Con una pendeja en Perú (relato real)

Nuevamente saludándolos a mis amigos y amigas poringueros y poringueras.

En resumidas cuentas, cuando la oportunidad asoma, la poronga responde. Y a veces a hay que empujar un poquito.
Estoy en Perú haciendo un par de negocios, hoy me tocaba día libre y bue, recorrí la cuidad un poco. Aunque ya ayer mientras pasaba, iba viendo un poco el ambiente. La migración ha traído de todo, obviamente incluido mujeres más que exuberantes. Dirigiéndome a la reunión me di cuenta de que, a cierta hora, la afluencia de personas es brutal. Hablo de pendejas afuera de los colegios, universidades y trabajos. Mientras me estacionaba a relojear uno que otro culo de buen porte, veo un par de minas que conversaban sobre los tipos que pasaban, alguna le decía un par de cosas o chismoseaban a voz alta. pero siempre era por tipo de cuerpo, gusto y escuche un par de veces refiriéndose a porongas. eso despertó algo que quise probar hoy, sin mediar consecuencia. Algo totalmente jugado.
Pase por X universidad recorriendo las calles y veo afluencia. Decido caminar más despacio para ir viendo el panorama, como un carnívoro hambriento buscando una presa, como tratando de escuchar algo, hasta que paso.

- Hola, señor. (un acento colombiano irradiaba mi tímpano, que, si tuviera pija el desgraciado, se me hubiere salido por la oreja). Me faltan 2 soles para tomar la troca. ¿Tiene?
Cuando me di vuelta, mis ojos quedaron pegados en donde venia la voz y específicamente en un par de tetas. La pendeja era una colombiana de unos 19 o 20 (luego me dijo que tenía 18), piel de ébano chocolatoso, exquisito y voraz, unas tetas turgentes dejaban de una camiseta apretada que le moldeaba el exquisito cuerpo de la bebota, Abajo, junto con lo que parecían cuadernos y libros un jeans jardinero en donde el señor culazo que se gastaba la pendeja debía estar asfixiado por semejante orto. Una locura de bebota de ébano y vaya que me iba a jugar.

• ¿Si?
- Disculpe papi, pero me faltan unos solecitos para irme a la casa.
• ¿Si? ¿Y si te paso 100?
Me la jugué. La pendeja no era boluda, sabía lo que le estaba ofreciendo y solo una línea me dividía de que aceptara o llamara a un policía.
- ¿Que? 100?
• 120. Lo tomas o me voy.

No le dejaba opción a la pendeja. La rapidez mental era clave, no darle ni un centímetro de duda ante nada. Era aceptar 120 soles o nada. Creo realmente que la mente de la trolita de ébano estaba en marte. Creo hasta en cierto punto no entendió para que le ofrecía la guita.
• Los quiero
- Vamos entonces.
Le di la mano y nos fuimos al hotel donde estaba.

Una de las cosa en que me encanta Perú es la libertad sexual para coger literalmente con la mina que quieras con muchas variantes. una de ellas es que en los hoteles no te hacen ni drama si entras con una mina o dos o tres. Algunas vez estuve cerca de hostales u hoteles pequeños en donde hasta tenían un catálogo de minas para uno (literal, aunque nunca me tente por temas de que el sexo fácil de esa forma no tiene gracia. Si no hay riesgo, no prende) En esta, simplemente me arriesgue y punto. ¿Pudo haberme pasado algo malo? sí. Pero, ante todo, quería hacerlo.

El hotel estaba demasiado cerca, caminamos unos 300 metros y afuera fui más firme.

