La clase de dibujo de Vanesa

Mi nombre es Vanesa, soy una chica bajita y planita, mido 1.40 y mis medidas son 60 de pecho, 52 de cintura y 65 de cadera, así que la verdad es que no tengo muchos “atributos como mujer”, pero aun así me agrada mi cuerpo, mi novio dice que mis pechos son coquetos y que mi trasero es muy sexy pues está muy firme aunque sea pequeño.


De rostro no soy una reina de belleza pero si me considero guapa, tengo ojos y labios grandes, también soy de tez blanca, mi cabello es chino de color negro, uso lentes y según me han dicho varios mi sonrisa enamora.
Esta historia sucedió a mis 19 años, yo estaba cursando mi segundo semestre en la Escuela de Artes Plásticas, el ambiente era muy bueno todos eran muy abiertos (a veces demasiado para mi gusto), había parejas de todo tipo y el sexo era un tema común en los pasillos, a mí me daba pena así que procuraba no quedarme cuando salían esos temas, pero aun así tenía muchos amigos, me llevaba muy bien con casi todo mi grupo y lo que más me agradaba es que ellos se llevaban bien también con mi novio Carlos (los conocía de varias salidas a bares o bailar).


Carlos era un joven delgado también bajito pero más alto que yo (1.60) y no había mucho que resaltar, sentía que él era alguien más del montón igual que yo, por eso me gustaba, además me trataba de forma cariñosa, así que yo estaba feliz con él, lo amaba la idea era al terminar ambos la carrera (porque somos de la edad) casarnos y empezar una familia, ambos éramos tímidos así que casi no habíamos tenido intimidad en los 4 años que teníamos de relación (por qué éramos novios desde la preparatoria) habríamos tenido sexo máximo unas diez veces, en el sexo era bueno, su pene no era muy grande (cosa que no me importaba sino todo lo contrario porque yo era pequeña) y sabia como usarlo, pero mi libido no era muy elevado así que yo solía pasar de esas actividades, lo que si es que yo solía darle muchos orales para que estuviera tranquilo, no me molestaba, tampoco me gustaba y mientras no se viniera en mi boca todo estaba bien.


Una de las materias que tenía en este semestre solo se daba en horario nocturno de 7:00 a 8:30 PM, lo que era muy molesto por que casi todas mis clases eran por la mañana, yo vivía muy alejada de la escuela así que para mí no era una opción regresar a mi casa, tampoco tenía mucho dinero como para irme a vagar como lo hacían la mayoría de mis compañeros, así que me quedaba prácticamente sola en la biblioteca o en la cafetería toda la tarde, lo bueno es que esa materia solo se daba un día a la semana.


Un día estaba yo en la cafetería aburrida leyendo mis apuntes de Figura Humana, la materia que les comento era hasta muy tarde, cuando llego un joven que en primera instancia me asusto mucho, él era MUY ALTO casi de dos metros de altura, era moreno y musculoso se veía que era de esos que iban diario al GYM, no era guapo de rostro pero si se veía rudo, estaba rapado lo que hacía que se viera muy intimidante, yo prácticamente me hice bolita cuando lo vi deseando que no me viera, pero, pero, pero, si me vio…


Recuerdo que se acercó y se sentó frente mío en la cafetería, yo volteaba para todos lados esperando ver aunque fuera al conserje pero no había nadie.


-          Hola ¿Sabes dónde está el salón 217? – me pregunto de forma muy amable y sonriente.
-          Si… esta al fondo antes de llegar a las canchas, pero ahorita no hay clases. – le respondí tratando de hacerme la seria para disimular mis nervios.


-          Sé que llegue un poco temprano, pero como es mi primer día no quise llegar tarde. – me respondió encogiéndose de hombros como si lo hubiera regañado.


Cuando bajo su mirada por lo que me dijo pude que ver estaba bastante apenado, lo mire a los ojos y pude darme cuenta de que era uno de esos “gigantes amables”, así que todo el miedo que tenia se fue igual de rápido que como llego.


