Tomando éxtasis con mi novio y su amiga (1)

Veníamos esperando hacía tiempo a esos DJs. Por fin ibamos a poder verlos. Las entradas eran un poco caras, así que casi ninguno de nuestros amigos se sumó. Solamente se sumó Laura, la mejor amiga de mi novio. Mi novio tiene 23 años, yo tengo 17,Lauraes más grande que nosotros, tiene 30. Es de esas chicas de pelos de colores y extrovertidas. Yo soy un poco más tímida, y mi novio también. Otra cosa que nos entusiasmaba mucho era que Laura había conseguido MDMA para esa noche. 


Habíamos consumido porro varias veces, pero nunca éxtasis, y esta ocasión nos parecía ideal para probar. La droga era un polvillo cristalino que venía en una bolsita ziploc. El show era en un lugar cerrado, no llegaba a ser un estadio pero era bastante grande. Nos pusimos una dosis abajo de la lengua cada uno, y el resto lo pusimos en una botella de agua para ir tomándolo. Ni media hora tardó en empezar a hacer efecto, y ahí me di cuenta de que quizá se nos había ido la mano, porque ya nos estábamos terminando la botella de agua también. No había empezado el show principal y ya flotábamos. La música se sentía muy sexy, y bailábamos cada vez más desatados. Nos turnábamos para ir a buscar tragos, gin tonics. Cada uno que tomábamos nos subía más y más. La música nos llevaba. 


En un momento empezamos a bailar bien cerca los tres, mi novio nos agarraba de la cintura a las dos y nosotras a él. Me empecé a sentir cada vez más como si estuviéramos en un trío, o en la representación de un trío, pensé. Nunca había estado en uno, ni lo habíamos hablado con Nicolás en el año que llevábamos de novios. Yo siempre había pensado que no era lo mío, me daba mala sensación, cero ganas, un poquito de asco. Pero ahora me había olvidado de mis prejuicios y estaba disfrutando de esa especie de trío de baile, un trío límpio, en el que ser llevados por la música se parecía bastante a coger de a tres, con mi novio agarrándonos simultáneamente, o agarrando a una mientras la otra miraba bailando sola como poseída, y cambiando después a la otra. 


Me tranquilizaba pensando en eso, que no era un trío real, era un juego, que cada uno le daba el significado que quería en su cabeza, quizá ellos no se lo estaban tomando así. Me imaginé contandole despues a mi novio y él riendose de la que había flasheado yo. Quizá mis prejuicios o celos se debían a que en general no me siento lo suficientemente sexy y soy bastante inexperta, y creo que otra chica me superaría en un trío con mi novio, pero en ese momento, con las oleadas de la droga y el alcohol subiendo y subiendo, con el calor, siendo consciente de cada centímetro de mi cuerpo, de el rebotar de mis tetas, de como la bombacha se me metía en la cola al bailar, debajo de mi pollerita de tela, me sentía realmente sexy, y deseada por Nicolás y también por Laura (aunque ese deseo no pasara de un trío de baile). 


Laura se veía hermosa. Nunca la había mirado así, no soy lesbiana, soy bastante paki en general. Ahora la veía bailar, revolear los pelos, con la boca semi abierta, los dientitos asomando debajo de los labios, la punta de la lengua, las tetas transpiradas asomando del corpiño blanco, las piernas bien torneadas, la bombachita que se adivinaba debajo de la pollerita de tela finaTenía un culo paradito hermoso. Se me cruzó la imagen de que su bombacha estaría tan transpirada como la mía en ese calor, metida entre esas nalgas carnosas, con olorcito a cola, y tuve una oleada de placer que me sorprendió. 


Lo miré a Nicolás, él también la estaba mirando, y seguramente deseándola, se me ocurrió que si le dieran la oportunidad no dudaría en dejarle toda la leche adentroMe pareció bien, sano, normal, cada uno puede desear lo que quiera, si total no iba a pasar nada. Estaba en ese ánimo comprensivo y de sabiduría y disolución delego en el que te ponen las pastillas. En un momento mi novio se fue a buscar otro gin tonic y Laura se quedó bailando cerquita mío, revoleando sus pelos de colores como en tranceacercándome sus tetas traspiradas, su cara a mi cara, podía oler la transpiración de sus labios y de su frente. Me enloquecía su presencia, su actitud, se notaba que era una chica más grande que yo y que manejaba la situación, yo me dejaba llevar. 


Seguí bailando con los ojos cerrados, el trance seguía aumentando, parecía no tener límite, sentí una boca en mi boca, una lengua en mi lengua, me entregué a besar, a sentirla saliva en mi boca sin dejar de bailar, un escalofrío de placer me recorrió desde la concha hasta la lengua. Esto habrá durado treinta segundos, treinta segundos de total inconsciencia, hasta que abrí los ojos y me di cuenta de que estaba besándome con Laura. Me puso las manos sobre los hombros y siguió bailando como si nada. Yo me sentí un poco confundida y con culpa pero creo que la droga, el alcohol y la calentura superaban ese sentimiento, así que seguí bailando feliz. Mi novio me besó, un beso de lengua, y me alcanzó el gin tonic. Laura miraba sin dejar de bailar.


