Encuentro peligrosos - parte 5 - Perdiendo el control

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No te vas a arrepentir

ENCUENTROS PELIGROSOS
PARTE 5 - PERDIENDO EL CONTROL


Conocía muy bien a mi mujer, sus virtudes y sus defectos, y para los juegos siempre había sido una mala perdedora, de esas que siempre trataban de modificar las reglas a su conveniencia, y en este juego de parejas, no sería la excepción.
El azar quiso que ella fuera la última en quedar fuera, había empezado compartiendo cama con Alexis y conmigo, luego le había tocado en suerte acostarse con Roxanne y conmigo, y recientemente, unos palillos habían querido que ella tuviera sexo con nuestra pareja amiga. Cada uno a su turno, había respetado las reglas, pero ahora, todo terminaba y era ella quien debería quedar al margen.

Sofía solo ya no estaba de acuerdo, y empezó a presionarme para que ya no siguiera adelante, y tuvimos nuestros primeros roces y nuestras primeras discusiones, lo cual encendieron algunas alarmas puesto que siempre éramos muy compinches, veladas amenazas, tiros por elevación, indirectas filosas.
Desde el día de las charlas en el avión a México, era la primera vez que se molestaba por el culo y las tetas de Roxanne, era la primera vez que la escuchaba hablar de fidelidad, era la primera vez que parecía haber olvidado el reciente pasado y yo solo no entendía que pasaba, seguramente la agobiaba el hecho de quedarse afuera, pero las reglas se hacían para no romperse, y yo estaba dispuesto a terminar, aunque eso implicara llevarse puesto a nuestro matrimonio.

Catorce de diciembre, las fiestas de fin de año estaban a la vuelta de la esquina, el ocaso de una extenuante primavera daba inicio a un verano aún peor, la humedad ambiente se pegaba en la piel, daba para beber, para refrescarse, para descansar.
Alexis había alquilado una casa de fin de semana fuera de la ciudad, eran alquileres costosos y ellos estaban en buena posición económica.
Nos invitaron un sábado a pasar el día, obviamente, la idea es que pasáramos el día cuatro personas, pero por la noche solo quedaríamos tres.
Muy a regañadientes, mi mujer aceptó la propuesta era mejor que nada, pero íntimamente sabía que ella intentaría acomodar las cosas a su manera.

Partimos a media mañana, con lo necesario a cuesta, ropa da campo, cosas ricas para pasar la tarde y un par de tiras de asado para tirar a la parrilla, la hora de viaje transcurrió sin sobresaltos, parecía que Sofía poco a poco se hacía a la idea.
Llegamos transitando un camino de tierra poblado de pedregullos, la casa era un tanto antigua, pero se la veía muy bien conservada, el terreno era amplio y los límites estaban protegidos por cercos y una frondosa arboleda que la daba relativa intimidad, alejado de miradas indiscretas de casuales vecinos, un manto verde de perfecto césped era solamente interrumpida por una preciosa piscina con agua cristalina. Alexis, al fondo, sobre el parrillero ya tenía el fuego encendido, las brasas aguardaban por la carne a asar y a un costado unas botellas de aperitivos estaban a medio consumir. Al borde de la piscina estaba ella tomando sol, boca abajo con su majestuoso trasero expuesto, con una tanga blanca infartante, casi hilo dental, ella vino a nuestro encuentro a recibirnos, estaba en topless y parecía que estar con sus tetas al aire era lo más normal del mundo.

Diría que pasamos una tarde loca, sol, excitación, bebimos todo lo que teníamos a nuestro alcance, donde todo eran risas, donde las miradas eran de pecado, donde los roces no eran casuales, donde todo se cocinaba a fuego lento, el juego del pecado.
Yo moría por Roxanne, no solo era perfecta y desinhibida, ella jugaba a mostrarse puta a cada instante, moría por sus tetas desnudas, por su trasero, moría en deseos de cogerla.
Alexis parecía el más tranquilo, el que llevaba todo paso a paso, como el asado que había cocinado, para sacarlo justo, ni crudo, ni quemado.
Sofía por su lado, era una caja de sorpresas, parecía que todo estaba bien, pero tarde o temprano llegaría la tormenta.

