Mi tío, mi tía, mi primita y yo (9)

Con Mica agarramos nuestra ropa y nos fuimos, en calzones (todos manchados, el de ella todo mojado por abajo y el mío con manchas de semen), riéndonos por el pasillo, incrédulos todavía de lo que había pasado con los tíos. Entramos a la pieza. “Que loco esto que pasó” dijo Mica, “que increíble”. Sí, dije yo, mientras la miraba de espaldas a mi, le miraba esa cola hermosa que había recibido tan gustosamente mi dedo. Como si me leyera la mente me dijo “gracias, estuvo rebueno eso que me hiciste”. No solo le había podido meter el dedo en la cola a gusto, sino que encima me agradecía. Yo sonreí, casi digo algo cursi de enamoradito, y ella por suerte me cortó diciendo “seguro te re oliste el dedo después, chancho, te conozco” y nos reímos. “Obvio, si tu cola es lo más rico que existe”. 


A mi ya se me estaba parando de nuevo, ella me miró de reojo y se dio cuenta. Mindomea los ojos me dijo “Sabés qué? Pensé que tu leche era para mi cola, no para la de ella, se quedó todo para ella la amarreta”. Me reí. Seria, un poco sonrojada, me miró y me dijo “no te querés hacer una paja? Bah, si podés. Y me das la leche a mi, esta vez”. Le dije que sí, que obvio. Se dio vuelta y se puso culito para arriba, se empezó a pajear, y me dijo“yo te aviso cuando”. Yo me quedé parado mirándola y pajeandome, sin poder creer la existencia de esta criatura hermosa y adorable. La bombachita se le metía deliciosamente en la cola, y alcanzaba a ver por debajo como se movían con rapidez sus dedos. Cuando a los dos o tres minutos me dijo “ahora!”, yo con una mano le corrí un poco la bombacha y le acaricié el ano con el pulgar, mientras dejaba todo lo que me quedaba de leche en su bombacha, unos segundos antes de que ella acabara. Me quedé embobado viendo su orgasmo, como se retorcía de placer, con mi leche brillando sobre su bombacha, sus glúteos, sus piernas. 


Se levantó, se miró como le había quedado la bombacha toda enlechada, me miró como con un poco de pudor y me dijo “Ah, re putita”. Yo sonreí. “Gracias” me dijo, otra vez como si fuera que le había hecho un favor, y no lo que más deseaba yo en el mundo. Después de eso nos fuimos a bañar.


Durante el camino a la ducha la agarré de la cintura, casi como a una novia. Ella no dijo nada pero sentí que lo aceptaba. Yo iba a esperar en el antebaño mientras ella se bañaba, pero ella me dijo “bañémonos los dos juntos, más rápido, si igual ya nos vimos todo, ja”. “Bueno” dije yo “pero antes tengo que hacer pis”. “Yo también” me dijo, “pero hacemos en la ducha”. “¿Cómo en la ducha?” dije yo estúpidamente, mientras ella me metía de la mano. “Así” dijo sonriendo, y se empezó a hacer pis parada. No sé por qué pero verla mear, verla así tan hermosa y tierna, con esa sonrisa, y con el pis corriéndole por las piernas, hizo que se me parara un poco la pija de nuevo. “Dale, meá vos y después abrimos el agua” me dijo. “Te voy a mear los pies si meo para adelante” le dije. “Es pis nomás.Dale, meá”. Me costó un poco, entre la inhibición y el principio de erección que tenía, pero pude. Efectivamente, le meé los pies y más arriba también, hasta un poco las rodillas. Ella se rió. Mi pija se terminó de despertar, y quedó frente a ella parada sin ningún disimulo. 


“Ay, tres acabadas y quiere más, esa pija tuya es tremenda” dijo, y me acarició de abajo hacia arriba, pasando las manos por mis bolas y después por el pene. Ahí perdí el control, y me tiré contra ella, el agua todavía cerrada, ella con las piernas todas meadas por nuestro jueguito anterior, sentí su respiración pesada y húmeda en mi oído, le acerqué la pija a la concha, por primera vez sentí sus pelitos,la tibieza de su conchita contra mi pija, la suavidad de sus labios vaginales. Ella dejó que la apoyara un momento y me tiró para atrás. Se acercó a mi oído y me susurró “No quiero dejar de ser virgen todavía, y menos así apurados después de que acabaste tres veces, vamos de a poquito. Pero te la guardo a vos eh, quiero que sea con vos, cuando tenga que ser”. Definitivamente la amé en ese momento, me pareció lo más dulce y sexy que me habían dicho en la vida, aunque me estuviera diciendo que no la podía coger. “Pero igual no te preocupes que no te voy adejar así, no soy tan mala, vení, pasá para acá”. 


Quedé de espaldas a los azulejos, y ella me rodeó el cuello con los brazos, me empezó a besar en la boca, tocar el pecho y la panza, y a frotar la conchita contra mi pija. Era una exquisitez tremenda sentir esa hendidura preciosa frotándose contra mi parte más sensible. Después de unos minutos me hizo ponerme más cerca de la ducha, frente a la pared, de espaldas a ella. Abrió el agua, que al principio salió fría pero pronto estuvo tibia. Se acomodó atrás mío, sentí como su conchita sea poyaba contra mi culo y se frotaba, mientras sus manos, la izquierda agarrándome los huevos, y la derecha agarrándome la pija, comenzaban a pajearme. Por su respiración noté que estaba tremendamente excitada. Le gustaba tener el control total de su primito. Duré bastante, unos cuantos minutos, gracias a que ya venía de tres acabadas. Notaba que ella también estaba acercándose a un orgasmo, así que aguanté. Fui muy feliz cuando me susurró al oído “Acabamos?” y le dije que sí. 


En ese momento me puso un dedo de la mano izquierda en la boca. Me di cuenta de que me iba a devolver lo que le había hecho yo a ella. Me daba un poco de impresión y no muchas ganas que me metieran un dedo en el orto la verdad, pero con la calentura que tenía, además siendo ella, mi hermosa Mica, y teniendo en cuenta que yo le había hecho lo mismo a ella hacía un rato, me pareció que no tenía otra que aceptar, y le chupé lentamente el dedo en aceptación. 


Ella me abrió una nalga y me metió la puntita del dedo, mientras frotaba la concha, bien húmeda, contra mi otra nalga, y me pajeaba a toda velocidad con la mano derecha. Sentir ese dedito de Mica entrar en mi magnificó mi placer, me hizo sentir algo que nunca había sentido, y exploté de leche frente a los azulejos del baño, sintiendo como mi culo se cerraba sobre su dedito, mientras ella acababa frotandose contra mi.


"¿Te gustó el dedo en la cola?" me preguntó cuando recuperamos el aliento. "Sí" dije tímidamente. "Te dio vergüenza, tonto? Si vos me hiciste lo mismo. Aparte fue un dedito nomás, vos en cualquier momento hasta la pija me metés en en esta cola" me dijo dandose vuelta, abriendose las nalgas y sonriendo con picardía. Después de eso, agotados, nos terminamos de bañar en silencio, y nos fuimos a dormir. 

12 comentarios - Mi tío, mi tía, mi primita y yo (9)

Marucojs37
Terrible historia!! Me la dejas al palo con cada relato
DGE1976
Amo a esa prima...quiero una YA para mi jajajaja...espero el siguiente...van 10...saludos
Tanguitouno +1
Excelente como todos los anteriores
Ivanfmm19
Excelente siguie las oteas partes
miramesto
Increíblemente hermoso, sexy y caliente 😍🤤