Nati: Hola Amor ¿Estás en el trabajo todavía?
Leo: Hola mi amor. Sí. En un ratito ya salgo.
Nati: Ok. Escuchame atentamente, cuando salgas subite a un taxi, un uber o lo que sea. Una vez arriba, ponete los auriculares y haceme videollamada ¿sí? No preguntes. Chau.
Nati, que se encontraba sentada en la cama cortó el teléfono y enseguida comenzó a hablar.
Nati: Bueno. En un rato llega.
Yo que estaba sentado a su lado, la miraba atentamente.
Me era inevitable pensar "como te cogería..." cada vez que estaba frente a mis ojos.
Lucas: Bueno. Si querés, mientras esperamos a Leo podemos comer algo. Conozco un lug-
No pude seguir la oración porque ella me había estampado un beso en la boca.
Siempre me hacía lo mismo. Me agarraba desprevenido.
Nati: Sí. Yo te voy a comer a vos. Ahora.
Acarició mi cabeza mientras se puso de pie y salió de la habitación.
Nati: Sacate la ropa. Ya vengo...
Cuando la vi entrar a la habitación, literalmente quedé boquiabierto
No tenía palabras para describir la belleza de esa mujer (¡Y AUNQUE LAS TUVIESE, NO HARÍAN JUSTICIA A LO QUE REALMENTE GENERABA EN MI!)
De un salto, y sin pensarlo me puse de pie para acercarme.
La tomé por ambos brazos y fui bajando, sin despegar ni un solo centímetro de mis manos.
Quería tocar esa piel cuanto me sea posible. Tenía que comprobar que esto era real.
Al llegar a la altura de sus manos cambié de lugar y ahora la tomaba desde la cintura.
Yo solo la miraba.
Trataba de abarcar todo con mi mirada.
Sus rulos, sus brazos, su cuello, su boca, las tetas de bolsillo escondidas bajo el baby doll, sus labiecitos desnudos que quería lanzarme de cabeza a comer desde que entró en la habitación, todo básicamente.
Acercó con mucha suavidad su cara.
Pero al estar a unos centímetros de mi boca se detuvo.
Nuestras respiraciones se estaban mezclando.
La mía era mucho más profunda y acelerada.
Tenía que romper la tensión antes de que el silencio nos permitiera escuchar a mi corazón latiendo a mil por hora.
Le di un besito suave en los labios. Corto. Cosa de esperar una respuesta.
Pero ella seguía en la misma posición.
Su mirada se dirigía a mi boca.
Comprendí mi situación y le di otro beso en los labios. Solo un poco más largo que el anterior.
El tercero fue igual, pero fue seguido de otros dos más.
Era una secuencia de besos que terminó por ambos comiéndonos la boca de una manera intensa.
Me separé de su boca para empezar un recorrido por sus cachetes, su mentón, su cuello y cerca de sus orejas.
Me encantaba llegar hasta ese punto, donde podía sentir su piel con mis labios y a su vez estar inundando mi rostro con sus rulitos.
No sé si era por su perfume o alguna feromona que guiaba mis instintos. Pero amaba respirar profundamente su aroma.
Ella seguía casi inmóvil. Su único cambio fue el de poner sus manos en mi cintura mientras nos besábamos.
Sentir su tacto me estimulaba por demás.
Mi verga a esas alturas ya estaba erecta y muy dura.
A tal punto que estaba chocando contra su piel a la altura del vientre.
Comenzó a mirarme a los ojos con esa mirada que me ponía nervioso. Pero dichos nervios sumados a mis incesantes ganas de cogerla hacían una buena combinación en mí.
Levantó su mano izquierda y la repasó con su lengua, untándola de saliva.
Con esa misma humedad se dirigió a la cabeza de mi verga.
Sentir la humedad de su saliva en la cabeza de mi pija hizo que todo mi cuerpo se descontracturara.
Masajeaba el frenillo de mi pija con la yema de su dedo pulgar, mientras que los otros se aferraban firmemente al resto de mi miembro.
