Marha y sus hijas (2)

Marha y sus hijas (2)

Mi padre se veía con la esposa del carpintero de la esquina, cada jueves en un motel fuera de la colonia, la habitación ella la pagaba y mi padre solo ponía el miembro.
Cada martes mi padre salía de la ciudad a ver una mujer de 28 años de nombre Cinthia, era negra y estaba bien buena, tenía 2 niños pequeños (que no era de el) los llevaba al cine, al parque, a los juegos mecánicos, etc. Pero al final del día siempre dormía en casa de esa mujer y se cobraba con el ano y las tetas operadas que cargaba su amante desde hace 7 años cuando era prostituta. Mi padre solía correrse en ellas desde hace ya 2 años y medio y los miércoles regresaba a casa por la noche.
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Los viernes los usaba para trabajar en casa, cortar el césped, lavar el coche, tirar la basura dela semana, lavar su ropa o cualquier que hacer, como reparar el fregadero o pagar el Internet y ese le servía para despejarse de todo, veía la televisión un par de horas y también hacía ejercicio en un cuarto ambientado como GYM en el tercer piso donde había pesas, una caminadora y varios aparatos.
Los sábados y domingos se juntaba con unos cuantos hombres de su edad para beber, a veces eran sólo 3 pero en ocaciones se juntaban hasta 15 y se veían en la casa de cada uno de ellos, cuando tocaba en la casa de mi padre subían al tercer piso donde tenían un mini bar y una mesa de billar donde pasaban ambos días tomando, jugando, cantando y apostando. El lunes la mayoría de ellos tenía que trabajar.
Los lunes eran los únicos días que se le veía cabizbajo a mi padre, la cruda del día anterior, las ganas de no hacer nada y la soledad lo inundaban. Estos días lo visitaban mujeres con las que ligaba con Internet con las que pasaba una sola noche o prostitutas.
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Los vecinos habían visto salir de la casa a la vecina de frente (la rubia) 4 veces y ya se suponían algo. Pero después de esas 4 ocasiones ya no se le vio más en casa de mi padre. Habían pasado casi dos semanas desde que habitaron la casa de enfrente, esa chica ya estaba bien cogida y cuando mi padre se aburría de una mujer simplemente ya no volvía a llamarla. En cambio llegue ese día mi mi padre había salido y dejado el portón abierto, cuando entre a la casa en las sala sobre el sofá estaba sentada la más grande de las hermanas, era una mujer gorda y algo bajita de estatura, me resultaba la menos atractiva de todas ellas, sus expresiones y actitud eran vulgares, solía usar ropa pegada que no le lucia y solo la hacía ver como necesitada y urgida de sexo. Era la más madura de todas sus hermanas pero en realidad no me resultaba atractivo su cuerpo. Ese día llevaba unos leggins amarillos y transparentosos, una blusa rosa en v con un brassier escoltado abultando sus gordas tetas y alzandolas sobre su gorda barriga y una chamarra con estampado de Tigre cuando entre y subí a mi habitación ni siquiera me dirigió la mirada. Unos minutos después llegó mi padre, había ido a comprar condones, cosa que pocas veses había hecho antes pues le gustaba coger sin condón. 
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Durante las siguientes dos horas los escuche tener sexo, no baje hasta que escuche cerrar el portón de la casa. Mi padre estaba sudando y solo vestía unos boxers.
- Esa pendejita no está tan rica pero por lo menos aguanta más que su hermanita- dijo mi papá cuando me vio en la cocina-. Me daré un baño, no quiero seguir teniendo el olor de esa cerda ¿quieres pizza para comer?
Así era mi padre, no tenía pudor a la hora de hablar o tener sexo y siempre aprovechaba la ovación para tener sexo aunque la mujer o el momento no fuera tan adecuado.
En una ocasión fuimos al velorio de uno de sus amigos de la peda, había poca gente en la ceremonia pues eran su amigos mayormente los que habían asistido, de su familia solo su esposa e hijos habían asistido ya que era un hombre de 67 años, tenía 5 hijos y 4 de ellos eran mayores de edad. Había dejado una mujer viuda con un hijo de 16 años. La madre tenía 50 años apenas y se las vería difíciles en los gastos esos 2 años que quedaban para que el último hijo cumpliera la mayoría de edad. Ese día regresaron a casa con nosotros la mujer y el chico pues no tenían coche y dormir en nuestra casa les facilitaría la tarde. Al día siguiente la viuda mujer regresaba a su casa sin ropa interior pues la había olvidado durante la noche en la habitación de mi padre donde tuvo sexo por última vez; nunca volvió a tener pareja o a salir con alguien.
