Cobro de honorarios por éxito en el trabajo

Los posteos de una señora que no conozco pero que, indudablemente, quiere jugar con sumaridito al juego del cornudo consentido, me llevó a recordar una experiencia muy tierna yconfusa que viví hace un tiempo.
Pongamos que ellos se llamaban Horacio y Leticia, y que él lo conocí por mi trabajo,porque le atendí un asunto complejo, que por suerte, salió bien.

El tipo estaba muy agradecido, y me dijo que quería invitarme a cenar, que su mujer me queríaconocer, qué si le parecía me esperaban mañana, en su casa, a las ocho.
Llegué puntual con una linda botellita de Angélica Zapata, y me recibió Leticia. Era un hembrón,que apenas me abrió la puerta me lanzó un “ay, qué rico perfume tenés” y una mirada muypícara.

Era una morocha, más o menos de mi altura, con pechos voluptuosos que ella se habíaencargado de resaltar, con un corpiño ajustado y un escote pronunciado. Buenas curvas, vestíaun pantalón negro ceñido al cuerpo, con botamangas acampanadas, que no me dejaron ver quécalzado estaba usando.
Pero por el ruido que hacía al desplazarse, llevaba unos buenos tacos.
Ponete cómodo, me dijo, Horacio ya viene, y recibí un beso en la boca sin ningún preámbulo.
-Es de agradecimiento, por el trabajo que hiciste.
Decidí dejarme llevar por toda la situación, porque intuí, e intuí bien, que todo estabaperfectamente planeado, y que yo solo debía seguirles el guión.
Cuando llegó Horacio, apenas unos segundos después, me encontró con una copa en la manosentado en un sillón doble.
Él se sentó frente a mí, y lo noté ansioso.
-Ya conociste a Leticia, no? Ella está muy agradecida por lo que hiciste por nosotros. Bueno, enrealidad, los dos estamos muy agradecidos.
Y mientras terminaba de decir eso, Leticia se sentó a mi lado, y pasó su mano por sobre mipantalón. Mi pija dio un respingo al sentir el contacto, y lo miré a Horacio para ver su reacción.
-Si no te molesta, queríamos demostrarte nuestro agradecimiento.
Guardé silencio cuando Leticia bajó el cierre de mi pantalón y liberó mi pija
-Mirá Horacio, ya la tiene dura! Acércate y mirá como le sale mielcita de la punta!- decía laesposa de mi cliente, mientras le pasaba la lengua a mi glande.
-Agustín, si no te molesta, quiero sacar algunas fotos. Sin tu cara, por supuesto- y mientrasLeticia me chupaba la pija con hambre, Horacio sacaba primeros planos de mis huevos, de miglande, del tronco palpitante de mi pija. Y nadie perdía el tiempo, porque después que sacótreinta fotos de la chupada de rabo que me estaba pegando su señora esposa, él le sacó elpantalón, y agarrándola del pelo separó su boca de mí.
Y la hizo parar para que la vea: medias negras, zapatitos stiletto, liga y portaliga. Su camisadesprendida, mostrando sus pechos enormes. Y la orden de largada.
-Ahora Leticia te va a sacar la lechita, doctor.
Y corrió su bombacha hacia un costado, se subió arriba mío y me montó. De un solo golpe seensartó mi pija en la concha, que estaba muy lubricada, y mientras me garchaba, decía
-Me encanta tu pija, doctor... déjame que te coja así... aguantá mucho, por favor, que meencanta tu pija... si aguantas hasta que acabe tengo una sorpresa más... dale, chupame lastetas, mordé, mordé, sí, sí, sí, ah, qué rico, si, haceme gozar así ve y escucha el putito de mimarido... me vas a hacer acabar... te acaaabooooo!
Sentí como su cuerpo se tensaba arriba mío. Y un chorro caliente me recorría los muslos. Y susestertores los sentía en mi pija, porque cada corriente eléctrica de su cuerpo, caía perfectamenteen sus contracciones vaginales que me apretaban la pija como si fuera una mano.
Me besó los labios. Miré a Horacio que seguía sacando fotos... y que tenía cara de desencajado.Una mezcla de deseo y odio, todo en la cara.
-Doctor! Qué bien aguantó mi cabalgada... ahora el regalo que le prometí.
Se paró y se puso de espaldas frente a mí. Abrió sus nalgas, y apoyó la punta de mi pija en elogete. Se dejó caer despacito, hasta que se ensartó toda la pija en el orto. 





Empezó a moversehaciendo círculos sobre mi pija, y otra vez a gritar cosas, mientras se frotaba el clítoris
-Ves, puto, ves como el doctor puede destrozarme el culo. Puto! Mira como me hace gozar! Si, sí,sí, toda en el ogete. Puto! Del único modo que se te para! Te encanta ver como me cogen! Querésque te coja a vos, no? Ya me está haciendo acabar otra vez... me encanta tu abogadoooo... -Esta vez no pude aguantar. Ella tuvo su segundo orgasmo y yo derramé toda mi leche en su cola.Salió de arriba mío, me dio un beso en la boca y me mostró a Horacio


-Mirá como llora! Pero quédate tranquilo. Seguro que si le bajamos el pantalón, acabó como unamariquita, mirándonos gozar. Te aseguro que se muere por cogerte. Pero sabe que sos muyhetero.
Decía eso, cuando se acercó hasta mí. Me agarró la cara y me dio un beso en la boca.

-Gracias, doctor. Gracias por todo. 





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