Su mirada no se despegaba de la mía.
Solté su cintura y bajé para poder palpar sus labios y su vulva.
Se encontraban ya algo mojados.
Froté con suavidad todo lo que estaba a mi alcance e incluso hundí dos de mis dedos en su vagina cuando tuve la oportunidad.
Al sacar mi mano la llevé lentamente hasta la altura de mi rostro. Miré a Nati de forma pícara y aproveché mis dedos llenos de sus líquidos para restregármelos por el cuello y el mentón.
Nati: ¿Qué hacés?- me decía con una risita.
Lucas: Marco tu territorio... "Propiedad de Nati..." ja.
Me asustó la mordida de labios que se pegó. Temía que se lastimara.
Acto seguido me empujó suavemente en la cama, dejándome caer.
Me movilicé hasta la cabecera de la cama y la esperé con mis piernas abiertas.
Ella recorrió mi cuerpo con su mirada.
Nati: Sos muy lindo pendejito...
Lucas: Espero que Leo llegue rápido. La abstinencia te está quitando la vista jaja
La morocha se subió a la cama de rodillas y comenzó a gatear hasta mí.
Me encantaba esa mirada llena de lujuria.
Nati se me acercaba como un animal que debía saciar sus instintos. Y el único medio para hacerlo en ese momento... era yo.
Nati: Te voy a hacer todo mío nene...
Lucas: Soy todo tuyo. Hacé lo que quieras...- replicaba yo como si estuviese hipnotizado.
Al llegar a mi lado rápidamente la abracé y comencé a besarle el pecho y las tetas.
Lucas: Me declaro oficialmente enamorado de las tetas de bolsillo.
Las chupaba con el mismo amor e ímpetu de siempre.
De no ser porque su teléfono sonaba, hubiese fundido mi cara en su pecho.
Al tomarlo Nati contestó la videollamada y apuntó a su rostro, de forma tal que yo no saliera.
Leo: Ya estoy en un taxi amor.
Nati: ¿Tenés los auriculares puestos?
Leo: Sí ¿qué pasó?
Nati: Te tengo una sorpresaaaa...
La mujer bajó la cámara haciendo que yo aparezca en escena mientras besaba sus tetas.
La timidez volvió a mí. Pero tenía que batallar con mi excitación. La excitación que Nati me regalaba.
Y siempre que la timidez o el pudor luchaban, perdían. Al parecer, contra Nati no podían.
Lucas: Hola... mmmhhhh... Leo... ¿cómo estás?- decía yo entre beso y beso.
Leo: Hola Lucas.
Pude ver algo de asombro en su rostro.
Nati: Amor. La idea era que cogiéramos los tres. Pero como el Pende llegó más temprano y como no aguantaba decidí no esperarte. Seguro no te molesta...
La provocación de Nati para con su novio me calentaba aún más.
Nati: Peeeero para no ser tan mala...
La morocha se separó de mi y acomodó su celular en un mueble cercano. De forma tal que la cámara que visualizaba Leo pudiese captar todo lo que hacíamos.
Nati: Vas a poder elegir en que posición querés que el Pende me coja...
Estaba realmente anonadado por el nivel de morbo que manejaba esta mujer. Cada minuto me gustaba más y más.
Leo: Sos mala...
Nati: Malísima...- retrucaba mientras mordía suavemente su dedo índice.
Aproveché el intervalo de la parejita para ponerme el preservativo y cogerme a Nati cuanto antes.
Leo: Cucharita.
Tenía que ser cuidadoso con lo que decía. Pues no podía olvidarse que estaba sobre un automóvil ajeno.
Nati: ¡Listo! ¡Cucharita será señorrrr!
Ella volvió a la cama y antes de ponernos en posición, me tomó de ambos lados de la cara y me dio un lindo y profundo beso.
La toque un poquito antes de adentrarme.
Pude notar que estaba toda mojadita. Aún incluso cuando no la había tocado tanto ahí abajo.
Toda esta situación la estaba calentando por demás.
