La tierra del pecado y la fornicación.

Mi nombre es Viviana, mido 1, 66, delgada, tetas grande y un "Culo espectacular" ya habían pasado un poco más de un año desde que Gastón me cogió en su humilde casa.

Yo tenia 30 años, mi marido 31 y mi nene 6(Sé que les da morbo saber que soy casada y tengo un hijo, por eso voy a contar la edad que teníamos en algunos de los relatos).

Bueno... volvía de la oficina de mi padre en CABA(Voy a omitír la dirección por razones obvias). Paré en semáforo, miré al costado y vi a dos cartoneros revisando unas bolsas. Verlos ahí, revisando basura hizo que sienta un cosquilleo en mi conchita. Estacioné mi auto en la siguiente cuadra y volví caminando a donde estaban ellos. Creí que ya se habían ido, pero ahí estaban, sacando unos cartones, botellas, papeles, etc. Me quedé viéndolos unos segundos, para ver como eran físicamente y si eran lindos buscaría tener contacto con ellos. Uno era alto, lindo, vestido con una remera blanca, sucia, pantalón de Jeans y zapatillas, un morocho hermoso, el otro en cambio era bajo, un poco gordo y muy feo, vestido con una remera amarilla, Bermuda de River Plate y ojotas.

Me les acerqué y les dije...

Yo -Buenas tardes, chicos. En la empresa en dónde trabajo hay mucho cartones que les puede servir, mañana vayan más o menos a esta hora que los hago entrar para que lo busquen. Una vez al mes sacamos muchos kilos.

Les pregunté sus nombres, el lindo se llamaba Ricardo y el feo Nicolas. Les anoté la dirección en un papel y se los di.

Anoté sus nombres en un papel para dárselo al guardia de seguridad de la empresa. A Ricardo lo saludé con un beso en la mejilla, poniendo una de mis manos en su hombro, para que agarre confianza, a Nicolas también lo saludé con un beso en la mejilla, pero sin tocarlo.

Al día siguiente me llamó el de seguridad de la empresa a decirme que Ricardo y Nicolas estaban abajo. Le dije que ahora bajaba. Yo estaba vestida con un pantalón de vestir negro blusa blanca y saco del mismo color que el pantalón(Ropa de ejecutiva), tenía el pelo atado y labial rojo(Cómo toda una señora decente 😏)

Yo, al de seguridad -Andá, que yo los guio.

Seguridad -Segura, Arquitecta?

Yo -Si, no hay problema. Le dije sonriendo.

Yo, a Ricardo y Nicolas. -Siganme, por favor.

Iba caminando adelante por el pasillo de la empresa en dónde estaban los cartones. Supuse que mientras caminaba ellos Iban mirándome el culo, ya que el pantalón de vestir era muy ajustado, hasta creo que se me marcaba la tanga.

Los dejé ahí, juntando los cartones y volví a mi oficina. Después de 10 minutos regresé a ver como iban. Grande fue mi sorpresa al ver a Ricardo juntando los cartones, solo.

Yo -Y tu compañero?

Ricardo -Se tenía que ir para ayudar a su mamá. Llevo esto al carro y me voy, gracias.

"Qué bien, se fue el estorbo" pensé.

Yo -Listo, lleva eso y vení que te tengo que decir algo.

Mi futuro amante llevó los cartones afuera y lo esperé en el pasillo.

Yo -Bueno, mañana vamos a tener más, así que vení, eso sí, vení solo que no voy a poder hacer entrar a los dos(Obviamente esto era mentira. Yo soy la dueña, puedo meter a quién quiera) Pero vení vos, no tu amigo.

Él me miró sorprendido, asintió con la cabeza y sonrió. Nos saludamos con un beso en la mejilla. Nos miramos por unos segundos. La atracción entre ambos era fuerte. Teníamos ganas de besarnos, pero ninguno de los dos nos animamos a dar ese paso.

Me levanté al día siguiente a las 6 de la mañana, me duché y me vestí con una tanga blanca, bien metida en el culo, corpiño del mismo color, falda azul, unos centímetros por encima de la rodilla, con cierre atrás, blusa con botones blanca y saco azul. El pelo lo tenía atado y opté por un labial rosa. Agarré mi cartera con varias cosas, entre ellas preservativos y un lubricante anal. Quería que ese machito me rompa el culo.