-          Se ve que eres nuevo ¡Faltan dos horas para esa clase! – le grite divertida, cosa que lo puso aún más nervioso.
 
- Me llamo Vanesa y también voy a esa clase. – le dije sonriéndole y extendiéndole mi mano en señal de amistad.


-          Yo me llamo Carlos, mucho gusto – me respondió.


Después de ese momento incomodo Carlos y yo nos pasamos toda la tarde platicando, yo le mostré mis apuntes de la materia e intente ponerlo al corriente pues quien pensé que era mi nuevo compañero en ese momento ya había faltado a muchas clases, mientras más le hablaba del tema más interesado estaba en el tema y mejor me caía, pues era alguien relajado y todo lo contrario a su apariencia no era nada agresivo.


Finalmente llegó la hora de la clase y Carlos y yo nos dirigimos al salón, allí ya estaban varios de mis compañeros, estaba tan a gusto platicando con el que no me di cuenta en que momento llegaron, me dirigí hacia ellos para presentarlos pero en ese momento Carlos se quitó la playera dejando su marcado torso al desnudo, yo me puse roja como tomate y me aparte de él empezando a preocuparme de que mis compañeros pensaran que estaba con un pervertido o algo peor, trate de explicarlos pero en ese momento entro el profesor.


-          Clase él es Carlos, será nuestro modelo el resto del semestre, espero que sean maduros y que lo traten con respeto – Explico el profesor mientras que Carlos se sentaba en un banco en el centro del salón.


Carlos llevaba puesto unos Jeans azules rasgados y como no traía playera se alcanzaba a ver el elástico de su ropa interior, se notaba que estaba bronceado pues a pesar de que su piel era morena, sus brazos, cuello y rostro estaban más bronceados que el resto de torso.


Al principio la pena no me dejaba dibujarlo bien, pero conforme pude ir superando mi pena, pude poner más atención a sus pectorales y no lo voy a negar comencé a calentarme, nunca había visto a un hombre que tuviera ese cuerpo, comencé a preguntarme si podría cargarme, después empecé a fantasear con que mi novio consiguiera un cuerpo así. Entre mi trabajo y las fantasías la clase de fue rápidamente, en cuanto fue la hora de salida Carlos tomo su playera y se fue, se veía algo apenado también.


Paso una larga semana donde yo casi me olvide de lo sucedido, sin embargo las chicas del salón lo recordaban varias veces en sus pláticas y comenzaban a fantasear con cosas que yo prefería no escuchar.


Finalmente llego el jueves y yo volví a quedarme sola en la cafetería, revisaba mis bocetos cuando me topé con el dibujo inacabado del torso de Carlos, de recordar la clase volví a sentir como la temperatura de mi cuerpo subía y yo me ponía roja, no le di mucha importancia porque sabía que estaba sola, seguí dibujando sobre ese esbozo pero empecé a modificar el rostro para que se pareciera a mi novio, yo estaba muy entretenida cuando escuche una voz familiar…


-          ¿Mucha tarea? – Me pregunto Carlos quien miraba mi dibujo por encima de mi hombro.
-          ¡No me asustes así! – Le grite enojada y me voltee para golpear su pecho (como rabieta de niña chiquita) pero en cuanto lo toque quite mis manos apenada, se sentía tan firme, tan… no sé cómo describirlo.
-          No me dolió, no te preocupes – Me contesto Carlos risueño sentándose a un lado mío.


La tarde paso con una amena platica, Carlos cada vez me iba cayendo mejor y era agradable ya no estar sola mientras la clase iniciaba. Cuando empezó la clase se repitió como la vez pasada, Carlos se quitó la playera, se sentó al centro, lo dibujamos y después se iba. Esta rutina se repitió por poco más de un mes, en donde solo cambiaba la explicación que el profesor nos daba, también en ese tiempo mi amistad con Carlos iba creciendo al punto de que inclusive salió a beber con mi novio y conmigo, hicieron amistad de inmediato.


