¡Embarazada y muy caliente! ¿Quién apagará su fuego?

¡Embarazada y muy caliente! ¿Quién apagará su fuego?



En el país de la canela vivía una chica hermosa, que muy enamorada de un hombre mayor que ella, le había entregado su tesoro más preciado, su virginidad.

Y no sólo eso le había entregado, además, aquel hombre malvado le había robado su inocencia, convenciéndola para dejarse penetrar sin tomar las debidas medidas para no dejarla embarazada.

Así que el disgusto fue morrocotudo, cuando la chica veía que el periodo no le venía. Llanto y más llanto, espanto y desasosiego. Y como no podía más lo compartió con su único familiar, su madre.

Esta vio con horror como la historia se repetía, pues ella misma tuvo a Violeta siendo joven, engañada dejándose preñar por un hombre que cuando se olió el percal, desapareció como si la tierra se lo hubiese tragado.

Así madre e hija compartieron un futuro común siendo madres primerizas y solteras, pero a diferencia de la madre, la hija tuvo el apoyo en todo momento de su mamá.

Pero aquellos primeros meses ya habían pasado y hoy Violeta se consolaba frente a la pantalla del ordenador…

Tenía las tetas enormes, debido a su avanzado estado, las tenía tan grandes que podía llevarlas hasta su boca y chupar su propio y negro pezón. Tan grande como una aceituna y casi tan negro como ella.

Esto le producía un especial placer y la ponía aún más cachonda.

Cachonda, esa era la palabra, desde que su embarazo comenzó, empezó a sentir grandes calenturas, que la llevaban a masturbarse en la intimidad de su cuarto. Se pasaba horas literalmente acariciándose su duros pezones, mientras con la otra mano se deleitaba recorriendo sus surcos marcados, a rebosar de jugos vaginales mientras sus dedos la penetraban y terminaban centrándose en su botón secreto, pulsándolo como quien pulsa el secreto botón del placer, elevándola hasta cotas de desesperación sin par.

Así Violeta tenía grandes corridas, culmen de grandes tardes o mañanas masturbándose. Así fue como empezó aquella tarde, visitando una página de cams, sintió curiosidad y se registró, ya se sabe, sólo por probar. Por el morbo de dejarse ver en su avanzado estado de calentura.

Se trataba de una página latina, donde miles de hombres pasaban las horas de cam en cam pajeándose y soltando propinas a las chicas que a cambio de unas monedas, se desnudaban y enseñaban sus encantos a los pajilleros que frenéticamente se masturbaban cuando encontraban a una chica caliente que les ponía.

No pasó mucho tiempo hasta que los chicos y no tan chicos comenzaron a aparecer por su canal.

–¡Hola chica! ¡Vaya tetas! –dijo el primero sin mesura en sus palabras.

–¡Uf, cómo me pones! –añadió otro soltando una generosa propina.

Aquella exuberante mujer, con el morbo añadido de que esta estaba embarazada y con unos hermosos atributos mulatos con los que la naturaleza la había dotado. No tardó mucho en despertar el deseo de los cazadores de chicas nuevas en la página, quienes acudieron en tropel a su cam, mientras Violeta, anonadada, veía como el número de viewers creció como la espuma, hasta contar el millar.

Y no solo eso, también creció su cuenta de resultados, pues a aquellos que entraban le pedían que enseñase las tetas, que se masturbase, o incluso que enseñase su barriga para ver si de verdad estaba embarazada, o sólo era eso, una barriga.

Para animarla comenzaron a  soltarle propinas en moneda virtual y Graciela comenzó a tontear, como quien no quiere la cosa, como un juego malévolo, jugando con sus pechos enseñando sus braguitas y su culo, mientras la audiencia aullaba y pedía más, soltándole más monedas para animar la a continuar.

Aquella primera vez Violeta no se atrevió a enseñar su cara, sólo mostró sus generosas mamas desnudas, una vez que había calentado al personal, con un suéter de punto blanco, sin anda debajo, sintiendo como sus pezones ya abultaban.

Tras lo cual Violeta se descubrió chupando con ansia su negro pezón, comiéndose literalmente su gran areola, aquello fue el apoteosis. Tanto para los viewers como para ella misma, que secretamente se deleitaba por debajo tras apartar las bragas a un lado.

Y es que era tanta la excitación que sintió ante aquella nueva experiencia, que no tardó en darse cuenta de lo mucho que necesitaba masturbarse, aunque a escondidas, pues se moría de vergüenza.

Luego se chupó la otra teta, y con esto colmó de placer a sus viewers que ya superaban el millar, no paraban de clicar dándole propinas para calentar a aquella pequeña mulata embarazada…

Ella estaba exultante, se sentía admirada y deseada, se imaginaba todos aquellos hombres viéndola desnuda, con sus rabos en la mano y tal pensamiento la excitaba aún más. De manera que se masturbaba ya sin tapujos, pero sin atreverse a mostrar su cara ni nada más, solo sus grandes tetas, omnipresentes llenando todo la pantalla, y sus sensuales labios carnosos tras un esbelto cuello eran ya motivo suficiente para que le pidiesen más y más.

De repente fue consciente de que más de un millar de personas la estaban visionando, ¿y si alguien la conocía? Este pensamiento entró como un rayo en su mente y el miedo apareció, así que tan caliente como impresionada apagó la cam de su ordenador y esta dejó de transmitir la imagen…

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Acabas de leer el primer capítulo de mi nueva novela La Embarazada: ¡La más caliente! Ha pasado tiempo ya desde mi anterior novela, en este nuevo trabajo descubro la historia de una madre y una hija de origen humilde que sufrirán toda una serie de peripecias hasta alcanzar sus sueños. Por si os interesa os dejo aquí su sinopsis:

Sinopsis:

Violeta está embarazada, fruto de un primer y escandaloso amor por su profesor, una relación que no terminó y que fue la causa de su temprano embarazo. Sus hormonas están disparadas, llevándola a unas cotas de calentura que no podría imaginarse.

Graciela por su parte, trabaja para unos acaudalados señores de la ciudad. Su trabajo le gusta y se portan bien con ella, pero en la vida todo cambia y los sucesos que acontecerán tendrán un gran impacto en ella.

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