Mi tío, mi tía, mi primita y yo (20): Solito con la tía.

Ese fin de semana Mica se iba de campamento con el colegio, y mi tío se iba de viaje, así que me llamó y me preguntó si quería ir igual a casa, como todos los findes, o no. Le dije que sí. “Bueno” me dijo, “si querés venir yo te busco, pero te aviso que no te hagas ilusiones, que no sé si la tía va a querer jugar mucho jaja, vos me entendés. Te aviso nomás”. Le dije que igual quería ir. En realidad, por supuesto que tenía ilusiones, y ya el solo hecho de quedarme solo en casa con la tía Cele me hacía parar la pija, pero si no pasaba nada, igual no había problema, tampoco es que tenía muchos planes mejores que ese. 


Mi tío me pasó a buscar y en el camino me sacó el tema de nuevo. “No te hagas ilusiones nene eh. La tía me dijo que te avise, ojo, yo no tengo problema, por mi diviértanse. Pero la entiendo igual, es tu tía, tampoco puede estar siempre en ese papel, y no debe querer que vos te obsesiones o te pongas pesadito. Por eso, te digo, por mi diviertanse, pero no te pongas cargoso con ella, si ella quiere algo te vas a enterar. Mi consejo: Mantenete cerquita y respetuoso, como sobri y no como machito, si ligas algo, buena suerte y agradecé, y sino, mala suerte, otra vez será”. 


Igual, que iba a intentar yo, si seguía siendo el mismo chico tímido de siempre. Cuando llegamos Cele estaba espléndida, con una calza metida en el orto que le quedaba pintada y una musculosa blanca que le resaltaba bien las tetas preciosas que tenía. Como no iba a ser una diosa del sexo en mi cabecita adolescente. Se estaba por ir a hacer ejercicio. Se despidió de mi, cariñosa pero un poco distante, tratándome más como nene de lo que lo hacía últimamente, como si hubieramos retrocedido a cuando tenía diez años, y se fue. 


Yo me quedé solo en la casa, bastante caliente, e hice una actividad que también había quedado en desuso pero que era típica de cuando era más chico, revisar las bombachas de la tía. Me pasé un rato mirando tangas en el cajón, oliéndolas(todas tenían olor a jabón y a suavizante), imaginándome como le quedarían puestas, como se las bajaba mi tío. Como a la hora y media volvió, toda transpirada, con la calza y la remera mojadas de sudor, el corpiño y los pezones trasluciéndose. Que potra era mi tía. Me alegré de pasar el fin de semana solo con ella. Pasó para el baño. Yo la seguí un poco, con la vaga esperanza de ver algo. 


Pasé frente a la puerta del antebaño y escuché que me llamaba. Me acerqué. La puerta del baño estaba entornada. Ella estaba descalza, todavía vestida, de espaldas. Me acerqué. Siempre de espaldas, se puso a hablarme de trivialidades, a preguntarme que quería que pidieramos de comer, y que película quería ver. Mientras se iba sacando la remera. Se sacó el corpiño, se sacó la calza. Finalmente se sacó la bombacha, una tanga negra totalmente metida en el culo. Mi calentura era total, pero me confundía un poco el mensaje ambiguo, lo que me estaba mostrando (pero de espaldas, sin mirarme a la cara, con la puerta entornada, y hablándome como a un nene de diez años, como me hablaba cuando yo tenía esa edad y nos quedábamos solos en una noche de tía y sobrino). 


Tiró toda la ropa en el canasto, girando un poco de manera tal que le alcancé a ver una teta, y me dijo “Haceme un favor, ponés la ropa del canasto en el lavarropas? Yo después lo prendo”. Me fui con el canasto en los brazos, apoyado sobre la pija dura. Llegué al lavadero. Saqué lentamente la ropa. Primero la calza, la miré, la olí. No tenía olor feo pero si intenso, a transpiración reciente. Agarré el corpiño, también mojado. Tenía olor a sudor mezclado con perfume. Finalmente agarré la tanga y me la llevé a la nariz. Que delicia. La bombachita mojada de sudor de mi tía, la transpiración de su cola y su concha. 


