cabello, y con la otra acaricio una de tus piernas, la cuál tienes doblada, empezando desde tu pantorrilla, y poco a poco irla subiendo, hasta llegar a tus muslos, pasarla lentamente por tu entrepierna, pero sin quedarme ahí, más bien subirla, hasta llegar a tu ombligo, meterla por debajo de tu blusa, e irla subiendo, poco a poco, mientras acaricio tu vientre y también voy subiendo tu blusa, para dejar tu piel al descubierto, a mi Merced.
Dejó tu blusa levantada, con tus pechos al descubierto, haces un gesto o movimiento para quitartela, pero no te lo permito, te digo que quiero tenerte y verte así; acaricio tus pechos, sobre tu brasier, sigo besando tu cuello, paso mi mano por debajo de tu espalda, lo desabrochó, lo subo, para dejar tus pechos al aire, bajo mi rostro, con la punta de mis labios, empiezo a recorrer tus pezones, primero el derecho, poco a poco va poniéndose duro, se va levantando suavemente, ya que está así, paso al otro, que está duro esperando su turno, abro mi boca, lo meto en ella, lo aprieto con mis labios, pongo mi cara entre tus pechos, para sentirlos en mis cachetes, y que tú sientas como mi barba te raspa; empiezo a besar tu vientre, bajo poco a poco, lentamente, he esperado este momento toda una vida, voy a disfrutar cada centímetro de tu cuerpo.
Llegó a tu ombligo y empiezo a desabrochar el botón de tu pantalón, uso mis dientes para bajar tu cierre, tomo por un segundo tus caderas, para después sujetar tu pantalón y bajarlo hasta tus rodillas, meto mi cabeza entre tus piernas y empiezo a besar tus muslos acercándome poco a poco a tu ser, mientras acaricio tus piernas y tus glúteos.
Con una de mis manos, hago a un lado tu pantaleta, dejando al descubierto tu conchita, empiezo a besarla, lamerla, chuparla, acariciarla, con mis labios y lengua. Poco a poco va humedeciendose, mientras mi lengua pasa por tu clítoris, una y otra vez, rozando con la punta, hasta que bajo mi otra mano, para abrir tus labios y poder empezar a meter mi lengua entre ellos, tomas mi cabello y mi cabello con tus manos para que no me mueva de ahí, que siga mi trabajo, de todos modos no tenía intención de quitarme de ahí, sigo así, hasta que estás tan húmeda que estás chorreando, entonces procedo a bajar tu pantaleta hasta tus rodillas, abro tus labios nuevamente, meto mi lengua entre ellos y sigo chupando y lamiendo hasta hacerte estremecer.

