Amber Heard y la propuesta porno

Una simple noticia que hace unas semanas anduvo circulando por las redes desencadenó esta historia. “Ofrecen a Amber Heard debutar en el cine porno: el millonario contrato que solucionaría sus problemas” y dije ¿no sería interesante que en vez de que el ofrecimiento venga de una ignota empresa venga de una más conocida por todos? ¿Y si no es cualquier tipo de porno el que le ofrecen realizar?

Amber Heard y la propuesta porno

Por eso imaginemos que la Amber Heard de alguna dimensión paralela recibió dicha propuesta y, además, la aceptó. Como decía Virginia Lago… “Vamos a penetrar en la ficción”



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Amber Heard y la propuesta porno


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Era un mañana lluviosa en Los Ángeles, de esas tan grises y apacibles que hasta los paparazis más diligentes se rendían al encanto del confort, abandonando su hostigosa vigilia a las celebridades para regresar a las cuevas de las que provenían. Ninguno estuvo presente cuando una mujer con capucha deportiva gris y lentes de sol negros se bajó de un alto de gama media en una calle cualquiera, frente a un edificio cualquiera mientras se preguntaba si hasta ese día nublado era una fachada de lo que estaba por acontecer.

Ella estaba disfrazada de incógnito, irreconocible hasta para el lente más suspicaz, esa calle era poco transitada, ese edificio, un mero bloque gris sin nada en particular que resaltara, todo estaba preparado, cada carta jugada para su gran debut secreto frente a unas cámaras a las que nunca pensó que recurriría.

- Gracias, conserve el cambio. – Le dijo con prisa al conductor de Uber, después de todo, había firmado por más de nueve millones de dólares y no solo podría pagarle al innombrable su botín de pirata, además, hasta sacaría rédito para ella. Todo estaba firmado, acordado por puño y letra por ella, nada era por palabra, justamente por las palabras casi lo había perdido todo y por la carne sobre sus huesos lo recuperaría.

No sería fácil, no sería agradable al principio, lo sabía muy bien, no obstante, había sido una propuesta demasiado jugosa como para rechazarla y bien valía la pena el riesgo, riesgo físico como mediático. Podía lidiar con eso, era fuerte, aún más de la estigmatización sufrida tras el juicio, con lo que no podía lidiar era con la sensación de sentirse continuamente entre el martillo y el yunque por las consecuencias económicas del mismo.

Apretando el paso, se refugió de la lluvia en entrada del edificio frente al palier.

- Cabrón de mierda, voy a hacer los 9 millones en un día y voy a jalar la cadena para no verte nunca más. – Susurró celebrando antes de tiempo su gran victoria cerciorándose por enésima vez el número de timbre y presionando el botón. Estar así de incógnito tenía su encanto, se sentía una suerte de agente secreta ingresando en una agencia al estilo 007, lamentablemente se encontraba más lejos que nunca de ser una chica Bond en toda su carrera.

Una voz electrónica preguntó de quién se trataba y ella respondió con las palabras mágicas: - “Traigo su pizza con pepperoni caliente.”

Al instante, la puerta profirió un chirrido electrónico y pudo pasar.

Fachadas, todo lo era, el día lluvioso encubría los acontecimientos como una, el edificio en realidad había sido alquilado por un famoso estudio porno y ella, no era una cualquiera deambulando las calles por obligación, era Amber Heard y estaba a punto de concretar un jugoso trato con la productora de pornografía en línea Vixen Media Group, acreedora de estudios famosos como Blacked, Tushy, Deeper, todas creaciones de Greg Lansky.

Aunque en los medios la noticia había trascendido de alguna forma por culpa de alguna piraña (como todo lo relativo a su vida), no sabían que la propuesta en realidad no venía de la ignota Zen Models como trascendió, sino del propio Greg Lansky, CEO de Vixen, con el que habló personalmente y puso dinero de su propio bolsillo para llegar a concretar el acuerdo morboso. No era casualidad que le ofreciera la suma justa que el jurado dictaminó que debía otorgarle al innombrable por daños compensatorios.

La negociación había sido breve y letal. Aunque Amber quiso sacar mayor ganancia, Greg fue implacable y no elevó mucho su propuesta dejando en claro su punto: estaba ofreciendo 9 millones, una cifra exorbitante, récord para la industria y ni siquiera sabía si iba a recuperar la inversión. Aunque el morbo de ver a una celebridad como ella, odiada, bastardeada, bombardeada mediáticamente siendo sodomizada en cámara con lujo de detalle con cámaras que captaban hasta el más mínimo poro de la piel iba a dejar gigantescas ganancias, se trataba más de hacer historia que un negocio. El mensaje era sencillo, por dinero, todas podían volverse sus putas.

Mientras firmaba, Amber recordaba las palabras de Greg retumbándole en la cabeza. “No pongas esa cara, aunque vas a terminar dolorida quedarás vivita y coleando con nueve millones en el bolsillo. Más de una desearía tener una propuesta así para rehacer su vida.” Ella lo miró a los ojos y asintió, en parte era cierto, aunque tampoco sería un paseo de rosas, ya que como los documentos decían, por ese dinero no iban a ser piadosos. Tenía sus dudas sobre eso de salir vivita y coleando, más bien, tras leer las exigencias del documento, pensó que saldría en silla de ruedas.