Finalmente llego el día en que la rutina cambio. Carlos llego como siempre a la cafetería donde platicamos como cada semana, solo que esta vez él estaba algo serio, cuando entramos a la clase él se quitó su playera como de costumbre y la dejo caer al suelo, luego se dirigió a mi asiento (yo me siento en la fila del frente para poder ver bien).


-          Oye Vane… cúbreme tantito mientras se me quita la pena ¿sí? – Me dijo Carlos viéndome muy serio y con una mirada casi suplicante.


-          Ok. Está bien – Le conteste sin comprender que era lo que estaba sucediendo.
-          ¡Gracias! – Me dijo sonriendo ya más tranquilo.


Yo no entendía que era lo que estaba sucediendo, para mí era una clase más, sin embargo pude darme cuenta que varias de mis compañeras cuchicheaban entre ellas y miraban a Carlos de provocativa, algunas hasta besos les mandaban. Carlos él estaba de pie frente a mí, y yo procuraba mirarlo a la cara porque la verdad es que su torso desnudo no me dejaba pensar claro y si bajaba más mirada mi cara quedaba directamente en su entrepierna.


Carlos suspiro y pude escuchar como desabrochaba la hebilla de su cinturón, al escuchar como esta caía al suelo baje la mirada comenzando a entender que era lo que sucedía… ¡Íbamos a empezar a dibujar desnudos!


Todo pasaba en cámara lenta ante mis ojos, pude ver como Carlos llevaba sus manos  a los lados de su cuerpo bajando el elástico de su bóxer negro, mientras la tela de este iba bajando pude ver primero como una espesa mata de pelo chino brotaba de su pubis para después dejarme ver el pene más grande, perfecto y hermoso que había visto… su miembro era largo, sé que estaba dormido pero aun así era ya del tamaño del de mi novio estando erecto, peor (¿mejor?) era más grueso, no estaba circuncidado pero a pesar de eso podía ver como su glande era ligeramente más grueso que el tronco de su miembro. Al verlo mi mirada se quedó fija en él, mis mejillas comenzaron a enrojecer y sentía como no solo mi cara, mi sexo también se calentaban de una forma que nunca antes había sentido, entre abre mis labios y por un momento pensé en besarlo pero un sonido me detuvo…
-          Vane… no lo veas así por favor, se ve chico porque estoy nervioso… - Me dijo Carlos en un murmullo.
-          ¿Pequeño? Esa cosa es enorme. – Dije sin dejar de mirarlo mientras me mordía el labio inferior.
No sé si fue lo que dije, o si Carlos se dio cuenta de que lo miraba con Deseo pero su miembro comenzó a crecer tan rápidamente que la punta roso con mis labios.
-          ¡JOVEN! ¿Qué clase de comportamiento es ese? Esperaba algo más profesional – grito el profesor al ver la erección de Carlos, quien rápidamente intento cubrirse.
-          Vaya al baño a “desahogarse” – Dijo molesto el profesor, Carlos subió rápidamente sus pantalones junto con sus boxers y salió corriendo del salón.


El profesor estaba furioso, se escuchaba el parloteo de mis compañeras, todas estábamos rojas, unas estaban apenadas y otras estábamos excitadas, aunque yo trataba de disimularlo muchas no lo hacían, en cuanto a los chicos pude darme cuenta la mayoría si no es que todo se encontraban avergonzados, creo que ninguno le daba la talla. Cuando Carlos regreso la clase continuo aunque el profesor no dejo que se quitara los boxers, yo no podía quitarme ese pene de la cabeza y estaba creo que por primera vez en mi vida cachonda, así que en cuanto termino la clase le llame a mi novio para ponerme “picara con el”…


-          Hola amor… oye sabes hoy tengo ganas – le dije riéndome nerviosa y entrecerrando mis piernas.
-          ¿Hoy? Lo siento mi amor pero no tengo dinero para el hotel – me contesto.