El sol se ocultó en el poniente, había bebido tanto que estaba un poco perdido y con mi mente difusa, Sofía estaba igual o peor que yo y ya en la cena, empezó a ponerse densa y a insinuar que ella no se iría, que cogeríamos los cuatro, que no era justo y llegaron los histeriqueos mezclados entre risas y llantos, Alexis la contuvo, le trajo algo más por beber y poco a poco su tensión fue cediendo, pasaron los minutos, noté que a mi esposa los párpados le pesaban y ya solo balbuceaba incoherencias, hasta que solo se desplomó en los brazos de ese hombre.
Roxanne estaba a mi lado siendo espectadora, me acariciaba los cabellos y me dijo que me tranquilizara, que no pasaba nada, que el narcótico era potente, pero Sofía dormiría toda la noche, y no sería molestia, que era su turno de poder compartir a dos hombres y que cada quien a su tiempo había cumplido con el trato, no me gustó mucho lo que terminaba de suceder, pero no tenía fuerza de voluntad para cambiar las cosas, me di cuenta que estaba perdiendo el control.

Luego de dejar a Sofía reposando en un cuarto contiguo, había llegado la hora de actuar.
Nos encontramos en el dormitorio principal, Alexis puso música lenta, ella vino a mí, pegados, frente a frente, apreté su cintura hasta sentir crujir sus huesos, ella me tomó por el cuello y me besó profundamente, en un beso duro, sexual, caliente, sentí sus grandes tetas hundirse en mi pecho, y como contrapartida, refregué mi verga dura en su bajo vientre, cerca de su concha depilada.
Fueron minutos muy ricos, hasta que su esposo vino por detrás y entre los dos la hicimos el relleno de un emparedado.
Todo esto transcurría en una densa atmósfera de calor, mezclada con todo el aroma a alcohol que habíamos estado ingiriendo, mi mente se perdía, estaba alegre, efusivo y todo me parecía bien.
Roxanne giraba su rostro para besar en la boca a su marido mientras él le refregaba la pija por el trasero, luego volvía a mis labios, y otra vez a los suyos.

Ella me tomó la verga con una mano, y la de Alexis con la otra, nos llevó al borde de la cama, se sentó, se puso cómoda y empezó a masturbarme mientras le chupaba la verga a su esposo, luego cambió, lo masturbó a él y me la chupó a mí, se sentía riquísimo, y solo alternó izquierda y derecha. Su marido se acercó más a mí, sentí su verga pegada a la mía, me daba un tanto de impresión, casi me doblaba en tamaño, pero la idea era que ella se metiera ambas en la boca, y no solo eso, él la tomó con su mano por los cabellos y la obligó a meterse lo que más pudiera hasta la garganta, hasta sentir arcadas, una y otra vez.
Roxanne se puso de pie, me volvió a besar profundamente, con esa boca sucia con sabor a ambas vergas, me calentó mucho que hiciera eso, y luego besó a su marido de la misma manera

Encuentro peligrosos - parte 5 - Perdiendo el control


Alguien va a chuparme la conchita? - dijo en una forma muy puta

Tome la iniciativa, la tiré sobre la cama, abrí sus piernas y enterré mi cabeza entre ellas, su pozo estaba lleno y su sabor exquisito, sus jugos se habían chorreado por sus entrepiernas, los labios gordos resaltaban en la penumbra del cuarto y su culito se abría ante mis ojos invitándome a tomarlo. Metí un par de dedos en su concha, otros dos en su culo, miraba su rostro de placer y sentí tenerla bajo control. Alexis se puso en mi camino, tapándome el rostro poseído de placer de Roxanne, él le metió su enorme pija entre los pechos y empezó a mecerse al medio, era todo muy loco, yo había bebido demasiado, estaba sin fuerzas, mareado y confundido, caminando entre nubes de algodón, yo solo me perdía bajo el vaivén de las caderas de esa mujer que me tenía como un perro a sus pies.

Roxanne cambió el juego, quedé recostado mirando el techo, ella por sobre mí, cabalgándome, sintiendo mi sexo incrustado en el suyo, bebiendo sus gemidos, llenándome la vista con sus enormes pechos que aprisionaba entre mis manos, su rostro se transformaba en dibujos de placer y no me importaba compartir sus labios con su propio marido, porque en definitiva yo solo era un pasajero momentáneo en ese juego de locuras.
Alexis vino por detrás, sentí su enorme pija penetrarla por detrás, ella clavo sus afiladas uñas en mi pecho y ensayó un quejido contenido, sentía la fuerza de su esposo penetrándola por el culo, mi pija sentía los movimientos, era todo muy vívido, muy sexual.
En algún punto Alexis dijo

Es tu turno de hacerle el culo!

