Vacaciones muy movidas, el segundo día

Vacaciones muy movidas, el segundo díaMe despabilé a media mañana, después de haber sufrido la noche anterior el asalto de esos dos desconocidos que me habían hecho gozar como nunca, mientras mi adorado Víctor pasaba tranquilamente su curda en nuestra propia cama, apenas a unos pasos.Estaba de espaldas y me sentía aplastada contra las sábanas. La concha me dolía bastante y apenas abrí los ojos pude sentir que Víctor estaba encima de mi cuerpo, penetrándome con su gruesa verga bien dura.“Hola amor, quería darte una sorpresa” Me dijo alegremente, mientras me bombeaba suavemente, comenzando a hacerme gozar de un suave orgasmo.De pronto se salió y se acostó a un lado boca arriba, pidiendo disculpas porque no daba más, la resaca de la noche anterior le partía la cabeza de dolor. Le dije que no importaba, que ya se sentiría mejor después de un paseo al aire libre. Nos dimos una ducha refrescante y casi al mediodía salimos a dar una vuelta por la zona del puerto, donde había varios lugares para almorzar. Hacía bastante calor, así que luego de caminar un rato, nos sentamos en un bonito restaurante.Tuve un pequeño sobresalto cuando estábamos ya por el postre; a espaldas de Víctor se sentó en otra mesa el tipo rubio que me había destrozado la cola durante la noche anterior. El hombre me guiñó un ojo mientras degustaba su café, luego me hizo un gesto para que lo siguiera y se levantó, dirigiéndose hacia los baños del local. Víctor había pedido un café y su mirada estaba distraída en el ...

 horizonte, así que apenas notó que yo me levantaba para ir al baño.El rubio me esperaba en la puerta, me jaló por una mano y me encerró con él dentro de una cabina inmunda, el olor horrible hacía el lugar irrespirable.Me comió la boca en un beso húmedo, “me extrañaste putita, extrañaste mi pija?” “Si, por supuesto estoy extrañando esas dos pijas que me cogieron tan bien”. Dije.Me hizo girar, dándole la espalda, apoyando mis manos contra la sucia pared. Me levantó la breve falda que llevaba y sonrió al ver mi cola expuesta, ya que no llevaba tanga porque hacía demasiado calor.Mi concha realmente estaba bien humedecida y lubricada, así que abrí un poco las piernas y esperé por el embate inicial.“Te la meto por la cola, como hice anoche?”. Preguntó mientras me acariciaba.“No, por favor, anoche me la destrozaste, todavía me duele mucho, ahora tengo mi concha lista para tu verga, por favor, no me dejes con las ganas” Respondí.Sentí que me la metía hasta el fondo. Noté que todavía estaba bastante dilatada, incluso por la verga de mi esposo, que era mucho más gruesa que la del rubio.Mi nuevo amante resopló un buen rato a mis espaldas, me cogió muy bien. En menos de tres minutos sentí una oleada de calor y tuve un orgasmo espectacular, acabando en silencio con esa verga enterrada en mi cuerpo.Tampoco él no aguantó demasiado tiempo, unos instantes después pude sentir que explotaba dentro de mí, llenando mi concha de semen bien caliente.“Ahhh, perrita hermosa, estuvo buenísimo. Quiero ...repetirlo en estos días nena, esta noche va a contactarte mi socio, que se quedó con ganas de probar tu culo, así que te recomiendo te prepares, porque él no va aceptar una negativa” Me dijo.Me plantó otro beso bien húmedo y salió de ese inmundo lugar. Yo fui hasta el baño de damas y me arreglé un poco, estaba sofocada de calor y tenía manchas de semen deslizándose por mis piernas.Regresé con Víctor, que seguía ensimismado mirando el horizonte, así que ni siquiera notó mi estado de excitación, ya que estaba mi cara completamente arrebatada y colorada de calor.Volvimos caminado al hotel, dispuestos a disfrutar una buena siesta mientras hiciera tanto calor. Más tarde me levanté mientras Víctor todavía seguía roncando en la cama y me encerré silenciosamente en el baño. Lubriqué con gel un pequeño consolador que siempre llevo entre mis cosas y muy suavemente lo inserté en mi ano, sintiendo que se abría paso sin provocarme tanto dolor. La cola me ardía realmente, pero si a la noche el morocho iba a querer cogérmela bien duro, debía estar lista y dilatada para no sufrir.Al anochecer salimos a cenar. Después de los postres me levanté para ir al toilette, pensando que a esa hora ya el morocho no parecía que fuera a presentarse para reclamar mi culo.Pero me equivocaba. Allí me lo encontré junto a la salida de emergencia, indicándome que lo siguiera al exterior. Salimos junto al estacionamiento y me condujo hasta su auto. Me hizo subir al asiento trasero, mientras me manoseaba la ...

 cola por encima de mi vestido.“Vamos a tener que hacerlo rápido, no querrás que tu maridito se preocupe” Dijo.Ni siquiera respondí; sabía lo que el tipo quería, así que me puse de rodillas sobre el asiento, metiendo parte de mi torso en la luneta. En esa posición podía verme cualquiera que pasara cerca… y eso me excitaba más todavía.El morocho se bajó los pantalones y me apoyó su verga ya erecta contra mis piernas. Me levanté el vestido hasta la cintura y el tipo sonrió al ver que el consolador sobresalía de mi culo.“Viniste preparada, putita, sabías que iba a pedirte que me entregaras la cola”.“Si, pero te pido por favor que no seas bruto, todavía me arde bastante” Le dije.Me sacó el consolador con mucho cuidado y antes de que mi ano volviera a cerrarse sentí que su pija entraba muy despacio, suavemente, hasta el fondo. Allí se quedó unos instantes, sintiendo mi recto adaptarse a esa nueva intrusión. Luego comenzó a moverse hacia adelante y atrás. Ya no me dolía tanto, a pesar de que sentía cierto ardor por la fricción. De a poco fue incrementando el ritmo, me aferró por las caderas y comenzó a darme embates cada vez más violentos y prolongados. Me dio varias palmadas en las nalgas y de repente sentí el calor de su semen derramándose en mi interior.El morocho descansó unos segundos apoyado en mi espalda. Susurró en mi oído:“Me encantó, nena, es el mejor culo que tuve en mucho tiempo; mi socio y yo te vamos a seguir cogiendo hasta que te vayas de aquí”. Me aseguró seriamente.Me ...arreglé el vestido y regresé con Víctor, que me recibió sonriente. Fuimos a disfrutar de un espectáculo musical que nos habían recomendado y luego regresamos bastante tarde al hotel.Me encerré en el baño a darme una ducha refrescante. Me miré en el espejo y encontré que mi ano estaba bastante enrojecido y todavía dilatado, tenía varias marcas rojas en mis nalgas por las palmadas que me había dado el morocho.Por suerte Víctor no demostró demasiado interés en coger esa noche, estaba muy cansado. Cuando regresé a la cama ya estaba profundamente desmayado. Me acosté abrazándolo y traté de relajarme, mientras pensaba que apenas había sido el segundo día y que todavía mis dos amantes iban a usarme a su antojo durante el resto de la estadía… Mañana sería otro día.

0 comentarios - Vacaciones muy movidas, el segundo día