Crónicas de un a infiel, raquel y el conserje

Desde donde estoy recargada puedo ver por entre las cortinas a mi esposo, procuro no moverme mucho para no llamar su atención, pero me es bastante difícil, ya que las fuertes embestidas que me esta dando ramón, el conserje, se hacen cada vez mas y mas constantes, su enorme pedazo de carne se pone mas y mas caliente, esta tan duro, que pareciera que me están metiendo un pedazo de metal, su pelvis choca contra mis nalgas con tal fuerza, que prácticamente me levantan unos centímetros del suelo, pero sus fuertes manos me tienen bien agarrada por mis caderas y evitan que caiga, en ocasiones cierro mis ojos unos instantes y me dejo llevar, pero rápidamente los vuelvo a abrir, para ver si mi esposo no viene, no quiero ni pensar en lo que sucedería si me ve así, empinada con el vestido arremangado, las pantaletas hasta las rodillas y ramón detrás de mi, metiéndome su enorme verga, seguramente provocaría el divorcio, pero para que arriesgarme, prefiero seguir así, visitando a mis amantes a escondidas, y es que ramón me vuelve loca, su vigor, su gran pedazo de carne, y la forma en que me trata, me llevan al cielo, parece imparable, sus manos me han comenzado a sujetar mas fuerte, y se que eso solo significa una cosa, que esta a punto de venirse, comienzo a mover mis caderas tratando de acompañar sus embestidas, pero me es casi imposible, me lo hace con tal fuerza que solo logro que mis nalgas brinquen, hasta que de un momento a otro, se queda quieto unos instantes y comienzo a sentir, como mi vagina se llena de su caliente semen, me recargo sobre el marco de la ventana y me quedo igual, quieta, para que el pueda terminar a gusto, siento como la sangre se me agolpa en el rostro, seguramente estoy ruborizada, que pena, que pensara ramón, que soy una puta, siento como la verga de ramón se va haciendo mas pequeña y al fin sale de mi vagina, volteo a verlo y le pregunto,

- ¿te gusto cariño?

- claro mi puta, esas nalgas tuyas son la gloria, lastima que el idiota de tu marido no nos deje estar mas tiempo,

Volteo hacia la ventana y veo que mi esposo ya esta a mitad del patio, cálculo que en lo que sube tardara como tres minutos, así que le dijo a ramón que se vaya,

- ya viene mi esposo ramón, toma tu herramienta y vete,

Ramón comienza a recoger sus cosas y yo voy a abrir la puerta y me salgo al pasillo, pero de pronto recuerdo, mis pantaletas, siento un escalofrió recorrer mi espalda, de seguro se quedaron en el suelo, pero ya es tarde, mi esposo ya esta en las escaleras de abajo, y ramón viene ya casi de salida,

- Raquel, ¿ya termino ramón?

Procuro no poner mucho énfasis en la contestación y solo le digo,

- creo que ya, no estoy segura,

Mi esposo entra al departamento y ramón ya viene de salida,

- ¿terminaste ramón?

- si señor, ya quedo la tubería, era algo sencillo,

- bien ramón, gracias,

Ramón sale y pasa a mi lado y se despide con un simple,

- permiso señora Raquel,

Rápidamente entro de nuevo y voy a la recamara y recorro discretamente el suelo y no veo mis pantaletas, seguramente ramón las tomo, eso me tranquiliza, vuelvo a la sala y mi esposo ya esta destapando una cerveza y se sienta a ver televisión, eso me dice que no sospecha nada, así que me voy a la recamara y me recuesto, recordando como minutos antes ramón me hacían tan feliz.

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