Luego de abrir un poco sus piernas, le pedí por favor que acomodara mi pija en su conchita (era algo que me gustaba mucho) y me introduje sintiendo ese calor tan hermoso que me obligaba, como mínimo, a suspirar.
En las primeras estocadas, las más tranquilas, besaba su cabeza o las partes de su rostro que estaban a mi alcance.
Se veía preciosa en esa pose.
Levanté una de sus piernas y comencé a subir la velocidad, pero con prudencia.
Los griegos solían decir que el venirse rápido era el precio a pagar por follarse a las diosas.
Ella estaba compenetrada en las reacciones de su novio, y cada tanto volteaba a susurrarme barbaridades o darme otro besito.
Rápidamente me cansé de sostener su pierna, y pasé directamente a apretar sus tetas con mis manos. A tratar de abarcar ambas. A jugar con sus pezones mientras la seguía cogiendo.
Nati: Amor... ¿estás viendo como me coge el pendejito?
Las palabras de Nati fueron mi techo.
Estaba cogiéndomela lo más intensamente que podía.
Puse mi boca cerca de su oído para que escuche bien los gemidos que me ella misma me generaba.
No suelo hablar por los demás, pero quiero creer que ambos estábamos muy muy calientes.
Estaba tan mojada que en un mal cálculo, saqué mi verga de su vagina y al volver a bombear esta no se insertó de vuelta, si no que deslizó por toda su vulva.
Nati: Por favor metela de vuelta- no perdió el tiempo.
Cuando agarré mi pija para devolverla a su sitio, la lamparita se me prendió.
La lamparita oscura.
Lucas: ¿Segura?- decía yo mientras seguía frotando mi verga sobre su vulva.
También quería ganar algo de tiempo hasta que llegue Leo y cogérnosla ambos.
Nati: ¡Sí. Dale, metela por favor!
Lucas: Si no querés no eh... está todo bien...-tenía algo de miedo de que en este juego me saliera el tiro por la culata.
Nati: ¡Dale Pendeeeee!
Lucas: Te repito, ¿segura?
Su reacción me asombró y excitó a la vez.
Nati: Pendejo de mierda. Meteme YA la pija de vuelta- me decía ella apretando los dientes.
Lucas: Te estoy cargando jaja. Si fuese por mí, no la sacaría nunca...- le dije mientras la besaba y metía de vuelta mi pija en su interior.
Y efectivamente era verdad, el sexo de Nati era uno de mis lugares favoritos en este mundo.
Seguí bombeándola por un corto tiempo hasta que no aguanté más.
Lucas: ¡Natiquieroacabar!
Nati: En mi espalda.
La saqué rápidamente y ella se puso boca abajo.
Yo descargué en su espalda todo lo que me traía encima.
Fueron dos espesos chorros y un poco más que caía lentamente sobre su piel.
Las últimas gotas tuve que exprimirlas, dejándolas caer en su hermoso y enorme culo.
Nati: Pende, mostrale mejor a Leo.
Tomé el celular que seguía con la videollamada y apunté la cámara frontal hacia Nati que estaba de espaldas y llena de leche.
Nati: ¿Te gusta amor? Ahora seguís vos...
Leo desconectó la llamada sin mediar palabra alguna.
Nati: ¿Habrá llegado?
Lucas: Mientras tanto...
Hice un campo de látex con un preservativo y le pedí por favor que se abriese de piernas.
Quería chupar esa conchita hermosa desde que ella entró con su baby doll, dejando sus labios al descubierto.
Le supliqué que mientras se la chupaba, tomara ni cabeza con sus bellas manitos, y la enterrara en su vulva.
El oxígeno ya no me resultaba tan importante. Solo quería restregar mi lengua por todo el lugar.
Al poco tiempo que enterré mi cara en la entrepierna de Nati la puerta de la habitación se abrió enérgicamente.
Era Leo que entraba como si de una infidelidad no consentida se tratase.
Y la alegría con la que Nati lo recibió aumentaba mi líbido.