Me calentaba que Laura mirara, sentía que mi novio y yo eramos dos nenes al lado de ella, una mujer de 30.Mi novio al pasar me metía un poco de mano, por sobre de la pollera. Me rozó la conchita y me estremecí. Yo le rocé la pija, la sentí dura. Se dio vuelta y empezó a bailar con Laura. Ya no había dudas de que esto era algo sexual, estaba bailando muy cerca de ella con la pija muy parada, mientras ella le decía algo al oído. Me dieron ganas de verlos coger, me la imaginé a ella en cuatro con la bombacha enrollada en los muslos y mi novio dandolé, y me sorprendí de mi propio pensamiento. Me reí. Entonces vi que ella se daba vuelta y lo rozaba con la cola, y él con la mano derecha le rozaba levemente la concha y, de subida, los pezones. Se dio vuelta y siguió bailando conmigo. Nuestros cuerpos comenzaron a rozarse frente a frente. 


“Estás toquetón con Laura, eh” le dije al oído. “Bueno, yo por lo menos no la besé” me dijo sonriendo. Me sobresalté un poco. ¡Me había visto! Sí, me dijo que cuando volvió con el gin tonic se quedó mirando y esperando a que Laura me sacara la lengua de la boca. Me reí. “¿Te pusiste celoso?” le pregunté. “Naaa” me dijo, “y enseguida te besé yo, fue mi forma de participar”, “bailemos” agregó, nos agarró de nuevo a las dos de la cintura y seguimos bailando, otra vez en trío. Cada vez más cerca. Como que competíamos (con buena onda) en rozarlo yen acercarle las tetas. O acercabamos tanto nuestras caras que podía sentir la transpiración de ellos corriendo por mis sienes y mis cachetes. 


Se sentía en el aire que en cualquier momento terminábamos en un beso de a tres, pero a la vez había un jueguito sexy de resistirlo, una cosa terriblemente erótica de saberlo los tres pero no hacer que pase. Mi novio dijo que se iba a comprar otro gin tonic. Laura me agarró de la mano y le dijo que íbamos al baño. “No se porten mal ahí” dijo mi novio sonriendo. Ella sonrió con picardía. Él dijo “bueno, pórtense mal pero vuelvan”. Nos fuimos de la mano, riéndonos. En el camino al baño un flaco nos quiso tocar y Laura le paró el carro. “Es mi novia” le dijo. “Mentira” dijo el flaco. “Qué no” dijo Laura, y me encajó un tremendo beso de lengua, y me metió mano por abajo de la pollerita. Yo me quedé enloquecida. 


Seguimos riéndonos y trastabillando. Hicimos un poco de cola en el baño, alegres, cuchicheando, y cuando se liberó un cubículo Laura me hizo entrar con ella, para no tener que esperar otro. “Dale vos primero boluda” me dijo. Se paró contra la puerta, de frenteal inodoro. Sentía los oídos un poco tapados, habiendo salido por un momento del ruido de la música, me sentía muy rara, pero bien, feliz, y sobre todo excitada por la situación, por la mano que Laura me había metido delante del flaco ese (no fue simulada, me acarició fugaz pero firmemente el papo), y hasta por mear delante de ella. Me bajé la bombacha, me senté en el inodoro, bajé la cabeza y miré para abajo. La bombacha turquesa, enroscada en mis tobillos, estaba oscurecida por la humedad. Y solo una parte era transpiración. 


Levanté la cabeza, mientras Laura me volvía a besar, y abajo mío sonaba el ruidito de mi pis cayendo al agua. Me sequé, me subí la bombacha. En mi estado de drogada pude sentir exactamente como la prenda se acomodaba a mi cuerpo, como la parte de atrás se metía en mi cola y la parte de adelante se fijaba a mi pubis, y fue una sensación casi orgásmica. Laura se bajó la bombacha y se sentó en el inodoro. Yola miraba desde arriba. Sus pelos de colores, rosa, verde, azul, celeste. Su bombacha, que debía ser rosa pálido, oscurecida por la humedad y enroscada apenas debajo de sus rodillas. “Ey” me dijo, “yo no tengo besito mientras hago pipí?”. Me reí. Acerqué mi boca a la suya, otra vez se encontraron nuestras lenguas, mientras el ruido de la orina alcanzaba el agua ya meada por mí.


