Segunda experiencia cornuda

Otra historia real.
Luego de haber experimentado la primera prueba de cuernos consentidos (post anterior), quedé re manija y quería más.
Como esa vez solo fue un pete en una calle oscura con vista a la costanera, la próxima era que cojieran bien completito, y así fue.
Él la invitó a su depto un día por la tarde, y mi mujer empezó a prepararse: se depiló la conchita, se perfumó toda y empezó a elegir, con mi ayuda, la ropita interior que iba a llevar para calentarlo al flaco. Ver cómo tu mujer se prepara para cojer con otro es sublime, mientras que con uno jamás lo vuelven a hacer así. A pesar de que era la primera vez que iban a garchar, ella se decidió (bien trolita) ya por un body negro cavado en red bien sexi, y asi fue, con eso debajo del jean; perdón, así la llevé yo, porque yo le dejé en la esquina y me fui (el vago jamàs supo que yo estaba al tanto de todo).
Mientras tanto, yo me quedé en casa esperando e imaginando qué estarían haciendo: si ella ya le habría comido la pija; si él le comió la conchita ( a ella le fascina eso); en qué posiciones se la estaría cojiendo, todo, y por supuesto, yo con la pija a punto de reventar pensando en mujer entregada a otro tipo.
Al cabo de unas horas, volvió a casa y me confirmó que sí, que la había cojido toda, pero que, lamentablemente, no le había vuelto loca, que no la supo garchar bien. Pero a mi ya me sirvió para desear más a mi mujer y darle otra buena cojida por ser tan putita.
Morbo extra: por un tiempo más los tres seguíamos compartiendo el gimnasio, y yo cruzándome con quien se había cojido a mi mujer y le había acabado en la boca.
Y hay más.