Me cogí a una pendeja embarazada (3)

Luego de hacerle esa pregunta, ella responde nerviosa: “no sé” mirando con sus ojos para el costado, como alejando su vista dela mía. Ahora avergonzado le respondo: “¿segura que no sabés?”. Bueno, voy aprobar yo insisto, y le clavo un pico, ella dura y sin decir una palabra. De nuevo, mi boca vuelve a impactar sobre la suya, pero ahora me quedo más tiempo, como buscando mas contacto, poco a poco ella abre su boca.
 
Primero recuerdo muchas imágenes que pasaban una tras otra muy rápido, mi corazón se aceleró como si quisiera salir de mi cuerpo. Todavía no podía creer lo que estaba sucediendo, asumo que Noli también está sorprendida. Nuestras bocas finalmente estaban donde debían estar, juntas, conociéndose, recorriéndose, disfrutándose, buscando fundirse en movimientos sincronizados. Nuestras lenguas que no querían quedarse afuera delo que estaba sucediendo, lograron abrazarse de tal manera como si no quisieran despegarse jamás. 
 
No recordaba hace cuánto tiempo hacía que todo mi cuerpo no experimentaba esta sensación, esa adrenalina corriendo por mi cuerpo, me tiene re caliente. De todos modos me estaba sintiendo raro, claramente sabía que no era correcto lo que estaba sucediendo, pero lo que me importaba era cómo me sentía, y claramente, no quería que este momento llegara a su fin. Perdí nuevamente la noción del tiempo y el espacio, apenas reaccioné cuando me di cuenta que comenzaba a llover. Primero resultó agradable, refrescante, como para bajar ese fuego que me estaba haciendo sentir Noli. Poco a poco la intensidad de la lluvia iba en aumento, parecía como si una gran tormenta estuviera por desatarse.
 
Ella ver un techo donde cubrirnos del agua, nos dirigimos rápidamente, intentando evitar los charcos que ya se habían formado en la calle. Ahora ya no tan preocupado por el agua, la agarro de las caderas y nos miramos a los ojos. Ella sonríe y comenta que soy su protector, luego larga una carcajada y me
abraza. No salgo de mi asombro, estaba logrando llevarme a un nivel que nunca pensé que pudiera llegar, me siento feliz.
 
Realmente no quería estar en otro lugar, me siento como un adolescente en sus primeros encuentros a escondidas. No quiero dejar de disfrutar esto, pero ya era un diluvio y realmente parecía como si alguien estuviera enfurecido siendo testigo de todo eso que estábamos haciendo. Miro justo en diagonal y veo un lugar con luces de colores llamativos, parecía abierto como para refugiarnos hasta que frenara la tormenta. Sigo mirando y le comento a Noli “que pinta de telo tiene eso, ¿vamos?”. Ella se cagó de risa y me dice
“claro ¿por la lluvia no? Y para hacerme esos masajes que tan bien das” nos reímos un tanto cómplices y la vuelvo a abrazar.

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