¿Te follarías a mi hija?

¿Te follarías a mi hija?

Cuando recibió la llamada no se lo esperaba… Era Pol que la llamaba desde el centro aquella mañana, para pedirle que fuese a verle. Dorothy se sofocó, aunque rápidamente Pol le aclaró que Evolet estaba bien, que no había pasado nada, pero que si podía ir en ese momento le gustaría hablar con ella.
Así que de urgencia salió del trabajo y fue al centro, allí se dirigió al despacho donde Pol la esperaba, al parecer junto con Evolet.
Al entrar la vio sentada en una silla, mientras Pol estaba tras la mesa de despacho con la mirada fija en una pantalla de ordenador.
—¡Oh Sra. Machanan! Me alegra que haya llegado ya, espero no haberla alarmado en exceso —dijo Pol levantándose e invitándola a sentarse.
Dorothy así lo hizo y entonces Pol comenzó su relato.
—Verá, es que Evolet tardaba en el servicio así que fui a buscarla y bueno… fue un poco incómodo porque la encontré, de nuevo, masturbándose. Así que cuando intenté que se pusiera su ropa, bueno, Evolet se me ha insinuado… —dijo Pol poniéndose rojo de vergüenza.
—¿Insinuado, no te entiendo Pol?
—Si, bueno, es muy embarazoso y ante todo quiero que entienda que yo he tratado de detenerla en todo momento, con tacto, pero con firmeza. Quiero decir a que ella… me tocaba el paquete —dijo Pol al fin poniéndose aún más rojo.
—¡Pero Evolet! —dijo Dorothy airadamente volviéndose hacia ella—. ¡No debes incomodar así a Pol! —le recriminó con un tono de voz ni muy alto ni muy bajo.
Evolet la miró e inexpresivamente bajó la mirada cruzando las palmas y los dedos de las manos entre sus piernas.
—¡Oh Pol cuanto lo siento! No pensé que Evolet fuese a comportarse así contigo.
—Verá Sra. Machanan, la he hecho venir porque estos cambios en su comportamiento me hacen pensar que tal vez esté sufriendo abusos en su entorno familiar, por si usted tiene sospechas, para denunciarlo ante la policía.
Ahora la que se ponía colorada era Dorothy. ¿Cómo explicarle a aquel joven que estaba practicando una educación sexual avanzada para su hija?
—Verás Pol, te tengo que pedir que no llames a la policía —dijo en tono conciliador.
—¡Pero cómo, es que no le preocupa que estén abusando de ella! —dijo Pol airadamente.
—¡No es eso Pol! Es un poco complicado de explicar —admitió la madre.
—¡No me dirá que usted lo consiente! Porque en ese caso si denuncio podrían quitarle la Evolet, ¿lo entiende, verdad?
—¡Si, lo entiendo perfectamente Pol! —dijo Dorothy mostrándose tan alterada como su interlocutor. Verás, calmémonos los dos, ¿vale?
Pol pareció escucharla y se serenó, tiempo que tuvo Dorothy para poner en orden sus ideas.
—Verás Pol, Evolet ha conocido a un vecino y yo como su madre apruebo esa relación. Es más la superviso y haré todo lo posible para que Evolet tenga una relación de pareja con este chico cómo lo haría una chica cualquiera de su edad que no tuviese que venir a educación especial, ¿lo entiendes? —dijo Dorothy, quien a medida que terminaba su explicación ponía más énfasis en su discurso para hacerle ver al muchacho que iba en serio.
—¡Sra. Machanan! No sé qué pensar ante lo que me está diciendo.
—Pues es muy sencillo hijo, a Evolet le gusta follar, como a tu novia. ¿Por qué tendrás novia, verdad? Una chica como otra cualquiera, lo que te he dicho ya, que siente deseo y folla con su amiguito para bajarse la libido como una más. ¿Lo entiendes ahora cariño?