Llegué a mi empresa a eso de las 9:30, saludé al guardia de seguridad y le dije que hoy iba a venir uno de los chicos de ayer a buscar cartones y papeles que había en mi oficina, que me avise cuando llegue. El guardia dijo que bueno y me fui a mi oficina.

A eso de las 14:30, me llamó el guardia a decirme que Ricardo había llegado, pero solo.

Yo, al de seguridad -Listo, ahora bajo.

Fui nerviosa y excitada. Le dije al de seguridad que yo me encargaba y me fuí con Ricardo a buscar los cartones. Íbamos charlando de cosas que no vienen al caso.

Llegamos a la habitación de los cartones y el chico entró a sacar lo que habían. Yo me quedé afuera mirando como lo hacía. Después de unos minutos me fijé que no venga nadie, cerré la puerta del pasillo con llave, volví y me metí en la habitación con el jovencito.

Yo -Te molesta si me quedo acá?

Ricardo -No, me dijo tímidamente.

Yo -Cuántos años tenés?

Ricardo -Tengo 19 años.

Yo -Un bebé.

El "bebé"se puso colorado y siguió juntando los cartones uno arriba de otro. Vi que le costaba atarlos, porqué se les movían de un lado a otro, así que puse uno de mis pies(Tenía zapatos de tacón fino) arriba de los cartones para que pueda atarlos mejor. El chico miraba mis piernas de reojo mientras ataba.

Yo -Te ayudo a amontonarlos.

Ricardo -Gracias.

En realidad no quería ayudarlo, lo que quería era calentarlo para que me coga como me gusta. Me agaché para juntar los cartones, supuse que Ricardo me estába mirando el culo. Di el siguiente paso, me saqué el saco, lo puse arriba de un archivero, desprendí dos botones de la camisa y me agaché frente a él para que pueda ver mi escote. Miré su entre pierna muy disimuladamente y ya se le marcaba un bulto prominente. "Mi trabajo dio resultado", pensé.

Yo -Listo, lleva los últimos al carro y vení que te quiero decir algo. Tomá la llave del pasillo.

Los esperé adentro de la habitación, apoyada a la pared. Volvió después de unos segundos.

Yo -Vení, acércate.

Cuando lo hizo puse una de mis manos en su hombro y le dije...

-Tenemos que hacer algo con esto, metiendo mi mano dentro de su bermuda, tocando su pija de tamaño considerable.

Él se sobresaltó, pero después puso sus manos en mi cintura.

Yo -Qué lindo estás, pendejito.

Luego comenzamos a besarnos desesperadamente, mientras él me tocaba el culo.

Yo -Me vas a coger?

Ricardo -Si, toda, puta.

Me levantó la falda, pero lo detuve, le dije que acá no, que me esperada en la esquina y en diez minutos iba. El chico se fue. Yo me acomodé la falda, prendí los botones de la camisa, me puse el saco, fuí a mi oficina a cancelar citas y a llamar a mi marido a decirle que iba a llegar tarde porque tenía que hacer compras. El cornudo no sospechó nada. Busqué mi auto y fui a hablar con el de seguridad...

Yo, al guardia -Me voy, no vengo hasta mañana.

El guardia -Bueno, Arquitecta.

Yo -Qué hace el carro ahí(Haciéndome la que no sabia)

Guardia -Ricardo lo dejó ahí y se fue apurado.

Yo -Bueno, guárdalo en el pasillo que seguro más tarde lo vuelve a retirar.

Di vuelta la esquina donde estaba Ricardo.

Yo -Vení, subí.

Ricardo -Pensé que no ibas a venir y que solo estabas jugando...

Era lógico que pensada eso, ya que no es muy común que alguien de mi clase quiera tener algo con un pobre. Suena clasista, pero ustedes saben que es cierto.

A dónde vamos?

Yo -A un telo, pero lo pagás vos(Supuse que no iba a tener plata, así que le dije eso para que me invite a su casa, para poder cumplir mi fetiche, el cuál es coger con pobres en sus casas sin comodidades)

Ricardo -Pero yo no tengo plata.