Capitulo V
Mi cara está llena de tus jugos, mi barba escurre de ti, sientes mi cara húmeda entre tus piernas, desconoces si es por ti o de mi sudor; ya no lo soporto más, te tomo de las caderas, y te doy vuelta, con tus pantaletas y pantalones en las rodillas te doblo las piernas, cómo ranita, tu blusa y Bra siguen levantados sobre tus pechos, tomo tus manos, las pongo en tu espalda para amarrarlas con mi corbata.
Eres tan traviesa y atrevida, por eso me encantas, levantas tu colita, la contoneas de un lado a otro, para que pueda verla, me quedo viéndote así, por un momento, contemplando toda tu belleza, y este momento que es solo nuestro, para nosotros dos, se quedará guardado en nuestros corazones el resto de nuestras vidas. Me siento detrás tuyo, y de nuevo meto lengua en tus labios, moviendola de un lado a otro, con mis manos acaricio tu trasero, que es tán bello, me encanta. Uso una mano abrir tus glúteos y con la otro usando mis dedos anular y medio, empiezo a introducirlos, no sin antes escupirles un poco de mi saliva para que lubriquen su entrada.
Poco a poco vas sintiendo como estoy entrando en ti con mis dedos, los sientes cálidos, para que sigas relajada, sigo jugando con mi lengua en tú clítoris, hasta que topo con mi mano en tu culo, y los saco despacio, mientras van de salida los voy moviendo dentro de ti, para que sientas aún más placer, repito esto varias veces, cada vez que lo hago, el impacto de mi mano también es más fuerte, así hasta que ya suenan muy fuerte las nalgadas que te doy en tu culo.
Sin sacarte los dedos, me incorporo, me saco el cinturón, lo doblo, sin previo aviso te doy un cinturonazo en el culo, mientras sigo metiendo y sacando mis dedos de ti, sigo así hasta que me canso; te saco los dedos, los chupo hasta dejarlos limpios, te tomo del cabello con mi mano aún húmeda de ti, percibes mi olor, nunca lo habías olido, pero ahora siempre vas a asociar eso a mí, esa aroma, a mi loción, mi desodorante, un poco a cigarro, a sudor, y claro a mi semen, todo embarrado en mi boxer por todo el líquido pre seminal que he estado sacando. Te jalo del cabello hacia atrás, te ensartó en mi.
Por un momento crees que es mi pene lo que está dentro tuyo, hasta que sientes como se mueve dentro de ti, y te das cuenta que son mis dedos índice y anular de mi otra mano.

Capitulo VI
Suelto tu cabello para comenzar a jalarte de tus manos hacia mi, que siguen atadas con mi corbata, sientes como mis dedos entran y salen de ti, mientras lo hacen los muevo de arriba a bajo para acariciarte toda por dentro, de un momento a otro te suelto, para que te vayas de bruces contra la cama, te meto más fuerte y profundo mis dedos, meto mi mano con la que te tenía del cabello en mi boxer, para sacar mi verga de el, está tan dura, completamente tiesa, la cabeza está tan hinchada, que se ve muy grande, brillosa, por todo el líquido que ya ha sacado, está tan caliente, hasta parece que está evaporando, cómo un géiser, por todo lo largo y ancho, está complemente lleno de venas, gruesas y marcadas, lleno de pelo, pero no largo, recortado, que se ve grueso, limpio, cubriendo mis huevos gordos e hinchados llenos de leche, no dejas de pensar que la quieres toda dentro de ti.
Me siento muy caliente, tengo muchísimo calor, sigo metiendote y sacando mis dedos, fuerte, cada que llegan hasta adentro suena mi mano nalgueando tu culo, mientras me sigo acariciando mi pene, mi mano ya está llena de semen y líquido pre seminal, me le quedo viendo por un segundo, está viscosa, se hacen hilos babosos entre mis dedos, hago una pequeña sonrisa, y me limpio mi mano en tus pechos, para llenarlos de mi leche, luego meto mis dedos que habías estado dentro de Ti, de esa mano, en tu boca para que los chupes, saco mis dedos que aún estaban dentro de ti, llenos de tu humedad y la embarró en mi pene.
Uso ambas manos, para tomarte de los antebrazos, eres tan traviesa, empezas a mover tu colita, te acerco hacia mi, empiezo a tallar mi venuda, dura y caliente verga en tu clítoris, sin introducirlo, pero si tallando lo duro en el. Solo veo tu cabeza rebotar, cada que tus nalgas golpean contra mi, siento tu clítoris hinchado, caliente restregarse contra las venas de mi pene, estamos tan húmedos que goteamos un poco y manchamos las sábanas, estás tan sudada que también te veo gotear las almohadas, te desató de las manos, me hago un paso hacia atrás, solo para darte vuelta de golpe, meto una almohada bajo tu cadera te tomo de nuevo las mano, las ató arriba de tu cabeza,solo entre ellas, así antes de que pueda reaccionar, me sujetas del cuello con tus manos atadas para acercar mi rostro al tuyo, junto con nuestros cuerpos, beso tu frente, me quedo viéndote fijamente a los ojos, doblas tus piernas, no puedes abrirlas por completo, sigues con el pantalón y tu pantaleta en los tobillos, no puedes sacarlo por culpa de tus zapatos bajos de agujetas, intentas que mi pene entre dentro de ti, me río mientras yo solo lo sigo tallando en tu clítoris, con una mano acaricio tu culo, con la otra aprieto tus pechos y pellizco tus pezones, mientras sientes la cabeza gorda de mi verga entre los labios de tu vagina.

