Mi Verano en Japón-Tarde con Rio

Mi Verano en Japón-Tarde con Rio



Pasamos al salón de casa, este era pequeño, había una mesa baja y unos sofás, estilo occidental para relajarse mientras se veía la tele.
–¿No estás cansado? ¿Quieres echarte un rato? –dijo Miyuki.
–¡Oh, no, he dormido en el avión! Prefiero aguantar un poco y acostumbrarme a vuestro horario, ¡gracias! –dije yo servicialmente.
–¡Estupendo! Ven te enseñaré la casa –dijo Yui invitándome a seguirla.
Con gracia fue dando saltitos delante mío y me enseñó desde la cocina hasta los cuartos. La casa era pequeña, pequeñas habitaciones, pequeñas camas, ¡parecía la de un hobbit!
Finalmente llegamos a su habitación y allí nos sentamos.
–¿Quieres oírme tocar el piano? –dijo Yui.
–¡Oh, claro! ¡Me encantaría!
De modo que Yui tocó para mí, lo hacía bastante bien he de admitirlo. Cuando terminó aplaudí y ella se emocionó haciendo una flexión como si fuese su público.
–Me dijiste que te habían quedado las mates, ¿verdad?
–¡Oh si! Tengo que estudiar para septiembre –dije yo.
–¡Yo soy muy buena en mates! Si quieres puedo ayudarte por las mañanas.
–¿Ah sí? ¡Sería estupendo! –dije yo emocionado.
–¿Quieres que empecemos hoy?
–¿Hoy? –pregunté sin muchas ganas–. ¡Hum, vale! –dije pensando que no tenía nada mejor que hacer y así estaría junto a Yui.
Estuvimos estudiando un poco en una pequeña mesa, lo que no dejaba mucho espacio para los dos así noté el roce accidental de sus pechos en mis codos y fue… ¡uf! ¡Qué pasada! Nunca noté unos pechos tan suaves, bueno, en realidad, ¡nunca noté unos pechos en mis codos! –pensé para mis adentros.
Creo que ella se dio cuenta que miraba su escote, llevaba una camisa blanca con pliegues y cuello a la barca que dejaba ver su canalillo igualmente blanco nacarado. Sus pechos debían ser de porcelana y sus pezones los coronarían como fresas en una montaña de nata, ¡hum!
Cuando terminamos el estudio bajé y vi a Miyuki entrar a la cocina. Como quería agua fui tras ella y le pedí un poco de agua.
–¡Oh claro, aquí tienes Toni-chan! –dijo servicialmente.
Tomé el vaso y lo bebí de un trago. Luego respondí con una flexión para darle las gracias. Maldito protocolo japonés, ¡lo que me apetecía era darle dos besos y abrazarla!
–¿Vas a fregar los platos?
–¡Oh si, los del desayuno! –dijo Miyuki.
–¿Puedo ayudarte?
–¡Oh no tienes que molestarte!
–¡Insisto! –dije yo tratando de pasar tiempo con Miyuki.
Al final aceptó y estuvimos fregando juntos en una cocina tan estrecha que dos personas no cabían con amplitud al cruzarse, esto provocó que al pasar tras ella rozase su trasero con mi paquete y sintiera la suavidad de sus curvas en lo más íntimo. ¡Uf! ¡Qué culazo! –pensé al verla.
–Lo siento, está todo muy estrecho aquí, ¿verdad?
–¡No importa! –dije yo.
–Las casas en tu país son más grandes, ¿verdad?
–Bueno si, un poco más grandes –dije yo.
–Me muero de ganas de visitar tu país, el próximo año me gustaría ir a verte allí.
–¡Eso está hecho! –dije yo despertando su sonrisa.
Mientras yo fregaba ella secaba los platos, lo que unido a lo estrecho de la cocina me permitió observar su escote en pico donde su canalillo se hundía en unas tetitas tan blancas como las de Yui. ¡Uf! ¡Tendría que hacerme algo ese día o no pasaría del primero ante tanta belleza exuberante japonesa!
Al terminar fui al salón y estuve viendo un rato la tele con Yui mientras Miyuki preparaba el almuerzo.
Fregando platos con Miyuki me enteré de que su padre trabajaba todo el día y llegaba tarde a casa siempre así que, ¡comeríamos solos ellas y yo!
Llegó Rio de sus clases de recuperación y se unió a nosotros viendo la tele en japonés, no me enteraba mucho pero bueno, estar sentado en aquel saloncito junto a Yui y Rio era un sueño cumplido.
Comimos mientras no paraban de preguntarme por las costumbres de mi país o cómo era mi pueblo, las casas, la gente y quedaban maravilladas por mis descripciones, que aunque escuetas en inglés, las dejaban perplejas.
Así llegó la tarde y pensé en ir al baño mientras Yui y Miyuki dormitaban en el salón, al entrar oí el agua de la ducha…
¡Era Rio que se estaba duchando! Pero yo tenía ganas de hacer pis así que me senté y lo hice discretamente en la taza del váter pensando que no se enteraría.
