Generación 1970 - Noemi

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GENERACION 1970 - NOEMI

VIENE DE 'GENERACION 1970 - LA REUNION'


Noemí resaltaba como siempre lo había hecho, era como la líder natural del grupo, la que siempre estaba segura de sí misma y parecía tener su vida muy en claro. Ella siempre había sobresalido por su personalidad, por su belleza, y siempre era la que se llevaba los mejores chicos a la cama, era así, no le importaba.
Nunca había dudado en hacer lo que fuera necesario hacer para conseguir sus objetivos, el fin justifica los medios era su lema de cabecera.
Noemí no le incomodaba vivir encerrada en un gimnasio para mantener su cuerpo perfecto, tampoco había dudado en ponerse generosos implantes mamarios para dejar su estampa en la más absoluta perfección, tampoco en hacerse unos retoques faciales, típicos de personas que ven un enemigo en la vejez
Ella era la que salía desnuda en todas las fotos, no le importaba, por el contrario, mostrarse como puta la hacía sentir inalcanzable, centro del universo, deseada por hombres, odiada por mujeres.
Para tener todo eso con gusto pagaba el precio, vivir casi sola, con sus perros, llena de billetes, vacía de amor, porque su esposo era solo eso, un fantasma multimillonario que siempre estaba en cualquier cama en cualquier hotel, menos en la suya


Noemí había armado su vida paso por paso, como una inteligente araña había ido tejiendo su tela. No le fue fácil, tuvo qua acostarse con muchos y no le valió de nada, sabía que en este jugo tenía que saber perder para poder ganar.
Al final, ella tendría su recompensa, Noemí sabía al dedillo de noches de fiestas, chicas jóvenes con excelentes cuerpos para viejos panzones forrados en dinero.
Y entre vueltas y vueltas sería Flavio quien mordería el anzuelo, un empresario de origen italiano que hacía años vivía en Argentina, un tipo que sabía dónde estaban las oportunidades y que negociaba entre bancas privadas y gubernamentales por igual, aprovechándose de la corruptela del poder de turno
Flavio hablaba un castellano muy cruzado con italiano, la clase de personas que le gustan las mujeres, que visten bien, que huelen bien y tratan de mostrarse eternamente jóvenes.

Cuando los presentaron esa noche en la fiesta, Noemí tuvo la impresión de que había encandilado al caballero que la doblaba en edad, y ella vio la oportunidad que tanto buscaba.
Supo ser condescendiente, obediente y antes que saliera el sol lo estaba matando en la cama, desde esa noche ya no se separarían.
Fueron al altar, ella al fin tenía al pez en la red y su primer objetivo de vida estaba cumplido, sería millonaria de por vida y solo tendría que satisfacer a su viejo esposo cada tanto, y no mucho más, mostrarse a su lado, de su brazo, asistir a fiestas, y permitir que Flavio la exhibiera como su más preciada joya

Ella ya había obtenido su primer logro, tener un burro que la mantenga, ahora iba por otro, conseguir un tigre en la cama.
Ese tigre se llamaría Alfio, su amante, un tipo de su edad, un musculoso que había conocido en un sitio de strippers, y que forma parte de otra historia, pero lo cierto es que a ella le encantaba ese hombre, como lucía, como era, como vestía, como olía y sobre todo, como la cogía
Es que Flavio estaba demasiado ocupado con su vida de empresario y ella conocía su rol en el juego, además, sabía que su esposo no se había hecho millonario por tonto, y tenía en claro que él se revolcaría con cada putita que se cruzara en su camino, por eso, tenía siempre ese comodín bajo la manga, un tipo fuerte con una verga hermosa que la cogería hasta dejarla plena y satisfecha.

Y ella hacía cualquier cosa que él le pidiera, no tenía ningún 'no' para ese hombre, ni en la cama ni fuera de ella, le encantaban sus locas perversiones, y se excitaba mucho regalándole fotos prohibidas y permitiéndole que la filmara cuando hacían el amor.

Palabras de Noemí

No puedo quejarme de mi vida aburrida vida de esposa, puesto esto es lo que yo elegí.
Al principio me era grato acompañar a Flavio a sus reuniones europeas, pero el siempre iba por negocios y nunca tenía tiempo para mi, así que después de un tiempo, todo empezó a hacerse desabrido, y cuando quise darme cuenta, me la pasaba encerrada en un lujoso hotel, bebiendo y bebiendo tragos solo por puro aburrimiento y si no ponía un alto terminaría volviéndome una alcohólica perdida.