Varias veces siendo más chico la había visto volver del gimnasio y había fantaseado con agarrar su bombachita, esta vez era realidad. No daba más, había estado caliente todo el día, y revolver el cajón de las bombachas me había calentado más. Ahora esto. Estaba a punto. Miré a ver si no venía nadie, cerré la puerta del lavaderito, me envolví la pija con la bombacha mojada de mi tía, me masturbé a toda velocidad, y en un minuto sentí el semen brotar de mi pija, y miré la tela negra húmeda donde antes había apoyado y transpirado su conchita, ahora toda enlechada. La enjuagué en el piletón, tiré toda la ropa al lavarropas, y salí.


Después de esa paja estuve tranquilo un par de horas, en la pieza viendo cosas en youtube, y después salimos a dar una vuelta. Ya ahí, de verla con un jogging gris que dejaba adivinar la bombacha, y una remera blanca que traslucía el corpiño, y combinando esas imágenes con la de ella sacándose la bombacha en el baño, y el recuerdo del aroma de la bombacha, me empecé a calentar de nuevo. Mientras caminábamos me abrazaba con mucha ternura, ternura de tía, y yo no podía evitarla erección. 


Después nos sentamos a comer. Durante la comida ella me hablaba de cualquier cosa menos de sexo, todo lo que fuera primita, tío, etc, estaba fuera de conversación. Después de levantar los platos tocaba ir a ver la película. Ella me preguntó si prefería verla en el living o en la pieza. “En tu cama” le dije yo, y mi cara me traicionó y me puse colorado. Ella me miró con una sonrisa de “ya sé lo que estás pensando pendejo, ni lo pienses” pero me dijo “bueno, dale. Pero te bañás antes, si te vas a meter en la cama”. Me metí al baño de la habitación, y me bañé rápido. Tenía la pija paradísima. Dudé de hacerme una paja en la ducha pero decidí que no. Me volví a vestir, salí, caminé hasta la cama. 


Ella estaba con un pijama que le quedaba precioso. Me quise meter vestido a la cama y ella me dijo “que hacés, con la ropa sucia te vas a meter a la cama?”. “Es que no traje pijama”. “Bueno, en boxer, sobri”. La miré dudando. Me pareció que mi erección iba a ser demasiado notoria, y no quería quedar como un pajerito. Me miró entre perdiendo la paciencia y divertida, y de golpe, en un solo movimiento se sacó el pantalón del pijama. “¿Ves? Me quedé en bombacha. Noes tan grave. Dale, quedate en boxer, yo no te miro”. 


Me saqué el pantalón, con cuidado de que no se notara tanto mi erección, y también la remeraIgual me pareció que de reojo me miraba un poquito. Empezamos a ver la película, pero yo mucho no podía concentrarme. En un momento me abrazó, me estrechó contra ella sin dejar de mirar la pantalla. Sentí nuestros muslos tocarse, el contacto entre el costado de mi boxer y el costado de su bombacha. Era un abrazo cariñoso, de tía, pero mis hormonas no entendían de parentescos en ese momento. 


No sé que chiste tonto le hice, y me volvió a abrazar y me estrechó contra ella, y ahí sí, mi pito duro la tocó. Se dio cuenta enseguida y se puso seria. “Ay nene” me dijo. Yo me sentí avergonzado y miré para abajo. Debo haber parecido un pollito mojado, porque me dijo “no, sobri, perdoname, es normal esto”. Luego de una pausa agregó “pasa que no quiero que ciertas cosas se hagan costumbre, está bien que las hagamos algunas veces, es lindo, pero si se hace costumbre arruina nuestra relación más linda que es que yo soy tu tía y vos mi sobri”. “Ya sé tía, perdón” le dije. “No pidas perdón. Ya sé” me dijo, “andá al baño, descargáte y volvé, yo te espero. Volvé mansito. Me levanté un poco avergonzado pero también me parecía excitante hacerme una paja en el baño con mi tía del otro lado de la puerta, mandado por ella. Igual no llegué, que me llamó de vuelta. “No, mejor vení acá” dijo. 


