Para las madres

Te confieso que tengo bastantes recuerdos, flashes que me vienen a la memoria de un tiempo en que todavía no era hombre, un tiempo en el que la sexualidad despertaba en mi aniñado cuerpo adolescente. Era un tiempo en que yo para ti era un niño, tu niño, y tú para mí comenzaste a ser algo más que una madre. Hace ya tantos años que comenzó todo esto.

 Recuerdo que cuando solo era un niño nunca tuviste reparo en mostrar tu cuerpo desnudo, no fue hasta bien entrada mi adolescencia cuando poco a poco comenzaste a mostrarte más recatada, aunque quizás ya tarde para evitar que el torrente de hormonas que circulaba por mi  cuerpo prendiese el deseo. Hubo en concretol dos escenas que se grabaron a fuego en mi cerebro y ya jamás pude borrar de mi cabeza.

 La primera vez fue un verano en el pueblo, en casa de los abuelos. En aquella habitación grande con dos camas, una grande para Papá y tú y otra más pequeña para mí. Era el mes de julio y Papá no vendría hasta agosto. Yo debía tener 14 o 15 años y como todas las tardes nos metimos en la habitación a la hora de la siesta con el insoportable calor que nos acompañaba día tras día. Tú te tumbaste atravesada boca abajo en tu cama a leer una revista y yo hice lo propio en la mía con un cómic.
 Allí estabas tú, en camisón, distraída leyendo tu revista cuando mis ojos se posaron en tus piernas ligeramente entreabiertas. La curiosidad me pudo y comencé a preguntarme si llevarías bragas o no, mi apuesta era por el no. Poco a poco comencé a cambiar de posición hasta que mi ángulo de visión quedó directamente apuntando entre tus piernas para contemplar como, en efecto, ningún tipo de tela se interponía entre mis ojos y tu sexo. Durante largos minutos estuve contemplando tu coño expuesto ante mi mirada mientras leer yo también.

 Aunque joven y de cara preciosa no eras ya una mujer con un cuerpo de bandera, la figura te la robé tan pronto me tuviste y sin embargo allí estaba yo totalmente embelesado contemplando el coño de mi madre. Simplemente me parecía la cosa más bonita del mundo, aquella raja dibujada entre tus piernas por unos gruesos labios vaginales se me antojaba completamente deliciosa. Soñaba despierto con deslizar mi mano entre tus piernas acariciándote acariciar aquel delicioso sexo de escaso y sedoso vello por el que vine al mundo, notar en mis dedos el tacto de tus labios vaginales y poder hundir un dedo sintiendo tu calor. Deseaba acercar mi cara para olerlo y besarlo.

 Como no podía ser de otro modo mi excitación fue en aumento y la erección en mi entrepierna termino incluso por ser dolorosa. La sangre se agolpaba en mi cabeza con aquel inconfesable juego de espías y con cada movimiento de tu cuerpo mi corazón se aceleraba y latía más y más fuerte. Entonces cambiaste de posición flexionando la rodilla y tu pierna derecha avanzó ligeramente quedando todavía más expuesta a mis libidinosas miradas, El delicioso coño materno quedó con sus labios relajados y ligeramente ligeramente entreabiertos, aquello fue demasiado para mí. Mi mano ejercía presión sobre mi pene y en pocos segundo las contracciones comenzaron a recorrerme derramándome sin remedio en los calzoncillos.
  No fue una corrida copiosa, por aquel entonces todavía no lo eran, pero sí suficiente para manchar los calzoncillos que aguanté puestos el resto del día hasta que tras la ducha de la noche fueron directos a la lavadora confiando en que nadie se diese cuenta.

 Desde aquel día no ha podido salir de mi cabeza la imagen de tu sexo, el delicioso coño que admiré aquella tarde hasta terminar por correrme a escaso metro y medio de ti, tu sexo, tu coño, el coño de mamá.

 La segunda vez fue en casa, debió de ser un par de años después, no recuerdo la época del año pero no tenía que hacer frio por como vestias.