Es raro esto” le dije, “es como una infidelidad, no? Pero es que estoy muy drogada”. Laura se rió. “No te preocupes nena, vos crees que Nico no sabe? Nico nos vio hace un rato, y le gustó. Son unos besitos de amigas drogadas nomás, lo más normal del mundo en estas fiestas. Y ahora no sé si sabe pero que se lo está imaginando y tiene ganas de que pase, seguro. No se va a poner celoso, mientras no quede afuera. Ahora cuando lo veas chapateló (y cuando estén solos cogeteló bien bien cogido)y va a estar más que feliz”. Me tranquilizó y me excitó escucharla decir eso. Me hizo sentir bien con la situación, pero además me calentó eso de que me mande a chaparme y cogerme a mi novio. Que me diga que me lo coja bien. “Me mandas a cogérmelo bien, que buena amiga que sos, tiene que estar agradecido jaaj” le dije. Sonrió, me agarró de la mano, me dijo “vamos, pibita” y salimos del cubículo. 


Salimos del baño, caminando entre varias chicas excitadas y borrachas como nosotras, un poco a los tropezones, y llegamos hasta donde estaba Nico. Nico estaba hablando con una chica, uno de esos encuentros casuales que se dan bailando en estas fiestas, no estaba haciendo nada. “Ah no, esa chiruza no nos lo va a sacar” me dijo Laura riéndose, y cuando llegamos, la chica se apartó y Nico quedó frente a nosotros le dijo “mirá las dos hembras que tenés acá, y andas buscando otras, descarado”. Nico se cagó de risa mientras me extendía el vaso de gin tonic. Le di un buen trago, y sentí el impulso de cumplir con lo que me había dicho Laura en el baño: Le agarré la cara a Nico y me lo re chapé, y de paso de agarré el culo y le rocé el paquete también. Cuando terminé de besarlo Laura me dijo “Vaaamos nena, así!” y nos reímos los tres. 


Antes de darnos cuenta estábamos bailando los tres otra vez, en nuestra simulación de trío, nuestro trío limpio. Después Laura se fue a comprar un gin tonic. Nico se acercó a mi oído y me dijo “que onda en el baño, se tocaron?” riéndose y dándole entonación de chiste, pero me volvió loca darme cuenta de que realmente quería saber porque lo excitaba. “Sí” le dije poniendo cara maliciosa. “Te da envidia, no? Nunca le metiste mano por abajo de la pollerita a tu amiga Laura. Yo sí”, mentí. “Hija de puta!!” me dijo riéndose, “no, nunca lo hice, pero ganas nunca me faltaron”. 


Epa, eso era una confesión. Nunca me había contado que le tenía ganas a la amiga. Era normal, Laura está realmente buena, y tiene esa personalidad segura que la hace muy sexy. Pero que me lo contara (empujado por el alcohol, las drogas y mis propias travesuras era otra cosa). “Querés hacerlo?” le pregunté. Se quedó duro un momento, hasta dejó de bailar. No supo que decirme. “En serio te pregunto, bolas” le dije riéndome. “Si querés hacerlo, yo le pregunto si podés”. Se le iluminó la cara. “Da?” me preguntó. “Obvio que da, tu novia te está preguntando si querés. Que más”. 


Justo Laura estaba volviendo con otro gin tonic para compartir. Me acerqué a ella y le hablé al oído. “Che, perdón, por ahí estoy re loca, pero Nico me dijo que estás buena, nunca me había dicho eso de otra chica conocida nuestra. Le mentí que te estuve tocando por abajo de la pollera y le dije que te iba a preguntar si él también podía. A mi me haría sentir mejor con mi culpa”. Se sorprendió primero, después la expresión en su cara cambió, y sin dejar de bailar se acercó a mi oído: “Sí boluda, puede. Pero no lo hagas por culpa, si no te cabe que me toque ya fue. Si te cabe, decile que se acerque bailando y lo haga, que yo ya le di permiso”. Me di vuelta, inexplicablemente excitada por las perspectiva de que mi novio le iba a tocar la bombacha a su amiga de 30. Me acerqué bailando a él, y le dije “andá, te da permiso, no le digas nada, acercate, bailá,y cuando lo sientas meté mano”. 


Nico se acercó bailando, la música vibraba en nuestros cuerpos, Laura no paraba de bailar, revoleando los pelos de colores, con los ojos cerrados. Nico se puso frente a ella, y bailó uno o dos largos minutos antes de que su mano se metiera por debajo de la pollerita de Laura. Cuando empezó a tocarla, ella me miró a mi, con cara de complicidad. Sentí como me mojaba en tiempo real. No podía creer mi situación. Yo todavía era una chica de escuela secundaria, con mis compañeros nos hacíamos los superados pero nunca había visto nada así, ahora drogada, con mi novio de 23 y su amiga de 30, estaba en territorio desconocido. 