Colgué al escuchar eso, me quede tan decepcionada que no quería saber nada del mundo, todo el camino a casa pensaba en las partes íntimas de Carlos, en su cuerpo, en sus pectorales tan perfectos, mi entrepierna estaba sensible y húmeda, tan húmeda que comenzó a notarse en mis jeans, sentía que parecía que me había “ganado”, por suerte nadie me vio. En cuanto llegue a mi cuarto me metí a la ducha esperando que el agua fría calmara mis deseos, pensé en masturbarme pero nunca lo había hecho y seguiría sin hacerlo.


El fin de semana pude ver a mi novio, me vestí lo más coqueta posible para mi novio, pero el maldito solo me calentó aún más, fajamos y fajamos mucho el disfruto de mi cuerpo, yo le di una buena mamada que esta vez YO estaba disfrutando pues imaginaba que era el pene de Carlos pero él se vino a los dos minutos y ya no me toco por el resto de la cita.


La semana siguiente fue una deliciosa tortura para mi… ¿Por qué “deliciosa tortura”? bueno fue deliciosa porque estuve excitada cada uno de esos días y eso me permitió conocer mi cuerpo como nunca antes, cada vez que caminaba, cada vez que la tela de mi propia ropa rozaba con mis pezones yo suspiraba de gozo, amaba esas nuevas sensaciones y empezaba a disfrutar de estar en ese estado, el problema que es lo que yo llamaría tortura vino cuando me di cuenta de que no podía pensar con claridad en ese estado, era como estar drogada, siempre fui de las “cerebritos” de la escuela y ahora parecía una estúpida, lo peor es que comenzaba a gustarme, como fallaba en lo que los profesores preguntaban pronto dejaron de hacerlo, me reía por cualquier cosa y dejaba de apenarme con las charlas de sexo de mis compañeros, ahora las disfrutaba.


-          Me alegra que te hayas relajado más Vanesa – me dijo una de mis compañeras llamada Karina, un día entre clases.
-          Claro así soy, siempre excitada, digo relajada. – le respondí riéndome de la pendejada  que acababa de decir.
-          No sé qué te estas fumando pero dame. – me respondió Karina también entre risas.
-          Yo no fumo. – le conteste sin entender del todo lo que me trataba de decir y ella solo rio.
-          No te preocupes, siempre da pena aceptarlo al principio, y hablando de pena, con lo calmada que eres ¿no te dio pena tener semejante vergota en tu cara el otro día en figura humana? – Me pregunto Karina.
Mi mente volvió a ese momento, yo me relamí los labios y deje mi mirada perdida recordando, apreté mis piernas y levante mis nalgas un poco.
-          No al contrario, quisiera volver a verla. – le respondí.
-           Pues dudo que profesor nos deje volver a verla – Me respondió Karina cruzándose de brazos.


Mi rostro se sumio en pesar al darme cuenta que después de ese “incidente” era probable que ni siquiera volviera a contratarlo. Creo que Karina se dio cuenta de que en verdad sufría por ese hecho por que rápidamente me dijo: - No te desanimes, mira te diré un secreto, este jueves abra una clase de fotografía erótica impartida por los del último año y se ponen “muy buenas” – resalto mucho ese último punto. Pensé por un momento en negarme, pero Karina al verme dudar añadió – Sera el mismo modelo que el de la clase de figura humana y allí no hay restricciones porque es en una casa particular.-


Mis ojos brillaron de emoción, casi podía besarla, creo que en algún momento desee besarla, me inscribí a la clase en cuanto tuve oportunidad, era algo cara pero use mis ahorros junto con algo de dinero que les pedí a mis padres. La semana se pasó bastante lenta y mi mente solo pensaba en el miembro de Carlos, conforme avanzaron los días intente aclarar mi mente para no hacer algo de lo que me arrepintiera, pues estuve muy cerca de darle un oral a uno de mis compañeros en el baño…


