¿Te gusta , la rubiecita… Eh?

Había terminado de bañarme y afeitarme
“¡Está bueno afeitarse por la tarde/noche. Es lindo porque, en un rato, vamos a salir…!” pensaba.
Al dejar el baño vi a Laura, arreglándose frente al espejo, montada en tacones altos, vestido negro y medias. Su lencería no podía verla pero, dado el motivo de nuestra salida la imaginé con el conjunto, rojo, de corpiño y tanga de encaje, con ribetes negros, muy sensual, que había visto, extendido sobre la cama, antes de entrar al baño.
-No olvides, de poner en tu cartera, la cajita de preservativos- se me ocurrió decirle.
No me respondió.
-Te dije que no olvides…- alcancé a decir
-Vamos a salir, a cenar, pero…. no siempre cuando una sale, carga condones- me interrumpió en replica, en un tono, para mi inconfundible, de molestia y firmeza.
Me mordí los labios, unos segundos:
-Nos esperan-
-¿Y quiénes son?-
- Sabés muy bien quiénes son, miramos juntos las fotos. Hablamos por teléfono y parecías estar de acuerdo-
- ¡Ahhh!! Parecía. ¿Te dije salimos con ellos, a cenar?-
- Pero si hasta pediste el teléfono para hablar con ella, ¿Cómo se llama?-
- Aylén-.
- ¡Ahh, siii! Ves que incluso te acordás de su nombre y arreglaron la hora.-
- Sí, me acordé de su nombre y hablé con ella por teléfono ¿Y quee? Nos dijimos de qué barrio somos ……… y que iba a hacer fresquito entre las 7 y las 8 de la tarde/noche.-
- ¿No era la hora de encontrarnos?
- ¡Nooo!!. La próxima vez, no te cortés solo, asegurate de que yo te diga que sí, antes de fantasear una cita.-
-Pero vos…-
-¡Yo nada!! ¿Te gusta la rubia eh? Los lunares y las pecas del escote te calientan…. Vos ves una foto, te imaginás un agujero y yo te tengo que seguir el tren, ¿no? … No es así-
Desconcertado y de mal humor, me fui para el living, sin responder, sabedor que cualquier respuesta, por leve y razonable que fuese, desencadenaría una pelea.
Incluso me preguntaba si esta vez, había sido apresurado y había dado algo por sentado.
Pero sentado en el sofá, recordé que veníamos, desde un tiempo, conversando de un intercambio, distinto, con una pareja sin amistad, trato o confianza.
Incluso chequeamos, juntos por internet, parejas, hojeando fotos y descartándolas por distintos motivos
Y esa tarde, Laura no había dicho si, taxativamente, es cierto, pero no dijo que no. Eso, más la su charla telefónica, que incluía horario, que al acercarse esa hora, Laura me había pedido que la dejase bañarse primero, hizo que diera por sentada la cita. Para no acumular bronca por la noche arruinada, me puse a ver, algo ameno, televisión.
Los 7 “cucues” del reloj péndulo colgado en el living me hicieron recapacitar y, transcurridos unos minutos, decidí averiguar con Laura porqué, si “la noche estaba perdida”, se había cambiado y producido, ¿Que intenciones tenía?
No llegué a ir donde estaba y preguntarle: sonó el portero eléctrico.
Ella entró al living y descolgó el receptor:
-- ¿Hola? Sí, soy Laura. ¡Qué bueno que vinieron! Enseguida bajo a abrirles. Julio se está cambiando, no tenía muchas ganas de salir –
Sin decirme quienes venían, abrió la puerta de entrada y llamó el ascensor.
Fui, por las dudas, al dormitorio a terminar de vestirme, ya que había seguido sólo con la salida de baño.

De regreso al living encontré a Laura y dos más, la pareja de las fotos de la tarde. Sonrientes, los tres, y con miradas cómplices dirigidas a mí.
Ahí caí. Despues de la charla telefónica, de la tarde, había visto Laura “meta dedos” en la pantalla del celular. Se habían confabulado para, “juntarnos” en nuestro departamento, pero haciéndome creer que no había cita.
La noche, que asumí, arruinada, ahora “pintaba súper”.
Airoso, bien proporcionado y vestido de elegante sport, sentí que, yo, quedaba desubicado con mi jean y camisa, vino a mi encuentro:
-Leandro, mucho gusto- me apretó la mano.
- Aylén ¿Cómo estás?- me dio un beso en la mejilla. Estaba arreglada con esmero (a la par de mi esposa)
- Vinieron a cenar, trajeron, pizza, fainá y helado. Dejé todo sobre la mesa. Nosotros ponemos la bebida. ¿Vámonos para el comedor?– propuso Laura.

