Aislado Entre Mujeres [38].

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Aislado Entre Mujeres [38].


Capítulo 38.

Un lío detrás de otro.

―Em… Brenda… ¡qué sorpresa! ―dije, mirando hacia el interior de la habitación.
Fue un movimiento poco sutil, pero efectivo, con esto le comuniqué a Pilar que estábamos metidos en un lío. En uno bien grande. Mi hermana saltó de la cama y arrojó los consoladores dentro de cajones, luego se puso una remera vieja y estirada que por lo general usa para dormir. Su atuendo no era muy diferente al de la misma Brenda, incluso podía ver su concha asomando de la misma manera. La principal diferencia radica en el tamaño de las tetas, las de Brenda apenas son pequeñas lomas y sus pezones se marcan en la tela. Lo de Pilar es un efecto mucho más… pornografíco. Sus grandes tetas estiran la tela de la remera hasta su límite e intentan escapar por el amplio escote en V. 
Pilar se apresuró y asomó la cabeza para ver a la novia de Gisela.
―¡Ay! Brenda ―dijo, tan temerosa como yo―. Em… no pienses nada raro de esto ―señaló mi verga erecta―. Este… em… ¿querés pasar a mi pieza? Así te explicamos todo. 
No sabía qué tenía en mente Pilar, pero la mejor idea era llevar la situación a un ambiente controlado donde pudieramos conversar sin que nadie más se entrometiera. La situación de por sí ya era complicada, no necesitábamos complicarla más.  
Brenda no parecía muy entusiasmada por entrar, sus ojos saltaban desde mi verga hasta la entrepierna de mi hermana que se asomaba por debajo de la remera. 
―Pasá ―insistió Pilar―, así de paso me contás qué tal la estás pasando con Gisela.
A Brenda no le quedó más alternativa que entrar a la pieza porque Pilar la tomó del brazo y prácticamente la arrastró. 
Entré con ellas y cerré la puerta apoyando mi espalda. Me aparté rápidamente de ahí porque no quería que Brenda se sintiera acorralada. 
―No hace falta que me expliquen nada ―dijo la chica.
―Igual lo vamos a hacer, no queremos que haya un malentendido ―dijo Pilar, mientras se sentaba en la cama―. Sé que esto te parecerá muy raro, en especial si lo sacás de contexto; pero… em… en esta casa nos acostumbramos a andar sin ropa. Cuando vos llegaste tuvimos que adaptarnos y… como verás, a veces podemos cometer errores, por la costumbre.
―Así es ―dije―, salí de la pieza así por la costumbre de andar sin ropa.
―Acaso… ¿son nudistas? ―Preguntó Brenda, confundida.
―Algo así. Es medio largo de explicar ―dijo Pilar.
―Si hablás con Gisela, te va a explicar todo ―se me ocurrió decir―. Te sugiero que lo charles con ella, porque le tenés más confianza.
Este era un burdo intento de sacarnos de encima la responsabilidad. Además me dio miedo que Pilar se fuera de boca. Sé que es discreta, pero está más nerviosa que yo… y eso le puede jugar en contra. 
―Exacto, Gisela te va a explicar todo ―siguió Pilar―. Y hablando de ella… se nota que la están pasando bien. Hasta acá llegan los ruidos.
―Ay, perdón por eso… no es mi intención incomodarlos.
―Quedate tranquila, nena ―Pilar mostró una sonrisa muy simpática―, en cuanto a la incomodidad… ya estamos a mano ¿no es cierto?
―Em… creo que sí ―de nuevo la mirada de Brenda escudriñó mi verga y la concha de Pilar, que estaba completamente a la vista―. Podemos hacer de cuenta que esto nunca pasó. Qué les parece?
―Perfecto ―dijo Pilar, sin borrar su sonrisa―. Y nosotros hacemos de cuenta que no escuchamos ningún ruido raro proveniente del cuarto de Gisela.
Brenda mostró una sonrisa incómoda y luego salió disparada fuera del cuarto. No me dio tiempo a decirle nada.
―Esto salió mejor de lo que pensaba ―dije.