(Si quieren saber lo que paso pueden leer este párrafo si no, simplemente brínquenselo, yo solo quiero desahogarme) Como ya les había yo contado, yo no pensaba claro y estaba muy excitada, uno de mis compañeros se dio cuenta y en una oportunidad que tuvo al estar a solas conmigo en un cambio de clase comenzó a tocarme el trasero, yo de pendeja no solo no grite, gemí, lo bese y empecé a manosear su bulto por encima del pantalón, el aprovecho para tocarme los pechos, recuerdo que me hinque frente suyo y estuve a punto de desabrochar su pantalón, por suerte el ruido de pasos en el pasillo nos detuvo. Sé que es tonto pero agradezco que eso pasara por que la culpa y el dolor de engañar a mi novio fue lo que me mantuvo serena, ya había pensado bien las cosas, iría a esa clase, vería ese pene me masturbaría por primera y única vez y así lo sacaría de mi sistema.


Finalmente el día llego, salimos de clases y por la tarde ya casi al anochecer dio inicio la clase, cuando llegue estaban allí varias de mis compañeros hombres y mujeres, varios desconocidos que creo que no iban a nuestra escuela y por supuesto Carlos, quien me saludo algo tímido. A los pocos minutos entro un chico de unos 23, 24 años, se notaba era gay o al menos bisexual porque cuando le pidió a Carlos que se desnudara disfruto de la vista tanto como yo.


-          Amigos ¡hoy tuve la visión más erótica! Una composición donde sin llegar al acto podamos sentir el placer del sexo – Dijo el instructor emocionado, todos le aplaudieron.
-          Pero por desgracia, nuestra modelo no se presentó así que ¿alguno de los presentes podría ayudarnos a poner “duro” a nuestro amigo? – dijo el instructor sin tapujo alguno.
Algo se apodero de mí, “este es mi momento pensé”, si me voy a sacar esto de mi sistema me asegurare de que jamás vuelva. Me puse de pie entre los asistentes y grite firmemente - ¡Yo!- el instructor sonrió, Carlos se sorprendió y los participantes murmuraron.
-          ¿Te parece bien Carlos? – pregunto el instructor pero yo no le di oportunidad de responder.


Camine lo más rápido que pude hasta quedar frente a él, nos miramos a los ojos por unos instantes, él estaba confundido y yo estaba decidida, así que me puse en cuclillas y comencé a besar su pene, escuche risas y varios comentarios sobre lo “atrevida” que era pero a los pocos minutos yo ya solo me podía concentrar en el trozo de carne que tenía frente a mí, pude sentir como se ponía duro al contacto mis labios y yo amaba eso, poco a poco fui abriendo mis piernas, lleve mi zurda a mi sexo y comencé a tocarlo mientras que con mi diestra tome la cabeza del pene de Carlos y lo levante para poder besar sus bolas mientras lo masturbaba, no importaba que me miraran, yo estaba en el paraíso y solo eso importaba.


Pase mi lengua por todo el tronco de Carlos, pude darme cuenta que era tan largo como mi cabeza, cuando llegue a la punta empecé a mamarla, su glande apenas y cabía en boca, sentí el sabor de su precum, era dulce y ligero, me gustaba, subí mi mirada sin sacar su miembro de mi boca para verlo, el me sonrió y comenzó a acariciar mi cabeza como si yo fuera un perro… ¡eso era una perra dándole placer a su amo! Yo me sentía plena, me sentía completa, ¿así se siente una mujer cuando esta con un hombre de verdad?


Mis ideas fueron interrumpidas por el instructor… Nos separó diciendo – Calma chicos no queremos que se acabe esto antes de las fotos – tuve que ir a sentarme, mientras Carlos posaba con su gran verga erecta todos allí lo fotografiaban, pude ver su pene por fin a detalle, era grande, grueso, calculo unos treinta centímetros al menos, era el pene de un hombre o el pene que todo hombre debería de tener.