Resuelta a terminar con lo pactado y recolectar su botín de guerra, Amber se paseó por las oficinas con total naturalidad, ya sin su disfraz de incógnito, revelando sus ojos claros y cabellos rubios a la vez que una expresión resuelta que intentaba ocultar sus nervios internos. Tras poner los últimos detalles en orden, como tener una última charla con el director, paso a saludar a sus compañeros de trabajo, que se acercaban entusiasmados a recibirla, sin dar crédito a lo que estaban viendo.

- Hola muchachos, sean piadosos que soy la nueva, he. Tratemos de pasarla bien todos. – Pidió con simpatía para romper el hielo.

- Estas en buenas manos, no te preocupes que hasta ahora no le hicimos pasar un mal rato a ninguna. – Dijo un negro de rastas vestido como rapero que le besó la mejilla. Era el más bajo del trío, Amber creía recordar su nombre: Sly Diggler. – ¡No puedo creerlo, la mismísima Mera!

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Sly en cuestión...

- Bueno, hice varios papeles, estuve en más de 35… - Informó con algo de soberbia. – Lo siento, después de que me recortaron las escenas tengo algunos rencores con el personaje.

- Todo viene bien para inflar el currículum ¿No? Será un win-win para todos. – Agregó el segundo, el del medio en cuanto a altura, de remera ajustada y brazos muy trabajados. Mientras Amber lo saludaba, sintió un inconfundible roce contra la pierna que no podía ser otra cosa que un pollón monumental.

- Julio ¿Verdad? Estuve viendo algunas de las producciones en tu imdb, quedé impresionada. – Admitió con sinceridad dándole un fugaz vistazo a aquella criatura debajo que le rozó las piernas, sin dudas venía armado y no precisamente con un calibre menor.

- Julio Gómez, sí, espero estar a la altura, soy un gran admirador tuyo, déjame decirte que ese blanquito triste rarito de Johnny se puede ir a tomar por…

Negros
Julio Gomez, su polla, y Valentina Nappi.

Una mano grande como una raqueta se interpuso entre ambos poniendo fin al comentario.

- Mejor no traer esos… personajes excéntricos a escena. – Interrumpió el 3ero. - Bienvenida, no veía un revuelo así desde hace años, este es sin dudas uno de esos acontecimientos de una vez en la vida. – Por último, quedaba el del físico más reventado de los tres, el más alto, más ancho y tatuado, el inconfundible Jason Luv. El único que al dejarle un beso húmedo en la mejilla posicionó una de sus manos gigantes en su cadera, demasiado abajo para su gusto.

Doble Penetracion
Jason Luv, nada más para decir.

- Sí, bueno, es algo que quiero dejar atrás, por eso estoy aquí en un principio.

Tras un intercambio de palabras relajadas en la que sintió que la devoraban con la mirada, la rubia decidió continuar con los preparativos y seguir viaje. La próxima vez que se verían sería con las indumentarias de trabajo.

Aunque la trataron con tanta cordialidad como curiosidad sabía que en breve esos músculos negros le darían tanta caña que lo sentirían hasta sus ancestros, en especial el tatuado cuyos brazos eran gruesos como una cintura de mujer.

Amber intercambió palabras intrascendentes con ellos, que se comportaron como caballeros tratándola como toda una celebridad. Se sacaron unas fotos que subirían más adelante a sus redes (no antes de la fecha contractual) y tras dar el okey definitivo a todo, la blonda texana llegó a su camerino junto con su maquilladora y vestuarista, que la esperaban para ponerla a punto caramelo para aquellos hombres y todos los que la verían en línea desde una pantalla.

Eran dos mujeres jóvenes y simpáticas, quizás demasiado habladoras para su gusto, aunque eso podía deberse a que estaba nerviosa. El momento de la verdad estaba a la vuelta de la esquina, interpretaría un papel inédito en su vida.

- No vamos a ponerte mucho maquillaje, casi que estoy de más porque quieren verte lo más natural posible, nunca recibimos a una estrella de Hollywood y es primordial mantenerte reconocible. – Expresó la mujer, un par de años menor que Amber, bajita, blanca como la nieve y muy pecosa.

- En cuanto al vestuario, estaba pensando en el verde o el rojo, creo que darte cierta reminiscencia a Mera va a gustar mucho, en estos días la gente quiere ver referencias en todas partes. – Sugirió deslizando varios conjuntos eróticos sobre la mesa una mujer pulposa con cabellos rojos, cuarentona y muy bien vestida.

- Ustedes son las profesionales en esto, se los dejo todo a ustedes. – Expresó viendo lo diminuto que era un vestido color esmeralda que bien parecía dos o tres tallas menores de los que ella usaba.

Frente al espejo, se observó siendo transformada muy parcialmente por la maquilladora, una mujer habladora con años de experiencia en la industria del porno. Era curioso como ella, que tenía una trayectoria nada desdeñable a pesar de su juventud (36 años) se encontraba en un estudio en el que, por primera vez, no se había cruzado con nadie de los allí presentes antes. Todas eran caras nuevas para ella, profesionales con años de trabajo y que, no obstante, nada tenía que ver con el cine en el que participó antes. Sin dudas la industria del porno era un submundo paralelo como la maquilladora había dado a entender.