Cuando hube terminado de repente vi sus bragas en el cesto de la ropa y fue algo casi inconsciente. Las cogí y las olí.
¡Hum! Rio, no podía pensar en otra cosa que su sexo acariciando la blanca tela de algodón. Aunque sea algo escatológico olían levemente a pipí de Rio y esto me excitó tanto que mi erección creció ineludiblemente allí abajo.
Pero, ¡oh sorpresa! Entonces la puerta corredera de la mampara de ducha se movió y salió Rio envuelta en una toalla.
De inmediato solté sus braguitas dejándolas caer al suelo y me incorporé subiéndome los calzoncillos y el pantalón al mismo tiempo.
–¡Oh Rio, es que no podía aguantar!
–¡Oh Toni-kun! ¡Tranquilo, no pasa nada! –dijo ella mientras salía de la ducha.
Pulsé el botón que dejaba salir el agua y esta corrió por el inodoro dejándolo de nuevo blanco y llevándose mi pis.
–Toni-kun, ¿son estas mis braguitas? ¿Las que tenías en tus manos hace tan solo un momento? –oí mientras quedaba petrificado.
–¡Yo, pues…! –dije muy alterado.
Rio se agachó y las recogió del suelo donde traté de ocultarlas.
–¡Vamos confiesa tonto! ¿Las oliste verdad?
–¡Rio, yo no quería hacerlo pero…! –dije sin encontrar una excusa que sonase convincente en mi cabeza.
–Tranquilo, sé que los chicos de tu edad se la pelan a diario, mis amigos también lo hacen. Si quieres me marcho y te dejo con ellas para que las disfrutes –dijo sonriente.
–¿Yo, y por qué no te quedas? –le dije sin poder creer que aquellas palabras saliesen de mi boca en japonés.
–¿Quedarme?
–¡No sé, a lo mejor puedes ayudarme con mi problema! –dije mostrándole mi erección hasta entonces disimulada con una mano en mi bolsillo.
–¡Hum Toni-kun! Esto suena insolente, pero solo te ayudaré a pelártela. Siento curiosidad por ver una verga extranjera… –añadió.
Así Rio me hizo pasar a la ducha y me obligó a ducharme mientras me miraba. Mi cuerpo era barbilampiño, pues soy muy blanco de piel y ella se deleitó viendo como el agua resbalaba por mi blanca piel.
Luego me hizo sentarme en el suelo y ella se colocó a mis espalda abriéndose la toalla sentí sus senos contra mi piel y temblé de emoción…
–¡Tranquilo no te vayas a correr aún! ¿Te gustan mis tetas?
–¡Sí, sí! –asentí a la vez con la cabeza.
Entonces su mano agarró mi pene por la base y tirando de él hacia abajo lo descapulló y maliciosamente se asomó por encima de mi hombro para verlo.
–¡Es bonita! –susurró en mi oído provocándome muchas cosquillas.
Acto seguido comenzó a masturbarme suavemente y poco a poco fue acelerando el ritmo para luego parar y mientras tanto restregarse contra mi espalda, sintiéndola yo gemir desde atrás.
–¡Ay Toni-kun! Te imaginas qué diría mi madre si entrase ahora y nos pillase, seguramente te mandaría de vuelta a tu país en el primer vuelo… –me confesó entre susurros.
–¡Uf, esperemos que eso no pase!
–¡Ay los chicos sois tan sencillos! –dijo a mi espalda–. Tan solo cogiéndonos la cosita y sacudiéndola os corréis y os quedáis relajaditos como corderitos.
–¿Si, has hecho más pajas?
–¡Si claro! Mis amigos tienen sus necesidades y me gusta complacer. Si quieres puedo masturbarte cuando lo necesites, pero siempre que seas discreto y mis padres no sospechen nada.
–¡Oh claro sí! –dije levantando la voz lleno de emoción hasta que Rio me la tapó con su mano y la bajé para no ser oídos.
Así aquella tarde Rio me masturbó y se divirtió cuando mi leche salió a borbotones en la ducha aclarando el desaguisado con el agua de ésta hasta que mi lechecita se marchó por el desagüe…
–¡Bye, bye cumshot! –susurró Rio a mi espalda.
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Mi Verano en Japón  es mi nueva novela. En ella me adentro en la cultura japonesa y descubro lo calientes que pueden llegar a ser una madre y sus dos hijas en el país del sol naciente, ¿te atreves a descubrirlas?
Si quieres que siga publicando esta obra es muy sencillo, dame tus 10 puntos, ¡que yo los vea! De manera que si diariamente se alcanzan los 200 ptos al día siguiente verás un nuevo capítulo publicado, ¡así de fácil!
Pero si no quieres esperar, ya sabes donde encontrar la obra completa...

1 comentario - Mi Verano en Japón-Tarde con Rio

Makugan0
Excelente obra, y donde puedo ver la novela completa.
2003zorroblanco +1
Tienes el enlace en el título de la obra al final del relato