Yo no estaba tomando fotos, no tenía cámara, solo disfrutaba del show, el instructor se dio cuenta de eso y se acercó a mí.


-          Veo que te gusta la… “herramienta” de Carlos. A lo mejor nos puedes ayudar con la siguiente parte de la clase.- me dijo. Yo me puse roja (más si es que eso era posible) por que salí un momento de mi… “trance por excitación”.
-          Quiero crear un momento erótico, donde su enorme sexo cubra  el tuyo, sin penetrarte claro, con sus manos cubrirá tus pechos y sus rostros no se verán por qué se perderán en un beso… - me dijo el instructor, creo que también dijo al referente a pagarme, pero yo solo podía pensar en besar a Carlos y en su sexo rozando con el mío.
-          Acepto. – Dije poniéndome de pie.
-          Bien, en ese caso desnudarte por favor – me dijo con toda la tranquilidad del mundo, como si fuera normal que un desconocido te pidiera que te desnudaras frente a muchos otros, dude no lo voy a negar.


Por un momento estuve a punto de irme, pero cometí el error de voltear a ver a Carlos, el se veía tan sexy, desnudo, posando marcando sus músculos que solo eran opacados por su miembro viril, comencé a desnudarme, dejando caer mi ropa al piso, no fue un baile erótico ni intentaba seducirlo, me sentía apenada y asustada, el era todo un hombre y yo era una chica que no tenía muchos atributos, de pecho plano y poca cadera, nunca fui insegura de mi figura, pero esa vez me sentía vulnerable, violada por las miradas de todos los presentes, camine hacia Carlos y le sonreí.


Carlos dejo de posar y se acercó a mí, su semblante era diferente al de siempre, me sentía intimidada, el me miro y camino alrededor mío, como si evaluara mi cuerpo, si era lo suficientemente bueno para el, finalmente quedamos uno enfrente del otro, el me tomo de los hombros y me pego a él, pude sentir como si firme pene chocaba casi con mis pechos, después se separó de mi camino hasta quedar detrás mío y sentí como me levanto abriendo mis piernas…


Yo no podía pensar claramente, mi deseo pudo más que mi conciencia, más que mi moral y más que mi amor por mi novio, allí estaba yo, no solamente desnuda frente a desconocidos y algunos de mis compañeros de clase… estaba completamente abierta y expuesta…


Carlos me cargaba, estando yo de frente con las piernas abiertas mientras él se acomodaba en un sillón cercano para empezar a modelar, se dejó caer y me acomodo lentamente entre sus piernas, de tal manera que su enorme miembro cubriera mi sexo, solo rosando con él, solté un gemido al sentir ese roce, pude escuchar algunos comentarios, las indicaciones del instructor y unas cuantas risas pero no me importaba, después pude sentir como Carlos cubría mis pequeños pechos con sus grandes manos, voltee a verlo, el me sonrió y yo sé que mi mirada era de deseo pues recuerdo que me costaba respirar.


La imagen era justamente lo que el instructor del taller deseaba y lo que me prometió, aunque ya todos allí me había visto desnuda en la fotografía final solo se vería el pene de Carlos pues este era tan grande que cubría toda mi intimidad, mis pechos no se verían pues sus manos los cubrían y nuestros rostros quedarían ocultos una vez que nos besáramos…


El rostro de Carlos se acercó al mío, yo entreabrí mis labios desesperada y a la señal del instructor el me beso, en cuanto sentí el beso de Carlos pude escuchar los disparos de las cámaras fotográficas y eso me calentó más que el beso mismo, empecé a pegar mi sexo al tronco que Carlos tenia por pene y a frotarlo, sentía como mis fluidos escapaban de mi vagina mojando la verga de ese hombre que me sostenía invitándolo a entrar.