Se sacó la sabana de encima. Tenía las rodillas flexionadas, las piernas abiertas, la bombacha blanca le quedaba preciosa, se marcaba la hendidura de su concha. Dio unos golpecitos al espacio entre sus piernas. “Vení acá con la tía”. Yo me acerqué y me subí a la cama gateando, como para subirme de frente encima de ella. “No no, pará, como vas a ver la película sino. Sentate mirando al tele”. Me senté medio recostado en el espacio entre sus piernas, su papo apoyado en mi culo, mi cabeza cerca de sus tetas. Se sacó la parte de arriba del pijama y el corpiño. Me agarró con mucha delicadeza la cabeza y me recostó entre sus tetas desnudas mientras me acariciaba el pelo. 


La película seguía, pero yo ya ni sabía que estaba pasando en la pantalla. “Vos mirá la película tranquilo, que la tía se encarga”. Me puso la mano en la panza y me la empezó a acariciar. Era terriblemente placentero. Mi pija empujaba por salir del boxer. Pero solamente me estaba acariciando la panza. “Mandarte al baño, como se me ocurre ja. Aparte el tío después me va a tratar como a una tía cruel si le digo que te mandé al baño solito jaja”. Yo no decía nada. “Aparte el que pone la pava se toma el mate no? No fue a propósito te juro, no me di cuenta, pero ya sé que a tu edad ven una bombacha y una mina más o menos y ya está”. “No sos una mina más o menos, tía” le dije. “Awww” respondió, mientras su mano bajaba un poco más, hasta el elástico del boxer. Con la otra mano alternaba entre acariciarme suavemente el pecho, o más maternalmente la frente. Parecía una mamá tomándole la fiebre al hijo. 


“Te confieso algo?” me dijo. “Hoy cuando te llamé para que lleves la ropa sucia, lo hice a propósito. Pensé que me ibas a ver así, te ibas a calentar, te ibas a hacer una paja, y que ibamos a evitar esto”. “Me la hice” confesé yo. “jajajaja que hijo de puta, y ya estás caliente de nuevo, lo que es ser pendejito. Yo igual era así a tu edad”. Su mano bajó y me empezó a acariciar suavemente los huevos sobre el boxer, yo me incliné hacia atrás de placer y sentí a los costados de mi cabeza lo mullido de sus tetas. 


“Donde te la hiciste?” quiso saber. “Me da vergüenza tía”. “jajjajaja si te da vergüenza con más razón quiero saber, fuiste chanchito no? Dale, contame, no pasa nada”. “En el lavadero”. “¿Y donde acabaste???”. “En tu tanga del gimnasio”. “nooo jajjaja te cuento para que no tengas vergüenza: cuando yo recién empecé a salir con tu tío y nos veíamos en la casa de mis papás o de los suyos, hasta en la casa de tus papás, le hacía pajas en cualquier lado de la casa donde pudieramos estar solos, y lo hacía acabar en mis bombachas. Volvía a casa con la bombacha sucia en la cartera jaja”


Después se quedó callada, como si le hubiera dado algo de pudor lo que acababa de contarme. Mientras seguía acariciándome, como distraída, no es que me estaba haciendo una paja normal, simplemente iba pasando sus manos suavemente por mi panza, por mis huevos, por mi pija. Yo trataba de no gemir para no romper el silencio, pero no podía evitar que mi respiración fuera cada vez más agitada. Ella parecía no excitarse, transmitía la sensación de que simplemente me estaba haciendo un favor, librándome de un instinto que yo al ser un cachorrito machito hormonal no podía evitar, y que encima ella había desatado al mostrarse en bombacha.