Se desabrochó el pantalón en una fracción de segundo y Nati cuanto antes se puso su pija en la boca la chupaba vigorosamente.
Les pedí por favor que cogieran frente a mí para poder filmarlos y sacarles fotos.
Ella se subió sobre su novio y él se la cogió con toda la furia que tenía guardada de ese viaje donde nos vio coger a través del teléfono.
Mientras la bombeaba fuertemente, sus inquietas manos pasaban de estrujar sus nalgas a darle unas lindas cachetadas en el culo, que dejaban su piel muy colorada.
Ver sus rulitos moviéndose por la cogida que le daban era magnífico.
Sin dudas Nati me había enseñado que la belleza de las cosas no solo reside en su esencia, si no también en los pequeños detalles como ese.
Y otra cosa no menor, Nati cabalgando la pija es, sin temor a equivocarme, la octava maravilla.
Cuando me rescaté, ya había recuperado la erección.
Traté de aguantar lo más que pude hasta que llamé su atención al hablar.
Lucas: ¿Puedo repetir?
Nati dulcemente, mientras se movía por la garchada que le daba su novio, le dio unas palmaditas a la cama y me sonrió.
Me recosté boca arriba en el lugar donde me indicó y se separó de Leo para montarse sobre mi verga.
Nati: Vos por atrás, Amor.
Apenas se subió empezó a moverse rápidamente y sin piedad.
A ese ritmo no le iba a costar nada hacerme acabar otra vez.
Lucas: Nati me vas a hacer acabar otra vez ¡Aflojá por favor!
Tomó mi cara enrojecida con ambas manos y sin dejar de moverse ni un segundo me habló.
Nati: Eso te pasa por hacerte el cancherito antes ¿viste que yo soy más mala...?
Lucas: Sí. Sí. Sí- repetía agitado.
Efectivamente Nati no tuvo piedad y siguió cabalgándome como solo ella sabía hacerlo.
De repente luego de su último sentón, con mi verga dentro, se quedó quieta.
Era para que su novio pueda introducirse en ella.
Yo me quedé estático dentro, hasta que la cola de Nati pudiese adecuarse a la pija de Leo.
Una vez hecho, comenzamos a cogerla despacio y torpemente hasta que obtuvimos un buen ritmo.
Ahora éramos los dos cogiéndonos a Nati en simultáneo.
Honestamente no sé cuánto iba a aguantar. La situación me superaba y por mucho.
Para nuestra suerte, la que acabó primero fue ella. Que se aferró con fuerza a las sábanas mediante sus delicadas manitos y suspiraba mirando el techo.
Pude sentir como su vagina comenzó a aprisionar aún más mi pija.
Cuando bajó su mirada hacía mí pude ver sus ojitos completamente dilatados. Lo que recibía le estaba gustando...
Y ella tenía un primer plano de mi rostro a punto de acabar.
No había mueca que retrasara ese asunto.
Y mis manos se pasaban por su abdomen, sus tetas, mi rostro... no sabía donde desviar tanto placer.
Lucas: Ya no aguanto más. Perdón chicos.
Nati: Lo quiero en la cara.
Ambos nos salimos de ella y comenzamos a masturbarnos frente a su rostro.
El primero en acabar fui yo.
Menos abundante que antes, pero fueron dos descargas que cayeron entre su boca y su nariz.
Luego Leo fue a por más y acabó abundantemente sobre su carita.
Se ve que la cuestión de la videollamada lo había dejado on fire.
Ahora Nati sí estaba llena de lechita.
Nati: Amor, Pende ¿qué hago? ¿trago o escupo?-decía dificultosamente porque no quería perder el semen ya depositado.
Como de costumbre miré a Leo para obtener su respuesta.
Leo: La visita elige.
Cuando volvimos a cruzar miradas con Nati, detuve el tiempo en mi mente por unos segundos, observando a esa mujer que tanto me gusta.
Viéndola con su cara llena de leche.
Era, sin lugar a dudas, una imagen que iba a guardar en mi corazón por mucho tiempo.
