2009.02 Tetas

Ahora tenía algo que no tuve antes con Alejandro, tenía tetas. Quería estrenarlas con el hombre que me embarazó, y quería hacerlo en la primera vez que tuviéramos sexo después de mi cuarentena post-parto. Me depilé completamente, elegí el traje de baño más pequeño que tenía y me lo puse bajo ropa casual, con la que saldría a la calle. Llevé loción, bloqueador solar, lentes de sol y un sombrero para cubrirme del sol. Caminé hasta la casa de Alejandro y entré a su patio trasero para esperar a que volviera a casa del trabajo.


Me quité la ropa casual, me recosté en la reposera que había en el patio y me apliqué el protector solar. Estuve bronceándome casi una hora hasta que llegó mi hombre a la casa. Lo escuché abrir la puerta principal y entrar a la casa. “Estoy aquí afuera”, grité desde el lugar en que me encontraba. Su sorpresa no fue poca cuando salió al patio de su casa y me vio en bikini recostada sobre esa reposera. “Qué bonita sorpresa”, dijo feliz. “Solo quédate ahí”, continuó. “Quítate la parte de arriba también”, agregó.


Me senté, extendí la mano sobre mi cuello y desaté la cuerda que sostenía mi parte superior. Mis grandes tetas cayeron a la vista, Él solo las miró mientras sacaba su pene de su pantalón. Alcanzó y tomó mi bronceador y echó un poco sobre su pene. Lo esparció en su pene poniéndolo todo duro, brillante y resbaladizo.


“Me gusta cómo las tienes ahora, imagino que se sentirían increíbles al ponerlo entre ellas”, dijo mientras tiraba de su pene. “Habrá que intentarlo”, le respondí. Habiendo dicho eso, se acercó y lo frotó contra ellas, entre mis tetas. Lo froté entre mis tetas, así como por todas mis tetas. Me pellizqué los pezones viéndolo frotarse contra mí. Me encantaba jugar con mis nuevas tetas grandes, podía sentir que mi vagina se mojaba.


Me dijo que me recostara y lo hice. Se sentó a horcajadas sobre mi pecho y colocó su pene entre mis tetas. Juntó mis tetas y comenzó a pasar su pene entre ellas. Reajustó sus manos para poder agarrar firmemente mis pezones mientras empujaba su pene entre mis tetas. “Ohh, esto se siente muy bien, mucho mejor que con tu mamá”, gimió. “Se sienten ricos mis pezones, pero tu pene deslizándose entre mis tetas no hace mucho por mí”, le respondí.  “Empuja tú tus tetas alrededor de mi pene”, dijo.


Empujé mis tetas con más fuerza alrededor de su pene con mis propias manos. Él con su mano comenzó a frotar mi vagina a través de la parte inferior de mi bikini. Deslizó un dedo por el costado y comenzó a tocarme mientras movía su pene entre mis tetas. Empecé a pensar en el pene de mi padre deslizándose entre mis tetas. El pene de Alejandro era tan largo que se asomaba saliendo de entre mis tetas, en cambio sabía que el de mi padre se perdería entre ellas y no lo sentiría moverse ahí.


Moví mi cabeza hacia arriba para ver si podía mover mi lengua hacia este pene y podía. Alejandro metió dos dedos en mi vagina y los cavó profundamente golpeando ese lugar especial en mi vagina. “Ohhhhhhhhh sí, me lo estás metiendo muy rico, dame tu semen por favor”, grité.


Lo escuché gemir en voz alta y supe que iba a eyacular. Dejé de juntar mis tetas y las separé exponiendo su pene justo cuando comenzó a temblar. Comenzó a disparar grandes chorros de semen. Su pene se sacudiría y una carga se dispararía seguida de otra sacudida y más semen. El semen pareció haber cambiado durante el verano. Solía ser mayormente claro y algo aguado en nuestros últimos encuentros, pero esta vez mientras lo disparaba sobre mi lo percibí blanco y espeso. Salpicó su espeso semen blanco sobre mis tetas e incluso algunas gotas salpicaron mi cara y mis labios. El pene disparó más semen ese día que nunca, fue una cantidad impresionante, aunque no sabía por qué. Aunque él y yo habíamos dejado de tener sexo, aún seguía teniendo sexo frecuentemente con mi mamá.


Gemí mientras lamía su semen y mi vagina comenzó a chorrear por todo el lugar. Hubiera deseado poder seguir teniendo sexo con él, pero no tenía mucho más tiempo ese día. Entramos a la casa unos minutos y antes de vestirme para dejar la casa le hice sexo oral tan bien como mis habilidades me lo permitieron. Extrañaba hacer eso. Extrañaba chupar, lamer y que su olor impregnara en mi nariz. Extrañaba el sabor de su pene en mi boca, saborearlo con mi lengua y en mi paladar. Al interior de mis mejillas y extrañaba olerlo nuevamente en mi aliento. El año anterior me había hecho adicta a su pene y todo el tiempo lejos de él me había dolido.


Sólo cerré los ojos para saborearlo y disfrutar el momento antes de volver a mi casa.


3 comentarios - 2009.02 Tetas

DnIncubus +1
Waooo, otro capítulo buenísimo, que rico bañar unas Tetas así tan ricas, otros 10 más mami, al fin al día con la saga, saludos ❤️ de otro, Excelsior!! 😎