Mi tío, mi tía, mi primita y yo (16): Bañando a la nena.

Cele abrió el agua caliente, y la reguló un poco hasta que saliera tibia. La bañera era muy amplia, tipo jacuzzi, así que estábamos cómodos (además de calientes) los tres. Nos quedamos inmóviles debajo del agua que caía de la ducha, sabiendo que teníamos que esperar sus indicaciones. Antes de empezar Celeste se sacó la bombacha diciendo “me molesta esto” y la tiró entre las canillas del bidet, pero en seguida la volvió a agarrar y me la alcanzó diciéndome“ seguro la querés oler, cerdito”. Claro que quería. Ya sin tanto pudor como otras veces me la llevé a la nariz y aspiré profundo los olores de mi tía Cele, su concha y su cola, que delicia. Me la sacó de las manos y me dijo “te gusta, no?”. Yo solamente sonreí. 


“Bueno, a ver, hagan espuma con el jabón y empiecen a bañarla a esta nena, pero no se vayan directamente a las tetas, la conchita y la cola, no sean desesperados”. Yo le empecé a enjabonar los hombros, y ella se movió quedando de frente a mi y de espaldas a Rodri. Por la distancia a la que quedó, y el tamaño de la pija parada de Rodri, seguro se la estaba apoyando en la cola o en la espalda. La mía le rozaba el ombligo, dejándome ya peligrosamente cerca de largar toda la leche. Pero tenía que aguantar, iba a ser larga la noche. Además la tía seguro me iba a dar la ya clásica acabada de ventaja, para que después no me viniera tan rápido en el momento decisivo. 


Rodri le enjabonaba la espalda, y yo de los hombros pasé a las axilas, mientras ella levantaba los brazos y me miraba. “Vos Rodri, enjabonale la pancita a la nena. Vos Diego, la espalda arriba de la cola, que no se te vayan las manos a la cola”. Así, Rodri pasó las manos a la pancita de Micaela, como agarrándola desde atrás, y obviamente en el mismo movimiento apretándole más la pija contrala espalda. Yo traté de dar un pasito atrás, porque las manos de Rodri mientras le enjabonaban suavemente la pancita a Mica me rozaban la punta de la pija. Pero para cumplir la orden de Cele de enjabonarle la baja espalda tuve que avanzar, y ahí mis manos se encontraron con la pija de Rodri. Él me miró sonriendo. Estábamos bañando a Mica y además tocándonos mutuamente las pijas. Se sentía raro pero su sonrisa me hizo ver que todo estaba bien, era parte del juego y del placer. 


Cele maliciosa me dijo “te estorba ahí para enjabonar la espaldita de Mica la pijota de tu tío, no? Bajala, acomodala un poco más abajo, a Mica no le va a molestar”. Mica abrió fugazmente los ojitos para sonreirme y los volvió a cerrar, totalmente entregada al placer. Yole agarré la pija a Rodri con la mano derecha y la bajé hasta dejarla casi encastrada entre los cachetes de la cola de Mica, que se estremeció al sentirla ahí. “Bien. Bueno, Diego, agachate y y lavale las patitas primero y después las piernas. Vos Rodri mientras lavale bien las tetitas”. Me agaché y le enjaboné los piecitos con devoción, la misma devoción que Rodrigo estaba dedicando, según vi cuando miré para arriba, a lavarle desde atrás las tetitas, con abundante jabón


Una vez que terminé de enjuagarle los pies Cele me dijo “Quedaron limpios? A ver, metete el dedo gordo en la boca para ver como quedaron”. Mica abrió los ojos, levantó un poco el pie y me miró sonriendo, mientras Rodri la sostenía de las tetas para que no se cayera, agarrándola fuerte, de una manera muy dominante y sensual que a ella parecía gustarle mucho. Otra vez al ver eso me dieron ganas de verla cogida por Rodri lo más fuerte posible, pero faltaba para eso. Me llevé el dedo gordo de su pie izquierdo a la boca. Lo tuve adentro y me dio mucho placer. “Saborealo” me ordenó Cele. Me fascinó esa orden, y empecé a chupar ese dedo y los otros de su pie como si fueran caramelitos. A ella parecía gustarle, por lo que veía cada vez que levantaba la cabeza y miraba para arriba (y de paso le veía la conchita, uno de mis grandes anhelos). 


“Ahora lavale las piernitas” dijo Cele. Y procedí a enjabonarla de los pies hasta las verijas, sintiendo como ella temblaba cada vez que mis manos se acercaban a su entrepierna. Finalmente Cele dijo “Ahora enjabonate las manos y lavale la colita y la concha”. Era el glorioso momento(uno de tantos gloriosos momentos) que esperaba. Hice espuma en mis manos y primero le lavé la conchita con toda devoción y cuidado, con delicadeza, tratando de no meterle ningún dedo, no irritarla ni hacerle doler. Esa conchita era el tesoro más precioso y así me gustaba cuidarla. “Ahora la cola” indicó Cele. Me enjaboné las manos y cuando las metí ahí atrás descubrí que la pija de Rodri estaba practicamente insertada entre los cachetes, apoyada en el ano de Mica. “Te molesta ese pedazote de carne, no Diego? Sacalo, correlo para abajo” me indicó Cele. 