―No seas boludo, Nahuel ―dijo Pilar―. ¿No te das cuenta que Brenda salió corriendo solo porque no quiere hablar de esto? Es obvio que para ella el asunto no se terminó. Va a estar pensando qué pasó… y podría ser peligroso que lo comente con alguien que no sea de esta casa.
―Mmm… sí, tenés razón.
―Tenemos que hacer algo.
―Dejá, yo me encargo. Voy a hablar con Gisela. Sé que si le explico el asunto, ella nos va a ayudar.
―¿Gisela? Estás seguro? ¿Cómo se lo vas a explicar?
Caí en la cuenta de que Pilar no tiene idea de las intensas charlas que tuve con Gisela, y no quería seguir metiendo la pata.
―Nos va a ayudar porque va a entender que si no lo hace la cosa se puede poner peor. Y ya sabés cómo es Gisela…
―Sí, en eso tenés razón. Sería arrinconarla; pero… creo que no tenemos otra alternativa. Qué lástima que haya pasado esto. Ahora se me fueron las ganas de seguir pajeándome. Tan bien que la estaba pasando.
―Al menos te animaste a meterte el vibrador por el culo ―dije―. Esta misma noche, cuando estés sola, podés volver a intentar.
―Sí, lo más seguro es que lo voy a hacer. Gracias, Nahuel. Me ayudaste un montón. Sos mi hermano favorito.
―Soy tu único hermano.
―Lo sé, pero podrías ser mi único hermano sin ser mi favorito ―me mostró una radiante sonrisa. 
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Un par de horas más tarde intercepté a Gisela cuando salía del baño. Prácticamente la empujé para que entrara al cuarto de Pilar. Cerré la puerta detrás de nosotros y me apoyé sobre ella. Gisela estaba envuelta en una toalla blanca que no llegaba a cubrir toda su anatomía. Cuando se dio cuenta de que estábamos los dos solos, se la quitó. Todavía me causa un fuerte impacto ver desnuda a esta mujer, por supuesto mis ojos visitaron sus tetas para luego llegar a su lampiño pubis, me quedé unos segundos en la parte baja de su cuerpo, deleitándome con la forma de sus labios vaginales. 
―¿Qué pasa, Nahuel? ―Preguntó mientras se sentaba en la cama.
―Necesito hablar con vos de algo… urgente. 
―¿Pasó algo malo?
―Em… sí, pero no te asustes. Tampoco es algo tan grave. Tiene solución… supongo. 
―¿De qué se trata? ―Parecía calmada, aunque noté que el tema le intrigaba.
―Tiene que ver con Brenda. Hace un rato me sorprendió saliendo de este mismo cuarto.
―¿Ajá y eso qué tiene de malo?
―Lo que pasa es que yo estaba… em… desnudo ―Gisela abrió grandes sus ojos―. No lo hice a propósito, te lo juro. Y lo peor de todo… es que… em… en ese momento… yo… este… ¿Cómo te lo explico?
―Hablá de una vez, Nahuel.
―Yo tenía la verga dura.
―Y por qué saliste del cuarto de Pilar desnudo y con la verga dura?
―Eso es justamente lo que preguntó Brenda. 
―Y sí… me imagino… ¿Le diste alguna respuesta?
―Pilar y yo hablamos con ella. Le explicamos que… em… esto no te va a gustar nada, pero tenés que entender que no teníamos otra alternativa. Le explicamos que nosotros, nuestra familia, a veces… em… practicamos el nudismo. 
―Ay dios… ―se llevó las manos a la cabeza.
―No es tan serio, si te lo ponés a pensar. Peor hubiera sido que supiera la verdad.
―¿Y cuál es la verdad, Nahuel?
Me di cuenta de que me había arrinconado solo, como buen imbécil que soy.
―Em… ya sabés… no te enojes conmigo, vos sabés de lo que te hablo.
―No, no sé de lo que me hablás.
―Sí sabés. Nosotros hicimos cosas… con las fotos para Celeste… y…
―¿Hiciste cosas similares con Pilar? ―en su cara vi una expresión que era una mezcla de asombro y miedo.
―Más o menos… a ver, yo sé que está mal; pero… con Pilar tuve charlas muy lindas, como las que tuve con vos. Ella me comentó que…
―No hace falta que me expliques todo, Nahuel. Sé que yo hice cosas indebidas con vos, no quiero que te avergüences más de lo que ya está. En otro momento me explicás lo que pasó con Pilar. Ahora necesito saber qué pasó con Brenda. 
