La vida te da sorpresas

Asídice la canción y fue verdaderamente una sorpresa lo que me paso hace unos añosy contaré en este relato.

Poraquél entonces tenía 47 y hacia poco que había empezado mi experiencia comopasivo.
Normay Rubén eran un matrimonio, que vivían en el mismo piso que yo y con quieneshabíamos pegado muy buena onda. Aún cuando me llevaban algunos años, cada tantocompartíamos una cena o una salida y nos encargábamos de regar las plantasrecíprocamente, cuando nos íbamos de vacaciones.
Ellostenían una casa quinta cerca de Escobar, a la cual me habían invitado algunasveces.
Enesa oportunidad me invitaron un sábado a comer un asado, ellos estaban alláhacía una semana y como hacía poco me había comprado un scooter, me parecióbuen programa para meterle algunos kilómetros.
Eldía amaneció espectacular y el viaje fue un placer. Llegué alrededor de las 10para poder disfrutar el día de quinta y pileta. Me recibió Rubén que estabaregando las plantas de la entrada y en enseguida apareció Norma, que traía unabandeja con el mate y unas galletitas.
Nossentamos en la galería de la casa. Charlamos un rato de cosas triviales y en unmomento Norma, mirando hacia el fondo, dice: “Buen día… dormimos bien parece”.Desde el quincho venía caminando un hombre, que resultó ser “Toto” el hermanode Norma.
Melo presentaron y se sumó a la mesa. Ahí me enteré que se estaba quedando unosdías en la quinta. El quincho tenía un baño y una habitación con dos camitas,en la que yo me había quedado en alguna oportunidad.
Calculéque sería un par de años mayor que Norma –que tenía 57- y resultó ser un tipojovial, bromista y de charlar bastante.
Estuvimosun rato los cuatro tomando mates y después Toto se fue a prender el fuego parael asado y yo a cambiarme para disfrutar un rato de la pileta.
Memetí en el agua y a los minutos se sumo Norma. Nos colgamos a charlar y entreotras cosas me conto que su hermano era de Córdoba y que había venido avisitarlos porque se había separado recientemente.
Nosquedamos un buen rato en la pile, Rubén iba y venía haciendo cosas y a Toto nollegaba a verlo, pero imaginé que estaba en la parrilla. En un momento seacercó Rubén y Norma le dijo que viniera al agua. Rubén se duchó y se metiótambién. Al rato apareció Toto con una bandeja, traía 3 fernet con coca. “Laespecialidad cordobesa” dijo y largó una carcajada. Se puso en cuclillas yapoyó la bandeja en el borde de la pileta. Por primera vez le presté atencióncomo hombre.
Eramorocho como Norma, morrudo, con cuerpo formado a laburo más que a gimnasio ycon algo de panza que le quedaba bien. Fue inevitable mirar a su entrepierna–con disimulo obviamente- ya que tenía un short ancho y dejaba ver lavellosidad del comienzo de su ingle.
Crucécaminado el ancho de la pileta y agarre dos vasos para alcanzárselos a Rubén yNormal, que me agradecieron, cuando volví a buscar mi vaso, él seguía en lamisma posición y hasta diría con las piernas más abiertas, lo que me permitióver la rugosidad de una de sus bolas por un costado la entrepierna del short.
Normale gritó que se metiera un rato en la pileta y Toto respondió que ya venía y sefue rumbo a la parrilla. A los minutos volvió, yo charlaba con Rubén y Norma yhabía quedado de frente a la ducha y ellos de espalda. Aproveché a observar cómose duchaba, vi su pecho y su espalda peluda y también -como sin ningún pudor-estiraba el elástico del short para que el chorro entrara en su pelvis y metiendosu mano libre refrescó su pija y sus bolas. Giró y me sorprendió mirándolo y serió.
Sezambulló y por debajo del agua llegó hasta donde estábamos, cuando salió a lasuperficie, se sacudió y nos salpicó a los tres mientras largaba una carcajada.Me miró y guiñándome un ojo me dijo: “Había que sacarse el calor de laparrilla”
Charlamosun rato más los cuatro y Norma dijo que iba a poner la mesa, yo dije que leayudaba porque no había hecho nada, desde que había llegado.
Almorzamos, Toto tenía mano para el asado porqueestaba todo muy rico.