Luego la vestuarista le dejó la ropa que decidieron que utilizaría y antes de irse para dejarla cambiándose, le pidió una foto y un autógrafo para su hijo adolescente.

- ¡Le encantan las películas de Dc, lo harás muy feliz! – Explicó emocionada. – Le encanto como le succionaste la sangre a ese monstruo en la película de Superman versus, no sé quién, el sabueso de armadura de espinas.

- Fue en la Liga de la Justicia, la de Zack, sí, fue una escena bastante “badass.” – Admitió.

- ¡Sí, esa misma! La verdad no soporto esas películas, solo las veo por él, siempre me termino preguntando porque no resuelven sus problemas con un buen revolcón y ya. Él siempre me dice que el sexo no lo resuelve todo, capaz estoy contaminada por todo esto jeje.

- ¿Resolver todo con un revolcón? Bienvenida a mi mundo. – Remató de forma sagaz haciéndolas reír. – Hay acuerdos de confidencialidad de por medio, puedo sacarme una selfie siempre y cuando no se vea en ninguna parte hasta que se publique la película, lo que menos quiero es volver a pisar un tribunal.

- ¡Por supuesto, lo sé, lo sé! – La tranquilizó mientras posaba junto a Amber, algo ruborizada. – No te meteré en problemas, lo juro.

- Y trata de que no vea la película, si es adolescente como dices no creo que quiera ver a su heroína de esta forma. Quizás sí quiera, aunque no debería, tú me entiendes.

- La verá tarde o temprano, no sabes lo difícil que es como madre alejarlos de estas cosas, siempre encuentran la manera de verlas…

Fue el último momento de “celebridad” que tuvo en la jornada. De allí en más no sería Amber Heard la actriz de Hollywood, ni Mera, ni ningún personaje de sus películas, de allí en más, estaba dando sus primeros pasos como actriz porno.

Luciendo despampanante, acompañada del director y de la maquilladora, que la observaba de todos los ángulos como un satélite fuera de órbita, se apersonó con un peinado ondulado muy elaborado, un vestido de escamas color aguamarina que parecía sacado de una versión porno de Aquaman, tacones altos negros y collar de oro ostentoso que refulgía con cada foco que lo iluminaba.

Amber llegó a un living muy presuntuoso, iluminado mansamente por varias fuentes de iluminación ubicadas de manera estratégica para que pareciera que anochecía. No eran ni las once de la mañana, no obstante, los vidrios polarizados, la lluvia que acompañaba la jornada como una bendición y la luz artificial daban la ilusión de que la noche estaba pronta a caer.

La magia del estudio vendía muy bien la imagen de una tarde gris, lluviosa, que invita tan solo a la pasión y al desenfreno privado.

Era común en los videos de Blacked Raw que se iniciara con una breve introducción. La actriz solía encontrarse o contactar con los actores negros y en un santiamén terminaban en un departamento lujoso donde desataban sus instintos más intestinales. En el caso de Amber, no quisieron grabar escenas en exteriores, en vehículos ni en otro estudio. Toda la trama, si se le podía llamar así, se desarrollaría hasta resolverse allí.

Habían preparado todo para que ella, ni bien pusiera un pie en el set pudieran empezar. El director vio que todo estaba en orden con cada trabajador preparado y la escenografía a punto, observó a sus camaradas y con decisión, hizo sonar la claqueta.

Amber de manera desinteresada dejó un control remoto para apagar una lujosa pantalla de plasma. Acto seguido tomó su teléfono y fingió que escribía. Sabía que en post producción agregarían el texto sobre la pantalla para que el espectador supiera lo que escribía, aunque sin leerlo, se lo podía imaginar. Era una mujer rica, solitaria y hermosa reclamando compañía, compañía que, por la magia del cine, no tardaría en llegar.

Como en la famosa imagen viral de la menuda actriz porno Pipper Perri, esa en la que esta sonriente sentada en un sofá blanco como su sonrisa con negros escudándola desde atrás como guardaespaldas de élite, Amber sintió la presencia de tres sementales detrás de su asiento y pronto sintió algo más.

Jason Luv, el más grandote de los tres, como si se hubiera adjudicado el título de negro Alfa, estaba en el centro, apoyando una de sus manazas en sus trapecios marcó su presencia con un masaje. Tanto Sly como Julio lo siguieron pasando sus manos por los hombros desnudos de la actriz, tocaron su cabello y la acariciaron. Jason fue el primero en inclinarse para llegar a los labios de la mujer y los besó de manera ruidosa.

Vaya que ese primer beso en el porno fue distinto a todos los que dio en su carrera de actuación. No solo esa enorme boca pulposa le daba a la audiencia lo que quería, también satisfacía sus deseos personales de probarla. Los labios de Jason, cargados de humedad, chasqueaban con énfasis cada vez que envolvían los suyos desde atrás a la vez que sentía manos recorriendo sus cuerpos, todo iba bien, era tan agradable como excitante hasta que una mano firme la tomó del cuello y la casi que la levanto…

Amber fue trasladada por el negro principal para que se pusiera de pie, donde siguió besándola, metiéndole lengua tan profundo en su boca como era anatómicamente posible. A su alrededor, el dúo restante no perdía el tiempo… ya no se conformaban con tocar su cabello rubio o acariciar su cuerpo, no iban ni pocos minutos y ya le manoseaban el trasero, las tetas, la vagina…

Se sentía un animal de feria rural siendo juzgado en un concurso y eso, en vez de indignarla, la estaba encendiendo como mecha. En especial con esos besos que le silenciaban los labios y la mente, esa boca la envolvía como ninguna otra, sin dudas sabía cómo besar y no le importaba traspasarle tanta saliva como era posible.