―Em… bueno. Brenda no pareció del todo convencida, creo que sospecha que pasó algo raro entre Pilar y yo. 
―Eso es preocupante.
―Sí, lo es. Por eso te lo quería contar… para que hagas algo. Le dije a Brenda que si te preguntaba a vos, ibas a corroborar mi versión sobre el nudismo familiar. Le expliqué que no es nada del otro mundo, solo que nos acostumbramos a andar sin ropa en la casa. Especialmente porque la mayoría son mujeres.
―Bueno, en cierta forma eso es lo que pasó… aunque me imagino que evitaste los detalles más escabrosos.
―Solo le dije eso. Vos podés darle los detalles que creas convenientes. 
―Mirá que te gusta meterte en quilombos, Nahuel. Y ahora tengo que ver cómo hago para que esta chica me crea.
―No creo que le cueste mucho creerte, no después de la charla que tuvo con mamá.
―Vos qué sabés de eso? Mamá te contó algo?
―No fue necesario, yo estaba en la pieza de mamá cuando Brenda entró ―una vez más los ojos de Gisela se abrieron al máximo―. No te asustes. Brenda no me vio, me escondí en el baño. Pero sí escuché toda la conversación… y sé que vos mandaste a Brenda casi desnuda a la pieza de mamá… y no lo hiciste con buenas intenciones.
No quería decirle a Gisela “No te hagas la santa”, porque de todas mis hermanas quizás ella sea la más santa… pero también tiene sus falencias.
―¿Te molesta que haya hecho eso? ―Preguntó.
―No sé… creo que sí. Esto lo estás haciendo para vengarte de mamá? Acaso buscás que se haga muy amiga de Brenda para después… no sé, ¿romperle el corazón?
―No, Nahuel. Jamás haría una cosa así, y mucho menos con mi madre. Nunca usaría a Brenda de esa manera. Solo estoy intentando que mamá admita su gusto por las mujeres. A Brenda y a mí nos pareció buena idea… em… hacerla caer en la tentación. Pero no pretendo lastimarla, ni tampoco quiero que se haga ilusiones falsas con Brenda. De hecho, pensaba pedirte ayuda a vos.
―¿Con qué?
―Vos tenés una buena relación con mamá. Me imaginé que si ella le va a confesar a alguien que le gustan las mujeres, ese alguien vas a ser vos. Yo te ayudo a arreglar el quilombo que se armó con Brenda, y vos me ayudás con lo de mamá. Trato hecho?
―Depende… prometeme que no querés lastimar a mamá.
―Te lo prometo.
―Entonces sí, trato hecho… pero si en algún momento veo que mamá está sufriendo, voy a intervenir. 
―Está bien, lo entiendo. De verdad que no quiero lastimarla. No soy rencorosa. Solo lo vi como una forma de… de comprar mi propia libertad. Si mamá reconoce que le gustan las mujeres, entonces me va a dejar vivir en paz, con la mujer que yo elija.
―¿Y esa mujer es Brenda? ―Pregunté―. O sea, ¿qué tan en serio va el asunto con ella?
―Va todo lo serio que puede ir la calentura entre dos mujeres que están empezando a explorar su sexualidad. Las dos somos conscientes de que esto se va a terminar, tarde o temprano. Nos queremos un montón, pero quizás no de la forma en que deberían quererse dos personas en una pareja estable. Aunque en la cama sí que nos entendemos muy bien.
―Sí, eso se nota. Las paredes vibran cuando ustedes se ponen a garchar.
―¿Se escucha mucho?
―Demasiado. Mamá tiene miedo de que nos denuncien los vecinos. Se nota que a Brenda le gusta gemir.
―Sí, ella dice que se excita mucho haciéndolo. Le sale muy natural. Y a mí me excita que lo haga, así que… Hey, se me ocurre una idea para que Brenda vea que en esta familia las cosas no son muy normales…
―Justamente eso es lo que me preocupa ―aseguré―. Si descubre ciertas cosas que pasaron… em… va a pensar que estamos locos, no va a querer volver más a esta casa.