Después de almorzar Rubén dijo que se iba a tirar unrato. Le dije a Norma que lo acompañara que me encargaba de los platos. Dudó unpoco pero finalmente aceptó. Me puse a levantar las cosas de la mesa y Totoempezó a ayudarme, le dije que dejara, que él había hecho el asado y muy rico,se rió y me dijo que todo bien que estaba al pedo, así que me ayudaba. Se quedoun rato mirándome mientras lavaba los platos. “Sos todo un amo de casa” me dijoy se rió. Le dije que me había acostumbrado a la fuerza porque vivía solo, peroque tampoco me disgustaba. Ahí me contó que él, se estaba adaptando porque sehabía separado hacía poco.  Le ofrecí uncafé y acepto, y nos fuimos a tomarlo tirados en una reposera. Me contó un pocolos quilombos matrimoniales que llevaron a su separación.
En un momento nos quedamos en silencio. Toto parecíahaberse dormido, yo aproveche y me dispuse a dormir un poco también. Dentro demi fantasía de estar charlando con un macho muy agradable, que ahora dormíacerca mío, me acomodé y quedé medio de costado dándole la espalda, con unapierna flexionada sobre la otra, lo que –al ser gordo- remarcaba mi cola.
No pasó un minuto, cuando escucho su voz que dice: “Yalgo por lo que también nos separamos, es porque no le gustaba entregar elorto”
Yo largue una carcajada por la situación y los nerviosy le dije: “Que egoísta”.
“Viste?“ me respondió “con lo que me gusta rompercolas” agregó.
Se volvió a hacer silencio, no supe cómo seguir lacharla, pero tuve la sensación que algo quedó flotando en el ambiente. Despuésde unos minutos, giré y esta vez sí se había dormido.
Me dormí fantaseando con lo que podría pasar.
Cuando me desperté estaba solo, me incorporé y vi aToto y Carmen tomando mate y charlando en la galería.
Me refresqué la cara en la ducha de la pileta y meacerqué a ellos. Carmen me miraba mientras le decía algo a Toto y ambos sereían.
-Se ríen de mi cara de dormido no?- les preguntécuando llegue a la mesa. Ambos dijeron que no.
-Hablando de eso, me imagino que te quedas a dormirno?-me dijo Norma casi como una orden. Respondí que no quería molestar peroella insistió en que en el cuarto del quincho había dos camas y que habíaquedado comida para la noche.
-Además yo no ronco, te prometo- dijo Toto riéndose.La idea de dormir a solas con Toto me ratoneó y terminé aceptando.
Pasaron las horas, charlamos, cenamos, jugamos a lascartas y la verdad nos reímos mucho. Después de un par de rondas de café Normase puso a levantar la mesa y yo la ayudé. En un momento casi en secreto medijo: “-Que bueno que te quedaste Carlos, así Toto no está tan solo, ahora mevoy a acostar y me lo llevo a Rubén, así pueden charlar tranquilos.”
Me llamó la atención su actitud, o me leía la mente oera una hermana cariñosa, preocupada por su hermano.
Norma y Rubén se fueron a acostar y quedamos solos conToto. Decidí irme a dar una ducha y él me dijo que mientras, sacaría lascenizas de la parrilla, y después se daría también un baño.
Salí de la ducha y el estaba mirando la TV ya con unatoalla en la mano, le dije que estaba libre el baño y me fui al cuarto.
Estaba todo bastante ordenado, me recosté en la camalibre y aproveche a ponerme crema que siempre llevo cuando voy a la pileta, yaque el cloro me seca mucho la piel.
Estaba pasándome crema en las piernas cuando entróToto.
-Que buena estaba la ducha, me vino re bien- dijomientras colgaba el short de baño en la manija de la puerta. Estaba con unbóxer blanco ajustado que le marcaba el bulto.
-Que cuidadoso… te pones crema?- Me preguntó. Le dijeque era por el cloro y el sol, que me secaban la piel.
-A mi me vendría bien hoy, me dormí y el sol me matola espalda- dijo
-Si queres te presto- le dije ofreciéndole el envase.
-Pero es en la espalda… no me pasas vos?- dijo y sinesperar que le respondiera se dio vuelta y se puso boca abajo.
-Ah bueno ni tiempo a contestar me diste-dije riéndome
-Dale no seas malo veni ponete cómodo – me dijo altiempo que se corría para hacerme lugar en la cama.
Me senté y le empecé a pasar crema en la espalda, mas alláque no parecía que el sol le hubiera pegado tanto. La situación era placentera,disfrutaba del contacto de mis manos con su espalda peluda. El tenía sus brazosestirados al costado del cuerpo y el dorso de su mano quedo en contacto con elcostado de mi cadera, cosa que yo disfrutaba.