Julio Gómez fue el primero en desnudarla, de manera burda le tomó una teta y se la sacó afuera del vestido. Tras acariciarla con su gran mano y juguetear con su pezón, arremetió contra el con su boca, succionándolo con fuerza. Por suerte Amber tenía dos senos y Sly Diggler optó por descubrir el 2do y besarlo con ansias.

- Oooh dios, oh dios… esto está pasando. – Expresó en un susurró que no estaba guionado al sentir ambas bocas succionando de sus tetas.

Por unos minutos los negros se turnaron para probarla. A la actriz le resultaba curioso que no les molestase en lo más mínimo devorarle partes del cuerpo donde sus camaradas estuvieron con sus bocas húmedas de saliva. Después de ser besada hasta la tráquea por Jason, Sly retomó su lugar y a pesar de estar toda baboseada le metió tantas ganas como el anterior. Lo mismo ocurría con sus pezones, a los que lengüeteaban y succionaban de manera ruidosa por turnos. Sentir tres respiraciones contra su cuerpo húmedo de baba comenzaba a ser un aliciente ignoto que surtía efecto instantáneo en su entrepierna y Jason lo supo antes que el resto.

- ¿Qué pasa Amber “Turd”? ¿Te está gustando?

Como intuyó, en algún momento comenzaría a denigrarla con ese virulento apodo.

Amber supo que a pesar de que recién empezaban ya se sentía superada. De solo pensar de miles de ojos verían su cuerpo desnudo siendo devorado, sin dejar ni un micrón de su ser sin quedar expuesto… ¿Había sido un trato conveniente para alguien de su posición?

Como un tiburón que huele sangre, Jason la apoyó con fuerza desde atrás y paso una de sus manazas por sobre su vientre hasta llegar a su entrepierna, la cual tomo con fuerza por sobre el vestido. Tener esa mano negra y fuerte casi alzándola de la vulva le hizo poner los ojos en blanco… entendió que podían hacer lo que quisieran con ella, podían hacerle ver las estrellas o destrozarle cada agujero hasta dejarlos irreparables, eran condenadamente fuertes.

Por un momento perdió la noción de quien era el que lo besaba y ocurría en tantos sitios al mismo tiempo que las bocas parecían haberse multiplicado, lo mismo que las manos que la manoseaban y palpaban. Sus pezones siempre eran apretujados, baboseados, esa mano en su vagina, sobre su tanga y sobre su vestido, aún encontraba el surco entre sus labios mayores y frotaba sus dedos entre ellos remarcando la muesca de carne.

Como iba a pasar en cualquier momento, la pusieron de rodillas en el suelo como a una zorra y el cardumen de tiburones la rodeo, pronto sacaron a relucir sus enormes pollas negras con anisas de ultrajar su boca… Amber consideraba (solo en su intimidad) que tenía un rango actoral limitado, no obstante, ese día iba a expandir su repertorio cuando se viera obligada a deformar su rostro en docenas de muecas distintas mientras tragaba esas duras vergas de tantas formas distintas como le sean posible.

Como guiada por un instinto de puta, empezó por el pollón más gordo, el de Julio Gómez, que quizás también era el más largo.

- Oh Dios, en que lio me metí, no dejo de meterme en problemas. – Expresó abriendo los ojos ante el tamaño inmenso de ese homúnculo sin extremidades que era más largo que su cabeza y parte de su cuello.

- Tranquila, algunos problemas se solucionan fácilmente. – La tranquilizó tomándola de los cabellos con violencia para obligarla a mamar descontroladamente. – Este es de los pocos problemas que se solucionan a bocados.

- ¡Hey! Tiene madera para esto, mírenla como mama. – Agregó sorprendido Sly Digger.

Amber se vio en serios aprietos, no llegaba a tragar ni la mitad, para colmo era toda una inexperta en tratar semejantes dimensiones y no podía dejar de hacer arcadas y escupir para todos lados. A él no parecía importarle de todas formas. Pronto sintió gotas de su saliva caerle en las tetas, así como las manos de los hombres esparciéndosela como si fuera loción por los pechos. Entendió que siendo ella una estrella querían humillarla y ensuciarla como les sea posible.

- Aggck, agck, agck, sluurop, aaah, agck, aaack

La de Julio era sin dudas una aberración natural que llevaba a sus labios a formar un círculo perfecto tan solo para cubrir un cuarto de su negra superficie. Debía de medir más de 30 centímetros (según la página de Blacked, 36 cm.) y el último cuarto de su superficie, se desviaba abruptamente a un lado, también notó que la parte más ancha era la media. Amber sintió como ese glande duro le raspaba el paladar, la lengua y las mejillas todo a la vez con su monumental volumen, era sin dudas una de esas vergas que ponen la alerta roja en un aeropuerto por ser confundidas con armas de guerra.

