Mi cuñado había fallecido hace 2 días en un accidente de tráfico y mi hermana estaba totalmente destrozada. No fue su primer pareja pero si con el que más conectó hasta que se comprometieron y se casaron. El nunca me cayó bien a mi ni a mi familia, por medio de los vecinos de su casa nos enterábamos de los gritos de mi hermana pidiéndole que parase de abusarla y miles de veces llamaron ellos y nosotros a la policía pero todo quedaba en la nada, al otro día volvía a vivir ese infierno. Por eso que cuando nos enteramos del accidente y del fallecimiento de mi cuñado, no puedo decir que es gratificante desearle la muerte a alguien pero si vos sos una mala persona tenes que pagar por lo que haces. Y fue un alivio para mi hermana.
Ahora claro que la entendía y comprendía su llanto, lloraba por el hombre que conoció, la enamoró y la llevó al altar lleno de promesas y sueños; no lloraba por el hombre en que se convirtió en el último tiempo y abusaba de ella tanto física como verbalmente. Por eso la entendía.
Estuve abrazado a ella casi durante todo el acto de "despedida" del difunto, nos saludamos con los parientes y la acompañé a su casa. Al llegar, puse la pava, hice un café por que no había consumido nada en horas y se acostó en el sofá a descansar. Me puse a entretenerme un rato con el celular mirando las redes sociales hasta que me picó el bichito, de esos bichitos raros...
Mi hermana ya dormía plácidamente acurrucada en modo oruga abrazando a un peluche y su espalda estaba dirigida hacia mí. Ella vestía, claramente, toda de negro incluida su pollera. En las piernas también llevaba unas medias negras que se traslucía y combinaba con el resto de su cuerpo. Pero el tema en sí era la pollera. Al estar en esa posición se le levantaba por atrás y se podía ver tranquilamente como se asomaba una tanga negra con puntos en fucsia. Dios, esto no me podía estar pasando. Habíamos estado en duelo hace un rato y ahora por mi mente pasaba solo la imagen del calzón de mi hermana. Me sentía mal por eso, por el estado en que se encontraba y y mi mente perversa queriendo sacar ventaja de esa situación. Salí disparado al baño lo más rápido que pude para calmarme.
Con los minutos, la calma no parecía irse. Se me venían recuerdos de la infancia, los roces "naturales" entre hermanos descubriendo sus cuerpos, las hormonas de esos años en ambos, las veces que nos descrubimos en pleno acto con nuestras parejas del momento o solamente en satisfacción propia, el "shhh" que quedaba solo entre nosotros y cerrabamos la puerta sin decirle nada a nuestros padres. Así crecimos, por lo menos yo, pajeandonos a diario hasta que los gemidos ya eran a propósito para el que otro lo escuchara. Pero ahí quedó, luego ella se graduó, conoció a ese que era "el amor de su vida" y se alejó de nuestra familia. Y de mí. Todo eso estaba volviendo. Ahora no me sentía mal por los pensamientos taboo que tenia. Ella nos dejó, ella me dejó. Después de lo que sentíamos el uno para el otro. Después de tantas provocaciones, insinuaciones, calenturas y demás.
Como forma de "pago", de una vendetta quizás, agarré mi pene, retraí el prepucio y empecé a masturbarme recordando y rememorando todos esos momentos que tan buen efecto placentero me habían producido. Ahora con un plus que era el haber tenido a 2 metros sus calzones. Con tan sólo cerrar los ojos podía imaginarme quizás como tendría su vagina, algo estrecha, con una depilacion que la dejaba suavecita, algunos vellos por encima formando un triángulo; así estuve hasta que los azulejos del baño de su casa quedaron impregnados de mi esperma. Agarré papel higiénico, limpié sin dejar rastros y volví al living con ella. Para mi suerte y para alejar esos pensamientos, se había despertado.
Estaba muy mal, no lucia bien, tenía todo el maquillaje corrido mezclado con lagrimas y simulaba ser una aficionada del Joker, algo así. Me pide que la ayude a enderesarse y que la acompañara al baño. Me iba contando que cuando se sentía depresiva solía bajárle las defensas y no se sentía con voluntad para nada. La acompaño, le abro la puerta y dejo que entre.