Así estuvimos un rato hasta que me pareció que no dabapara más y fue cuando se me ocurrió decirle “-En las piernas queres que te pasetambién?”
-Si esta genial esto, si no te jode dale- me respondió.Me encantó que aceptara, le pase crema por el posterior de sus muslos y supantorrillas. Note que lo disfrutaba el también.
-Ni mi mujer me atendió así- dijo riéndose.
-Claro por eso te separaste- respondí.
-Por eso y porque no me daba el hoyo- dijo largandouna carcajada y nos reímos los dos. Aprovecho el momento y giro su mano de modotal que su palma quedó pegada a mi cadera. No dije nada y seguí pasándole cremaun rato, él con las yemas de los dedos acariciaba el borde de mi bóxer. En unmomento me dijo:-Bueno…  ahora un poco defrente y listo” y se dio vuelta casi de un salto y quedó boca arriba, seacomodó y cerró los ojos.
Me sorprendió porque yo pensé que iba a decir que erasuficiente. Le mire el bulto y tenía una terrible carpa. Me hice el boludo y lepasé crema en el pecho. Cada vez que llegaba hasta su barriga notaba como porcontracción movía su verga bajo el bóxer. Lo estaba disfrutando y eso meratoneaba.
“-Esperá.. · me dijo y en un movimiento rápido seincorporó se sacó el bóxer. “-Ahora si… me estaba apretando-” Yo me quedehelado pero traté de disimular y seguí pasándole crema. Tenía la pija al palo.
“Ya que hiciste treinta, hacé treinta y uno…pasame unpoco en la ingle, sino de andar con short todo el día se me va a paspar.” Medijo como si fuera algo natural.
“Bueno” le contesté tratando de disimular que se me ibanlos ojos hacia su verga parada.
El se acomodó, flexionó un poco las piernas y lasseparó. Su pija y sus bolas quedaban expuestas a centímetros de mi mano quebajaba lentamente por su muslo hasta la ingle.
“Así esta bien? “ le pregunté sin saber de qué decir.Me contestó que estaba genial, que lo disfrutaba mucho. Dejó caer su brazosobre mis piernas y su mano volvió a mi cadera “como casual”
Yo pasaba mi mano por la ingle y era inevitable rozarcon el dorso sus bolas y la vellosidad de su pelvis.  Hizo una exclamación de placer y se incorporóun poco. Miraba mi mano y a cada rato movía su pija.
“-Es como que te está pidiendo… hacele un mimopobre”-“ dijo sonriendo mientras me miraba. Lo miré y me reí sin saber quedecir, en silencio me dejé llevar por el deseo y le acaricié las bolas peludas.
“-Si… así, que mano tenes… haceme la paja un poco,dale.” Le agarre la pija por el tronco, estaba dura… caliente. Se la empecé aacariciar.
Se sentó en la cama para ver como lo hacía, me dijoque hacía  tiempo que nadie se la tocaba.
Su mano ya sin disimulo me bajo un poco el bóxer yempezó a acariciarme la cola.
Estuvimos así un rato, el exclamaba su disfrute a cadarato, yo le agarraba el tronco y recorría su verga con una caricia.
Su mano pasaba por mis nalgas, mi cintura, mi espalda.En un momento la llevo a mi cuello e hizo una leve presión para que meinclinara.
“-Dale… vamos… chupala” dijo con cierta lascivia. Meincliné sobre su pija y la metí en mi boca. Sentí su rigidez y su calor. Pasela lengua en su cabeza, disfruté al escucharlo decir: “Si… así, cometela toda,bien adentro.” Abrí más mi boca para poder meterla toda. El sostenía mi nuca enun gesto de dominación.  Ese gesto me dabaplacer.
Ya no tenía nada que ocultar, me deje llevar por elplacer de hacer gozar a un macho. Lamí sus bolas, el tronco de su pija, bese supecho, su pelvis, la cabeza de su verga. Él me miraba y me alentaba, mepreguntaba si me gustaba y yo asentía y mas movía su pelvis para cogerme laboca.
Me preguntó si quería que me cogiera. Le dije que sí.Se incorporó y yo busque forros que tenía en la mochila. Le pase uno y mientrasse lo ponía me dijo que me pusiera en cuatro.