Aunque alcanzó a tragar el miembro de Julio por unos minutos le quedaron doliendo las comisuras de los labios y pasó a degustar el de otro. Al estar rodeada de pollas, pronto todo lo que respiraba era el olor a ellas y los huevos que colgaban debajo. Siguió con el pene de Sly Digger, el más bajo de los tres, cuyo miembro tenía la curiosa particularidad de contar con un hongo grande y pesado, de hecho, se ensanchaba más a medida que el recorrido de la polla llegaba a su fin. Por último, comió no con menos ganas la de Jason Luv, que era un bloque sólido y grueso que mantenía las formas del nacimiento al glande como una baguette de centeno. Era la única que parecía un cilindro de chocolate simétrico y armonioso, aunque surcado por gruesas y latientes venas.

- Ahh, Dios, son tan grandes, mi boca no está hecha para esto. – Expresó limpiándose un hilillo de saliva que le había quedado balanceándose en el mentón como liana de Tarzán.

- Todas las bocas fueron hechas para comer verga, aunque si quieres cambiamos el platillo.

Jason la tomó de los pelos y sin avisar (tampoco es como si le iban a alertarle cualquier acción ¡eran 9 millones!) le refregó sus grandes y sudosas bolas por toda la cara, en especial por la nariz y la boca. El resto lo imito y pronto su rostro de estrella fue ocultado por un eclipse testicular.

No sabía de quien era cada uno de los sacos escrotales que se frotaban por su rostro, solo sabía que todos querían algo de atención; que les pasara la lengua, que succionara sus enormes testículos como si fuera a extraer un veneno de serpiente o simplemente que les respirara contra sus rugosas superficies. Jason parecía disfrutar enormemente en hacerla lamer todo su escroto ya que se lo mantenía apretado para ella con su mano, como si sostuviera un grotesco ramillete de carne negra.

Si el olor a pollas espesaba el ambiente rodeándola como un campo de fuerza, cuando le frotaron sus testículos como brochas de piel, esparciendo sus olores masculinos y su propia saliva, sintió que ya no era ella misma sino, una nueva persona, una nueva puta nacida allí mismo gracias a un bautismo de sensaciones prohibidas.

- Vamos a darle lo que la gente quiere, ven, enseña los agujeros. – Dijo Jason Luv llevándola al sofá y acomodándola contra el respaldo. Como si fueran una misma entidad autónoma que respondía a un mismo pensamiento, Sly tomo una de sus piernas y las mantuvo estirada, Julio la otra e hizo lo mismo…

- Veamos en qué estado llegan los agujeros de la famosa Amber “Turd” …

- ¿Tienes que decirme así, negro de mierda? – Se enojó dedicándole una mirada asesina, aunque de poco valía lo que sintiera. Era una mujer mancillada, tenía una mascarilla de saliva en todo el rosto, mechones rubios pegoteados en él y las mejillas enrojecidas producto de la fricción. Cuando Jason comenzó a juguetear con su prenda más íntima metiéndola entre sus labios vaginales por poco deja escapar un gemido de furia, impotencia y pizcas de excitación.

- ¿Negros dijiste? – Dijo Sly Diggler tomándola del cuello y apretujándoselo hasta que hizo una arcada gutural. - ¿No aprendió nada, señorita “Turd”? ¿Acaso quiere ser cancelada más de lo que está?

Por algún motivo que desconoció, mientras Sly la ahorcaba, un poco más fuerte de lo que estaba acostumbrada en su intimidad, Julio Gómez le metió los dedos en la boca hasta la campanilla, bañándolos con las salivas de la rubia y llevándoselos a la boca. Repitió el proceso frente a la cámara varias veces, casi como si estuviera probando la saliva de otra especie exótica.

Sin embargo, lo que le hizo dar un vuelco a cada órgano de su organismo fue cuando por primera vez, su sexo y su ano fueron revelados ante las cámaras de mejor resolución en el mercado. Allí estaba Amber, en un sofá, rodeada de carne negra y musculosa con sus dos palpitantes orificios más íntimos en primer plano y siendo abiertos para que expusiera hasta los pigmentos más ocultos de su ser.

- Demonios, miren estos hoyos, no solemos recibirlos en este estado. – Murmuró Jason mientras le separaba los labios vaginales para que se le viera la cavidad rosada. Acto seguido, le metió uno de sus gruesos dedos hasta el fondo de la vulva y sin miramientos, hizo un fuerte gancho hacia su interior.

- Aaah, despacio negro hijo de… ¿Quieren ser más suave chicos? – Intento contenerse, cosa difícil dado que Sly le metía un dedo en el culo y se lo giraba como si fuera un tornillo ingresando a la tuerca.

- Vamos a divertirnos mucho aquí. – Agregó Sly que optó por separarle los glúteos para que el ano de la rubia, algo más dilatado, resaltase. A pesar de ser rosado como su vagina en el centro, las líneas concéntricas que partían de él eran oscuras, casi grisáceas, formando un atractivo asterisco de varios colores y texturas que, por el nerviosismo, estaba apretado como un nudo de globo.

– No lo trajo blanqueado, gané la apuesta amigo. – Arremetió Sly saliéndose del guion. - ¡Dije que la perra vendría con el culo como le vino de fábrica!

- Okey, tú ganas, la siguiente ronda en la barra la invito yo. – Aceptó Julio con resignación. – Lo importante no es como llegó sino como va a salir ¿Cierto?

