Sak Yant - Episodio 6 | Ritual

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Mi mente no estaba funcionando normalmente y no sabía realmente si todo esto era un sueño, una alucinación o vaya uno a saber qué cosa. Sé que sin sentir miedo intuía que en ese momento iba a tener que pagar de alguna manera todo el placer que había sentido o despertar y descubrir la verdad de aquella tan extraña experiencia. El color naranja invadía el aire, las paredes adornadas y los ojos de Elizabeth que parecía estar en trance mirando hacia la nada mientras cubría su cuerpo de un aceite que dijo era especial para la ocasión. Yo estaba atado y mis piernas ardían como si me estuviera desgarrando, al igual que mis muñecas, donde también ella había tirado aquel líquido sanguinolento. Leí las palabras escritas en el techo "Beth la magia está en tus pieles" y sentí pesados mis párpados pero los abrí más que nunca. No sabía lo que estaba por pasar y a pesar de sólo haber sentido placer sexual hasta ahí, en el fondo de mi ser tenía la certeza de que algo iba a cambiar en ese mismo momento. Eli salió de la habitación por unos minutos y volvió con una bata naranja con capucha puesta y una jarra con más de aquel líquido rojo. Agarró el objeto violáceo de forma fálica y lo baño con el contenido del recipiente mientras que lo que quedó se lo tiró en su cuerpo. Del fondo de la jarra sacó una pastilla y me la dio en la boca, la que tragué sin poder decidirlo, casi sin sentir un ápice de voluntad. Al principio sentí sabor a sangre en mi boca y luego un ardor extremo en mi pene, como quemaduras por el sol o con agua hirviendo. El dolor era cada vez más grande pero aunque abrí la boca no podía gritar. Se me entrecerraron los ojos mientras la vi a ella pasar el dedo por su celular y sentarse arriba del coso ese violeta clavándoselo como si fuera a cabalgarlo. Me desmayé y pasé a otro plano.

Antes dudaba de estar en un sueño adentro de otro pero ahora ya ni sabía cuál era la verdadera realidad y qué especie de experiencia estaba viviendo. Parecía estar en la habitación de Elizabeth pero los colores estaban invertidos: lo violeta era naranja y lo naranja era violeta. Yo seguía atado pero con cuerdas de un fuego flameante rojo y amarillo. Sentía mucho el calor pero nada de dolor. Ella estaba sentada en la cama moviéndose gozando arriba de esa especie de consolador de cristal violeta que era lo único que mantenía su color original y que proyectaba una luz violácea sobre todo el ambiente. Al subir y bajar el cuerpo de Beth la luz aparecía y desaparecía, aumentaba y se desvanecía, haciendo todo más misterioso y cortando la continuidad de mi visión y mi cordura. Por una extraña razón sus ojos estaban azules al igual que mi piel, las figuras de sus tatuajes se movían como sombras en las paredes y en los estantes uno de los libros estaba en llamas. Sus movimientos eran cada vez más intensos y los gemidos empezaron a sonar como si me hablara al oído. Mi pija se paró y en verdad parecía más grande y gorda que de costumbre, bastante más. Latía, casi que vibraba y empezó a arder de nuevo. Mucho, quemaba cada vez más, pegué un grito ahogado como sin aire y pude abrir los ojos pasando de nuevo al ambiente donde todo empezó. 


El ardor era insoportable y los gemidos de Elizabeth parecían chillidos de alguna alimaña arruinando mis tímpanos. Atado no podía hacer nada más que aguantar. No podía cerrar los ojos y volver al otro plano, no podía hacer nada y sólo aguanté. De repente pero lentamente entraron al cuarto 4 figuras altas y robustas con batas negras y un bowl de líquido rojo sobre sus esqueléticas manos. La luz violeta se intensificó, los ruidos espantosos fueron más fuertes y aquellos personajes tiraron todo el líquido rojo sobre mi cuerpo. Sentí que me quemaba en serio y que toda mi carne era consumida por aquella sustancia cual si fuera ácido o algo parecido. Se apagó la luz y de nuevo aparecí en la dimensión de los colores invertidos. 

Todo seguía igual que en el anterior cerrar de ojos pero las figuras de batas negras habían cambiado de estatura y mi cuerpo estaba todo rodeado por llamas. Eli gemía como loca, se chupaba los dedos y su flujo bajaba por el aparato violeta. Cuando ella acabo a los gritos la luz violeta me cegó y las batas negras cayeron al suelo. Las 4 figuras que parecían parcas eran ahora cuatro hermosas mujeres con curvas infernales y llenas de tatuajes que posaban sus manos en la dueña de la casa. Mi pija gigante y gorda en aquella dimensión latía por ellas y la miraban fijamente mientras todo ardía. "Empecemos" dijo Eli mientras se movía despacito con arriba de la cosa violeta. Las 4 chicas se pusieron a los lados de la cama y cada una tenía uno de esos objetos fálicos violáceos cristalinos, incluso más grandes que el de Elizabeth que se subió arriba mío. Gritó como si le hubiesen clavado un cuchillo en una pierna y se chorreó como nunca, me cabalgó la pija con unas ganas tremendas y lo hizo mirándome con esos irreales ojos azules diciéndome que tenía que ayudarla hasta el final que tenía que aguantar y darle todo lo que necesitaban. Yo no entendía nada. Las otras chicas miraban y lamían los cosos violetas y se besaban con lengua entre ellas. Sin saber porqué sentí la voz de Camila (con quien tuve mi primera vez) pidiéndome leche para sus enormes gomas. Y acabé dentro de Eli con todo, ella gritó y me seguían saliendo chorros y chorros de leche dentro de su concha. Sin ningún momento de descanso mi verga seguía parada y latiendo.


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Ella se sentó arriba de uno de esos bowls y abrió las piernas para que cayera toda mi leche ahí adentro. Las 4 "parcas" la besaron y se tocaron entre las 5 frente a mí que las miraba entre las llamas y el desconcierto. La primera de las chicas se me acercó y me dijo "Soy Soledad, decime Sole, te voy a hacer la mejor paja de tu vida y si no me das mucha leche me voy a poner triste" Y en verdad me hizo una tremenda paja en la que acabe como nunca, no puedo ni explicarlo pero los chorros de leche eran muy espesos y saltaban casi hasta el techo. Sole sonreía y recolectaba todo en el recipiente mientras Elizabeth se masturbaba con el consolador violeta. La segunda se llamaba Dolores y me dijo lo mismo pero ella me hizo una turca preciosa con sus enormes tetas. Acabe igual o más que con la paja anterior y le bañe la cara y las gomas con mi leche que fue a parar al bowl. Encarnación, la petu, fue la tercera y me cabalgó la pija hasta provocarme un volcán seminal al igual que Concepción, la flaca, que lo hizo de espaldas y con la verga en su cola. Sentí que me habían vaciado, estaba ya casi sin fuerzas y cuando creí dormirme, abrí los ojos en el otro mundo en el que Beth chillaba como un cerdo amenazado.


Vi de nuevo a las figuras de batas y esta vez tenía jarras de líquido rojo humeante. Algo me decía que toda esta locura no había terminado...Me tiraron aquella sangre hirviendo arriba mío y sentí crujir mi piel como si fuera un pollo. "Hasta acá llegué, al menos muero feliz" me dije a mí mismo y todo se perdió en las tinieblas.

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