Así que solo empecé a dejar en pausa esos viajes y a concentrarme en cosas que realmente llenaran mi tiempo, mi vida, porque me daba cuenta que ni el dinero, ni las ropas, ni los viajes, ni mi obsesión por el físico valían la pena si mi alma estaba vacía.
Y volví poco a poco mi vieja pasión, algo que creí que no necesitaría después de Flavio, pero me di cuenta que me gustaban demasiado los hombres y el sexo como para solo sacarlo de mi vida.
Recordé viejos amigos, viejos amantes y con el que era y es mi esposo, trazamos sin querer vidas paralelas, y nunca tuvimos inconvenientes con las infidelidades, y a jugar que no lo sabíamos, la única condición era que nada se hiciera público

Y fue así, de casualidad, como apareció Alfio en mi vida, lo conocí en un bar nocturno donde trabajaba y se prostituía con las mujeres de turno, y en verdad yo pagué en esos días para que compartiera mi cama, y ese hombre representó lo que siempre había deseado, demasiado viril, demasiado potente, demasiado animal, y solo me cogía y me cogía como un toro, nunca se cansaba, nunca paraba, y sus jornadas de sexo eran maratónicas, y solo me llevaba al límite de lo posible, al abismo, y solo tenía que rogarle que se detuviera, que ya basta, me dejaba inundada en leche, con todos los agujeros dilatados, me hacía su puta y amaba eso.
Había estado con muchos, pero como él, ninguno, es que era venenoso, tan venenoso, y me había clavado su aguijón bien profundo, y solo me tenía bajo control

Él se me hizo tan indispensable como comer, como beber, como respirar, Flavio colmaba mis carteras importadas con joyas y dinero, pero Alfio apagaba el fuego que vivía entre mis piernas como nadie podía hacerlo, y en cada viaje del primero, tenía la oportunidad de coger con el segundo.
Era un tanto loco, porque mucho del dinero de Flavio iba a parar a los bolsillos de Alfio, y como un hombre me mantenía a mi, pues yo mantenía a otro, tenía casi la completa atención de ese pijudo musculoso y perdí la cuenta cuantos billetes puse sobre la mesa solo para que me cogiera

Y él me hizo cosas locas, él me hacía sentir viva, teníamos sexo en cualquier lugar, en algún callejón pestilente, en los baños sucios de la estación de subte, me ataba, me azotaba, en el balcón de un hotel, en una piscina, mezclaba dolor con placer, Alfio tenía la habilidad de llevarme por los caminos eróticos que muchas mujeres sueñan pero pocas se animan a caminar, y en algún punto, casi sin darme cuenta, concluí que yo estaba dispuesta a hacer cualquier cosa que él me pidiera

Así fue como se dio, Flavio estaba de viaje, andaba por Europa, por los países bajos, haciendo negocios y revolcándose con locas, y yo estaba sola en el país y para mi puta desgracia, Alfio estaba con una gripe terrible, con temperatura, haciendo reposo y medicamentado, yo solo quería coger y no me alcanzaban mis dedos para apagar el calor que tenía entre las piernas.
Lo llamé un par de veces, pero me dijo que era imposible, y yo le dije que quería verga, que estaba aburrida, entonces me hizo una propuesta, él tenía varios amigos del club de strippers, todos con vergas grandes como a mí me gustaban y que siempre había tenido la fantasía de ver como cogía con varios tipos a la vez.


Generación 1970 - Noemi


En primera instancia lo tomé a broma, pero en poco tiempo descubriría que él no bromeaba, me preguntó si tres eran suficientes y la idea pronto se me pegó y la hice propia, hablamos mucho por celular, con detalles, que pretendía, que haría, y cuando quise darme cuenta estaba tan mojada que moría en deseo.
El me mandó algunas fotos de sus amigos para que yo eligiera a mi gusto los mas potables, pusimos manos a la obra y alquilé una casita de fin de semana en las afuera de la ciudad, donde recibiría a mis tres chicos por unas horas.
Tomé el coche y fui temprano, tenía que asegurarme de tener la privacidad requerida para sentirme cómoda, acomodé mis cosas en el placar y me di un baño de espuma, me aseguré estar bien depilada, luego me puse unas medias de red con grandes rombos y elásticos negros ajustando en mis muslos, tacos altos en zapatos brillantes, una tanga muy sexi que se acomodaba muy alto en las caderas y muy dentro de mis nalgas, un top de red también negro, mangas largas, con el detalle de un escote adrede que dejaba mis tetas completamente desnudas