 Fue en la cocina y en contra de lo que yo recuerdo ya como poco habitual apenas llevabas topa, probablemente debió ser por la mañana recién levantada e ibas tal y como habías dormido, la verdad es que todos esos detalles son ya borrosos para mí. Si recuerdo, no obstante, con total claridad que tu única indumentaria consistía en una camiseta de tirantes de Papá, nada más. Ibas descalza y aquella camiseta tapaba lo que tapaba, poca cosa. La susodicha camiseta te cubría tu culo por bien poco. Tus pechos, estaban cubiertos solo en parte y los pezones se marcaban claramente.

 No me preguntes que hacia allí en la cocina contigo de esa guisa, ni idea, pero allí estaba yo pensando:

 -Joder, me estoy poniendo morado.- Cuando de repente pasó, fue algo que uno diría solo pasa en las películas.
- No puede ser- Pensé.

 Pero efectivamente algo había caído al suelo y con toda naturalidad te agachaste a recogerlo. Piernas ligeramente entreabiertas y tronco rotando hacia delante sin apenas flexionar las rodillas. Ya imaginas el resultado, tu culo y tu coño totalmente expuestos ante mis ojos. La imagen de aquel delicioso coño con sus carnosos labios ligeramente entreabiertos me golpeo de tal forma que, estuve a punto de comenzar a sangrar por la nariz como alguno de los personajes del manga que leía por aquel entonces.

–¡Alaaa!- Se escapó de mi boca.
-¿Qué dices?- Preguntaste mientras te incorporabas.
-No, nada.

 Recuerdo rondar por la cocina, de un lado a otro, sin tener realmente nada que hacer mientras intentaba disfrutar de tu cuerpo y alargar el espectáculo todo lo posible. Finalmente, como buen adolescente, aquellos fugaces segundos de visión fueron suficiente para tenerme excitado durante dias.

 Por entonces yo ya hacía por espiarte y en la medida de lo posible disfrutar de la visión de tu cuerpo, pero ese día tuve un premio inesperado y terminé por buscar una de tus bragas usadas en la lavadora para poder tocarlas y olerlas, sentirlas entre mis dedos y enrollárlas en mi pene hasta correrme en ellas a falta de poder hacerlo en tu precioso coño.

 Han sido tantas las veces en que para mí eras la más deliciosa y sexi de las mujeres. ¿Recuerdas todas esas veces en las que te quitaba espinillas de la espalda? Me hacias el hombre más feliz del mundo cada vez que lo insinuabas.

 Yo normalmente me hacía el remolón, pero realmente estaba deseándolo. Poder acariciar tu piel con las yemas de mis dedos en busca de aquellas pequeñas imperfecciones me resultaba sumamente sensual, pero, ¿sabes? Prácticamente no había ninguna espinillita en tu espalda. A lo sumo cuatro o cinco por sesión era todo lo que podía encontrar allí.

 No obstante aquellas sesiones se prolongaban durante minutos y minutos mientras deslizaba mi mano arriba y abajo disfrutando del contacto con tu piel.

- Ya no hay más mamá.

 Decía finalmente esperando que tú respuesta fuese aquella que me permitía seguir disfrutando de tu precioso cuerpo.

-¿Ya no hay más? Bueno pues en las piernas entonces.- Contestabas satisfaciéndome sin saberlo.

 Ciertamente en las piernas tampoco tenias espinillas, únicamente algún que otro pelito bajo la piel apunto de asomar, pero yo me afanaba en buscar hasta la más pequeña imperfección con el tacto de mis dedos.
 Comenzaba siempre por tus preciosos gemelos, los acariciaba con las yemas de mis dedos durante un buen tiempo hasta que se suponian convenientemente inspeccionados y así poder subir por encima de tus rodillas. Con que deleite recorria tus muslos, el roce de tu piel era mi paraiso.