Por fin rompió el silencio y me preguntó “Bueno, como vamos?” Estás para terminar o un ratito más?”. “Un ratito más” dije. Re estaba para terminar, pero estaba en el paraíso, no quería dejar de sentir su mano. “Ok” contestó, y siguió igual, pasando su mano suavemente. Unos minutos después, exactamente la misma pregunta, en el mismo tono, sin mostrar excitación pero tampoco hartazgo, un intermedio, tipo te estoy haciendo un favor y si lo terminamos, mejor, pero no hay apuro. “Sí, estoy” le contesté, para no ser un pesado y además porque tenía miedo de acabar involuntariamente si seguíamos así y quedar como un boludo. “Bueno, que preferís, adelante o atrás” me preguntó. La miré con cara de no entender. “Que te voy a dejar frotarte contra mí para que termines. Preferís adelante o atrás? Con la bombacha puesta eh”. Que elección difícil. 


La cola mullidita de la tía Cele era un sueño. Pero frotarme con su concha también, y encima me iba a dar acceso a las tetas, que eran preciosas. “Adelante” elegí. “Bueno, date vuelta, vení encima de la tía”. Giré y me puse sobre ella. Merodeó la espalda con los brazos y me acomodó suavemente. Mi pija quedaba sobre su concha, mi cabeza apenas arriba de sus tetas. “Despacito” me susurró, “no te apures, no hace falta”. Empecé a hacer los movimientos como de cogerla, con el boxer puesto, ella con la bombacha puesta, pero sentir su concha contra mi pija, sus piernas, sus tetas, su cuerpo de mujer adulta, me volvía loco. Era como que por primera vez me estaba cogiendo a una mina adulta, salvo que con ropa interior, pero que me importaba. Estaba en el cielo. Mi tía respiraba de manera un poco agitada. 


No quería mostrar excitación, quería hacerlo ver como un mimo al sobrino, como un favor al sobrinito caliente, pero me parecía que estaba excitada, su bombacha se sentía caliente y húmeda, sus pezones estaban duros. Mi pija empujaba contra sus labios vaginales. Llevó su mano derecha hasta mi culo, y agarró una de mis nalgas por adentro del boxer. Empecé a frotarme más fuerte. “Dale bonito. Dale, sacate las ganitas, que la tía te ayuda” me susurró, mientras me apretaba suavemente la cara contra sus tetas. No pude más, y empecé a acabar a chorros, que pronto empezaron a derramarse del boxer y le mancharon toda la bombacha. Se miró y se rió. “Note preocupes” me dijo, “vení, ahora nos limpiamos”, y sin cambiar de posición abrazó mi espalda desnuda, más maternal que nunca, y nos quedamos así unos minutos en los que casi me quedo dormido. Después me dijo “andá a limpiarte, después voy yo”. 


Fui al baño, volví limpio, pero tuve que salir en culo y buscar un boxer en la pieza. Cuando volví ella estaba en culo, de espaldas ala puerta, poniéndose una bombacha limpia. Se dio vuelta. Me dijo “¿Mejor ahora? Más tranquilo”. Tímidamente le dije que sí, “gracias”. “De nada” me dijo. Me armé de valor y le hice una pregunta que venía pensando desde el baño. “Y vos no vas a acabar?”. Me miró y lanzó una carcajada, pero pronto la moderó en risita, como para no lastimarme. “Era para vos esto, no estábamos cogiendo ni pajeandonos los dos ni nada. Te hice un favor de onda, porque me pareció que lo necesitabas y porque te quiero”. 


Siguió mirándome con ternura. “Pero está bien que seas así de amoroso y que le preguntes a una chica pudo acabar, si tiene ganas de acabar. Me gusta que mi sobrino sea así y no un machito forro”. Yo me hinché de orgullo. “¿Te quedarías más tranquilo si acabo?" me preguntó. “Sí tía” dije yo poniendo cara de adulto serio responsable que sabe de sexo y se preocupa por el bienestar sexual de sus parejas. “Bueno” me dijo, “me hago una paja rapidita, quete parece? Y todos contentos”. Le dije que sí. “Y seguro vas a querer ver, no?” me dijo con sonrisa pícara. “Sí obvio tía ”le contesté riéndome. “Sentate ahí” me dijo, mandándome a los pies de la cama, “esto va a ser rápido”. Ella se acostó de su lado, se metió la mano en la bombachita, una bombacha verde agua, y empezó. Me calentaba muchísimo todo lo que fuera masturbación femenina, y ver esta en vivo, de mi tía que era una potra, me puso amil. 