¿Acaso habían apostado sobre si llegaría con el ano blanqueado? Amber no tuvo tiempo de razonar ni de analizar nada, en un pispás la pusieron en cuatro y mientras era obligada a degustar un manubrio de carne nuevamente, los dos que quedaron atrás, Jason y Sly, hicieron lo que se morían por hacer casi desde que la vieron llegar: Comerles los susodichos agujeros a tarascones.

Las bocas le besaron tanto la vagina como el ano, a groso modo, para probarle el sabor de cada platillo. Las lenguas intentaron introducirse en ella, imposible saber que negro intentaba meterse en qué agujero ya que no podía verla, solo sabía, o sentía, que una lengua intentaba guarecerse en su culo como un animalillo húmedo que busca refugio. Debajo, no muy lejos una boca de la otra, la 2da lengua le lamia desde el nacimiento del clítoris hasta la cuevita vaginal, aferrando cada tanto sus labios vaginales para succionarlos como trozos de pulpa.

De haber podido, Amber hubiera gemido de placer, no obstante, era imposible expresar nada de forma oral. Ni gemir, ni jadear, se estaba comiendo el pollón principal, el que requiere su propia visa internacional para viajar, el de Julio Gómez. Si lo mantenía erecto más tiempo debían llamar a emergencias porque le produciría una embolia… o quizás el servicio de salud vendría por ella.

La manipularon como a una gran muñeca de trapo, moviéndola de acá para allá mientras cada uno le daba una probada a lo que escondían sus piernas y sus nalgas… partes del cuerpo que ya nunca podían permanecer en las sombras de anonimato. Mientras era devorada, debía de complacer al que tenía enfrente ya sea en la verga, en las bolas, o… otras partes.

Fue cuando la acostaron boca arriba en el sofá que Jason y Julio le dedearon los orificios con frenesí, haciendo saltar su impúdica humedad en todas direcciones, que Sly decidió que quería usar su boca para algo más que mamar polla. Agarrándose la verga y las bolas como un racimo, manteniéndola bien arriba, decidió sentarse en su boca para que le realizara un anilingus.

Estaba obligada a ello, por contrato, por profesionalismo. Era una actriz porno ahora y si el sujeto requería un lavaje anal ella debía obedecer. Sly Diggler le pegoteo el asterisco negro a la boca y ella sabía que tenía que dar la nota por lo que no tuvo más opción que besarle el fuelle y atacar su centro flexible con su lengua por varios minutos, teniendo que soportar su sabor salado y sus palabras humillantes durante todo lo que duró la acción. Al menos sus comisuras y su garganta se tomaría un descanso, sentía la campanilla aplastada como en las caricaturas.

- Oh si, esta perra sabe chupar un culo, me gusta cómo perdió la timidez rápido y ya intenta meterme la lengua en mi hoyo negro. – Expresó antes de comenzar a frotarse contra su boca. Estaba usando sus labios como un vil papel higiénico, frotando su asterisco contra su nariz y boca casi con todo su peso.

- Es hora. Voy a cogerme a la perra. – Mencionó Julio frotando su glande contra su vagina, recolectando humedad de ella y de un empellón, penetrarla. Haciéndole brotar los jugos por los lados.

Amber sabía que ocurriría tarde o temprano y ni aun así estaba lista.

- ¡Aaaah, aaaah mierda, joder, mierda aaah! Es demasiado, demasiado para mi… aaah… – Profirió Amber entre las nalgas del negro, que no lograron silenciar sus gemidos. No importo que anunciara la penetración, no importo que se lubricara en sus flujos, el mástil de carne de Julio era un Moisés, capaz de separar sus carnes de un solo movimiento. Amber supo que estaba arrepentida de todo ello ni bien sintió el ariete tocar fondo y pujar un poco más dentro de ella.

- Ooohh, oh, mierda, aaaaaah, me parte como manteca… - Comenzó a gemir ni bien Julio, una vez que le estiró el agujero, subió algunos cambios. Amber pudo echar un vistazo y solo le entraba la mitad, sentía que le estaban metiendo una pierna, no obstante, era solo media verga.

El resto se entretuvo besándole las tetas o los labios, observándola sufrir mientras era partida a la mitad por la verga más grande y gorda del trío, su cara estaba roja, desencajada por el esfuerzo de no quebrarse y resistir, sin embargo, cada vez que tocaba su fondo, Julio parecía llegar un poco más allá, como si de verdad estuviera realizando una excavación en ella.

- Aaah, aaaaah, aaaah, aaah, uuuuh, fuck, mierda, despacio hijo de puta… - Intentó frenarlo empujándole un muslo cuando él creyó que estaba lista para un poco más de intensidad.

Julio Gómez hizo el amague de retirar su pollón, dejando guarecida entre sus labios solo la punta de su glande, entonces de un solo empellón, seco y fuerte, se la metió hasta estrellarse las bolas contra ella. Amber puso los ojos en blanco y su gemido emergió quebrado, su ano quedo en punta todo el tiempo que la mantuvo ensartada, como el botón de una camisa demasiado ajustada. Con ojos llorosos resistió un poco más hasta que por fin, decidieron hacer un cambio de alineación.