- Estas lista?
• Si, pero solo puedo un rato. Van a venir por mi pronto.
fue el momento en donde la pendeja sabia que me la iba a coger como un animal y no podía desperdiciar más tiempo. No paso ni 10 segundos y ya estaba manoseando a la pendeja en el asesor como un verdadero pervertido. Era una excitación exquisita ver en el espejo como le manoseaba las tetas y la concha por encima del pantalón.
Se abrieron las puertas y me la lleve a la habitación bajo la mirada de un par de tipos en donde sabia en mi inconsciente que ellos imaginaban la enfermiza intención del maduro en donde a la jovencita de ébano le iba a ensartarle la pija hasta mas no poder.
Al entrar la mina me manoteo la pija que estaba un mástil, sin perder tiempo se agacho y me bajo el buzo que traía puesto y en donde mi pija disparada le dio a la altura del mentón. Una sensación deliciosa.
Mas delicioso fue cuando esos labios gruesos y lengua exuberante engulleron mi pija al son de mis gemidos. El enterrarle la cabeza en la chota mientras le preguntaba si le gustaba la pija adulta era excelso. La respuesta de la pendeja casi me hace acabar.

• Me encanta papi, no pensé que fueras a ofrecerme esto. Nunca lo he hecho y me gusta.

Que hermoso era saber que una pendeja así le había calentado la idea de un tipo pagándole por cogérsela así de golpe, me explotaba la pija saber que el riesgo había hecho más placentero el resultado.

Faltaban 30 minutos para que la vinieran a buscar y no perdí segundo alguno mientras la ponía en cuatro en la cama (sin dudas un camión de culazo de la nena, muy a la par con la de mi dulce puta clarita) y le chupe la concha y el orto como un animal al son del sonido de la cubrecama siendo arañado por las uñas de la pendeja y de sus gemidos, hacerla disfrutar con mi boca era el Valhala mismo. No aguante mas y le mande pija a mansalva a la putita de chocolate. Le mandaba los pijazos como si no hubiera un mañana mientras le manoseaba las tetotas que se gastaba. Una autentica obra de arte del morbo. Agarrarla de las trencitas que le colgaban y nalguearla mientras me la taladraba era igual que ir al cielo de los perversos.
Le tuve tan metida la lengua en el orto que no dudaba colarle el dedo mientras me la cogía, le saqué la chota de la concha y la pose en ese orto de gran categoría. ¿Ustedes se preguntarán, se resistió a que le hiciera el orto? Si, pero ni 15 segundos después estaba toda la pija adentro. La calentura de la trola no pudo más. Además, se notaba que estaba estrenado, haciéndome el laburo mas fácil.

Me la enclave con las manos en la pared y la recontra re bombeaba con un enfermo, sus gemidos con su “papi que rico” eran un fenómeno inigualable de la naturaleza, no dude en agarrarla del cuello y ensartársela hasta el fondo cuando su celular empezó a sonar, ya venían por ella y yo no me iba a quedar con las ganas de lechear ese culo de ébano.
Al segundo llamado no aguante más y le acabe la leche en ese culo de primer corte. Los gemidos acallaron con un beso delicioso que la pendeja me dio después de tal acto intenso, descarnado y morboso de aceptar dinero de un desconocido por su cuerpo por primera vez. Señal inequívoca de que disfruto todo

Mientras me vestía, ella contestaba el teléfono. Ahí me dijo que tenia 18, era su primer año estudiando y que fue una experiencia que le gusto. La fui a dejar hasta el ascensor mientras le pagaba los soles y la vi bajar. Me asome por la ventaja del 12° piso y mire que ya estaba abajo mientras llegaba un auto con un chico dentro. este se bajo y le planto un beso rodeando sus brazos en la cintura de la nena. Era el novio. No pude contener la risa de que le estuviera besando la boca y tocándola sin saber que la trolita había entregado todo a un desconocido por dinero, el muy cornudo.


Bueno amigos, eso es lo que me paso hace unas horas. Y mientras estoy escribiéndoles esto desde el lounge del aeropuerto, les deseo un delicioso día y que cumplan todas sus morbosidades. Como yo lo cumplí hoy.
Con una pendeja en Perú (relato real)

2 comentarios - Con una pendeja en Perú (relato real)

angeliyo69 +1
Tremendo
thebigman28 +1
Sin duda es un placer darse estos gustos capo