Yo -Vivis solo y en dónde?

Ricardo -Vivo con mis padres en la villa... pero ahora están de viaje.

Yo -Perfecto, Cogeme en tu casa.

Una hora de viaje y llegamos a dos cuadras de la entrada de la villa. Dejé mi auto estacionado y fuimos caminando hasta la casa de Ricardo. Los vecinos del pendejo me miraban sorprendidos. Eso, lejos de incomodarme me ponía más caliente y aumentaba mi morbo.

Finalmente llegamos a la casa de Ricardo. Una casa mediana, de madera, en un terreno bastante grande, con buena vegetación, rodeada de dos árboles grandes que le daban mucha sombra. Al lado había una iglesia evangelista en donde el pastor estaba dando un sermón, gritando como loco. Bueno... entramos a la casa, más precisamente a la cocina y comenzamos a besarnos, yo le quité la remera, él me quiso quitar el saco pero lo dije no, que primero se vaya a lavar las manos.No soporto que me ensucien ropa. Lo esperé sentada en una silla con las piernas cruzadas, hasta que regresó.

Ricardo -Ufff que lindas gambas.

Yo -Te gustan?

Él -Sii, mucho.

El machito me quitó el saco y lo volví a detener cuando me iba a sacar la camisa

Yo -Ahh ahh, la camisa todavía no, primero quiero chuparte la pija, le dije que voz de zorra.

Me arrodillé frente a él, le bajé la bermuda y el bóxer, relamiendome los labios. Salió como un resorte una pija de unos 20 centímetros, semi erecta. Lo masturbé con una mano, mientras con la otra le manoseaba los huevos, hasta que se puso completamente dura. Agarré de mi cartera una regla que uso para trabajar y se la medí. Un hermoso pene, de 19 centímetros, muy gordo como me gustan a mí. Mi juguete sexual del día me preguntó si estaba bien de tamaño. Me causó risa la pregunta pero le contesté que estaba muy bien, que prácticamente le creció un centímetro por año(Recuerden que él tenía 19 años).

Le pasé la lengua por el largo de la chota y me la metí en la boca, comenzando a chupar su pija, metiéndomela entera, pajeandolo, para luego volvermela a meter. Ricardo me agarró la cabeza y me cogia la boca salvajemente, mientras gemia calentándome aún más. Me atraganté con tremendo falo.

Me quité la camisa, el corpiño y comencé a hacerle una paja turca con las grandes tetas heredaras de mi madre. Lo pajeaba con mis gomas mirándolo y mordiéndome el labio inferior con cara de zorra. Dejé de chupar su verga, me paré, lo abracé apoyando mis tetas en su pecho y le dije que me quitada la falda. Él obedeció, me bajó el cierre de la falda y esta cayó al suelo. La puse arriba de la mesa, pidiéndole que me chupe las tetas. Pensé que iba a ir directamente a mis pezones, como alguien inexperto, pero no, primero manoseó mis tetas, para luego besarlas, finalmente lamer mis pezones en círculos y succionarlos. Chupaba un pezón, luego el otro, parando unos segundos para apretar mis tetas con sus manos, eso sí, muy suave. El pastor seguía a los gritos dando su sermón sobre los pecados capitales.

Yo -Es pastor grita más que yo en el sexo.

Ricardo -Si, todos los Jueves se reúnen, dijo para después seguir chupando mis tetas.

Se me escapó un gemido de placer, que no era para menos, ya que Ricardo estaba haciendo un buen trabajo.

Ricardo -Te gusta?

Yo -Si, mi amor, quitándome la tanga.
Saqué mi teta derecha de su boca,le pregunté en dónde estaba su habitación, agarré la caja de preservativos y fuimos hasta allá. Entramos, una pieza chiquita, con una cama de dos plazas, una mesa de luz y una tele chiquita. Nos acostamos en la cama, comenzamos a besarnos, Ricardo acariciaba mis piernas torneadas para pasar a masturbarme, frotando mi vagina y colándome los dedos.

Yo -Chupame la concha, pendejo.

Abrí bien las piernas y el machito comenzó a comerme la vagina, recorriendo mi sexo con su lengua, sin dejar un solo lugar sin lamer. Provocando algunos gemidos en mi. Enloquesco de placer cuando me comen la concha. Miré a mi macho con cara de puta, mordiéndome mi labio inferior.