―Todo depende de cómo se le presente la información ―dijo Gisela, con una sonrisa cargada de picardía―. Tengo una idea. Vení a verme a mi pieza dentro de… em… veinte minutos. Y no te molestes en golpear. Vos entrá y listo… esa parte es muy importante. Que no se te olvide.  
Antes de que yo pudiera preguntarle acerca de su idea, Gisela se puso de pie y salió de la pieza llevándose la toalla en una mano. Ni siquiera se molestó en cubrirse. 

----------

Fueron veinte minutos eternos en los que me pasé cada segundo mirando el reloj en mi celular. 
Cuando por fin se cumplió el tiempo, me acerqué al cuarto de mi hermana. 
Entré sin golpear, tal y como me pidió Gisela. Me imaginé que me encontraría con un escenario solo apto para mayores de dieciocho; lo que no pensé es que sería tan explícito.
Brenda estaba acostada boca arriba, completamente desnuda, con las piernas bien abiertas. Tenía las rodillas a la altura de su propia cabeza y Gisela estaba dándole una chupada de concha monumental, de esas dignas de una buena película porno. 
Al verme, Brenda soltó un agudo “Ay!”, e instintivamente se tapó las tetas con ambas manos. 
―¿Acaso en esta casa nadie llama a la puerta antes de entrar? ¿Qué querés, Nahuel? ―Preguntó Gisela. 
Eso me dejó descolocado, porque en realidad yo no había preparado ninguna excusa. Me limité a cumplir sus órdenes.
―Eh… este… em… yo… quería hablar con vos sobre una cosa… em… perdón, no sabía que estaba Brenda. No la vi entrar.
Brenda agarró una sábana y cubrió su desnudez lo mejor que pudo, aunque una de sus tetas quedó a la vista. En ese momento caí en la cuenta de que Gisela también estaba prácticamente desnuda, sus grandes tetas colgaban y solo tenía puesta una diminuta tanga blanca. 
―Está bien, pasá ―dijo mi hermana mayor―. Ya que viniste voy a aprovechar para hablar con vos sobre un incidente… Brenda me contó que te vio en una situación un tanto extraña.
―Ah… em… intenté explicarle lo que pasó.  
―Sí, pero todavía no le quedó muy claro. Vení, sentate acá ―dio dos golpecitos en el colchón.
Cerré la puerta y me acerqué a la cama.
―¿Tenemos que hablarlo ahora? ―Preguntó Brenda, mirándome con las mejillas muy rojas.
―Me parece que es el mejor momento para hacerlo ―dijo Gisela.
―Pero… estamos desnudas.
―Justamente por eso. Quizás te cueste entenderlo, pero a mí no me molesta que mi hermano me vea desnuda ―me senté a su lado en la cama, tuve que esforzarme mucho para no quedarme mirando sus tetas… ni las de Brenda―. Se podría decir que en esta casa tenemos normas de convivencia totalmente opuestas a las de tu casa. Tu mamá ni siquiera te deja andar en ropa interior, aunque en tu casa viven tres mujeres… a mí me cuesta entender eso.
Me dio la impresión de que Gisela estaba exagerando un poco para manipular a Brenda. Al fin y al cabo a mi hermana mayor le costó mucho soltarse. De todas las mujeres de la casa, ella es la que menos veces se mostró sin ropa delante de las demás.  
―Y a mí me cuesta entender cómo hacés para estar tan tranquila frente a tu hermano… en tetas ―Brenda parecía agitada… y excitada, pero no molesta.
―Sé que es difícil procesarlo para vos, pero, como te explicó Sabrina, tu psicóloga, fuiste criada en un ambiente poco convencional. Tu mamá es demasiado severa.
―Así es… y tu mamá es todo lo contrario.
―Aunque te cueste creerlo ―dije―, mi mamá no fue siempre así. Antes era más como tu mamá, no le gustaba que mis hermanas anduvieran sin ropa si yo andaba cerca.
―Exacto ―dijo Gisela―, y eso siempre fue un inconveniente. ¿Te imaginás lo difícil que es vivir en una casa con tantas mujeres y cuidarse de que el único varón nunca vea una teta?
―No debe ser nada fácil.