Dedicado a @parejita1880
Leo: Hola mi amor. Sí. En un ratito ya salgo.
Nati: Ok. Escuchame atentamente, cuando salgas subite a un taxi, un uber o lo que sea. Una vez arriba, ponete los auriculares y haceme videollamada ¿sí? No preguntes. Chau.
Nati, que se encontraba sentada en la cama cortó el teléfono y enseguida comenzó a hablar.
Nati: Bueno. En un rato llega.
Yo que estaba sentado a su lado, la miraba atentamente.
Me era inevitable pensar "como te cogería..." cada vez que estaba frente a mis ojos.
Lucas: Bueno. Si querés, mientras esperamos a Leo podemos comer algo. Conozco un lug-
No pude seguir la oración porque ella me había estampado un beso en la boca.
Siempre me hacía lo mismo. Me agarraba desprevenido.
Nati: Sí. Yo te voy a comer a vos. Ahora.
Acarició mi cabeza mientras se puso de pie y salió de la habitación.
Nati: Sacate la ropa. Ya vengo...
Cuando la vi entrar a la habitación, literalmente quedé boquiabierto
No tenía palabras para describir la belleza de esa mujer (¡Y AUNQUE LAS TUVIESE, NO HARÍAN JUSTICIA A LO QUE REALMENTE GENERABA EN MI!)
De un salto, y sin pensarlo me puse de pie para acercarme.
La tomé por ambos brazos y fui bajando, sin despegar ni un solo centímetro de mis manos.
Quería tocar esa piel cuanto me sea posible. Tenía que comprobar que esto era real.
Al llegar a la altura de sus manos cambié de lugar y ahora la tomaba desde la cintura.
Yo solo la miraba.
Trataba de abarcar todo con mi mirada.
Sus rulos, sus brazos, su cuello, su boca, las tetas de bolsillo escondidas bajo el baby doll, sus labiecitos desnudos que quería lanzarme de cabeza a comer desde que entró en la habitación, todo básicamente.
Acercó con mucha suavidad su cara.
Pero al estar a unos centímetros de mi boca se detuvo.
Nuestras respiraciones se estaban mezclando.
La mía era mucho más profunda y acelerada.
Tenía que romper la tensión antes de que el silencio nos permitiera escuchar a mi corazón latiendo a mil por hora.
Le di un besito suave en los labios. Corto. Cosa de esperar una respuesta.
Pero ella seguía en la misma posición.
Su mirada se dirigía a mi boca.
Comprendí mi situación y le di otro beso en los labios. Solo un poco más largo que el anterior.
El tercero fue igual, pero fue seguido de otros dos más.
Era una secuencia de besos que terminó por ambos comiéndonos la boca de una manera intensa.
Me separé de su boca para empezar un recorrido por sus cachetes, su mentón, su cuello y cerca de sus orejas.
Me encantaba llegar hasta ese punto, donde podía sentir su piel con mis labios y a su vez estar inundando mi rostro con sus rulitos.
No sé si era por su perfume o alguna feromona que guiaba mis instintos. Pero amaba respirar profundamente su aroma.
Ella seguía casi inmóvil. Su único cambio fue el de poner sus manos en mi cintura mientras nos besábamos.
Sentir su tacto me estimulaba por demás.
Mi verga a esas alturas ya estaba erecta y muy dura.
A tal punto que estaba chocando contra su piel a la altura del vientre.
Comenzó a mirarme a los ojos con esa mirada que me ponía nervioso. Pero dichos nervios sumados a mis incesantes ganas de cogerla hacían una buena combinación en mí.
Levantó su mano izquierda y la repasó con su lengua, untándola de saliva.
Con esa misma humedad se dirigió a la cabeza de mi verga.
Sentir la humedad de su saliva en la cabeza de mi pija hizo que todo mi cuerpo se descontracturara.
Masajeaba el frenillo de mi pija con la yema de su dedo pulgar, mientras que los otros se aferraban firmemente al resto de mi miembro.
Su mirada no se despegaba de la mía.