Yo -No pares, ahhh sii ahh. Qué lindo se siente!!!

Ricardo chupaba lamía con desesperación mi conchita depilada, de punta a punta, chupando mi clitoris en círculos provocandome un placer enorme.

Yo -Ayyy Qué lindo, hijo de puta. le dije al sentir sus dedos dentro mi.

Yo -Cogeme, papi, no aguanto más, quiero tenerte dentro mio.

Antes de ponerle el forro lo besé en el cuello, siguiendo con su torso, su cintura, le chupé los huevos unos segundos, metiendo un testiculo en la boca, luego el otro. Le puse el preservativo, me le subí arriba, poniendo la punta de su pene en la entrada de mi sexo, dejandome caer. Lanzamos un gemido al unísono y comencé a mover mis caderas rápidamente, de adelante hacia atrás. Usé los gritos del pastor dando su sermón para camuflar mis gritos de gozo.

Yo -Ahhh, siii ahhh ahhh mmm ahhh

Moví mis caderas en círculos, volví a mover el culo de adelante hacia atrás, miré a mi amante y su cara era de extasis, con los ojos cerrados y la boca entreabierta. Me solté el pelo tirando la colita en el piso, comencé a dar saltos encima de mi hombre, mi amante del día, a quien iba a despachar, diciéndole que no me vuelva a buscar. Mis tetas y pelo se movían, mientras saltaba a horcajadas encima de Ricardo. Se oía el sonido de mi culo rebotando arriba de él. Qué lindo es el sexo la puta madre!!!

Pastor evangelista -La tierra del pecado y la fornicación.

¿Habrá estado hablando de Sodoma y Gomorra? No importa. Nunca mejor dichas esas palabras, ya que en la casa de al lado había una mujer casada, con un pequeño hijo fornicando y siéndole infiel al marido con un hombre 11 años menor que ella.

Me di vuelta, dándole la espalda al pendejo y seguí jineteandolo un rato más, hasta que no pude más y salí de arriba suyo poniendo en cucharita. Entendió muy bien lo que quería, se puso atrás mio, me abrió las piernas y comenzó a cogerme de lado. Me tocaba las tetas, pero al tener las manos chicas, y mis tetas ser grandes no alcanzaba a cubrirlas todas. Me decía cosas al oído, que no alcancé a escuchar, por los gritos del pastor dando el discurso y los míos de placer.

Yo -Ahh sii ahh, no pares ahh. Ayy señor Jesucristo, que placer!!!(Eso lo dije insitada por el pastor) Ni mi marido me coge tan bien como vos, pendejo!!!

Siguió garchandome de lado por unos minutos, hasta que le pedí cambiar.

Yo -Misionero!!!, le dije gritando.

Tenía mucha sed, así que fui a la cocina a tomar un poco de agua, regresando rápidamente a la habitación. Me acosté boca arriba y Ricardo arriba mio, movia su cadera mientras yo le acariciaba sus espalda e iba bajando hasta su culo agarrandole una nalga con cada mano. Ambos estábamos empapados de sudor.

Yo -Haceme la cola!!! Andá a mi cartera que ahí hay un lubricante anal. Ricardo fue y yo lo esperé acostada boca abajo, con las piernas separadas, lista para ser culeada.

Ricardo -Qué orto!!!

Luego de chuparme el culo, me colocó el lubricante y fue metiendo su falo dentro de mi ano. Finalmente entró, se acostó arriba mio, empezó el mete y saca. Esa maravillosa mezcla de placer y dolor, característica del sexo anal. Mi orgasmo era inminente.

El pastor había terminado de gritar, así que yo también tuve que limitar mis gritos de placer. Y acabé nomás, mi cuerpo no pudo más y me vine en un orgasmo, que hizo que mis piernas tiemblen. Un orgasmo maravilloso. Ricardo había salido de arriba mio, y contemplaba pajeandose mi cuerpo teniendo ese orgasmo extremadamente placentero. Me sorprendió que no haya acabado, pero no lo iba a dejar así. Me agaché delante suyo, le saqué el condón, le chupé la pija y acabó en unos segundos en mi boca tragandome su leche joven.

