Bye a los recuerdos

Ha pasado un buen tiempo de la llegada de Jhon. Kassandra se a acostumbrado muy rápido a su presencia, entre juegos y enojos se ha desgastado el tiempo. 
Para Kassandra, ha sido una revolución, por las noches sueña con él, con volverse toda una mujer en sus brazos, anoche estaba con él, ella no se contrala en sus sueños al punto de amanecer tan húmeda que necesita bañarse al despertar.
Pero ahora ya tiene una percepción de la personalidad de Jhon, ya encontró disgusto en algunas historias, a ella no le gusta oír que tiene citas con otras chicas, pues él para alejarla le cuenta de otras, o que alguna vez amó a alguien, ella quisiera que él dijera bye a esos recuerdos.
Pero entre el estudio y sus actividades ha quedado poco espacio para estar soñando todo el día con Jhon. Por eso cada vez que están juntos ella no puede contener su deseo. 
Deseo, lo que Kassandra siente, unas ganas de estar a su lado, de estar cerca, de mirarlo, de respirarlo, de oírlo, de verlo, de tocarlo. 
Como se derrite cuando él la llama "mi Kass", ella le contesta "mi Jhon"...
Aún puedo verlos escuchando música, Jhon y Kass... Que tardes tan bonitas...
Uno de esos días, Kassandra lo espero toda la tarde, y él no llegaba. Se puso muy triste, le vinieron pensamientos que la sacaron de la realidad, pensamientos negativos en los que perdía a Jhon, que él no regresaría, ¿Qué pasaría si él saldría de su vida? Y no pudo contener sus lágrimas...
Lloro tanto que cuando despertó estaba sentada en las piernas de Jhon, él la abrazaba, pero ella no se calmaba.
Ella se sintió protegida en sus brazos. Él no supo porque lloraba. Nunca se lo pregunto...
Ni ella se lo contó. Solo se quedaron en silencio.
Los días seguían pasando, ¿En qué momento y a qué velocidad vino la pasión?, aquella que les permitió ignorar el mundo entero, que por minutos lo era todo, y que por instantes se dában los te amo de toda una vida; sin palabras, solo miradas, tal vez caricias que aparentemente no eran nada pero para ellos, cada uno por su lado lo eran todo ¡que locuras!, ¡que recuerdos!, todos únicos. Pero, Bye, bye a los recuerdos, a los recuerdos locos, tan intensos pero que eran solo piel. Y le dieron la bienvenida a su amor, aquel amor que a ella le hacía correr si lo veía enfermo, aquel amor que a él le hacía buscarla si no llegaba a casa, aquel amor que le hacía disfrutar de las ocurrencias de ella, aquel amor que fue expresado en un beso tan profundo, un beso en la frente que la marcaba, un beso en la frente que decía que ella le pertenecía para siempre.
Entonces en la mente de Kassandra apareció una nueva pregunta: ¿qué somos?
Por que hermanos no lo somos... esa sola palabra a ella le molestaba, al punto de sumirla en la depresión más profunda ... saber que jamás podría amarlo como ella deseaba, ni sentirlo como ella soñaba...
Para ella ellos eran dos almas que se encontraron después de millones de años, el latido más fuerte del amor, aquello que no se cuenta...¡se vive¡
Un instante que alegra la vida, la sonrisa que se lleva en la mirada.
Una poesía que se escribe en el viento, la melodía silente que solo sus corazones podían escuchar, la caricia invisible de la felicidad, dos locos con camisa de fuerza en cada abrazo, el beso que nadie entenderá, un suspiro que inquieta los días, que calma la noche.
Tan intensos como el sol, brillantes como la luna.
Una la historia que hará eco en la eternidad.
Por amarse sin decirlo...
Por amarse sin tocarse...
Si podría pintar el brillo de sus ojos al verlo, tal vez te deslumbrarías y si podría describir el apretar de su pecho al cuerpo de ella, tal vez te quedarías sin aliento...