 Disimuladamente siempre trataba de subir rn tus muslos tanto como fuese posible en busca de aquellas malvadas espinillas. El interior de tus muslos me atraía como un imán. Mi corazón latía con más fuerza según mis manos se adentraban en terrenos cercanos a lo prohibido y tú situaba aquell límite dependiendo de si llevabas o no las braguitas puestas. Recuerdo como más de una vez te ibas a poner las bragas para que yo siguiese quitándote espinillitas por allí abajo, cosa que yo lamentaba especialmente.

 Tu piel se hacía más y más suave según mis dedos se acercaban a tu entrepierna y algún pelito asomaba de forma increiblemente sexi. Alguna vez tuve la suerte de contemplar fugazmente tu precioso coño como premio a todo mi disimulado esfuerzo, la excitación que sentía con ello era increible

 Hubo un tiempo en que una de aquellas bragas de abuela que solias usar se deterioró en la zona de la entrepierna apareciendo un pequeño desgarro a lo largo de la costura. Cuando tenías puestas aquellas bragas grandes de abuela tenias menos cuidado y separabas más las piernas mientras yo buscaba afanosamente espinillas. Ni te imaginas cuanto pude llegar a disfrutar gracias a aquel pequeño desgarro en la tela que la casualidad quiso situar justo sobre los labios de tu sexo. Era poco más de un centimetro de tu entrepierna la que quedaba al descubierto, pero a mí me parecía tan voluptuoso, delicioso y jugoso el tesoro que se mostraba que mi boca se hacía agua literalmente. Lo que me hubiese gustado llevar mis dedos hasta aquella rendija para seguir con mi busqueda entre los preciosos labios de tu coño.

 Cuando alguna vez intenté mostrarme más osado y subir en exceso por tus piernas protestabas dulcemente pidiéndome que buscase más abajo e y cierta vez, al decirte que más abajo no había espinillas y que no pasaba nada fuiste más específica afirmando que te sentías rara si buscaba por ahí y que buscase más abajo.

 ¿Fue rara la palabra que usaste? No sé si esa fue la palabra exacta o si lo dijiste de otra forma, para tí no sería más que una frase, pero yo intentaba darle un significado en mi cabeza y obviamente el significado otorgado respondía más a mi propio deseo que cualquier realidad.

 -Está excitada, eso quiere decir, se excita cuando le acaricio los muslos y el culo.- Eso es lo que yo pensaba para mí, pobre iluso ¿verdad?

 Ojalá pudieses llegar a entender lo especiales que eran para mi aquellos minutos en que acariciaba tu cuerpo. Eras y sigues siendo la mujer más preciosa del mundo y te hubiese hecho el amor cada uno de esos días.

 Desearía volver a recorrer tu cuerpo con mis manos y llenarte de caricias, aunque probablemente hoy sería más osado. Deslizaría la punta de mis dedos sobre tu piel,haciendo que se erice, luego pasaría a un masaje más intenso usando la totalidad de mis manos. Nada de espinillitas, esta vez serían caricias descaradas, caricias para una mujer preciosa de su más fiel admirador.

 Me pregunto que pensarás si algún día llegas a leer estas lineas. Te pido perdón si te he decepcionado o molestado con mis palabras, ciertamente debo ser un iluso al pensar en volver a recorrer tu cuerpo con mis manos despues de todo lo que te he escrito.

 Quisiera acariciarte y hacerte sentir como la preciosa y sexi mujer que ven mis ojos por más años que pasen. Retirarte la ropa y admirar tu cuerpo desnudo, besarte y susurrarte al oido lo preciosa que eres mientras siento tus pechos apretarse contra el mio, besarte dulcemente y saborear tus voluptuosos labios. Me gustaría tomarte de la mano y llevarte a la cama para tumbarte boca abajo y volver a recorrer tu cuerpo sin prendas de por medio.