Yo -Dónde está el baño?

Ricardo me lo señaló, agarré mi sujetador de pelo del piso, fuí y antes de entrar al baño busqué mi maquillaje para retocarme. Entré al baño, sequé el sudor con una toalla, me limpie mis partes intimas con papel higienico. Me dirigí a la cocina a buscar mi ropa. Me pensaba cambiar ahí e irme, pero necesitaba aclarar algunas cosas con el pendejito.

Yo -No quiero que vuelvas a mi empresa, vos, ni mucho menos tu amigo.

Ricardo -Por qué?

Yo -Porque yo lo digo. Lo que pasó entre vos y yo fue una tarde de placer que no va a volver a ocurrir. ¿Está claro?

Ricardo -Si.

Lo que hice para que vea mi culo por última vez fue... me puse mi tanga y mi falda dándole la espalda. Después me puse frente a él para que vea mis tetas, me puse el corpiño, la blusa(metiendola dentro de mi falda), el saco, me até el pelo, los zapatos de tacón, le di un beso de despedida en la boca y me fui. Cuando me iba solo se escuchaba el ruido de mis zapatos.

Iba hasta mi automóvil, en el trayecto recibí varios piropos, algunos guarros y otros "Normales". Miré un poco el barrio y habían casas, precarias(Como la de Gastón) y otras bien hechas.

En la salida había una señora, de unos 50 años, gordita, pero bonita de cara, anotando algo en unos papeles. Me le acerqué y le pregunté...

Yo -Sos asistente social?

Ella -Si ¿Y vos?, me preguntó mirándome de arriba a abajo sorprendida. Supuse se sorprendió al verme bien vestida, porqué si, mi ropa es cara.


Yo -No, yo no, pero me gusta ayudar a las personas. Te dejo mi número y si algún día vas a alguna villa, llámame y te acompaño.

Ella -Bueno, agarrando el papel con mi número de teléfono anotado.

Gracias a esta asistente social tuve varias experiencias sexuales con gente de bajos recursos, eso sí, ella nunca se enteró de mis verdaderas intenciones.

A Ricardo no lo volví a ver nunca más(Sé que a la mañana siguiente de que cogimos fue solo a buscar su carro), a quien si volví a ver fue a su amigo. Me lo crucé cerca una de las estaciones del tren Belgrano norte. El hijo de puta me estaba siguiendo, apresuré mis pasos, pero me alcanzó. Aclaro que eran como las 21:00, era una calle vacía, bastante oscura. Se me acercó, y me dijo que no grite, que tenía un cuchillo.

Yo -No, me hagas nada, por favor, tengo algo de dinero.

Él -No quiero plata, putita, ya sabés lo qué quiero

Supuse que Ricardo le contó que nos encamamos, y ahora que recuerdo, yo nunca le dije a Ricardo que no le cuente a nadie, y aunque se lo haya dicho no garantiza que me haga caso. A todo ésto, les cuento que yo estaba vestida, con un pantalón de Jeans, ajustado, tanga blanca, blusa con botones del mismo color y corpiño blanco. Me llevó a un rincón, costeando las vías, en un lugar bastante bien iluminado, aunque rodeado de vegetación que tapaba algo lo que íbamos a hacer. Atrás había un tejido y más atrás se veían las vias del Belgrano. No era muy inteligente, sino me hubiera llevado a un lugar más oscuro, o tal vez quería ver lo que hacía.

Yo -Soltame por favor, déjame ir.

Él -Cállate, puta, no me hagas enojar más con vos.

Supuse que estaba enojado porqué me acosté con Ricardo, pero no con él. No me podía culpar, Ricardo era lindo, pero él realmente era muy feo. Si una chica lee este relato me va a entender.

Me desabotonó la blusa(Le agradezco que no la haya roto) me sacó el corpiño y comenzó a chuparme las tetas con desesperación, una y después la otra. El miedo que sentía se transformó en placer y se me escapó un gemido.

Él -Te está gustando, no perra?