Me acomodé en la cama y me puse un poco de crema paralubricarme. Toto se paro detrás mío y empezó a pasarme su pija por la raya. Yo movíami cadera como pidiéndole que me la meta y él lo entendió. Buscó mi orificio yme la fue metiendo despacio, sentís como la cabeza de su pija empujaba hastaentrar dentro mio, me relajé y flexioné mis brazos para bajar mi tronco y pararmi cola, Toto empujo y termino de metérmela toda.
“-Que bien como paras ese culo, ya la tenes todaadentro. Ahora te lo voy a coger bien” me dijo y sentí que se afirmaba de micadera. Se movio un par de veces despacio y cuando comprobó que su pija estabalubricada y entraba por completo,  seempezó a moverse cada vez más rápido hasta lograr un ritmo que me costabasostener. Tuve que trabar mis brazos contra la pared para soportar susembestidas.
Se escuchaba el choque de los cuerpos y su respiraciónagitada. “Te gusta que Toto te rompa el  culo?- Me preguntaba a cada rato y cuando lecontestaba que si, parecía calentarse más. Yo disfrutaba como su pija mepenetraba con violencia y sentía como sus bolas chocaban contra mi cola. Susbrazos firmes me sostenían de la cadera y me llevaban hacia el en cada bombeopara meterla hasta el fondo.
“-Ahh que ganas de romperte el culo tenía… al finalNorma tenía razón de que te ibas a dejar coger” Me dijo en medio del bombeo yme sorprendió escuchar esa frase, pero estaba gozando tanto que no quisedesconcentrarme.
“Te voy a acabar… que queres que haga?” Me preguntó yel placer que estaba sintiendo me hizo dar la respuesta que él esperaba. “Rompemeel culo Toto” le pedí y fueron palabras mágicas. Empezó a moverse con unfrenesí increíble, hasta  que en unmomento dijo: “Acá te va la leche putito…. Tomá… te lo rompí bien roto”. Y caside inmediato sentí los espasmos de su acabada. Agitado se inclinó encima mío.Estuvimos así un rato, yo gozando del cuerpo agitado del macho que acababa decogerme.
Se incorporó y me dijo que iba a lavarse.
Quedé agotado, busque mi bóxer que había quedadotirado en el piso y me lo puse. Cuando Toto volvió fui yo a higienizarme.
Al regresar Toto estaba desnudo tirado en su cama conlos ojos cerrados relajado.
Me acosté en mi cama y el abrió los ojos, acomodó su almohaday volvió descansar.
Aproveche a preguntarle sobre lo que me había dicho deNorma y él largó una carcajada.  Me contóque Norma sabía desde adolescentes que a él le gustaba cogerse a un puto cadatanto.  Que lo había descubierto un díaque un compañero del colegio de ella, le estaba chupando la pija en su cuarto.
Me blanqueó que Norma estaba preocupada porque se habíaseparado y no lo veía bien de ánimo y le había prometido una sorpresa para elfin de semana y esa sorpresa era yo, dijo mientras largaba otra carcajada.
Sentí vergüenza, era todo muy loco, lo que habíapasado esa noche con Toto, pero termine entendiendo la actitud de Norma  ese día. Norma había resultado mucho más vivade lo que yo imaginaba
Pensaba en eso cuando escuche a Toto que medio dormidodijo: “Bueno hasta mañana… te gustó como te rompí la colita?” “Sí..” respondísonriendo.
“-Bueno mañana te doy más pija” me dijo y se acomodópara dormir.
 Me dormí felizpensando en todo lo increíble que había pasado.
Cuando me desperté, estaba solo en el cuarto. Melevanté, el día estaba soleado. Pase por el baño, busque mi short y salí alparque
En la galería Ruben Norma y Toto estaban terminando dedesayunar. Cuando llegue Norma me dijo que en la cafetera se estaba haciendo cafénuevo. Empezó a decirle a Rubén que fueran a compra pastas para el mediodía yasí hicieron. Mientras Rubén ponía el auto en marcha Toto dijo que se iba a lapileta. Norma me pidió que les abriera el portón para sacar el auto, cosa quehice y volví a la galería con intención de servirme un café.
 Cuando estabapor hacerlo Toto me llamó desde la pileta y le hice señas que me servía un cafée iba.
Insistió en que fuera un minuto. Me acerque y cuandoestaba llegando él se sentó en el borde de la piscina y sacando si pija delshort, me dijo: “Vení que yo te prepare el desayuno acá.”
Obviamente me zambullí en el agua.
 
 

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