Ella: No, vení ayudame, no puedo mantenerme - me decía casi susurrando sin ánimo de hablar
Yo: segura? Tenes que entrar sola, no puedo verte, yo te espero acá afuera por si te pasa algo - le digo ya algo nervioso
Ella: no me dejes sola, por favor, te necesito.
Me termina de convencer y tomo impulso adentrándome con ella en el baño. Algo había en el ambiente, pero no sabía porque ese algo estaba ahí sobrevolando. Mi hermana estaba consciente obvio, con el autoestima muy bajo y su expresión corporal lo transmitía, y mi mera intención era realmente ayudarla a que no le pasara ningún inconveniente, realmente.
Su siguiente paso fue desabrocharse la pollera que tenia 3 botones sobre el lado izquierdo, debajo, para mi sorpresa en conjunto con las medias lucia un portaligas, algo que me encantaba en las mujeres cuando lo llevan puesto, les queda extremadamente sexy. Se corre la tanga con los dedos hacia un costado y con la exclamación de alivio se le sumaba el ruidito de su orina cayendo. Era como escuchar una sinfónica. Mi hermana, yo su hermano, el baño de su casa, volviendo del velatorio de su marido, ella orinando y yo a medio metro sosteniéndola de las piernas viendo su vagina en vivo y en directo.
Yo estaba arrodillado frente a ella, cosa de que no se desvanezca y se venga de cabeza contra la pared. Ahora si podía ver su concha con claridad; estaba depilada al 100%, ni un pelo asomaba por esos labios apretados y no podía dejar de mirarla. Ella se ve que estaba de muy pocos ánimos o estaba haciendo un personaje, porque yo no podía creer que mi hermana la cual no veía desde hacía varios años me dejara estar con ella en el baño mientras meaba y yo poder verle su humanidad como si nada. Era todo muy confuso.
Ella: ya está, llévame a mi cama, por favor - me decía como si fueran las últimas palabras de su vida.
Y aunque hubiese pensado que la historia tomaría un rumbo, no fue así, ahí quedó. La dejé en su habitación tapándola hasta su cuello, le di un beso en la frente y la dejé descansar. Había vivido muchas cosas en este tiempo y jamás me perdonaría a mi mismo abusar de su confianza que teníamos como hermanos. Me fui a mi casa. Ni bien llego chequeo mi celular y tenia un mensaje, era de mi hermana: "gracias por TODO hermanito, te debo una..."
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Continuará...
Ahora claro que la entendía y comprendía su llanto, lloraba por el hombre que conoció, la enamoró y la llevó al altar lleno de promesas y sueños; no lloraba por el hombre en que se convirtió en el último tiempo y abusaba de ella tanto física como verbalmente. Por eso la entendía.
Estuve abrazado a ella casi durante todo el acto de "despedida" del difunto, nos saludamos con los parientes y la acompañé a su casa. Al llegar, puse la pava, hice un café por que no había consumido nada en horas y se acostó en el sofá a descansar. Me puse a entretenerme un rato con el celular mirando las redes sociales hasta que me picó el bichito, de esos bichitos raros...
Mi hermana ya dormía plácidamente acurrucada en modo oruga abrazando a un peluche y su espalda estaba dirigida hacia mí. Ella vestía, claramente, toda de negro incluida su pollera. En las piernas también llevaba unas medias negras que se traslucía y combinaba con el resto de su cuerpo. Pero el tema en sí era la pollera. Al estar en esa posición se le levantaba por atrás y se podía ver tranquilamente como se asomaba una tanga negra con puntos en fucsia. Dios, esto no me podía estar pasando. Habíamos estado en duelo hace un rato y ahora por mi mente pasaba solo la imagen del calzón de mi hermana. Me sentía mal por eso, por el estado en que se encontraba y y mi mente perversa queriendo sacar ventaja de esa situación. Salí disparado al baño lo más rápido que pude para calmarme.