Solté su cintura y bajé para poder palpar sus labios y su vulva.
Se encontraban ya algo mojados.
Froté con suavidad todo lo que estaba a mi alcance e incluso hundí dos de mis dedos en su vagina cuando tuve la oportunidad.
Al sacar mi mano la llevé lentamente hasta la altura de mi rostro. Miré a Nati de forma pícara y aproveché mis dedos llenos de sus líquidos para restregármelos por el cuello y el mentón.
Nati: ¿Qué hacés?- me decía con una risita.
Lucas: Marco tu territorio... "Propiedad de Nati..." ja.
Me asustó la mordida de labios que se pegó. Temía que se lastimara.
Acto seguido me empujó suavemente en la cama, dejándome caer.
Me movilicé hasta la cabecera de la cama y la esperé con mis piernas abiertas.
Ella recorrió mi cuerpo con su mirada.
Nati: Sos muy lindo pendejito...
Lucas: Espero que Leo llegue rápido. La abstinencia te está quitando la vista jaja
La morocha se subió a la cama de rodillas y comenzó a gatear hasta mí.
Me encantaba esa mirada llena de lujuria.
Nati se me acercaba como un animal que debía saciar sus instintos. Y el único medio para hacerlo en ese momento... era yo.
Nati: Te voy a hacer todo mío nene...
Lucas: Soy todo tuyo. Hacé lo que quieras...- replicaba yo como si estuviese hipnotizado.
Al llegar a mi lado rápidamente la abracé y comencé a besarle el pecho y las tetas.
Lucas: Me declaro oficialmente enamorado de las tetas de bolsillo.
Las chupaba con el mismo amor e ímpetu de siempre.
De no ser porque su teléfono sonaba, hubiese fundido mi cara en su pecho.
Al tomarlo Nati contestó la videollamada y apuntó a su rostro, de forma tal que yo no saliera.
Leo: Ya estoy en un taxi amor.
Nati: ¿Tenés los auriculares puestos?
Leo: Sí ¿qué pasó?
Nati: Te tengo una sorpresaaaa...
La mujer bajó la cámara haciendo que yo aparezca en escena mientras besaba sus tetas.
La timidez volvió a mí. Pero tenía que batallar con mi excitación. La excitación que Nati me regalaba.
Y siempre que la timidez o el pudor luchaban, perdían. Al parecer, contra Nati no podían.
Lucas: Hola... mmmhhhh... Leo... ¿cómo estás?- decía yo entre beso y beso.
Leo: Hola Lucas.
Pude ver algo de asombro en su rostro.
Nati: Amor. La idea era que cogiéramos los tres. Pero como el Pende llegó más temprano y como no aguantaba decidí no esperarte. Seguro no te molesta...
La provocación de Nati para con su novio me calentaba aún más.
Nati: Peeeero para no ser tan mala...
La morocha se separó de mi y acomodó su celular en un mueble cercano. De forma tal que la cámara que visualizaba Leo pudiese captar todo lo que hacíamos.
Nati: Vas a poder elegir en que posición querés que el Pende me coja...
Estaba realmente anonadado por el nivel de morbo que manejaba esta mujer. Cada minuto me gustaba más y más.
Leo: Sos mala...
Nati: Malísima...- retrucaba mientras mordía suavemente su dedo índice.
Aproveché el intervalo de la parejita para ponerme el preservativo y cogerme a Nati cuanto antes.
Leo: Cucharita.
Tenía que ser cuidadoso con lo que decía. Pues no podía olvidarse que estaba sobre un automóvil ajeno.
Nati: ¡Listo! ¡Cucharita será señorrrr!
Ella volvió a la cama y antes de ponernos en posición, me tomó de ambos lados de la cara y me dio un lindo y profundo beso.
La toque un poquito antes de adentrarme.
Pude notar que estaba toda mojadita. Aún incluso cuando no la había tocado tanto ahí abajo.
Toda esta situación la estaba calentando por demás.