La cena, no por amena, duró mucho tiempo.
Acabado el helado, estábamos tomando unos tragos, y yo, conversando con Aylén, de pronto vi (vimos), en el lado opuesto de la mesa, que Laura se estaba besando con su nuevo compañero, que le sobaba las tetas. Ella estaba como en las nubes.
Al girar la cabeza, leí en la mirada de Aylén “¿y nosotros que? Las palabras estaban de más. Después de algunos besos de apertura, comencé a manosearla.
Sus manos, sin ninguna timidez, recorrían mi cuerpo. Su excitación se volvió palpable: sus pezones erguidos, su entrepiernas húmedo.
De pronto susurró a mi oído, que vayamos a otro lado. Antes, quise dar una última mirada a mi esposa. Ya no estaba(n).
En el cuarto de huéspedes nos besamos y toqueteamos aún con más pasión. Le quité el vestido dejándola en ropa interior de encaje.
-¡Sos divina, perfecta!- le susurré
Ella, con maña, me dejó sólo con el slip, y sin sutileza:
-¡Me encanta estar con vos! ¿Me dejar que te la mame?-
Sabía de sexo oral…. Lo disfruté como nunca…me costaba creerlo.
Le devolví el favor…. y le provoqué el primer orgasmo, con labios, lengua y dedos en la concha,
La traté con pasión y delicadeza, pero Aylén quería más… y lo pidió:
-¡Ponéme la poderosa…. Dalee!-
- No tengo condón, están en el otro cuarto.-
-No le hace… cógeme… -
Me subí entre sus piernas abiertas y le fui metiendo la verga lentamente.
-Siii… ¡Cómo me llenás!...-
Fue “la voz de ahuraaa”, el “entre y sale” fue aumentando la velocidad y con ella, la intensidad de los gemidos y suspiros de Aylén hasta que, en voz alta y excitada:
-Siii….. asiiii….. que ya me voy…..- soltó la orden electrizante.
-¡Yo también..- alcancé a murmurar y no pude contener la descarga, violenta, de semen dentro de ella que musitó, en voz entrecortada, como disfrutaba su orgasmo.
-¡Me llenaste!- susurró
Quedamos, rendidos y abrazados.
Luego, compartimos la almohada, cabeza a cabeza, e intercambiamos alabanzas a las cualidades y méritos eróticos de cada una/o.

Lo siguiente fue, apenas unos preliminares para lograr una nueva erección y sin mediar palabra se colocó sobre mí, se introdujo el erecto y se puso a cabalgar con ahínco e intensidad.
Saldo: tercer orgasmo, mezcla de gemidos y murmullos, para ella y segunda, y por demás placentera, descarga de semen en sus entrañas, para mi.
Tipo 22:30 hs, se higienizó y arregló, se juntó con su esposo, se despidieron y se fueron a su casa, prácticamente en silencio, apenas unas palabras de gratitud por la velada de “esparcimiento y placer” ….

-¿Te gustó Laura?-
-¡Una fiera el tal Leandro!!!-

Me contó que, al igual que Aylén, había comenzado con una felación:
-Él ya la tenía dura, al entrar al dormitorio. Se la comí hasta que acabó en mi boca.
Pensé que me iba a pagar con igual moneda, sexo oral. Pero, “se pasó”. Me recostó boca arriba, se puso mis piernas sobre sus hombros, levantándome el culo del para acercar la concha a la boca. Abriéndose paso con la lengua separo los labios vaginales y con mucha habilidad fue entrando y saliendo intensamente. Estaba empapada, él retiró su lengua de adentro mío, para concentrarse en mordisquearme y lamerme el clítoris e introducir dos dedos en la chocha y un tercero atrás.-.
-¡Fue tal el morbo que acabé, casi al instante y sin saber cómo, incluso eyaculé en su cara empapándolo. Fue una sensación nueva para mí.-
Y continuó el relato:
- Casi sin pausa, se levantó de la cama, hurgó en el bolsillo de su saco sobre la silla, se calzó un condón y se me vino encima. Sentí, en sus besos, el aroma a jugo vaginal (por mi acabada anterior en su cara), en la chocha, empapada, su vergota entrando.
Me cogió un mantón de tiempo y tuve un montón de orgasmos. Él tuvo el suyo, y no lo disimuló, me lo relató en voz alta,-
-Bueno, bueno, por lo que oigo la pasaste bomba!!- comenté.
-¡Podes jurarlo! Y no fue todo. Me sorprendió, al ratito de haber acabado y haberse sacado el condón, me hizo dar vuelta boca abajo, se montó y sentí su verga, otra vez dura, abrirse camino en mi culito.
La culeada me hizo alucinar de gusto. De no creer la “leche” que me dejó, adentro.
¡Una bestia sexual!!!. ¿Y vos con la rubiecita?-
Le hice una breve síntesis de mi experiencia con la bestia hembra.

-¡La verdad que tuvimos puntería al elegir la pareja para hoy!- comentó, risueña, Laura.
-¡Cierto! ¿Cómo se te ocurrió, siendo la primera vez que nos vemos con ellos, invitarlos acá en casa? Fue una imprudencia, podían ser unos tránsfugas-
-Tenés razón, pero tuvimos suerte-

Demás está decir que antes de dormirnos, hubo “baile” a ritmo vivo.
Candombe lícito, de carnes salvajinas, para sellar el día en gran forma.

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