La trola de mi peluquera y el putito del marido 3

La peluquera me agarró de la mano y nos fuimos al baño, entramos a la ducha, agarro una esponja con jabón y empezó a lavarme, eso me encantó, lavo todo mi cuerpo, mi pija se levantó, la tomo como pajeandola y me pasó su esponja , yo me calenté de nuevo mal, me encantaba el culo bien parado que tenía, le pedí que me la chupe, ella no dudo ni un segundo, y empezó a chuparme la pija, con un amor increíble, adora la pija la morocha, me calentó mucho. La levanté la puse contra la pared, le pedí que se abra bien el culo y empecé a meterle la cabeza, ese orto era increíble, se abría con facilidad, metí la mitad de mi pija y ella entro a gemir, me calentó más escucharla y le empecé a taladrar el orto, no le tuve piedad me la cogí con todo, ella genia y por la forma en la que temblaba pude notar sus orgasmo, no paro de gemir, era divino escucharla, estaba muy caliente su orto se amoldó a mi pija y ya la cogía sin dolor, no pude más y empecé a llenarle el culo de leche, ella pechaba más la cola contra mi pija, sus tetas enormes pegadas a los azulejos de la pared, ella sacando el culo, no deje ni una gota de leche en mis huevos, quedé satisfecho, nos bañamos abrazados y besándonos, salimos del baño y en la puerta estaba el putito esperando para entrar, le dijimos que no había más agua. Agarre la tanguita de la mina y se la puse al marido, ella le dijo que seque bien el baño, le quedaba hermosa esa tanguita con el culo roto y lleno de leche, que hermoso cornudo había Sido, nos fuimos a la cocina me hiso un Fernet y el apareció, estaba paradito con un dolor evidente en el culo pero feliz tenía una sonrisa enorme, lo hice sentarse en mi falda, lo hiso medio de costado porque le dolía, yo le pregunté cómo lo había pasado y me dijo que jamás pensó que fuera tan hermoso, que esperaba que su culo se abra bien para no sentir tanto dolor la próxima vez.
Le pedí que por favor la próxima vez que yo vaya el me espere con tanguita, así lo cogía más rico, que eran mis dos amores, y el me acariciaba el pecho orgulloso del macho que tenía, esa noche termine el Fernet y me fui, los dos me despidieron con un beso.
Pasaron algunos días que no volví, a ella la cruzaba por la calle, al verme paraba más el culo y lo movía hermoso, venía y me daba un beso como amiga, me encantaba verla caminar, un día me dijo que su marido me esperaba ancioso, así que quedamos en vernos esa noche, en casa dije que me iba a un asado y salí, al llegar ella me abrió la puerta, estaba increíble con sus tetas bien paradas y asomando en un escote divino, una pollerita corta y unos botines, era una negra guerrera, el marido apareció con una calza corta tipo de ciclista, una remerita elastizada evidentemente de ella, paro la cola se dió vuelta y tenía una tanguita divina, ahí empezó una hermosa amistad, al tiempo ella me comentó que su hermana estaba mal, vivían muy lejos así que viajaría a verla, yo seguía yendo a la casa y solo me cogía al putito, el se vestía como la mujer, y me confesó que estaba apenado pero se iban a mudar, esa noche nos despedimos y le rompí bien el culo, así quedaba de recuerdo, nunca más los volví a ver, y la verdad acá hace mucha falta otra peluqueria

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