―No lo es ―continuó mi hermana―. Antes había situaciones incómodas casi todos los días, pero con el tiempo esas situaciones incómodas se fueron convirtiendo en rutina y… pudimos adaptarnos. La ropa no es una obligación en esta casa. Sí, sí… ya sé que te va a costar un montón entenderlo, pero… así son las cosas. 
―De todas formas todavía no entiendo por qué Nahuel… em… tenía una erección.
―Uy, Brenda ―Gisela puso los ojos en blanco―. ¿Cómo tenés la concha ahora mismo? Eh? Toda mojada… igual que yo. Pero nosotras somos mujeres… podemos disimular mejor si nos excitamos… bueno, Nahuel no puede disimular, menos si está desnudo. 
―Sí, sí… ya sé, pero… no sé, se me hace raro… estaba con una de sus hermanas…
―Y seguramente Pilar estaba sin ropa ―dijo Gisela, con tono maternal―. Nahuel es un chico joven, se le va a poner dura la verga de solo ver una teta, sea de quién sea. 
Ese discurso me sonaba muy claro, parecía como si Macarena hubiera suplantado a Gisela. 
―Entonces… lo de la erección fue un accidente? ―Preguntó Brenda. 
―Sí ―respondí―. No fue mi intención. A veces me pasa y no puedo controlarlo…
―Eso es algo con lo que nosotras aprendimos a convivir ―dijo Gisela―. Es inevitable que a Nahuel se le pare la verga de vez en cuando. Al principio mi mamá se escandalizaba mucho… y a mí me ponía muy incómoda; pero…
―Con el tiempo se acostumbraron ―completó Brenda.
―Exacto. Así como vos podrías acostumbrarte a llevar tu sexualidad con más libertad. Acaso no es eso lo que buscás? Sabrina te está ayudando a vivir el sexo sin acomplejarte tanto.
―Lo sé… y lo intento, te juro que lo intento ―dijo Brenda, sin darse cuenta, dejó al descubierto la otra teta―. Pero me cuesta un montón. Mi mamá me llenó la cabeza de complejos. Si no fuera por vos y por Sabrina, yo seguiría sintiéndome culpable hasta por hacerme una pa… ―se detuvo en seco y me miró como si yo hubiera entrado a la habitación en ese preciso momento.
―¿Una paja? Podés decirlo tranquila ―aseguró Gisela―. Sé que podés, Brenda ―Le acarició una pierna―. Sabés por qué estoy tan segura? Porque yo era más temerosa que vos con los temas sexuales, hasta que… bueno, vos ya sabés qué pasó. 
―Sí, lo sé… y yo también tuve un punto de quiebre importante… cuando hicimos eso con Augusto ―me miró a los ojos un segundo―. Cuando le chupamos la verga. Fue lindo. Aprendí mucho con vos.
―Y de eso se trata todo esto ―dijo Gisela con una sonrisa seductora―. Nahuel estaba preparado para salir al mundo y conocer mujeres, pero… llegó esta pandemia de mierda y como mi mamá es mega paranoica, no nos deja salir ni a la esquina. Eso llevó a que… no pienses nada raro… yo tuve varias charlas con mi hermano sobre sexo. Intento que se sienta más cómodo al tratar con mujeres… como a vos, cuando te enseñé a estar más cómoda con hombres. 
―¿Y Pilar hace lo mismo?
―Algo así. Creo que todas intentamos ayudar un poco a Nahuel en esta situación. Seguramente estaba teniendo una charla sobre sexo con Pilar y… bueno, se le puso dura la verga. Quizás salió de la pieza con la idea de hacerse una paja en el baño… y justo se cruzó con vos. ¿Sabés lo difícil que es para Nahuel encontrar un lugar en esta casa donde pueda hacerse la paja tranquilo? 
―Es cierto ―dije, no me daba vergüenza hablar de mis prácticas masturbatorias después de todos los papelones que pasé con Brenda―. En especial teniendo en cuenta que mi pieza está ocupada por mi prima. 
―¿O sea que vos no tenés pieza propia? ―Preguntó Brenda.