Pol se quedó sin palabras, ante las tajantes afirmaciones y el discurso incontestable de una madre coraje que luchaba por que su hija tuviese, si no las mismas, parecidas experiencias sexuales a otras jóvenes de su edad.
—Ante todo lamento si te ha molestado cuando te ha manoseado el paquete, tal vez deberías sentirte alagado, porque eso indica que le gustas mucho, si ni te hubiese mirado, te lo puedo asegurar. Y ahora si no tienes nada más, ya que estoy aquí, ¿me puedo llevar a mi hija?
El monitor no sabía donde meterse, comprendía su error y los motivos que Dorothy le había explicado de manera tan brusca al  verse acorralada por él mismo.
—¡Oh por supuesto Sra. Machanan! Le pido disculpas por si la he ofendido, sólo me preocupaba Evolet, ¿lo entiende verdad?
De repente Dorothy vio el arrepentimiento en el chico rubio y guapo que tenía en frente.
—Claro que lo entiendo, perdóname tú por ser tan explícita en mi aclaración. Sólo te pido que esto quede entre nosotros.
—Bueno Sra. Machanan, en ese sentido me preocupa que este comportamiento de Evolet llegue hasta la dirección, comprenda que en ese caso estoy directamente involucrado y podrían echarme y lo que es peor, mi reputación se vería seriamente perjudicada.
—Estoy de acuerdo Pol, si quieres podemos firmar un acuerdo o lo que sea, donde yo diga que comprendo y soy conocedora del comportamiento de Evolet, que tú me lo has manifestado y que yo te he informado de es normal de alguna manera.
—Es que si no informo de eso, se me caerá el pelo igualmente señora, si después presento un documento firmado por usted, ¿quién va a creerlo?
Dorothy se vio entre la espada y la pared, pues sabía que hacer público aquello podría traer publicidad indeseada sobre su hija y el joven tenía razón en tanto que él se vería igualmente perjudicado.
—Bueno Pol, todos corremos riesgos alguna vez, ¿tienes novia? —volvió a preguntarle Dorothy mientras se levantaba de su asiento y rodeaba la mesa ante la mirada atónita del joven.
—Pues sí… pero no entiendo qué tiene que ver eso —dijo el muchacho contrariado.
—¡Mucho hijo, mucho! —dijo Dorothy—. Verás, desde que he entrado por la puerta me he fijado cómo me mirabas las tetas, igual que cada día cuando recojo a mi hija, ¿te gustan verdad hijo? —añadió Dorothy inclinándose muy cerca de la cara de Pol y abriéndose su escote descaradamente.
—¡Pero señora! Yo, no… —dijo Pol justo antes de que su cara fuese enterrada literalmente entre los mullidos melones de Dorothy…
—¡Oh, vamos no me digas que no te gusta que te arrope la cara con mis tetas!
Ahora Pol no dijo nada…
Dorothy sacó una de ellas de su sujetador por su escote y ofreció su gordo pezón al joven, quien se entregó a chuparlo con pasión. Luego le preparó la otra para que cuando terminase con la primera se enganchase a la segunda…
—¡Así, come, cómetelas todas…! ¿Te gustan, verdad? —le dijo mientras literalmente enterraba la cara del joven entre sus dos mamas…
—¡Oh Sra. Machanan, yo no pensé que usted…! —dijo el chico en un momento de respiro.
—¿A que quieres fallármelas, eh? ¿Te apetece?
La nueva oferta que le hizo Dorothy dejo parado al chico y esta lo sabía. Así que con sus pechos al aire se acuclilló ante el joven y echando mano a su cinturón lo desabrochó sin prisa pero sin pausa.
Su enorme bulto en el slip la sorprendió a la vista, ésta lo palpó por encima de la tela y mirándole a la cara desde abajo le sonrió. Acto seguido bajó el slip y descubrió una buena erección del joven.
—¡Um, parece que ya estás apunto! ¿Eh? —dijo Dorothy y sin más dilación se tragó su estaca de un golpe y la hizo entrar en su garganta hasta el punto de tener que contener sus arcadas…
—¡Oh Sra. Machanan, esto es mejor de lo que yo hubiese imaginado! —dijo Pol agarrando los hombros de la mujer para no caerse.