 Pedirte que te relajes y recorrer tu espalda con las manos. Subir con mis pulgares por tu columna hasta llegar a los hombros y masajearlos mientras respiras dulcemente. Verter algo de crema sobre tu espalda y trabajarla deshaciendo tensiones mientras mis manos bajan a tu cintura. Miraría embelesado tu trasero por un momento antes de comenzar a trabajarte los gluteos haciendolos brillar baja una fina capa de bodymilk. He soñodo muchas veces acariciar tu culo desnudo, llegar a él desde tus muslos y tomar un gluteo con cada mano, separarlos levemente y descubrir los preciosos labios de tu sexo brillantes y jugusos asomando entre tus carnes. Seguiría igualmente acariciando tus muslos y tus piernas hasta llegar a los pies y volvería a emprender el camino de subida cubriendo tu cuerpo de besos esta vez.
 
Te besaría los gemelos, besaría tus muslos a media altura, besaría dulcemente cada uno de los cachetes de tu culo, besaría repetidas veces tu espalda en mi camino de escenso, besaría tus hombros, besaría tu nuca tras apartarte el cabello, buscaría tu oreja para besarla y susurrarte al oido.

-Por aquí ya está mamá. ¿Te das la vuelta?.

 ¿Sabes mamá? Es muy probable que a estas alturas mientras te susurro al oido lo bonita que eres y te pido que te des la vuelta puedas notar ya mi erección apretandose contra tu cuerpo desnudo. ¿Te darás la vueltas? ¿Si? Muchas gracias preciosa.

 Sé que te harías la remolona mientras te das la vuelta algo vergonzosa al saber que tu cuerpo desnudo capta toda mi atención y probablemente tus ojos se fijen por un momento en la erección presente entre mis piernas antes de que nuestros ojos se encuentren.

Tumbado a tu lado buscare tus labios para besarte dulcemente, besaré cada rincon de tu carita y mi boca entreabierta buscará la tuya mientras mi mano acaricia tu vientre subiendo en busca de tus pechos. Tomaré tus tetas con las manos y las acariciaré sintiendo los ricos pezones endurecerse entre mis dedos mientras te beso el cuello y entre susurros te diré lo mucho que te deseo. Mi boca querra bajar hasta tus pechos, besarlos, lamerlos y sorberte los pezones, el sabor de tu piel resultará delicioso para mi boca que pasará de uno a otro pezón ansioso por ser otra vez tu niño de teta. Te imagino acariciando mi cabeza y respirando entrecortadamente mientras deboro tus tetas y mi mano se desliza hacía abajo por tu vientre.
 Quiero acariciar tu pubis mientras mi corazón late desbocado, quiero sentir el suave vello entre mis dedos y sueño con que tus piernas se abran cuando mi mano descienda para cariciar dulcemente tu sexo. Mis juguetones dedos recorrerán los labios de tu coño mientras mi golosa boca saborea tus pechos de vida solo abandonándolos para decirte una y otra vez lo mucho que te quiero.
 Mis dedos aumentarán la presión deslizandose facilmente al interior de tu chochito, lo imagino humedo y caliente, mientras un gemidito escapa de tu boca. Jugaré con tu clítoris acariciándolo en circulos, tu respiración se tornará agitada haciendo que tus pechos suban y bajen humedecidos y brillantes por mi saliva.

 Abandonaré tus tetas y subiendo hasta tu boca volveré a besarte, mientras mis dedos juguetean hundiendose entre los labios de chochito, te miraré a los ojos para decirte que me muero por comerte toda antes de comenzar a descender por tu cuerpo inundándote de besos.
 
 Situado entre tus piernas te tomaré por ambos muslos para separarlos y llevarlos hacia atrás dejandonte totalmente expuesta pars mí. El rubor coloreará tus mejillas y un destello de felicidad iluminará mis ojos mientras adoro tu sagrado sexo ofrecido ante mi. Besaré la cara interna de los muslos en el camino hacia el único manantial capaz de apagar mi sed y al llegar a tu rajita la besaré muy dulcemente a sabiendas de que estoy besando el sagrado tesoro que tanto tiempo he añorado.

 Llenaŕe mis pulmones con el perfume de tu sexo y mis dedos pulgares separarán sus labios mostrandome el brillo interior. Mi sed aumentará sin puder resistir a saciarme por más tiempo.