Ella salió de donde estaba y solo se recostó a mi lado boca abajo meneando sus caderas de lado a lado en una forma muy provocativa, fui sin dudarlo, me acomodé y me dejé caer, Alexis se lo había dejado bien dilatado así que lo mío fue solo un trámite, mis labios quedaron sobre la nuca de Roxanne, y mientras me movía dentro de su culito la llenaba de besos, nuevamente me perdí en el juego, solo ella, solo yo y recordé ese primer encuentro entre Alexis y Sofía, mi esposa, donde yo terminé sobrando y tal vez ahora fuera su turno de quedar afuera, yo solo quería cogerme a su mujer.
Pero Alexis no era como yo, él tenía mucha experiencia en estas cosas, lo sentí venir sobre mí, me tomó por sorpresa, su pesado cuerpo cayó sobre el mío y me susurró el oído

Sabes Marcos, hacerle el culo a mi mujer tiene su precio, nada es gratis.

Alexis pensaba dármela a mí por el culo, esa era su intención, y como dije, extrañamente estaba sin fuerzas, solo no podía evitarlo, y lo sentí venir, como un enorme puñal, lentamente, centímetro a centímetro se fue incrustando en mi trasero, sentí el dolor, y el placer del maldito Alexis, quien poco a poco se fue acomodando.

Vamos, ahora movete así disfrutas de hacerle el culo a Roxanne

Las reglas estaban claras, yo estaba al medio, y si me movía dentro de Roxanne, solo provocaría que Alexis se moviera dentro mío, estaba enredado en una trampa y aprendí a disfrutar lo que me había tocado en suerte, le hacía la cola a ella, pero al mismo tiempo él me la hacía a mí, estaba pagando el precio.
me sentí venir, todo dentro de ella, pero él hizo lo propio conmigo, fue una loca experiencia que me avergüenza narrar, pero así sucedió.

Lo hicimos toda la noche, hasta quedar exhaustos, sin fuerzas, el circulo se cerraba.

Cuando me desperté estaba solo en la habitación la cabeza se me partía y honestamente sentía un sabor agridulce en la boca, había cosas que no me habían gustado, pero lo hecho, hecho estaba.
El rostro de Sofía se cruzó en mis pensamientos, Sofía! estos bastardos la había sedado y debía saber de ella, me levanté, me puse apenas el slip que estaba a un lado de la cama entre un montón de prendas desparramadas.
Fui al baño rápidamente, luego a la cocina, Sofía y Roxanne compartían unos mates con unas facturas, me sentí sorprendido, mi esposa estaba sumamente tranquila, mis ojos se perdieron en las curvas de nuestra amante porque como siempre ella combinaba sus diminutas prendas entre un límite entre lo erótico y lo porno, sentada en un alto taburete donde todo sobraba a los lados, me acerqué a mi mujer y la besé en la boca, ella me aferró a su lado y me susurró

Tramposos, son unos tramposos
Yo no sabía nada mi vida - respondí ante un posible cuestionamiento
Lo se - dijo ella con una sonrisa - Alexis me contó todo, y también me dijo que esta tarde jugaremos todos juntos
Donde está Alexis? - pregunté para cambiar de tema
En el patio - terció Roxanne - ya está cocinando

Tomé un par de cervezas del refrigerador, fui al patio, Alexis estaba cocinando, fui a saludarlo, y evidentemente mi charla privada con el iría a un punto que prefería no recordar, lo saludé y le di una de las bebidas

Sobre lo de anoche - dijo el algo perturbado
Si - respondí yo con algo de pena - nunca pensé que pasaría lo que pasó

Unas gotas golpearon mi rostro, miré el cielo, estaba encapotado, un domingo de comienzos de verano, con un calor del infierno, la situación hizo desviar nuestra conversación, una conversación que quedaría interrumpida en el tiempo.
Almorzamos los cuatro como si fuéramos los mejores amigos, pero la verdad era que no éramos amigos, solo éramos conocidos que habíamos roto demasiadas barreras, dos matrimonios que el único motivo de estar juntos había sido solo tener sexo.

Por la tarde, el tiempo empeoró, las gotas del medio día se transformaron en una copiosa lluvia que solo levantó el calor de la tierra seca por tantos días sin agua, estaba insoportable y por más agua que cayera del cielo era previsible que hasta el día siguiente la temperatura no cedería.
Alexis parecía aburrirse con la situación, solo fue a un lado, miró la lluvia y quitándose las prendas sin ningún pudor, fue a zambullirse a la pileta, Roxanne lo siguió, con su pequeño y atrevido short de licra y ese top de gimnasia que tan bien dibujaban sus enormes tetas, y donde ella iba, yo iría, pero esta vez no seríamos tres, esta vez Sofía se integraría al equipo.
Era loco, el agua estaba aún tibia y un diluvio se abatía sobre nosotros, la mezcla de lujuria, desenfado y excitación se notaba en el ambiente.
A un lado, Alexis y Sofía se mataban a besos, por el otro, hacía lo propio con Roxanne, se suponía que sería un juego entre cuatro, pero en verdad solo habíamos cambiado de parejas.