―No, no tiene ―respondió Gisela―. Por eso nos apiadamos de él y no le criticamos nada cuando lo vemos por ahí con la pija dura. Es el único hombre de la casa, vive rodeado de conchas… ¿Viste a mi tía Cristela? ¿Te fijaste en el cuerpazo que tiene? ¿Qué pensás que le pasa a un pibe de dieciocho años que ve una tía así desnuda en su propia casa?
―Se le pone dura ―dijo Brenda, con una sonrisa―. Viéndolo de esa forma, tiene sentido. Esto es un mundo raro para mí, porque vengo de una casa con reglas muy estrictas; pero… ustedes aprendieron a vivir de otra manera. 
―Es que si no aprendíamos a vivir de esa manera, íbamos a terminar matándonos. Además, desde que empecé a tener esas charlas sobre sexo con mi hermano, nos hicimos más amigos que nunca. Y a mí también me sirvió un montón, para luchar contra mis propios miedos y prejuicios.
―Me da ternura saber eso ―aseguró Brenda―. El te vio desnuda alguna vez? Me refiero a… completamente desnuda… sin nada.
Gisela sonrió con picardía, se puso de pie por un instante y se quitó la tanga, exponiendo su hermosa concha completamente depilada. 
―¿Esto responde tu pregunta?
―Sí ―Brenda soltó una carcajada―. Veo que ya te sentís cómoda estando desnuda frente a él.
―Al principio me costó un montón, no quería ni que me viera con una blusa escotada. Esto se fue dando de a poco, a lo largo de muchos días. En fin, ya sabés cómo se dio esto, ahora solo me queda una cosa por decir: Brenda, sos mía. 
―Ay, no… no me hagas esto. Ahora no… ―protestó ella.
―Brenda, sos mía ―repitió Gisela―, y vas a hacer todo lo que yo te pida. Sin discutir. Sacá la sábana…
―Ay…
A pesar de su protesta, Brenda obedeció. Apartó la sábana a un lado y quedó completamente desnuda. 
―Abrí bien las piernas ―le pidió Gisela, y ella lo hizo―. Abrite la concha con los dedos ―Brenda volvió a obedecer. Sus mejillas estaban muy rojas y hacía todo lo posible por evitar el contacto visual conmigo.
―¿Qué es todo esto? ―Pregunté. 
―Esto es lo que hacemos Brenda y yo ―respondió mi hermana―. Ella me pertenece, y tiene que obedecerme. 
―¿Esto tiene que ver con el juego de Celeste? 
―Algo así… pero este es mi juego con Brenda. Hace poco hice que visitara a mamá en su pieza estando casi desnuda.
―¿Y ella obedeció? ―Pregunté, a pesar de que ya sabía la respuesta.
―Sí, al pie de la letra.
Ahora entiendo por qué Brenda se comportó de esa manera con mi mamá. Si realmente hace caso a Gisela sin cuestionarla, entonces mi hermana mayor puede hacer prácticamente lo que quiera con ella. Nunca imaginé a Gisela en esta fase tan dominante, pero debo reconocer que le sale muy natural. Como si dentro de ella estuviera escondida una mujer mucho más dura y decidida.
―Ahora te vas a poner de rodillas en el piso ―le pidió a Brenda, y ésta hizo caso. Su cara estaba petrificada en una mueca que mezclaba vergüenza con excitación. Estaba realmente preciosa―. Vos, Nahuel… de pie delante de ella.
―¿Qué? 
―Sí, ya me escuchaste. Parate frente a Brenda.
―¿Qué pensás hacer? ―Pregunté.
―Nada que ella no esté dispuesta a hacer. Y por más que se muera de vergüenza, sé que quiere hacerlo. La conozco.
Me puse de pie frente a Brenda y al instante Gisela se paró detrás de mí. Apoyó sus grandes tetas en mi espalda, bajó mi pantalón y agarró mi verga con su mano derecha. Comenzó a masturbarme lentamente, ante la mirada estupefacta de su amiga (o novia). 
―Abrí la boca ―espetó Gisela con tono autoritario.
Brenda dudó durante unos segundos, creí que no se animaría… hasta temí que pudiera enojarse, sin embargo, abrió grande la boca.
―Ahora te la vas a tragar… toda. Y la vas a chupar hasta dejarla bien dura.
