Me cojieron en catequesis

Desde que arranqué a tocarme y descubrir mi cuerpo nunca más pude parar.
No me considero bajo ningún etiqueta; ni como ninfomana, ni como puta, ni fácil, ni calentona, ni las que se les ocurra, sino una chica que disfruta del placer. Es todo.
Mis padres son muuuuy conservadores y tradicionales, desde chica me inculcaron el rezar, el ir a misa, el agradecer por todo y la verdad que ya estaba algo aburrida. Yo no quería ser una monja. Si cometía pecados era porque era una chica como todas que tenía necesidades y nadie podía impedirlo.
Todo cambió cuando mi mamá entró a mi cuarto para traer la ropa planchada y yo estaba abierta de piernas, levantadas y apoyadas sobre la pared con solo la cabeza apoyada sobre la cama y metiéndome un desodorante cubierto con un preservativo. Imaginen ustedes la cara de mi mamá, ultra católica y bla bla, viendo a su hija la cual intentaba transmitirle todos sus valores religiosos. Quedó en shock. Por unos minutos no me dijo nada, solo quedó con los brazos en jarra y con la boca abierta mirándome. Yo estaba tiesa, que iba a reaccionar, no sabía ni que hacer. A todo esto, el desodorante lo tenía con la mitad dentro de mi concha y la mitad para afuera. Mi mamá me lo miró, o me la miró, también jajaja. Y se largó lo que se venía venir.
Mi mamá empezó a mover los brazos enloquecida, alzando la voz, que era una impura, una vergüenza, una atrocidad, cosa de Lucifer y no se cuanto más. Yo no lo tomaba como tal, no era para tanto. Seguro que a mi me trajo la cigüeña, dale...
Pero ni se me pasó por la cabeza decirle nada, acepté sus reproches, me hizo enderezar de la cama, retirar el desodorante con el preservativo lleno de mis flujos de la concha y me llevó al baño. "¿Y ahora qué?" pensaba yo. Para mi sorpresa, de verdad, me hizo entrar a la bañera y abrió la ducha. Me puso shampoo sobre mi pelo, agarró una esponja y trayendo un frasco de agua del armario la impregnó. "Es agua bendita" me decía. Empezó a refregarme la espona con esa agua por toda la espalda, mi rostro, por las piernas, dejando a mi intimidad para lo último.
Con un leve suspiro, mi madre volvió a abrir el frasco de agua bendita y me tiró un par de gotas primero en mis tetas, dejando el resto para vaciarlo sobre mi concha. Para no mentir, yo estaba algo miedosa pero no se porqué caliente. No me podía calentar por que mi madre me viera las tetas y la concha después de mucho tiempo, hacía rato que había dejado de bañarme. Pero me calentaba igual. En sí no pasó nada, solo pasó la esponja sobre mi concha un par de veces para "limpiarla de todo mal" según ella, lo mismo con mis tetas y listo. Me dejó sola, me sequé, me vesti y salí. Estuve un rato hablando con mis amigas contando lo que me pasó, ellas se me cagaban de risa y yo en parte también. Ya no era una nena inocente. Cené con mis padres y fin de este día raro.
Las semanas pasaron muy normales, entre mi mamá y yo no había vuelto a haber ningún tipo de diálogo sobre ese día. Al llegar de su trabajo me contó que el lunes siguiente arrancaría las clases de catequesis en la iglesia y para mi no era una buena noticia. Claro que no tenía opción, más aún cuando la profesora era amiga de la infancia de mi madre y no había vuelta atrás.
Llegó el lunes y había algunas chicas y chicos de mi edad para arrancar. La clase era de una hora y no habían pasado ni 15 minutos que ya me estaba durmiendo del aburrimiento, la profesora hablaba sobre los inicios de Jesús y todo eso, yo respetaba claro pero era una fiel creyente que necesitara unas clases de eso ahora. Pedí permiso para ir al baño y me lo permitieron.
Las clases de catequesis se daban detrás de la parroquia, habían montado un salón con los recursos que aportaban los donantes, en los cuales claro que figuraban mis padres. Y el baño quedaba a unos 10 metros más o menos.
Llegué al baño, diminuto por cierto, en el cual sacié mis ganas de orinar. Como ya les dije, al estar aburrida y ser de "mano fácil", no podía NO pajearme un ratito. Solo iban a ser minutos para sacarme las ganas y si preguntaban porque demoré tanto era que estaba descompuesta y listo.
Empecé a pajearme y algo que me gusta mucho hacer es orinarme, si estoy en casa me orino con la ropa puesta en el baño antes de ducharme y me encanta, bueno claro que acá no lo podía hacer pero si esperé a que me volviera las ganas de orinar. Cuando el chorro ya me estaba por venir, puse mi palma un poquito adelante de mi concha y el pis rebotó sobre ella, dejándomela toda meada. Eso me calentaba con locura. Empecé a pajearme más rápido, me apreté el clitoris y con la otra me metí 3 dedos. Estuve así hasta que necesitaba más para llegar al orgasmo.
Me saqué el suéter con la insignia de la iglesia, me levanté la remera blanca dejando mi corpiño rojo a la vista. Me lo bajé, saqué mis no tan grandes tetas pero tampoco estaban mal. Empecé a pellizcar los pezones mientras con la otra mano seguía con los 3 dedos dentro de mi concha.
Con mis ojos ya en trance y mi mente en una nebulosa, todo se viene a pique cuando de fondo escucho el 'toc toc' sobre la puerta.