Notaba que se estaba metiendo un poco el dedo. Tenía los ojos entrecerrados, pero me miraba. Gemía. La bombacha mostraba signos de humedad. Abrió más las piernas. Por debajo de la pierna izquierda pasaba una mano y se daba por arriba de la bombacha, en la entrada dela vagina. La otra la tenía adentro de la bombacha, y parecía estar masturbando el clítoris. Mi pija parada sobresalía horizontalmente del boxer. No daba más, con disimulo me la rocé con la mano. Ella se dio cuenta y me dijo “otra vez estas durito ja, dale, sacála, no voy a ser tan mala, sacala y pajeate. Pero rápido eh, vamos a acabar juntos si alcanzas”. Saqué la pija y empecé a darme con todo. No iba a tener problemas en alcanzarla, con ese espectáculo podía acabar en cinco segundos. 


Seguimos un minuto más, su respiración cada vez más agitada, hasta que gimió “acercate”. Me acerqué, quedamos frente a frente. “Acabáme la bombacha si podés, dale, rápido, no te voy a esperar” me dijo mientras ella empezaba a temblar en un orgasmo, me incliné sobre ella, me apoyé en una teta, y le fui dejando toda mi leche en la bombacha verde agua, que pronto se puso verde oscura y con manchones blancos. Caímos los dos abrazados en la cama, yo en la gloria apoyado sobre sus tetas transpiradas, después de llenarle la bombacha de leche. Estuvimos así un par de minutos, hasta que ella se paró, sacó las sábanas, se sacó la bombacha, hizo un bollo con todo y me dijo “tirá todo esto en el lavarropas, bañate, calzoncillo limpio y vení a dormir. A DORMIR, me escuchaste?”. “Sí tía, gracias, te quiero”. Sonrió. “De nada, bomboncito. No te acostumbres mal. Pero estuvo lindo, solo eso voy a decir. Ahora dale, poné eso a lavar, y a dormir. Yo no te saco más nada, si todavía te quedó algo en esos huevitos ahí tenés esa bombacha para depositarlo antes de poner a lavar”. 


Me fui caminando hasta el lavadero. Cuando llegué me quedé mirando un rato su bombacha toda acabada, la olí. La puta madre, ya me había calentado de nuevo. Hice lo que ella me había sugerido. Me envolví la pija en su bombacha y recordando los momentos previos dejé mi cuarta y última acabada del día ahí. Volví, me bañé, y me acosté al lado de mi tía, que dormía despatarrada en bombacha, esta vez una bombacha blanca, su cola hermosa casi me la hace parar de vuelta. Se despertó, giró y me abrazó haciendome cucharita. Agotado y todalmente deslechado, dormí nueve horas de un tirón.

9 comentarios - Mi tío, mi tía, mi primita y yo (20): Solito con la tía.

mopladsd +2
Como me hacen acabar tus relatos, los mejores de poringa. Muchas gracias
laconchadestella +2
Me pasó algo parecido de dormir con la mamá de mi prima segunda (con la cual nos tratamos como tía-sobrino) en un momento quedó destapada con la bombacha blanca bien metida y mostrandome el culazo.
Te la mando completa al chat.
Robertgalati2020
necesito la parte 21 dónde se coja a la tía hace 5 meses estoy esperando que la suban😩
LutzLV +2
Por favor, quiero ver como Rodri se coge a Mica 🥺
Fapmood
La va a hacer mierda :3 que ricas pajas le he dedicado a ésta serie
miramesto
Ufff, quedé extasiado.
Ahora me queda sólo esperar por un próximo relato 😘
LutzLV
Necesitamos un nuevo capitulo de esta serie!
Y ver como Rodri se coge a Mica. Por favor 🙏