Dorothy chupó y chupó, como decía el cuento y se sintió como una cerda por avasallar al joven de aquella manera, pero no podía consentir que este hablase con la dirección sobre Evolet y su comportamiento…
Así que cuando su mástil estuvo bien duro y lubricado, Dorothy se escupió en las tetas, las juntó e hizo que su estaca atravesara su canalillo. A partir de ahí el chico comenzó a follarle las tetas como ésta le había prometido que le dejaría hacer.
Entre resoplidos el joven no podía creer que estuviese haciendo aquello con una señora tan caliente como Dorothy, parecía más bien, que estuviese falto de cochinadas y que aquel acto fuese la fantasía sexual insatisfecha con la que el joven se iba a la cama cada noche.
De repente Dorothy fue consciente de que Evolet, allí presente, estaba con sentada en la silla, con su pierna subida y su mano en su sexo, acariciándose en silencio y pensó que la súbita visión de su madre haciendo aquello con su monitor había sido suficiente para provocarle la excitación que la llevó a tocarse de aquella manera.
Pol también la vio y en ese momento Dorothy tuvo una idea y decidió llevarla a la práctica.
—¿Oye Pol, por qué no te encargas de Evolet un momento? Mira la pobre cómo está, ahí tan sola —dijo Dorothy tras detenerse.
—¿Usted cree que debo hacerlo?
—¡Claro que debes, anda cómele su rajita y dale placer! —le ordenó Dorothy súbitamente.
Obediente Pol se acercó a la muchacha, cauteloso se arrodilló ante ella y sin mediar palabra, solamente mirándola a la cara, acercó su boca a su dulce rajita mientras Evolet parecía que sabía lo que pretendía.
Su lengua rozó su sexo y Evolet suspiró dando su aprobación, entonces el chico siguió bebiendo su néctar y Evolet se entregó a él, ¡pues deseaba ardientemente obtener su placer!
Mientras tanto Dorothy discretamente sacó su móvil del bolso y grabó unos segundos de aquella escena, le pareció dulce, ver cómo Evolet disfrutaba del cunnilingus y cómo el se afanaba en complacerla a ésta.
—Sra. Machanan, no sé si usted me dejaría follarla un momento pues, ¡ya no me aguanto más!
—¿Ah ella? —preguntó Dorothy guardando rápidamente el móvil y disimulando.
—¿Ah ella? —repitió Pol, como si tuviese otra cosa en mente.
—¡Claro, que disfrute de tu herramienta! Tranquilo ya no es virgen —dijo Dorothy para terminar de convencerlo.
—¿Ah no? —preguntó Pol discretamente, sorprendido por tal confesión.
Así que Pol se acomodó entre los muslos de la muchacha y arrodillado desde el suelo apontocó su grueso capuchón en la raja sonrosada de Evolet. La frotó de arriba abajo y sintió su tremenda lubricidad y excitación, mientras Evolet le miraba y ansiosa y en silencio esperaba en deseado desenlace.
Ante los ojos de Dorothy comenzó la penetración, con los gemidos compartidos de ambos amantes improvisado. Así, cuando hubo entrado esta hasta la mitad, comenzó a moverse suavemente Pol, dándole un intenso placer a Evolet que gimió y se retorció de puro vicio.
A su madre la pareció sorprendente, lo rápido que Evolet se estaba soltando en estas lides, apenas podía recordar ya la primera noche en la que temerosa se dispuso a acariciarla para aplacar su necesidad imperiosa de dar rienda suelta a sus hormonas.
Ensimismada en sus pensamientos apenas fue consciente de que Evolet alcanzaba ya su orgasmo y comenzaba a convulsionar y entregarse al clímax final…
Mientras Pol seguía penetrándola, ella apuraba los últimos momentos de placer ante la mirada atónita de Dorothy.