> qui-quien es? estoy ocupada - digo cesando mi paja

< soy yo, estoy en tu clase, necesito mear - decía una voz masculina

> eeeeh no vení después, ahora estoy yo - respondo con sequedad

< me meo, no aguanto más, voy a entrar, no mires

Y el sin ningún problema ni respeto entró. Yo me quedé viéndolo. Estaba con mis jeans por el piso, el suéter tirado, la remera levantada, el corpiño bajo, las tetas al aire rojas de tanto pellizcarlas, mi concha brillante de tanto pis encima mezclado con los flujos que desprendía y el mirándome de arriba a abajo.

> pero que haces, estúpido? Te dije que estaba yo

< que haces vos, nena? Te estas pajeando en la iglesia? Jajajaja

> no le vas a decir a nadie, por favor, o me matan sino

< y que me vas a dar a cambio? Mirá que voy y hablo, ¡profeeee! - elevó un poco la voz para que me enojara y preocupara aun más

> no seas así, mirá como estoy, que más te puedo dar a cambio? - le digo señalando mi concha y abriendo los brazos

< te te la puedo meter? enserio?

Pobrecito, lo que tenía de lindo lo tenía de boludo. Tardó unos segundos en tratar de destrabar su cinto aunque por el nerviosismo no podía, así que lo ayudé. Saqué el cinto, le bajé los pantalones y no tenía un graaaaan pito para mi sorpresa, mi desodorante era un tiranosaurio a la par, pero era lo que había y quería que no hablara así que accedí.
No se le paraba, ¡estos hombres pito flácido! Lo traje hacia mi boca y se lo chupé unos minutos hasta que estaba ya algo duro como para entrar. Lo coloqué sobre mi concha y el empezó a moverse con inutilidad. No pegaba una. Era muy malo para cojer, muy brusco, pero a la vez me gustaba su rusticidad. Acabó a los minutos sobre mi panza, cosa que lo amenacé de muerte si no lo hacía. Nos acomodamos, me dió un beso mucho mejor de lo que me cojió y entramos al salón. Todos nos miraban raros y más aún la profesora a mi compañero, viendo que su cierre estaba bajo.

4 comentarios - Me cojieron en catequesis

juan897 +1
Me calentó muchisimo
motero73 +1
Sin dudas las "nenas" cogen, pero ahora seguro llega algún policía de la moral de Poringa a cuestionar.

Hoy elimarpn un post donde un boludo acusaba a la autora de confesar un delito, cuando claramente no lo era y otro me quería explicar el código penal
ligp +1
Es real?