Alfio y yo hablamos por celular, me pidió algunas fotos para ver como lucía, y me tomé varias para él, y me sentí muy sexi, muy mujer, puesto que mis pechos realmente parecían naturales y mi vientre marcaba los esfuerzos de mis rutinas de gimnasios, creo que aún tengo las fotos por acá

Noemí tomó su celular y empezó a buscar, luego de unos minutos encontró lo que quería y le dio el móvil a Gabriela, sin pudor, para que solo lo pasaran de mano en mano y pudieran verla como estaba ese día, luego siguió hablando

Ellos llegaron casi a la hora pactada, y los recibí así, como les mostré, casi desnuda, sin problemas, entonces inicié una video llamada con Alfio, para que al otro lado pudiera deleitarse con su puta
Fuimos al dormitorio donde una cama enorme nos esperaba a los cuatro, entonces besé a uno, a otro y a otro, y roté entre los tres mientras se iban desnudando, mientras un celular indiscreto era testigo de lo que sucedía entre esas paredes, de pronto ellos se habían recostado lado a lado, con sus vergas enormes apuntando al cielo, esperando por mí, para que hiciera lo que quisiera hacer. Me arrodillé, fui como una gata por el primero, su pija era recta como una barra, hermosa, y se la aprisioné entre mis tetas y la moví entre ellas, hasta hacerla desaparecer al medio, muy rico, sentía su glande caliente perderse entre mis pechos mientras yo miraba el celular, porque yo estaba cogiendo, pero también estaba actuando para Alfio.

Fui por el segundo, esta vez a chupársela, un enorme sable corvo que se ladeaba hacia la derecha, y solo no me entraba en la boca, me lo metía tan profundo como podía, hasta tener arcadas por golosa, o solo le lamía las bolas mientras lo masturbaba, o tal vez le pasaba la lengua desde abajo hasta la punta, una y otra vez, y ahora me había olvidado del celular, es que me encantaba chuparle esa pija riquísima que tenía entre sus piernas. Y fui por el tercero, pero esta vez no me concentraba en la pantalla del móvil, ni en la pija que me estaba chupando, no, esta vez solo me ensalivaba los dedos índice, mayor y anular para ir dilatando mi esfínter para lo próximo que vendría

Entonces volví a la del medio, a la curva, la que era mas gruesa, puse mis pies sobre los muslos del chico, dándole la espalda, y con su ayuda me senté lentamente sobre ella, era gorda y me hacía doler, pero quería que me filmaran con esa verga en el culo y con toda mi concha abierta, gimiendo como una puta, solo para complacerlo a Alfio
Después de un rato, ya tenía mi culo amoldado y bien dilatado para comerme todo lo que viniera.
Me hicieron girar, para que ahora lo cabalgara frente a frente, con esa verga curva en la concha, mientras me filmaban desde atrás, yo abría mis nalgas con mis manos para que se viera mi esfínter abierto y eso me enloquecía

Otro vino por detrás y empezaron a jugar una doble penetración, era todo muy rico!

Las cinco amigas miraban con los ojos grandes, incrédulas, boquiabiertas, es que el relato de Noemí era demasiado vívido, demasiado caliente y no daban crédito a lo puta que se mostraba, hasta desconocida

Mientras uno me la daba por delante y otro por detrás, el tercero acomodó el celular a un lado, de manera que se viera en primer plano esa doble penetración pornográfica para que Alfio disfrutara mientras escuchaba mis gemidos de puta. El tipo este vino a mi lado, y solo empezó a cogerme un buen rato por la boca, hasta darme arcadas, luego, me tomó de los pelos con fuerza y me apretó por la garganta, me hizo girar la cabeza para que al mismo tiempo mirara directamente a la pantalla del móvil, me dijo que Alfio merecía ver mi rostro de puta al mismo tiempo que me llenaban de carne por ambos agujeros.