—¡Qué bien Pol, has hecho que se corra! —rio Dorothy.
—¡Oh Sra. Machanan! ¿No querría usted probar un momento? ¿Me muero de ganas por probarla a usted, si eso no le importa? —dijo Pol sacando de sus pensamientos a la madre.
—¿A mí? —dijo ella un tanto incrédula.
—¡Sí a usted!
—Bueno, si ese es tu deseo, no te diré que no —concluyó Dorothy.
Así que ahora de pie, Dorothy se sentó en la mesa de despacho y el chico se acomodó entre sus gruesos muslos, simplemente bastó apartarse las bragas a un lado, para que su sexo peludo apareciese ante el glande henchido del joven. Este se maravilló al verlo y no esperó más para poner su glande sonrosado a las puertas de aquel paraíso…
Al sentirla entrar Dorothy se estremeció. ¡Oh, qué sensación! —pensó Dorothy, sintiéndose como una puta por dejarse follar por su segundo joven en un mes, y un tercer hombre mayor también.
La follada se tornó intensa y los gemidos de Dorothy le sorprendieron a ella misma. Sintiéndose vapuleada por la impetuosa juventud de Pol, espoleada por sus nalgas firmes y fibrosas y transportada a un mundo de placer y lujuria donde todo parecía posible.
Más la sorprendió que el chico, quien gozó tanto de la follada, que no pudo aguantar por más tiempo y su corrida inundó su raja, con unas impetuosas últimas culadas, aferrándose a sus caderas con más fuerza aún, mientras ella sentía su respiración agitada en la oreja. Pensando que tal vez le hubiese gustado disfrutar un poco más de su impetuosa virilidad.
Cuando Pol se retiró Dorothy sintió como su carga salía desde su inundado interior, para caer acto seguido al suelo del despacho. Bueno qué se le va a hacer —pensó ella divertida—, todo lo que entra sale.
—Lo siento Sra. Machanan, no pude contenerme con usted, está tan buena que ha sido delicioso follarla —le confesó el chico subiéndose los pantalones.
—¡Oh, Pol me siento alagada! —sonrió Dorothy volviendo a tapar su sexo con sus bragas en sus ingles.
Tras esto todos comenzaron a arreglar sus ropas, disponiéndose a dar por finalizada aquel caliente acuerdo.
—Bueno Pol, espero que esto te haga recapacitar sobre lo de hablar con la dirección, ¿verdad?
—¡Oh claro Sra. Machanan! No diré nada.
—Eso espero hijo, porque de hacerlo, tal vez tendría que mostrarles un precioso vídeo donde te ves comiendo amorosamente la rajita de mi hija… por supuesto a ella no se le ve la cara pero a ti se te reconoce bien y esa silla de tu despacho así como la estantería que hay detrás, yo creo que sí, que alguien podría pensar que has hecho eso aquí en tu despacho —dijo Dorothy sonriéndole cándidamente.
—¡Pero Sra. Machanan, cómo ha podido hacer algo así! —dijo Pol sorprendido.
—Pues por que estoy dispuesta a todo por ella hijo, si tú cuidas de su secreto, yo cuidaré del nuestro y quien sabe… tal vez te invitemos a merendar una tarde a casa, ¿a te gustaría?
Pol quedó contrariado por la noticia del vídeo íntimo que le había tomado la madre a hurtadillas, pero la oferta de volver a verlas le pareció suficiente recompensa y aunque realmente no deseaba hablar de Evolet, aquel vídeo comprometedor ponía en peligro su trabajo y su vida entera si llegaba a conocerse…
Dorothy le besó en la mejilla y se despidió de él, quien permaneció un tanto anonadado y le dijo simplemente adiós mientras la madre cogía a Evolet del brazo y juntas abandonaban aquel caliente despacho…
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Si te ha gustado el caliente trío de la madre, la hija y el monitor, no te puedes perder el resto de la historia que cuenta Lahija de Dorothy...
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