Muchas veces para curarnos, necesitamos ayudar a otro.

Estoy convencido que muchas veces para curarnos, necesitamos ayudar a otro, y en ese acto, en realidad nos estamos sanando a nosotros mismos, esto lo logre descifrar, después de haber vivido una historia con Fer , a la cual conocía desde hacia mucho tiempo, pero no teníamos más relación que la de pasar algunos momentos puntuales juntos, algún cumpleaños de parientes en común, o cosas similares, hasta que un día a finales de marzo, me entero que la estaba pasando mal. Le envié un mensaje de texto, no existía WhatsApp en esa época, invitándola a tomar algo a la tarde, tenía el presentimiento que si la invitación era a cenar, esa propuesta seria rechazada de plano, no quería que pensara que yo estaba en modo levante, algo a la tarde era más apropiado para la ocasión, la respuesta tardo en llegar, en realidad fue al otro día cuando recibí su mensaje, le propuse ir a villa general Belgrano, a tomar algo, quedamos que a las 14 hs la pasaba a buscar por su casa, desde el momento que subió al auto, la charla comenzó a fluir, sin tocar temas muy profundos, de ninguno de los dos, conversábamos de antiguas épocas como su cumpleaños de 15 al que asistí, o de cuando yo me accidente con la moto y ella paso a saludarme, llegando a la parte alta del lago los molinos, busque en mi campera y le regale un Rochero Ferrer, que había comprado para ella, lo agarro y lo guardo, ahí me di cuenta que estaba rota , que tenía el corazón en mil pedazos, producto de haber descubierto a su pareja hacia un mes atrás, en una doble vida. nada quedaba de esa hermosa morocha, de piel blanca como la luna llena en abril, con sus ojos celestes, vivaces y un alma repleta de planes y proyectos, en este momento ella era solo un cuerpo que gritaba por los poros desconfianza y con la mirada suplicaba, un no me lastimes. Dejamos el auto estacionado y la lleve caminando al paseo de los arroyos, uno de los rincones más pintorescos que cruzan la Villa, los tres arroyos, El Molle, El Sauce y La Toma , sentados ahí, rodeados de una naturaleza única, la charla se puso un poco más profunda. la vida te puede cambiar en un segundo le dije y me miro sin querer creer en el significado de la frase. La vida es una mierda me contesto, rápidamente le retruque, viste que linda esta Córdoba hoy, logre sacarle una mínima sonrisa, fíjate la tarde que estamos viviendo, acá tranquilos, sin que nadie nos lastime, ahí me interrumpió y me pregunto, a vos quien te lastima, le conteste sin mirarla, la mayoría de las veces yo mismo, nos quedamos los dos sin decirnos nada, de apoco fuimos caminando para un bar y entre cervezas retomamos la charla, me conto como se enteró, de cómo el tipo la seguía buscando por todos lados y que ella necesitaba escapar de todo eso, yo la escuchaba y la miraba como cuando teníamos 16 años, debo reconocer que fue una de las personas de las que me enamore en esa época, pero nunca concretamos nada. las heridas que ella tenía estaban a flor de piel, como lo estaban mis propios demonios, yo luchaba contra la cocaína, había pasado de ser un consumidor social a algo un poco más oscuro. La nochecita asomaba por la villa y estábamos emprendiendo el regreso, sonaba una de Calamaro en la radio, estadio azteca, con una mano sostenía el volante y con la otra le agarre la mano, la mire y le dije quiero que hoy seas mi para-avalanchas, vi como una lagrima asomaba por su mejilla y me contesto, no puedo no estoy preparada, esto es de a dos, le dije, nadie esta preparado, las cosas pasan y hay que superarlas. Llegamos a su casa y me invito a subir, en el living el olor a café inundaba los espacios, sentados sobre el sillón, nos quedamos medios abrazados, medios entredormidos, cerca de las 3 de la mañana un sonido de su celular nos sobresalta ,veo que lee algo y comienza a llorar, me mira y me dice, Esta abajo, quiere hablar conmigo, le digo, no vas sola, te acompaño y bajamos, el flaco me mira, y le dice, al futuro difunto lo agarro después ,ahora quiero hablar solo con vos, por todo mi cuerpo corrió una furia, que yo ya conocía, esas ganas de matarme después de consumir, esa oscuridad donde el único sentimiento es la culpa, esa sensación de vacío y soledad, surgieron y se fueron directo en contra del flaco, entre golpes le gritaba, a ella no la haces llorar nunca más en tu vida, hijo de puta, Fer estaba paralizada, yo endemoniado no dejaba de pegar y no sentía los golpes que me daban, en un momento me vi como desde afuera, por suerte la pelea duro poco, quedando ambos con golpes en lacara, alguna ceja partida, cuando el flaco se va, trato de buscarla a ella y la veo detrás de la puerta del edificio , llorando me dice, tengo miedo, abro la puerta y la abrazo con todas mis fuerzas, tranquila nena, ya paso, esa noche no hubo sexo, pero si mucho amor, un amor que nos ayudo a los dos, a ella a curar las heridas, pasamos dos años juntos, ella recupero la sonrisa aunque también algunas lágrimas, mi adicción comenzaba a afectarla, no le gustaba, yo de a poco también fui encontrando la luz, por momentos pensé que la estaba ayudando en salir a delante y me di cuenta que en realidad me estaba ayudando a mi mismo a recuperarme. Hoy la vida nos encuentra separados, es mas hoy tengo la certeza que ella es completamente feliz, porque hoy soy solo un recuerdo.

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