Se dio luego un juego de loca penetración anal, saben como son los hombres, solo me pusieron en cuatro y se fueron turnando uno a uno, uno me rompía el culo, otro me filmaba y otro descansaba, y así solo iban rotando, yo me abría toda y sentía mi esfínter dilatado, y me excitaba con ello puesto que imaginaba que Alfio se estaba masturbando con lo que veía.
Y es que me trataban como a una perra, me nalgueaban, me acariciaban las tetas y todo el cuerpo, y yo solo me embriagaba en placer, me hicieron de todo, todo lo que imaginen

Al final, se habían saciado, me tocó ir al piso, entre sus hermosas vergas y un celular tomando el primer plano de mi rostro, chupaba a uno, a otro y a otro, abría bien mi boca y enseñaba mi lengua, les juro que me sentía la reina del lugar y de repente unos de los chicos se vino sobre mi rostro, sentí arder su semen sobre mi frente, mis ojos, mi nariz, mis pómulos, mis labios, mi boca, fue mi clímax de placer, empecé a reírme, no podía controlarlo, es que era todo muy caliente, y sentía esa pegatina que como lava caliente de un volcán se desplaza lentamente por efecto de la gravedad.
Llegó el segundo, haciendo exactamente lo mismo, mierda, me estaban plastificando el rostro! pero todo valía la pena por complacer a mi amante, aunque más que curarse, de seguro le estaría subiendo la temperatura

El tercero se paró bien de frente, y disparó como un proyectil que pasó entre mis dientes y mi lengua para pegar directo en mi garganta, y un segundo disparo que tragué con premura, y luego, ya con menos fuerza empezó a llenar mi boca y se la terminé chupando muy rico, hasta robarle las últimas gotas.
Me quedé jugando con mis dedos, limpiando mi rostro, llevando la mezcla caliente de leche a mi boca, eso le gustaba a Alfio y bueno, no mucho más que contar

Toda esa jugada potenciaría mi relación de amantes con ese tigre, me incitaría a hacer cosas nuevas, cosas locas, y sexualmente fue todo muy caliente por el tiempo que duró.
A partir de ahí me llevó por nuevos caminos, nuevas experiencias, orgías, sexo lésbico, coger con extraños, incluso que yo mirara como él cogía con otras, y hasta ser parte de su harem privado, si, me había vuelto su puta

Pero bueno, nada es para siempre, y en algún punto de la historia nuestros caminos comenzaron a separarse, él quería avanzar en nuestra relación, en ver la forma de sacar tajada, ya no se conformaba con su rol de tercero pago, y muy bien pago, no, el se había metido como cuña y aprovechó su dominio sobre mi para ponerme contra mi esposo, la idea era, nosotros dos para gastar la fortuna de Flavio.
Pero no soy tonta y fue obvio que me estaba usando como un puente para llegar a los billetes, y para mi las cosas estaban demasiadas claras en mi cabeza, Alfio era un excelente amante, pero me había costado mucho armar mi vida junto a Flavio, y por la calentura de mi concha no perdería los que había conquistado con la cabeza.
Y no fue fácil cortar, porque su secreto, por las fotos, por las filmaciones, me supuso una maleta cargada con dinero y en el fondo eso fue lo de menos, porque ese joven se había clavado en mí, en mis entrañas, en mis huesos, en mi ADN, y solo arrancarlo de mi vida resultó demasiado doloroso


Noemí dio por terminada su parte, ante el silencio de la noche y el crepitar de los leños en el fuego, se sirvió otra copa de vino y esbozó una sonrisa, miró una a una a sus amigas que aun parecían no salir del asombro, ella era astuta en temas sexuales, y sabía que había dejado la vara demasiado elevada, que cualquier historia que las otras contaran serían poco al lado de la suya, y con eso todas se animarían a contar algo, incluso la puritana de Lara

Gabriela estaba sentada justo al frente de Noemí, fogón mediante, como todas las demás terminaba de escuchar las palabras de su amiga en una historia que sonaba demasiado pornográfica y hasta poco creíble, pero de la perra de Noemí todo era posible, incluso daba fe de que les mostrara en su celular una selfie muy de puta, con sus tetas operadas al desnudo, sin el más mínimo pudor.
Ella se sintió húmeda entre sus piernas por lo que Noemí acababa de narrar, como fuera, se levantó y se acomodó el jean que le quedaba demasiado flojo en sus flacas caderas, luego hizo lo propio con el marco de sus lentes de aumento que descansaba sobre su nariz, cayó en su típico tic nervioso de pestañar compulsivamente, respiró profundo, miró el papel con el número dos y dejándolo al alcance de las llamas, se refregó las manos y disparó

Es mi turno...

Gabriela tenía su secreto, su historia, esa que nadie sabía, y había llegado el momento de compartirla


CONTINUARA EN 'GENERACION 1970 - GABRIELA'


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