Luego de abrir un poco sus piernas, le pedí por favor que acomodara mi pija en su conchita (era algo que me gustaba mucho) y me introduje sintiendo ese calor tan hermoso que me obligaba, como mínimo, a suspirar.
En las primeras estocadas, las más tranquilas, besaba su cabeza o las partes de su rostro que estaban a mi alcance.
Se veía preciosa en esa pose.
Levanté una de sus piernas y comencé a subir la velocidad, pero con prudencia.
Los griegos solían decir que el venirse rápido era el precio a pagar por follarse a las diosas.
Ella estaba compenetrada en las reacciones de su novio, y cada tanto volteaba a susurrarme barbaridades o darme otro besito.
Rápidamente me cansé de sostener su pierna, y pasé directamente a apretar sus tetas con mis manos. A tratar de abarcar ambas. A jugar con sus pezones mientras la seguía cogiendo.
Nati: Amor... ¿estás viendo como me coge el pendejito?
Las palabras de Nati fueron mi techo.
Estaba cogiéndomela lo más intensamente que podía.
Puse mi boca cerca de su oído para que escuche bien los gemidos que me ella misma me generaba.
No suelo hablar por los demás, pero quiero creer que ambos estábamos muy muy calientes.
Estaba tan mojada que en un mal cálculo, saqué mi verga de su vagina y al volver a bombear esta no se insertó de vuelta, si no que deslizó por toda su vulva.
Nati: Por favor metela de vuelta- no perdió el tiempo.
Cuando agarré mi pija para devolverla a su sitio, la lamparita se me prendió.
La lamparita oscura.
Lucas: ¿Segura?- decía yo mientras seguía frotando mi verga sobre su vulva.
También quería ganar algo de tiempo hasta que llegue Leo y cogérnosla ambos.
Nati: ¡Sí. Dale, metela por favor!
Lucas: Si no querés no eh... está todo bien...-tenía algo de miedo de que en este juego me saliera el tiro por la culata.
Nati: ¡Dale Pendeeeee!
Lucas: Te repito, ¿segura?
Su reacción me asombró y excitó a la vez.
Nati: Pendejo de mierda. Meteme YA la pija de vuelta- me decía ella apretando los dientes.
Lucas: Te estoy cargando jaja. Si fuese por mí, no la sacaría nunca...- le dije mientras la besaba y metía de vuelta mi pija en su interior.
Y efectivamente era verdad, el sexo de Nati era uno de mis lugares favoritos en este mundo.
Seguí bombeándola por un corto tiempo hasta que no aguanté más.
Lucas: ¡Natiquieroacabar!
Nati: En mi espalda.
La saqué rápidamente y ella se puso boca abajo.
Yo descargué en su espalda todo lo que me traía encima.
Fueron dos espesos chorros y un poco más que caía lentamente sobre su piel.
Las últimas gotas tuve que exprimirlas, dejándolas caer en su hermoso y enorme culo.
Nati: Pende, mostrale mejor a Leo.
Tomé el celular que seguía con la videollamada y apunté la cámara frontal hacia Nati que estaba de espaldas y llena de leche.
Nati: ¿Te gusta amor? Ahora seguís vos...
Leo desconectó la llamada sin mediar palabra alguna.
Nati: ¿Habrá llegado?
Lucas: Mientras tanto...
Hice un campo de látex con un preservativo y le pedí por favor que se abriese de piernas.
Quería chupar esa conchita hermosa desde que ella entró con su baby doll, dejando sus labios al descubierto.
Le supliqué que mientras se la chupaba, tomara ni cabeza con sus bellas manitos, y la enterrara en su vulva.
El oxígeno ya no me resultaba tan importante. Solo quería restregar mi lengua por todo el lugar.
Al poco tiempo que enterré mi cara en la entrepierna de Nati la puerta de la habitación se abrió enérgicamente.
Era Leo que entraba como si de una infidelidad no consentida se tratase.
Y la alegría con la que Nati lo recibió aumentaba mi líbido.
Se desabrochó el pantalón en una fracción de segundo y Nati cuanto antes se puso su pija en la boca la chupaba vigorosamente.