Mi lengua se deslizará lentamente de abajo arriba hundida entre los labios , recorriendo la totalidad de tu coñito y saboreando el más dulce de los néctares mientras un gemido escapa de tu boca.
 Quiero juguetear con mi lengua por cada uno de los pliegues y recovecos de tu sexo, lamerlo, chupar los labios, sorber el clítoris. Quiero hacerte sentir, mamá, quiero que te sientas tan sexi, preciosa y deseada como lo eres, quiero beber cada gota de líquido que me ofrezca tu bendita cueva, jugar con mis dedos mientras mi lengua aletea desesperada por darte placer, quiero llevarte a un orgasmo intenso y beber cada gota de flujo que destile tu coño mientras acaricias mi cabeza y la aprietas entre tus piernas para que mi lengua se hunda más y más, quiero disfrutar de cada una de las contracciones de tu sexo con mi boca y pienso seguir lamiéndote hasta que recobres em control de tu cuerpo y se relaje el ritmo de tu respiración mi amor.

 Solo entonces abandonaré tu delicioso sexo para volver a subir besando tu cuerpo hasta llegar a la altura de tu preciosa carita colorada y volver a besarte y susurrarte lo mucho que te quiero y adoro mientras mi endurecido pene se apoya sobre tu mojado sexo.

 No imaginas las ganas de entrar en ti, de sentir tu calor y humedad envolviéndome. Desearía que fueses tú quien sujete mi polla con tu mano y deslices el glande arriba y abajo por tu rajita mientras nos besamos dulcemente. Deseo sentir tu humedad empapando el capullo justo antes de que lo situes a la entrada de tu gruta y me invites a entrar en ella.
 
 Te amo, te deseo, te quiero, te diré mientras me hundo lentamente en tu interior mirándote a los ojos. Quiero sentir cada milimetro de tu vulva abrazandome, abriendose, acogiendome en ti. Quiero que nuestras respiraciones se acompasen entre besos y jadeos, que nuestros cuerpos se muevan como uno, clavarme profundamente y salir despacio para volver a hundirme en ti mientras nos abrazamos fuertemente. Quiero decirte un te quiero por cada golpe de cadera, quiero escuchar un hilo de voz saliendo de tu boca que me diga

 -Y yo a ti hijo mio.
 
 Deseo sentir el abrazo de tu coño entorno a mi verga, y tu humedad mojándome, deseo decirte -Mamá me voy a correr.- y que me contestes con un simple 

-Sí córrete hijo mio-

 Me clavaré con fuerza al sentir que no puedo resistir por más tiempo, una, dos, tres veces más, a lo sumo, mientras siento que todo mi cuerpo se contrae y comienzo a derramarme en tu interior, casi llorando de placer, diciéndote que te quiero una y mil veces mientras tu sexo se aprieta entorno a mí polla, contrayendose con cada una de las descargas de semen que vierta en tu interior, notando como una oleada de flujo me moja al llegar tú también a ese orgasmo de amor indescriptible.

 Lentamente calmarnos, respirar hondo, recobrar el aliento abrazados, sin salirme de dentro de tí, sintiendo como poco a poco mi pene se afloja hasta que se desliza fuera de tu tesoro y que todo esto sea entre infinitos besos hasta quedarnos dormidos abrazados los dos.

 Corrernos los dos a la vez, regalarnos ese orgasmo, ese amor tan especial que solo tú y yo podemos compartir mamá, ese sería mi mayor anhelo, mi mayor locura, mi mayor secreto.

 Me pregunto qué pensarás si llegas a leer todo esto, qué sentirás, qué es lo que pasará por tu cabeza. Te ruego solo lo tomes como lo que es para mí, un acto de amor hacía la mujer más especial e indescriptible que jamas ha pisado la tierra, pero si te he molestado o incomodado de algún modo debo pedirte perdón mamá y que me perdones por ello, se que lo harás mamá.

Te quiero.

2 comentarios - Para las madres

gaucho-bi +1
muy bueno, van diez
xavimysk
Muchas gracias.
et178282 +1
Tremendo 10pts no alcanza para tanta calidad muy bueno