No le dije nada. El violador quiso besarme en la boca, pero yo corrí la cara, lo que hizo que se enojada y me mostrada el cuchillo, lo cual hizo que me asustada y no tuve otra opción más que besar a ese hombre tan feo. Me besó en labios, pero yo tenia los labios cerrados.

Él -Colaborá, zorra. Abrí la boca

Quería que todo terminara, así que colaboré, abriendo mis labios. Nos besabamos, mientras él metía su lengua dentro de mi boca. Tenía un aliento a cerveza que me daba asco. Por instinto bajé mi mano su entrepierna palpando una pija corta. Mi tocada hizo que bajada la guardia e intenté escapar, pero sin éxito.

Él -Te vas a tener que comer mi chota, puta de mierda.

Yo -Te la chupo, pero después déjame ir, por favor, te lo ruego.

Él -Arrodillate y tirame la goma!!!

Le hice, me agaché, le bajé el pantalón y le chupé la verga. Una pija de unos 15 centímetros, pero muy gorda, con un sabor a mugre, se ve que el cerdo no se bañaba hace días.

Él -Chupame los huevos, dijo gimiendo.

Lamí sus huevos, me los metí a la boca, me los saqué, le pasé la lengua por la pija y me la volví a meter en la boca. Es increíble, pero me estaba calentando. Lo masturbé y me la volví a meter, le chupé los huevos, así, turnandome entre chupar su falo y sus testiculos.

Yo -Qué rica pija, tenés!!!

Él -Te gusta?

Yo -Me encanta!!!

Lo empecé a masturbar con la boca abierta, estaba dispuesta a hacerlo acabar tragandome su leche, por una parte porque yo quería y la otra para que me deje ir rápido.


Él -Parate, que te voy a coger.

Yo -Nooo!!! Eso si no, no traigo forro.

Me volvió a amenazar con el cuchillo, poniéndolo cerca de mi cara.

Él -Bajátelo!!!

Ya no importaba nada, me bajé el pantalón,la tanga, me incliné hacia adelante apoyé mis manos en mis piernas. El feo comenzó a chuparme el culo y la concha, Sacándome algunos gemidos de placer. Se paró, me la metió, agarrandome de la cintura y empezó a follarme rápidamente. Mientras se oía mi culo chocando contra su pelvis.

Ambos lo estábamos disfrutando, gimiendo despacio para no hacer ruido. En el tiempo que estábamos ahí el tren había pasado dos veces, el mismo tren que tenía que tomar para volver, ya que mi auto estaba en reparación.


Yo -Ahh ahh, sii ahhh Papi si sii mmm papi sii ahh

Él -Te gusta, putita?

Yo -Si, mucho... papito. Acabo papi acabo.

Y acabé en un orgasmo intenso.

Él seguía cogiendome, con movimientos suaves, hasta que aceleró, lo que me dio a entender que iba a eyacular.

Yo -Acabá afuera, por favor, te lo ruego.

Por suerte me hizo caso, me la sacó. Me di vuelta y vi su semen cayendo al piso, una cantidad grande de esperma salió de sus huevos.

Me agaché y le chupé la pija con rastros semen. Unas gotas de leche cayó en sus huevos. Le pasé la lengua para limpiarla. Se subió el pantalón, se acomodó la ropa.

Él -Gracias. Me agradeció como si le hubiera dado agua.

Yo -De nada.

Se fue y yo me quedé unos segundos limpiándome y acomodándome la ropa cuando salí de ahí dos hombres me vieron. Caminé un par de metros, me di vuelta y los vi revisando el lugar donde estaba. Será que se dieron cuenta que estábamos cogiendo? A lo mejor si, porque a unos pocos metros lo vi alejarse a Nicolas, y por la distancia en que estábamos los cuatro, esos hombres tranquilamente podrían haberlo visto salir de donde estaba yo.

El tren venía, así que corrí a tomarlo y por suerte lo alcancé. Durante el viaje recordaba lo que había pasado y no pude evitar reír. "Eso me pasa por puta", pensé. A Nicolas tampoco lo volví a ver.

Dos semanas después me llamó la asistente social para decirle si la acompañaba a la villa...

¿Será que le dije que si? Eso lo sabrán en el próximo relato.

Los saluda: "Rubiainfiel"

0 comentarios - La tierra del pecado y la fornicación.