Les pedí por favor que cogieran frente a mí para poder filmarlos y sacarles fotos.
Ella se subió sobre su novio y él se la cogió con toda la furia que tenía guardada de ese viaje donde nos vio coger a través del teléfono.
Mientras la bombeaba fuertemente, sus inquietas manos pasaban de estrujar sus nalgas a darle unas lindas cachetadas en el culo, que dejaban su piel muy colorada.
Ver sus rulitos moviéndose por la cogida que le daban era magnífico.
Sin dudas Nati me había enseñado que la belleza de las cosas no solo reside en su esencia, si no también en los pequeños detalles como ese.
Y otra cosa no menor, Nati cabalgando la pija es, sin temor a equivocarme, la octava maravilla.
Cuando me rescaté, ya había recuperado la erección.
Traté de aguantar lo más que pude hasta que llamé su atención al hablar.
Lucas: ¿Puedo repetir?
Nati dulcemente, mientras se movía por la garchada que le daba su novio, le dio unas palmaditas a la cama y me sonrió.
Me recosté boca arriba en el lugar donde me indicó y se separó de Leo para montarse sobre mi verga.
Nati: Vos por atrás, Amor.
Apenas se subió empezó a moverse rápidamente y sin piedad.
A ese ritmo no le iba a costar nada hacerme acabar otra vez.
Lucas: Nati me vas a hacer acabar otra vez ¡Aflojá por favor!
Tomó mi cara enrojecida con ambas manos y sin dejar de moverse ni un segundo me habló.
Nati: Eso te pasa por hacerte el cancherito antes ¿viste que yo soy más mala...?
Lucas: Sí. Sí. Sí- repetía agitado.
Efectivamente Nati no tuvo piedad y siguió cabalgándome como solo ella sabía hacerlo.
De repente luego de su último sentón, con mi verga dentro, se quedó quieta.
Era para que su novio pueda introducirse en ella.
Yo me quedé estático dentro, hasta que la cola de Nati pudiese adecuarse a la pija de Leo.
Una vez hecho, comenzamos a cogerla despacio y torpemente hasta que obtuvimos un buen ritmo.
Ahora éramos los dos cogiéndonos a Nati en simultáneo.
Honestamente no sé cuánto iba a aguantar. La situación me superaba y por mucho.
Para nuestra suerte, la que acabó primero fue ella. Que se aferró con fuerza a las sábanas mediante sus delicadas manitos y suspiraba mirando el techo.
Pude sentir como su vagina comenzó a aprisionar aún más mi pija.
Cuando bajó su mirada hacía mí pude ver sus ojitos completamente dilatados. Lo que recibía le estaba gustando...
Y ella tenía un primer plano de mi rostro a punto de acabar.
No había mueca que retrasara ese asunto.
Y mis manos se pasaban por su abdomen, sus tetas, mi rostro... no sabía donde desviar tanto placer.
Lucas: Ya no aguanto más. Perdón chicos.
Nati: Lo quiero en la cara.
Ambos nos salimos de ella y comenzamos a masturbarnos frente a su rostro.
El primero en acabar fui yo.
Menos abundante que antes, pero fueron dos descargas que cayeron entre su boca y su nariz.
Luego Leo fue a por más y acabó abundantemente sobre su carita.
Se ve que la cuestión de la videollamada lo había dejado on fire.
Ahora Nati sí estaba llena de lechita.
Nati: Amor, Pende ¿qué hago? ¿trago o escupo?-decía dificultosamente porque no quería perder el semen ya depositado.
Como de costumbre miré a Leo para obtener su respuesta.
Leo: La visita elige.
Cuando volvimos a cruzar miradas con Nati, detuve el tiempo en mi mente por unos segundos, observando a esa mujer que tanto me gusta.
Viéndola con su cara llena de leche.
Era, sin lugar a dudas, una imagen que iba a guardar en mi corazón por mucho tiempo.
Dedicado a @parejita1880
10 comentarios - Clases virtuales