Eso no sería difícil, porque con el manoseo de Gisela y… uf! ¡Se la tragó toda! No lo puedo creer. Realmente lo hizo. Brenda se tragó mi verga y me miró con los ojos de ángel inocente. Pude sentir cómo mi verga se iba poniendo cada vez más rígida.
―Dale, chupá con ganas… ya sé muy bien que te encanta comer pijas grandes. ¿Viste, Nahuel? Al final no tenías que esperar a que termine la cuarentena para tener a una linda putita comiéndote la pija. 
―Em… eso parece ―dije. Yo estaba muy nervioso, a pesar de eso, estaba disfrutando del momento.
―¿Qué tal lo hace? ―Preguntó Gisela―. ¿Es buena petera?
―Em… este… 
―No tengas miedo, Nahuel ―dijo mi hermana, sentí cómo sus tetas se pegaban aún más a mi espalda y su mano acariciaba mis testículos―. Por más que veas a Brenda tan tímida e inocente, a ella le encanta que halaguen sus petes. Ahora está esperando a que vos se lo digas… eso la va a hacer sentir bien. Te repito la pregunta. ¿Te la está chupando bien?
―Sí ―dije, con un nudo en la garganta. Brenda la estaba tragando como una campeona. Me sorprendió que pudiera contener tanta verga dentro de su pequeña boca―. Lo está haciendo muy bien. Es muy buena.
―Gracias ―dijo Brenda, con una sonrisa. Luego volvió a tragar la pija.
Eso me tranquilizó mucho. El juego descrito por Gisela es real. Brenda acepta ser parte de esta locura. Obedece sin chistar y a pesar de que es vergonzosa, se nota que lo está disfrutando. Al ver esto me animé un poco más. Empecé a mover mi cadera provocando que la pija se clavara más adentro de la boca de Brenda.
―Eso, dale así… a ella le gusta tener la boca llena de verga. ―Las frases incentivadoras de Gisela eran realmente potentes. 
Me pregunté qué estará pasando por la mente de Brenda. ¿Qué pensará de todo esto? Cómo va a procesar que mi propia hermana me esté agarrando la verga para dársela a ella? No puedo saber nada de eso, ni es el momento para preguntárselo; sin embargo, algún día me gustaría hablar con ella sobre esto. 
No puedo asegurar que Brenda me guste como mujer. Es atractiva, sí… y me calienta un montón; pero… es la novia de Gisela. Es como si hubiera una traba dentro de mi cerebro que me impide encariñarme demasiado con Brenda, para no traicionar a mi hermana… aunque debo admitir que esa traba es bastante endeble… en especial ahora, que Brenda se está esmerando mucho en la chupada de pija. 
―Te sugiero que dejes un poco de lugar ―dijo Gisela―, a mi hermano le sale mucha leche y si se la chupás así, en cualquier momento lo vas a hacer acabar.
―¿Ya lo viste acabar? ―Preguntó Brenda, sorprendida. Luego volvió a tragar la verga.
―No te voy a mentir. Sí lo vi acabar. ¿Te falta mucho, Nahuel?
―Más o menos… no estoy seguro.
―Me encantaría ver cómo le llenás la cara de leche a Brenda, pero se me ocurre algo más… interesante. Vení… ―Gisela se acostó boca arriba en la cama―. Quiero que me acabes en las tetas.
―¿Qué? ¿Estás segura? ―No podía creer que me estuviera pidiendo esto teniendo en cuenta que no estábamos solos.
―Tu hermano tiene razón, Gise. No te parece que esto es pasarse un poco?
―Lo que me parece es que vos estás cuestionando mi autoridad.
―No, amor… nunca haría eso ―Brenda se disculpó al instante―. Solo lo digo porque puede ser incómodo para vos, pero sé que lo hacés por mí.
―Así es… se muy bien cómo te gusta chuparme las tetas cuando me las llenan de leche. Y te vas a dar el gusto.
―Gracias, te quiero mucho ―Brenda le dio un apasionado beso en la boca.
Y qué puedo decir de mí? Soy un pajero. No tengo otra excusa. Si Gisela está de acuerdo, yo le voy a acabar en las tetas… y lo voy a disfrutar.
Me coloqué de rodillas en la cama y comencé a masturbarme con la pija apuntando a sus pechos.
―Ayudalo, Brenda ―pidió Gisela.