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Después de la tarde que pasó mi padre con la gorda de enfrente no la volví a ver entrar o salir por la casa, si mi padre se quedó con ganas de repetir o no, es algo que desconozco; como tampoco recuerdo volver a ver un condón usado en casa desde esa vez.
Lo que sí recuerdo es que ya habían pasado 20 días desde la mudanza en la casa de enfrente cuando vi a la tercer mujer de esa casa en donde vivía con mi padre.
Era sábado a las 7:00 am y mi padre ya estaba en la cocina desayunado, normalmente mi padre era el tipo de persona que comenzaba su día a las 12 del medio día y esta salida de la rutina me tenía asombrado, baje a la cocina pero a cada escalón se aclaraban más los sonidos del comedor, mi padre estaba charlando con alguien.
- Buenos días- dijo al voz de mujer que desayunaba junto a mi papá en el comedor a la que respondí de igual manera.
- Te presento a mi hijo, Dani- soltó mi papá enérgicamente, hablaba con una sonrisa de oreja a oreja sin dejar de mirarla-. Ella es Martha, vive justo enfrente.
- Mucho gusto- dije yo con una sonrisa un tanto sin ganas que nadie vio porque solo entre ellos se dirigían la mirada.
Martha era el tipo de madre de las que usan tangas delgadas, de las que se toman fines de semana fuera de casa con amantes, de las que se toma una selfie con un pene en la boca y otro en el culo, de las que guardan dildos en los cajones y uno que otro plug anal que le regalo algún amante y que usa un par de horas al día para dilatarse el ano. Es el tipo de madre que es una puta y goza del sexo, una mujer sin pudor y toda una milf. 
Su cuerpo era el de una prostituta muy cara, media 1.67, su nariz parecía operada y no dudo que lo fuera, su rostro aparentaba 15 años menos y fácilmente la gente podría pensar que es la hermana mayor de todas sus hijas. Su cuerpo plástico, parecía ser un letrero con la leyenda “cogerme, que para eso estoy”. Su cintura era delgada y curvada, tenía un trasero grande, dos nalgas redondas, operadas al igual que su busto, cargaba con dos tetas gordas que le rebotaban al más mínimo movimiento, redondas como 2 melones y paraditas, era algo obvio que algo así no podía ser natural pero le sentaba bien y se veía riquísima con la ropa pegada, cortita y escoltada que usaba. Sin embargo no eran sus únicos atributos, también se ejercitaba pues sus muslos estaban tonificados y sus brazos no era los de una mujer flaca sin fuerzas, tenía buen porte y una postura que sólo las mujeres con alta clase social y vida refinada, si bien le gustaba presumir sus atributos con ropa provocativa lo más seguro era que entre sus prendas no encontrara más que ropa fina y cara. Era glamurosa y cada vez que la veía traía un peinado, tinte, labial, delineado o accesorio distinto que le sentaba bien. 
familia
Como habrá deducido el lector, esa mujer estaba ahí con el fin del acto coital. Sin embargo a diferencia de sus hijas fue más difícil y tardado para mí padre llevarla a la cama. Esa mañana desayuno con nosotros, a medio día salieron a pasear, mi papá la llevó al cine y a comer, de regreso traían una cubeta de pollo Kentucky con 3 piezas completas y una a medio comer. Pasaron el resto de la tarde en el jardín y en la noche salieron a cenar.
Fue poco después de las 11 cuando llegaron a casa, habían pasado a un centro comercial pues traían bolsas con ropa que mi padre compró para ella. Estaban algo ebrios y me di cuenta desde que llegaron, olían a alcohol y reían con mucha fuerza de tonterías sin sentido.
Había gastado bastante en esa mujer y ni es que estuviera mal, muchos lo verán normal pero realmente mi padre no es el tipo de persona que hace eso sin antes haberla cogido, también era verdad que no era el tipo de mujer con la que cogía, las mujeres que visitaban a mi padre podían llegar a ser atractivas, con buen cuerpo pero no se compraban a esa mujer. 