Con los minutos, la calma no parecía irse. Se me venían recuerdos de la infancia, los roces "naturales" entre hermanos descubriendo sus cuerpos, las hormonas de esos años en ambos, las veces que nos descrubimos en pleno acto con nuestras parejas del momento o solamente en satisfacción propia, el "shhh" que quedaba solo entre nosotros y cerrabamos la puerta sin decirle nada a nuestros padres. Así crecimos, por lo menos yo, pajeandonos a diario hasta que los gemidos ya eran a propósito para el que otro lo escuchara. Pero ahí quedó, luego ella se graduó, conoció a ese que era "el amor de su vida" y se alejó de nuestra familia. Y de mí. Todo eso estaba volviendo. Ahora no me sentía mal por los pensamientos taboo que tenia. Ella nos dejó, ella me dejó. Después de lo que sentíamos el uno para el otro. Después de tantas provocaciones, insinuaciones, calenturas y demás.
Como forma de "pago", de una vendetta quizás, agarré mi pene, retraí el prepucio y empecé a masturbarme recordando y rememorando todos esos momentos que tan buen efecto placentero me habían producido. Ahora con un plus que era el haber tenido a 2 metros sus calzones. Con tan sólo cerrar los ojos podía imaginarme quizás como tendría su vagina, algo estrecha, con una depilacion que la dejaba suavecita, algunos vellos por encima formando un triángulo; así estuve hasta que los azulejos del baño de su casa quedaron impregnados de mi esperma. Agarré papel higiénico, limpié sin dejar rastros y volví al living con ella. Para mi suerte y para alejar esos pensamientos, se había despertado.
Estaba muy mal, no lucia bien, tenía todo el maquillaje corrido mezclado con lagrimas y simulaba ser una aficionada del Joker, algo así. Me pide que la ayude a enderesarse y que la acompañara al baño. Me iba contando que cuando se sentía depresiva solía bajárle las defensas y no se sentía con voluntad para nada. La acompaño, le abro la puerta y dejo que entre.
Ella: No, vení ayudame, no puedo mantenerme - me decía casi susurrando sin ánimo de hablar
Yo: segura? Tenes que entrar sola, no puedo verte, yo te espero acá afuera por si te pasa algo - le digo ya algo nervioso
Ella: no me dejes sola, por favor, te necesito.
Me termina de convencer y tomo impulso adentrándome con ella en el baño. Algo había en el ambiente, pero no sabía porque ese algo estaba ahí sobrevolando. Mi hermana estaba consciente obvio, con el autoestima muy bajo y su expresión corporal lo transmitía, y mi mera intención era realmente ayudarla a que no le pasara ningún inconveniente, realmente.
Su siguiente paso fue desabrocharse la pollera que tenia 3 botones sobre el lado izquierdo, debajo, para mi sorpresa en conjunto con las medias lucia un portaligas, algo que me encantaba en las mujeres cuando lo llevan puesto, les queda extremadamente sexy. Se corre la tanga con los dedos hacia un costado y con la exclamación de alivio se le sumaba el ruidito de su orina cayendo. Era como escuchar una sinfónica. Mi hermana, yo su hermano, el baño de su casa, volviendo del velatorio de su marido, ella orinando y yo a medio metro sosteniéndola de las piernas viendo su vagina en vivo y en directo.
Yo estaba arrodillado frente a ella, cosa de que no se desvanezca y se venga de cabeza contra la pared. Ahora si podía ver su concha con claridad; estaba depilada al 100%, ni un pelo asomaba por esos labios apretados y no podía dejar de mirarla. Ella se ve que estaba de muy pocos ánimos o estaba haciendo un personaje, porque yo no podía creer que mi hermana la cual no veía desde hacía varios años me dejara estar con ella en el baño mientras meaba y yo poder verle su humanidad como si nada. Era todo muy confuso.
Ella: ya está, llévame a mi cama, por favor - me decía como si fueran las últimas palabras de su vida.
Y aunque hubiese pensado que la historia tomaría un rumbo, no fue así, ahí quedó. La dejé en su habitación tapándola hasta su cuello, le di un beso en la frente y la dejé descansar. Había vivido muchas cosas en este tiempo y jamás me perdonaría a mi mismo abusar de su confianza que teníamos como hermanos. Me fui a mi casa. Ni bien llego chequeo mi celular y tenia un mensaje, era de mi hermana: "gracias por TODO hermanito, te debo una..."
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Continuará...
5 comentarios - Consolando a la viuda / Incesto Hermanos