-          Ya pueden separarse muchas gracias – Grito el instructor, y los “clics” de las cámaras cesaron y Carlos separo su rostro del mío.
-          No… - dije en un suspiro, desesperada mientras sentía como Carlos me levantaba para ponerme en el suelo lejos de él.


Gire mi cabeza para mirarlo suplicante, pude notar que su verga seguía dura, después regrese mi mirada al frente y vi a todas las personas de aquel curso mirándome, sus rostros eran de burla pero más de excitación, comprendí que no era la única pervertida allí, que esto era normal en aquel mundo de artistas donde yo me encontraba, así que me dirigí a la mesa más cercana apoyando allí mis manos y poniendo mi culo en pompa para ofrecérselo a Carlos, coloque mi plano pecho sobre el escritorio, separe mis piernas y con mis manos abrí mis nalgas mientras que veía a Carlos de reojo.


-          Hazme tuya… - le dije débilmente, pero el no necesito que dijera más.


Pude sentir como Carlos rápidamente corrió hacia mí, tomándome de las caderas, empujo su enorme virilidad dentro mío, tuve un orgasmo solo de ser penetrada y escuche los aplausos de mis compañeros, varios de ellos se fueron pero otros solo comenzaron a charlar mientras veían el espectáculo, vi como el instructor tomaba una copa de vino de la mesa de catering mientras Carlos me embestía, el sexo con él era tan diferente del de mi novio, era bestial, era fuerte, era enérgico era maravilloso…


Tenía sensaciones de placer como nunca antes, el miembro de Carlos llenaba todo mi interior, también me lastimaba un poco al entrar pero no me importaba, yo gemía en cada embestida y sentía como su respiración se agitaba, me tomo de los brazos y me jalo hacia el para llenarme completamente, me vine, me vine como nunca antes, mis gemidos llenaban la sala y la imagen que allí se veía era algo tan surreal, un hombre enorme tenia sodomizada a una chica pequeña y plana mientras que un “montón” de artistas veían el espectáculo tomando vino y comiendo quesos.


Carlos me volteo sin sacar su verga de mí, lo que me provoco otro orgasmo, pude ver como se agachaba a chupar mis pezones, yo lo abrace moviendo mis caderas con desesperación, quería darle el mismo placer que él me estaba dando, de vez en cuando escuchaba los “clics” de las cámaras fotografías pero no me importaba y a Carlos menos, él era como un toro, que lo único que le importaba era preñar a su hembra.


Mis ojos se pusieron en blanco y mi espalda se arqueo con el orgasmo más placentero que nunca hubiera tenido al sentir como su enorme miembro se hinchaba mas bombeando su semen en mi interior…


Quede tirada en aquel escritorio, escurriendo semen de mi sexo, respirando con dificultad, lo último que recuerdo de esa noche es a Carlos acercando su pene a mi boca para que lo limpiara, cosa que hice con gusto…


Ese semestre lo reprobé y a Carlos lo despidieron por mi culpa pues siempre que nos veíamos antes de las clases terminábamos cogiendo en los baños, poco a poco Carlos fue moldeando mi sexo con su gran verga para que solo él pudiera satisfacerme… como lo odie por eso pues nunca me quiso como su pareja, me di cuenta que como yo él tenía a muchas mujeres a su disposición, lo sé por qué en varias ocasiones termine cogiendo con ellas para su deleite con la promesa de ser penetrada por el después.


La última vez que lo vi, fue el día de mi boda, el vino en la mañana antes de que todo empezara y me cogió con el vestido puesto se encargó de que mi vientre estuviera lleno de su semen al momento en que diera el “si”, me case con mi novio de la escuela más que nada por no quedarme sola y a él le guardo algo de aprecio pero no puedo verlo como un hombre, su “pequeño amigo” es incapaz de llenarme, de darme el placer que Carlos me dio, pero él piensa que sí y no puedo evitar preguntarme…


¿Cuántos hombres hay que de verdad creen que satisfacen a su mujer cuando la realidad es otra?

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