Él terminó de tocarla y se alejó de ella bailando. Ella me llamó con la mano y una sonrisa. Cuando me acerqué me dijo “gracias por el mimo”, me guiñó el ojo, y tiró una pastilla en una botella de agua. La agitó, tomó un trago y me la extendió. Le di un trago yo también, estaba amarga. “Agua sucia” me dijo, sin dejar de bailar. Tomé otro trago. La música me atacaba por todos lados, y me hacía bailar sacada frente a Laura, frente a frente, bastante cerquita. Me sentía ultra feliz. Tenía los ojos cerrados. Sentí una mano en la espalda y un empujoncito. Era mi novio, que también con los ojos cerrados estaba al costado nuestro, y con una mano me empujaba suavemente hacia Laura, y con la otra empujaba a Laura hacia mi. Sentí el calor de Laura en mi pecho y en mi cara. Bailabamos cada vez más cerca, disfrutando de la cercanía, del calor y la transpiración de la otra. 


Y ahí, otra vez el leve empujoncito, otra vez mi novio, pero esta vez nos estaba empujando amablemente las nucas, como haciendonos acercar las caras. Quería que nos besaramos, era evidente. En otra situación quién sabe como hubiera reaccionado, pero en esta amé que estuviera pasando eso. Bailamos con las caras casi pegadas, y al ver que Laura no iniciaba el beso, lo inicié timidamente yo. Primero los labios, después un poco de lengua. No miraba a Nico, pero sabía que estaba disfrutando. Así bailamos y nos besamos unos minutos, con las manos de él en mis caderas y en las de ella. Después su mano se ubicó a la altura de nuestras conchas, y bailando nos frotabamos contra ella, yo contra sudorso, Laura contra su palma. Luego volvieron a las caderas, y pronto fueron bajando. 


Yo bailaba mientras las sentía meterse debajo de mi pollerita. Sentí como sus dedos me agarraban de la bombacha y me la corrían, dejando la concha un poco descubierta, y como las yemas de sus dedos, dotadas de una precisión y una sensibilidad que solo podía darles la droga que habíamos consumido, comenzaba a acariciarla humedad de mi agujero. Y por como cambió la respiración de Laura supe que a ella le estaba haciendo lo mismo. Cambió la respiración y cambió en beso. Laura, seguramente respondiendo a esa caricia de concha, comenzó a comerme la boca salvajemente. Todo seguía pasando al ritmo de la música, las vibraciones me atravesaban y se fundian con la sensación de la bombacha corrida, dela lengua de Laura, de su carita transpirada, del dedo presionando mi vagina. 


 Y de golpe terminó la música, el DJ se despidió, algunas luces se prendieron como indicando que ya se estaba terminando todo y que pronto habría que irse. Impresionante, estabamos tan metidos en ese baile y esas caricias de concha que nonos habíamos dado cuenta de nada. Los tres tratamos de recobrar un poco la compostura y ver como seguíamos. Hablamos un par de boludeces, como que nos hicimos los boludos los tres sobre lo que estaba pasando unos minutos antes. La gente ya se estaba yendo. Estabamos los tres transpirados, con las pupilas dilatadas, disimulando la excitación ¿Vamos a casa? Preguntó mi novio. “Ja, no sé” dijo Laura, y bien explícita agregó “ustedes chicos, perdón que lo diga así, seguro van a querer llegar tranquilos a su casa y garchar, para descargar toda esta energía. Yo tengo un par de chicos que por ahí me reciban en su casa para lo mismo si les mando mensaje ja, no voy a ir con ustedes y quedarme afuera de todo”. 


Mi novio me miró como consultandome. Yo la miré a Laura y le dije “Olvidate boluda, venite con nosotros”. Laura me miró torciendo la sonrisa. “En serio me decís, boluda? Mirá que yo voy eh, pero decime que es en serio”. “En serio, vamos, olvidate”, le dije. Tardé un segundo en tomar total consciencia de que me estaba comprometiendo a no dejarla afuera en el sexo. Le estaba garantizando que no se iba a quedar sin coger. Creo que me puse un poco colorada, pero también me calenté aún más. “Vamos” dijo mi novio, nos agarró de la mano a las dos y salimos calientes los tres a buscar un uber.   

9 comentarios - Tomando éxtasis con mi novio y su amiga (1)

mariano_jay
ufff que caliente! quiero saber como sigue! (y quisiera estar en el lugar de tu novio!)
portugalo3 +2
siiiii.... qué fiesta....! lo contaste de una manera exquisita y caliente.... gracias!
quiero más....!
Apolo_alado
Que sigaa, esta tremendoooo, tremendo relato
alecito_77
Quiero saber cómo siguió eso hermosa!!!
jstronger
Que experiencia tan caliente. A la espera de la segunda parte 😋
San34 +1
Hermoso relato!
Muy bien escrito, me lo hiciste vivir ahí, esos efectos son únicos