Jason tomó su lugar en la excavación vaginal, tomando sus piernas y llevándolas hacia uno de sus hombros, dándole sonoras nalgadas de vez en cuando. Bastaron unas pocas para marcarle la blanca piel como ganado recibiendo el hierro caliente. Con el correr de los minutos, su polla, aunque más moderada, también le hizo ver las estrellas debido a que su cuerpo esculpido en ébano era tan gigante como musculoso y le daba con una potencia hercúlea.

Luego la sentó sobre él y la hizo sentarse a toda velocidad en un ajetreado sexo en posición de misioneros, los demás, los escoltaron a izquierda y derecha de pie para que Amber los entretuviera mamando verga. Para colmo, Jason no dejaba de darle caña amasándole los glúteos, manteniéndolos abiertos de par en par, exponiendo su vagina siendo taladrada y su ano abriéndose y cerrándose como una boca de pez.

La noción del tiempo se perdía cuando se tenía que complacer a semejantes hombres, tan dotados, tan enérgicos, aunque la duración del polvo perfecto es relativa, cuando se trata de semejantes proporciones Amber pensaba que unos pocos, aunque intensos minutos bastaban, no obstante, sabía que estaba lejos de acabar. Por más que cabalgaba golpeteando sus carnes blancas con las negras de Jason, por más que succionaba sus vergas con ahínco, poniéndole el pecho a la situación con sus expresiones más grotescas, no podía concentrarse porque quedaba un punto en el contrato por completar al que le temía con toda el alma.

Fue cuando estaba sobre Sly, cabalgando bastante rico, que Jason encontró su ano desprotegido y comenzó a dedearlo de manera profunda (dejaba quieto el dedo del medio y por el vaivén del sexo, era ella la que se lo metía) a la vez que se untaba la verga con aceite lubricante, Amber sintió el dedo hurgándole, toqueteando las paredes internas como si hubiera extraviado algo allí, al retirarlos, presentó su glande en la puerta anal y cuando Sly detuvo sus empellones y le estiró las nalgas, la penetró analmente.

- Eso es, relaja, relaja más… que se deslice bien por tu culo…

- Oh, ooh, ooooooouuuuh. – Aulló sin encontrar la expresión correcta para semejante sensación, tan extrema, tan contradictoria. Las delgadas paredes que separaban una cavidad de la otra parecían escurrirse como un gajo de fruta exprimido mientras Jason se abría paso y Sly volvía a menear su cadera. La verga que estaba alojada en su culo permanecía inmóvil, manteniéndola ensartada como una res sin trozar en el frigorífico.

- Aguanta, lo haces bien, muy bien. – Le susurró Jason al oído, compareciéndose de ella tomándole las tetas desde atrás y estampándole un beso, aunque sin dejar de meterle ese cuerpo extraño a contramano por el culo. – Agradece que empecé yo y no Julio, sino te tendrían que sacar en piezas

- No me hagas reír, estoy a una risa de desgarrarme… - Expreso al menos, dejando salir una sonrisa.

- Eso significa que tendrás que atenderme de otra forma. – Intervino Julio, que no se iba a quedar mirando ajeno a la faena. De pie, encontrando un punto de donde apoyarse, levanto una pata como un perro a punto de orinar y le indico dónde quería que lo atendiese. – Aquí, chupa aquí, en mi culo.

- Te va a encantar, lo hace muy bien… - Dijo Sly Diggler desde abajo, casi invisible.

- Nnngh, nnngh, nnngh… - Jadeó la blonda rebajándose a frotarse la boca y la nariz contra la raja del negro, logrando lengüetear el asterisco cuando sincronizaron sus movimientos. Cuando los tres cuerpos se movían en simultaneo costaba hacer trabajos de precisión como un anilingus, como engranajes descalibrados, Amber tardo un poco en moverse de forma que pudiera besar el culo sin fallar el objetivo.

Amber se puso en ello, intentando contener gemidos de dolor y aún peor, las lágrimas, hurgó en el ano de Julio con fuerza mientras los demás negros la prensaban como dos tapas de óreo aplastan la deliciosa crema. Tanto Julio como Sly se meneaban, raspaban sus miembros dentro de ella como si uno quisiera sacar al otro, y cuando coincidían poniéndose a la par, le hacían sentir un dolor que no sabía que podía sentir, era demasiada carne y demasiado dura para dos agujeros sin preparación como los de ella… la estaban dejando estirada como calcetín de elefante, en especial al orificio astringente, que bien podía perder la capacidad de cerrarse tras tanto castigo.

Como en un juego de vencidas, Jason la sentó manteniéndola envainada y Sly paso a quedar arriba, bombeándole la vagina un poco más hasta que Julio tomó su lugar, fue tras unos interminables quince minutos de penetración doble ininterrumpida que decidieron desenfundarla para enseñar el daño hecho a sus agujeros. Ante las cámaras, Jason, el que quedó debajo, la levantó aplicando una doble Nelson y manteniendo sus carnes separadas enseño ambos agujeros abiertos a la cámara, en especial el del ano, dilatado como claraboya de submarino.

- Demonios, mira como quedó… que buen trabajo. – Mencionó Julio separando sus labios vaginales para que le vieran el boquete. Entre un hoyo y el otro no había tanta diferencia, ambos quedaron como orificios circulares y rosados que mostraban carne enrojecida en el interior, aunque su ano abierto dejaba ver más de su interior.