Debo decir que si bien a un lado estaban ellos y mi mujer parecía perdida como un perra chupándole la enorme verga a Alexis, en esos instantes poco me importó lo que hacía Sofía, yo solo quería cogerme a Roxanne, estaba encandilado por esa mujer, por sus rojos cabellos, por sus ojos de pecado, por sus labios de pasión, por esas tetas enormes, por sus caderas, por su concha lampiña, por su culo de infarto, solo embestía como un potro salvaje, porque en ese instante, era la primera vez que la tenía toda para mí, que no la compartía con nadie.
Nunca olvidaré esa tarde, cuando la sentí gemir en mis oídos, cuando me pidió casi rogando que no dejara de cogerla.

Pero Alexis es de esos tipos que siempre les gusta tener todo bajo control, y si la noche anterior me la había dado por el culo sabía que era capaz de cualquier cosa, ellos salieron de la piscina y rodearon por el borde para llegar a nuestro lado, Roxanne estaba apoyada mirando hacia afuera y yo la cogía fuerte desde atrás, el buscó un punto estratégico y nuestras cabezas quedaron en desnivel, a la altura de sus tobillos, entonces dijo

Amigo Marcos, mira que rico lo que le voy a hacer a Sofía

Mi esposa entonces se puso en cuatro dando su trasero hacia donde nosotros estábamos, descubrí que se había depilado por completo, imitando a Roxanne, solo se acomodó y abrió su culo con sus manos, Alexis acomodó su verga y después de unos intentos fallidos se la metió por el culo. Ella empezó a gemir como puta, el solo se la colaba por detrás y yo veía como ella se tocaba el clítoris y se metía los dedos en su conchita.
Por mi parte solo seguía dándole con rudeza a Roxanne y tenía sentimientos encontrados, por un lado, maldecía a mi esposa por la forma en que se portaba, siempre me lo había negado y ahora este extraño que me doblaba en tamaño se la metía toda? pero también me excitaba, me excitaba ver como ese bastardo le rompía el culo a mi amada esposa, y más cuando cada tanto se la sacaba para mostrarme su orificio dilatado y provocarme con palabras como

Marcos, Marcos, mirá como te la estoy dejando, bien mansita y sabrosa.

Por si eso no fuera suficiente la bestia de Roxanne no dejaba de quejarse en cada embate de mi verga y me sentí venir como un volcán, solo le llené la concha de leche.
Poco después llegaría el turno de Alexis, solo se sentó al borde de la piscina y dejo que Roxanne terminará el trabajo y me mostró como le llenaba la boca de semen.
Seguimos jugando un poco más en la tarde más loca y degenerada que me tocara vivir, hasta que un incipiente viento sur nos hiciera cambiar de parecer, la temperatura empezaba a bajar y ya no era cómodo estar donde estábamos.
Salimos, fuimos a secarnos para no pescarnos una pulmonía, cenamos a la luz de las velas y dimos por concluida la jornada, se acercaba el lunes, había que trabajar

El mundo siguió girando, los días pasaron y poco a poco Alexis y Roxanne fueron quedando en la historia, como dije, nuestro vínculo era solo sexual, no había amistad, no había nada.
Con Sofía todo está en orden, hablamos mucho del tema, tuve que asimilar cosas que no me gustaron, como por ejemplo que me reconociera que, si bien yo era el hombre de su vida, y que su amor hacia mí era incondicional, cuando de sexo y placer se trataba, la verga de Alexis era incomparable, pero, en fin, ella también sabía que jamás la hubiera cambiado por otra, pero en mi vida no se cruzaría otra mujer como Roxanne, algo que había percibido en el free shop del aeropuerto.
Y las cosas ya nunca fueron como antes, habíamos cruzado la barrera, ese amor puro y transparente de Romeo y Julieta ya no existía, después de probar el veneno de Roxanne tuve que ir en busca de otras mujeres, otras experiencias, y arrastré a mi mujer a juegos de intercambios de parejas, con diferentes resultados, no sé si es mejor o peor, solo sé que ahora es distinto.
Seguimos juntos por la vida, sonrientes, felices, tomados de la mano, pero aprendimos a llevar preservativos, ella en su bolso de mano, yo en mi billetera, nunca sabremos cuando tendremos la siguiente oportunidad

FIN

Si te gustó esta historia puedes escribirme con título ENCUENTROS PELIGROSOS a DULCES.PLACERES@LIVE.COM

3 comentarios - Encuentro peligrosos - parte 5 - Perdiendo el control

marssiano +1
Me. Encantoooo!!.. Esto tiene que estar en los cines xxx