Una vez más, su novia obedeció, cruzó por encima del cuerpo de Gisela y se tragó mi verga otra vez. La chupó mientras yo me masturbaba.
―Acordate de lo que te expliqué ―dijo mi hermana―. Chupale la punta de la pija, así lo vas a hacer acabar más rápido.
Brenda lo hizo. Su lengua se volvió loca contra mi glande. Yo empecé a masturbarme más fuerte. Me sacudí la pija todo lo que pude hasta que, por fin, sentí como el semen se preparaba para salir. En ese momento aparté a Brenda con gentileza y dejé salir toda la leche.
Fue un desastre.
No tenía planeado que el semen saltara de esa manera.
Hubo varios lechazos que terminaron en las tetas de Gisela, esos fueron los mejores, pero también hubo otros que no pude controlar muy bien y terminaron cayendo sobre su mejilla… o peor aún, sobre su boca. Brenda miró toda la escena anonadada, estaba viendo como un pibe le llenaba la cara de leche a su hermana. Si después de esto no nos denuncia, entonces nunca lo va hacer.
Creí que esta escabrosa escena ahuyentaría a Brenda. Evidentemente no conozco a esta chica tan bien como me imaginaba. Ella se lanzó a chupar las tetas de Gise y con su lengua fue limpiando todo el semen. También dio fuertes chupones a los pezones. 
―Te enlecharon la cara, mi amor ―dijo mientras lamía.
―No pasa nada. No es el primer accidente de Nahuel que termina de esta manera.
―Definitivamente me vas a tener que explicar muchas cosas.
―Y lo voy a hacer… a su debido tiempo. Pero quedate tranquila que a mí no me molesta, solo quiero que vos disfrutes.
Unieron sus bocas en un apasionado beso… y hubo semen de por medio. A ver, basta analizar la escena un poquito para darse cuenta de que Gisela también terminó tragando mi semen, y estoy seguro de que Brenda lo notó. Porque la leche pasó de una lengua a la otra, ida y vuelta. 
Yo seguí masturbándome y cuando sentí que venía una segunda descarga, hice lo que el instinto me pidió: acerqué mi verga a esas bocas y eyaculé otra vez.
Esta segunda tanda de semen fue más inapropiada que la anterior, porque ahora sí, buena parte de la leche cayó directamente entre los labios de Gisela y ella no se detuvo en ningún momento, siguió entrelazando su lengua a la de su novia… y las dos tragaron una buena cantidad de semen. 
Brenda aprovechó el momento para darle algunos chupones a mi glande, lo cual agradecí mucho, llegaron en el instante justo, cuando mi verga necesitaba dejar salir las últimas gotas, las cuales, por supuesto, ella se tragó.
Admito que mi hermana mayor está muy loca, y su locura no se parece mucho a la de Macarena… me da un poco de miedo de que Gisela no sepa controlarse cuando deba hacerlo. ¿Y si habla de más con Brenda? ¿Acaso piensa contarle que yo la penetré? Me estremezco de solo pensar en eso. 
De todas maneras, por ahora, me puedo quedar tranquilo. Da la impresión de que evité el problema que generé al salir de la pieza de Pilar desnudo… pero al mismo tiempo me queda la incómoda sensación de haberme metido en un quilombo mucho mayor. Ahora Brenda sabe que la situación con mi familia no es normal. Me pregunto cómo se adaptará a esto… si es que logra adaptarse.
Solo el tiempo lo dirá.


10 comentarios - Aislado Entre Mujeres [38].

dellinspiron67 +1
+10 Sumamente excitante y atrapante... Gracias por compartir con nosotros hermosa!!
LaGarraAsesina +1
amo tus relatos Nokomi
Manoloca68 +1
Cuando subes el siguiente capitulo de Mili?
LaGarraAsesina +1
@Manoloca68 probablemente hoy
Manoloca68
@LaGarraAsesina gracias
ptolomeo2 +1
cuanto morbo me encantan tus relatos.
calenton76 +1
Que bueno que sigas escribiendo buenísimo van puntos
Kelebra9999
Ya te extrañaba valio casa minuto la espera perfecto el capitulo mil Gracias
JRider3
Buenísimo. De 10 👏👏