“Ya ni eso es privado… me están viendo adentro del culo, miles, quizás millones, todo mi cuerpo está en exhibición.” Pensó entre jadeos de angustia Amber, con la cara enrojecida de tanto aguantar los chillidos, los gritos, las ansias de salir corriendo y detener ese castigo. No podía concebir como tantas mujeres llamaban a esos maltratos trabajo, y hasta que pudieran disfrutarlo. Para colmo, Jason, el más fuerte de los tres la levantaba y no le quedó más remedio que tomar su polla y metérsela en el culo para continuar la faena.

Le dieron caña como en una visita presidiaria. La doble penetraron de pie, luego en el sofá nuevamente y, cuando le quedaba tan solo un hilillo de cordura que la mantenía consciente, Julio le metió su matambre negro por el recto aprovechando que sus amigos ya le habían allanado el camino. Fue breve, no entro ni la mitad, no obstante Julio podía darse el lujo de decir que había sodomizado a Amber Heard como sus dos compañeros.

- Falta poco… ya falta poco. – Le dijo al oído Julio mientras le penetraba el ano sin descanso manteniéndola sobre él en el sofá. Amber se sostenía (apenas) con las plantas de los pies temblorosas sobre los muslos del negro, que se encargaba de bombear desde abajo. Lo único que le permitía mantener el equilibrio sin desplomarse era que, si no lo hacía, caería con todo su peso sobre el falo metiéndoselo aún más… y estaba a centímetros de necesitar del servicio de emergencias médicas.

Como en una noche de descontrol nocturno, donde la mezcla de alcohol, las luces estroboscópicas y la música estridente comienzan a adormecer los sentidos, Amber Heard dejó de ser plenamente consciente de lo que hacía. De los últimos minutos en la ignominiosa orgía pornográfica mejor paga del mundo solo recordaba fragmentos… mamar la verga de Julio, caliente y apestosa recién salida de su culo, ser acostada en el sofá a punta de tres pistolas de carne y el gatillar lácteo incesante de ellas, que le dejaron en el rostro un maquillaje seminal caliente que le terminó de destruir la poca dignidad que le quedaba. Le salpicaron toda la cara, incluso la leche de hombre llegó a lugares insólitos como una oreja.

Hubo risas, palabras de aliento, palabras de cierre, incluso palabras elogiosas, sin embargo, apenas podía ver, escuchar, sentir. Sus ojos estaban cubiertos de semen y este le había entrado en la nariz, por lo que lo único que podía oler era ese leve olor a lavandina y sudor agrio que el semen desprendía. También lo sentía pegoteado en sus mejillas y pintándole los labios convirtiéndola en una suerte de Joker prostibulario.

Si esos sucesos fueron confusos los restantes prácticamente fueron eliminados de su memoria… las palabras consoladoras de Greg diciendo que tenía todo lo que necesitaba y ella obtendría su depósito (más un pequeño extra por el empeño final)… la interminable ducha con agua caliente en la que casi cae desplomada porque las piernas no le resistían… la llegada de un Uber milagroso (en el que lagrimeo al sentarse) que fue pedido por la producción y la llevó a su casa, donde apagó su wifi, desconectó su teléfono y se arrojó boca abajo como ropa vieja sobre una cama para despertar quien sabe después de cuánto tiempo.

Desconectada de su familia, de las noticias, de sus redes, todo, Amber se tomó el tiempo que consideró necesario hasta que tomó su teléfono y lo volvió a encender.

La rubia texana no había concretado un negocio más, no había sido una oportunidad aprovechada más, ni siquiera había realizado una producción porno del montón, no, supo ni bien el wifi le descargó en el teléfono los mensajes acumulados que la millonaria incursión de Amber Heard en el porno había abierto una nueva y prometedora era en el mundo del espectáculo. Parecía que las barreras entre el ominoso mundo del porno y Hollywood estaban por caer.


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¿Gusto o no gusto? Vamos, admitamos que todos la invitaríamos a que nos cage la cama y nos arruine la vida jaja No se olviden de comentar que les pareció, puntuar si lo creen necesario, todo ayuda!

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2 comentarios - Amber Heard y la propuesta porno

Jungkook77 +1
10/10 se agradece que no hayas escatimado en detalles como venís haciendo en casi todas tus series, los chats al final son fantásticos además es el sueño de muchos ver celebridades de usa en producciones xxx y es probable que un futuro lejano sea cosa normal... ojala mis ojos vean a anya taylor y lily rose depp en un trio con julio
El_Cochinoco +2
Me diverti mucho haciendo los chats esos, buscando celebridades que a mi o a la mayoria nos gustaria ver en un porno y tratando de que hablaran distinto. No pensé en la hija de Deep, sería interesante verla. Yo en lo particular le pediria a las esferas del dragón que Bryce Dallas Howard haga una producción como la que hizo Amber en esta historia jaja tiene un culazo de la hostia.
Jungkook77 +2
@El_Cochinoco ufff bryce dallas es la HOTWIFE CULONA
RedHotCaroline +3
Es lo que se merece. Me encanta como la trataron y como le bajaron los humos. Aparte el final es sublime, como ls humillan diciendole que le pagaron poco.
Lo cual me parece muy real porq si bien es conocida, tampoco es una scarlet johanson jaja
El_Cochinoco
Me re alegra que te haya gustado, solo a unas pocas le ofrecieron menos que a ella jaja Le ofrecieron lo justo para el juicio y el uber del principio.