Capitulo VII
Despiertas, estás en la cama, cubierta con las sábanas, pero no son estás las que te dan calor, soy yo, que te cubro con mis brazos, apesar de estar completamente desnuda, seguimos sudando, ves la hora y te levantas corriendo, es tardísimo, tu vientre y tu culo están completamente llenos de mi leche, también por fuera estás toda embarrada de ella, de mi sudor y mi saliva. Te sujetas el cabello, para no mojarlo, te metes a la regadera, me levanto, te alcanzo en el baño para saber porque saliste corriendo; mientras tú estás en la regadera, yo te escucho sentado en la taza, ya que te estás enjuagando, me meto también a la regadera, me pides que me salga, que ya es tarde, pero no te hago caso, nuevamente me paro atrás tuyo, con una mano te sujeto del cuello y el antebrazo entre tus senos, la otra la meto en tu entrepierna nuevamente, para acariciar tus labios y tu clítoris nuevamente; no necesito que se humedezca para hacerlo fuerte y rápido, ya te habías enjabonado, es suficiente lubricante, gimes mientras muerdo, beso tu cuello y el lóbulo de tu oido; con una mano te aferras a mi, mientras con la otra me jalas el pene, ambos sabemos que queremos más, que queremos continuar, si fuera posible para siempre, pero ya no hay tiempo, me la chaqueteas cada vez más duro, está tan caliente mi pene que sientes como quema tus manos, yo te dedeo rápido e intenso, todo esto mientras el agua golpea nuestros cuerpos desnudos, uno pegado al otro, y seguimos así, hasta que ambos terminamos; a pesar de que ya lo había hecho antes, te quedas impresionada por la cantidad de semen que sale de mi verga. A Pesar de todo lo rico, delicioso, sensual, exitante, cariñoso, amoroso y genial que acabamos de vivir, te duchas triste, quitándote mientras te tallas con el jabón, mi aroma de mi cuerpo, ese olor a cigarro, loción, desodorante, sudor y semen.
Sales de la ducha, yo ya me he secado, estoy vistiendome, ves como me hago el nudo de la corbata, recuerdas como la use para atar tus manos y tirarte de ella, pasa lo mismo cuando me abrochó el cinturón, recuerdas esos cintulonazos, por unos segundos vuelves a sentir ese dolor con ardor en tu culo, dónde te golpee con el.
Te vas vistiendo, lentamente, poco a poco, frente a mi, sabes que estoy viéndote sentado en la cama, y mientras lo haces me mandas guiños, coqueteos, porque eres muy traviesa y eso me encanta. Ya que nos vestimos, nos abrazamos nuevamente, un abrazo fuerte y largo, por un momento el mundo se detiene, se resume solo a nosotros dos, juntos, a ti en mis brazos.
Eres una chica muy inteligente, cuando subes a mi carro, discretamente dejas ir tu rimel abajo del asiento, sin que yo me de cuenta, me subo, te llevo a tu hotel, dónde te está esperando tu familia, ya que llegamos, nos damos caricias, coqueteamos y tonteamos un poco, para hacer más larga la despedida, pero ya es tardísimo, tienes que irte, antes de que entres al hotel, me bajo del carro, te alcanzo y te pregunto "Mañana paso de nuevo por ti?".


OJO. No falta un capítulo, ese tu lo debes de escribir en los comentarios 😏😏😏

0 comentarios - Nuestro primer encuentro