Yo me estaba lavando los dientes en el baño para después dormir. Cuando acabe empezaron los gemidos e inmediatamente supe que habían empezado a tener sexo. Mi padre estaba haciéndole un oral en un sofá de la sala y ella gemía intentando hacerlo en voz baja pero por momentos se le iba un fuerte grito. Yo lo veía todo desde las escaleras, había bajado unos escalones sin hacer ruido. Ella llevaba unas medias y lencería negra, después de un rato mi padre la hizo acabar con su boca sin siquiera quitarse la camisa y la terminó de desvestir por completo. Ya sin su brassier de las tetas se alzaban unos pezones erectos. Tenía el culo y los pechos con el mismo bronceado que el resto de su cuerpo y su vagina estaba completamente depilada como toda una putita.
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padre
Iban a subir las escaleras por lo que regrese a mi habitación y me quedé ahí unos cuantos minutos. Mi papá la había llevado a su habitación y por suerte habían dejado la puerta entre abierta.
“Que rico me cojes” le decía ella en repetidas ocasiones después de sus tantos jadeos, acostada sobre la cama, con la pierna izquierda relajada y la pierna derecha sobre el hombro de mi padre que formando un ángulo de 90° la penetraba por la vagina; de esa puchita caliente, mojadita y palpitante se veía salir la punta de un consolado.
madres e hijas
En poco tiempo la muy zorra había alcanzado el estaxis cumpliendo su segundo orgasmo casi al mismo instante que el de mi padre, que sin sacar su verga se corrió. El roce era piel con piel, no había un condón de por medio, cuando saco su pene seguía erecto para sorpresa de nadie y en un par de movimientos ya tenía el cuerpo de la tetona del otro lado de la cama con las piernas bien abiertas de lado a lado y por supuesto con la verga bien adentro. Esta vez el tuvo el orgasmo a tan solo 5 minutos de penetrara lo que le bajó la erección y provocó que ella se bajara al piso y arrodillada le lamiera todo el pene a mi papá. A pesar del tamaño del monstruoso paquete de mi padre entraba más de la mitad en esa boca que de igual manera salía completamente lubricado con la saliva de esa ramera. Ella disfrutaba mucho de los testículos de mi padre porque cada que su lengua no estaba ocupada con su pene le daba pequeños besitos en ambos testículos.
El pene ya estaba duro y erecto, mi padre cargo a su puta y la sentó sobre el buro y de frente siguió penetrándola. El sexo que tuvieron esa noche duró 3 horas aproximadamente contando las pausas que tomaban después de cada acto, mi padre se corrió 5 veces, 3 de ellas le dejó ir todos sus mecos en la vagina, la cuarta vez fue dentro del culo y la última fue un facial donde a pesar de haber dejado bastante semen en las anteriores corridas, le soltó una buena carga en la boca que dejó a ambos exhaustos. Se durmieron al instante, la pendeja aún con semen por todos lados se quedó dormida, ambos completamente desnudos se recostaron en la cama.
Al día siguiente ella seguía ahí, a las 10 am me pareció oír el rechinar de la cama, tal vez por el balanceo de ambos cuerpos sobre el colchón. No fue hasta las 12 del medio día que ella se fue, después de almorzar y bañarse en la casa con mi padre.
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Marha y sus hijas (2)

Pasadas las 6 de la tarde tocó a la puerta Mariano, uno de los amigos de papá con los que tomaba los fines de semana. 
- Ayer no te vimos en casa de Carlos-fue lo primero que dijo al entra como pidiendo una explicación.
- Cierto- dijo mi padre-. Traje una vieja a la casa y no quería perder la oportunidad, ya sabes. 
(Para los que no son de México, a las mujeres se les ha dicho ‘vieja’ al igual que ‘ruca’ independientemente de su edad, es una palabra vulgar que se usa en algunos lugares para describir que pertenece al género femenino).
- Bien por ti eh, a veces quisiera ponerle los cuernos a la zorra de mi mujer.
- ¿Y que te detiene? – le preguntó mi padre y ambos se callaron por 5 segundos.
-No lo sé…
Y se quedaron en silencio otros 5 segundos. 
-Te diré algo, cuando se presente la oportunidad de un trío con alguna puta te echaré una llamada- le dijo mi padre acompañándolo a la salida-. Mientras tanto vamos a ver si todavía queda algo de alcohol en casa de Carlos.
Mi padre regresó a casa el lunes.

Continuará...

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