Agarré la pija de Rodri con mis manos enjabonadas y la bajé. Por como se arqueó Mica me di cuenta que había pasado de estar en la puerta de su colita a la puerta de su conchita. Empecé a enjabonarle la cola, primero sintiendo la suavidad y turgencia de sus nalguitas, después acercándome más y ya directamente hundiendo mi mano en esa raja preciosa. Cuando hice eso ella se empezó a arquear aún más. “Pará, mirá lo que estás provocando” me dijo Cele, y me hizo agachar. Vi que realmente media cabeza de la pija de Rodri estaba metida en la conchita de Mica. Para esa conchita era un montón aunque sea media cabeza de una pija tan gruesa. “Igual, seguí lavando esa cola. Si en el proceso se la terminan garchando a tu novia jodete, vos te cogiste a tu hermanita y no te importó” me dijo Cele. 


No es que no me importó, pero tenía un poco de razón. Igual me daba un placer morboso ver esa pijaza alas puertas de cogerla completamente. Seguí enjabonandole la raya dela cola, y a cada enjabonada ella se arqueaba más, y la pija entraba un poquito más. Mica gemía. Seguí, dos, tres, cuatro veces. “Mirá” me ordenó Cele. La cabeza de la pija estaba ya adentro. “Bueno, tenés que elegir” dijo Cele. “O dejás que el tío se la coja, y chau virginidad, o lo pajeas a tu tío para que le tire toda la leche en la concha, y la conchita queda virgen para vos esta noche”. La verdad que no me molestaba tanto que Rodri se la cogiera, menos en ese momento de tanta calentura y morbo, pero entendí que lo que correspondía era que hiciera eso, porque la idea era que ella perdiera la virginidad conmigo, y era mi manera de resarcirme de lo que había hecho. 


“Bueno, lo pajeo, como hago?” pregunté. “Así, con la cabeza de la pija adentro de tu nena todavía, con una mano pajealo y con la otra tocale los huevos”. Era muy rara la situación, Mica desnudita arqueada contra Rodri, la cabeza de la pija adentro, Rodri tratando de no acabar, y yo pajaeandolo y acariciándole las pelotas. Mi mano subió y bajó diez o quince veces por el tronco de la pija, que era realmente grueso, y al llegar arriba aprovechaba para rozar los labios vaginales de Mica, que soltaba gemiditos. Mi nena hermosa. A la vez diez o quince Rodri se tiró para atrás, arrancando su pija de la conchita, que quedó abierta como una boquita deseosa, y largó el flujo acumulado como si la cabeza de la pija hubiera sido un tapón. “Seguí, seguí” me apuntó Cele. 


Seguí pajeandolo, y empezó asaltar leche a raudales, empapando de blanco la conchita, por fuera y también un poco por dentro. Yo no daba más. “Ahora vos a él, Rodrigo” ordenó Cele, mientras agarraba de los pelos a Mica y la bajaba a mi pija violentamente (con una violencia que me sorprendió),una vez que la tuvo frente a mi pija le dio un tirón para atrás y le enderezó la cabeza. Rodri me agarró la pija y me empezó a pajear mientras me decía “dale, dásela toda, en la carita”. La cara de Mica, con su boquita entreabierta, muerta de placer, me mató de calentura y ternura, y la leche empezó a brotar como nunca, chorro tras chorro impactando contra su naricita, sus cejas, su boca, sus cachetes. Terminó con la carita toda enlechada, y sonriendo se relamió los labios


“No te asustes sobri, le avisé más temprano que le iba a tirar los pelos y la iba a tratar como a una putita, me dio permiso” me dijo Cele. “Bueno, ahora se bañan todos, dejen de cachondear, se bañan y después nos preparamos, nosotros para irnos, ustedes para tener su gran noche”. Mica se dio vuelta y me dio un besito en la boca. Sentí el olorcito de su cara y su pelito mezclados con el de mi propia leche, y deseé más que nunca que llegara la noche. 

10 comentarios - Mi tío, mi tía, mi primita y yo (16): Bañando a la nena.

MaCo2695 +3
Que siga porfa me pone re caliente
x_xok +1
Desde ya esperandl el siguiente...
Juli-Cba +1
que cosa del bien estos relatos
ariel3417 +1
Cuando el próximo capítulo? Seguro q se la coje el tío. Y el pendejo no