Otra noche de cuernos. El encargado.

Esto sucedió en CABA la noche del viernes 20 de noviembre de este año (2020). 
  Un año atrás, se dieron estas situaciones: 
https://poringa.net/posts/relatos/3845680/Cuernos-de-una-noche-de-primavera.html
 Ahora las cosas sucedieron de ésta manera: (Este es el último de tres relatos independientes entre sí, que cuentan  cómo están las cosas en la actualidad de aquellos personajes)
  Una vez más Héctor, el veterano encargado de un edificio en el barrio de Palermo, se quedó sin planes para esa noche de viernes.
  No lo sorprende, el último par de años la situación se viene repitiendo cada vez más. Ahora, fue Luciana, una de sus últimas cacerías, la que lo dejó colgado.
  "Se reencontró con un ex o algún asunto pendiente, algo así", se excusó la pendeja. Si no fuera porque está muy buena y, además, se entrega entera al momento del garche, la hubiera mandado a cagar. Pero en su situación...  bueno, 'hambre para hoy, comida para mañana', pensó el viejo. "Cuidate, te espero la proxima", le dijo y largó un suspiro después de cortarle.
  Se miró un poco al espejo: bien arreglado, empilchado, perfumado y sin plan. Los años se le empezaban a notar cada vez más y eso chocaba con la imagen que el tenía de sí mismo. Se sentía cada vez más fuerte y ágil. Con ganas de nuevas experiencias, inclusive...
  Se dispuso a salir a ver qué le deparaba el destino. Sabía, por experiencia, que nunca lo dejó colgado. 'El destino, fiel perro compañero, nunca jamás me falló'. Lo sentía, algo podía suceder esa noche. Seguro que sí...
  Llamó al ascensor, que desde el 5to piso, subió lentamente a su encuentro.

  Unos momentos antes, Clarita, parada en la puerta del edificio, tocaba  insistentemente el timbre del 5to "C" sin suerte. La frustración le ganaba el rostro. Es que había estado esperando ese  momento hacía meses.
  Con sus cuatro décadas apenas cumplidas, se podría decir que Clarita estaba en el mejor momento, en lo que a físicamente hablando respecta, de su vida. El embarazo que cursó en el último año, le cambió el cuerpo de una manera increíble. Le agrego carne y curvas dónde siempre le habían faltado, aparte de reconciliarla un poco con su femineidad interior, algo que llevaba negando toda la vida.
  Hace apenas tres meses tuvo un bebé con Mariano, el único hombre que conoció en la intimidad pero sobre el cual sentía que era 'el amor de su vida'...
  Claro que habría que salvar el pequeño detalle que el padre de la criatura nunca jamás se enteró siquiera que estuvo con ella.
  En fin. Clarita se había propuesto salvar esa situación encarando a quien (ella no lo sabe) dejó de vivir en esa dirección hace bastante tiempo.
  Inútilmente toca el timbre una vez más.
  Claro que es conciente que podría cruzarse con la mujer de él... Pero quizá eso sea lo que más ganas tenga de hacer en realidad. Cantarle en la cara a Verónica, ex compañera de trabajo y 'una trolita demasiado  libertina' según su visión, que ella, Clarita, logró con su propio marido lo que la otra no consiguió, aún habiéndose casado con él.
  Como Clarita había renunciado a la oficina apenas supo de su embarazo, jamás se enteró que Verónica y Mariano llevan largo tiempo separados.
Sin querer dar el brazo a torcer, presiona, otra vez, con fuerza y hasta con bronca el timbre.
  Es que había planeado todo hacia tiempo ya: el bebé con sus padres, el osado vestido con el que pensaba llamar la atención de él, el discurso preparado...
- ¿Clarita...?
Alguien a sus espaldas, de pronto, la sorprende llamándola por su nombre.
- Clarita... Tanto tiempo...¿Qué haces por acá?
  Clarita lo miró y aunque lo reconoció al instante, la sorpresa del momento, la hizo tardar en responder.
  Es que era Hernán, ese 'pendejo, carilindo, fornido, inútil y engreído de mierda', sobrino del ex jefe y alguien que, era sabido, aprovechaba su situación para garcharse media oficina, (Verónica entre tantas). Siempre le había caido mal.
El instante que tardó en responder, Hernán lo aprovechó para hacerle un escaneo de cuerpo entero a Clarita. Y al final soltó.
- Clarita..  ¡Que bien que estás! Te vino bien dejar la oficina. Jajaja. Pero ¿Que haces acá?
- Es que ... Pasaba a visitar a Verónica... - fué lo único que se le ocurrió decir.
- ¿En serio? No sabía que se veían afuera del trabajo. ¿Sabes? Se te extraña en la oficina. No es lo mismo sin vos... - empezó a lanzar galgos Hernán.
  Clarita sonrió por el elogio, pero no supo qué decir, un poco se sonrojó por toda la situación.
- Yo tengo llave del departamento de Verónica, estaba viniendo a verla. ¿Querés pasar?
Y Clarita no supo decir que no.
Entraron juntos. Subieron al ascensor. Clarita notó que el pendejo la miraba de reojo todo el rato. Un poco la divirtió la situación.Tenía que reconocer que con ese vestido estaba provocativa como nunca lo había estado.
  Pero llegado al piso de Verónica, ya en la puerta del departamento, Hernán golpea y le explica, que en realidad venía sin avisar a devolverle la llave a Verónica porque se la olvidó en la oficina.
'La oficina' pensó Clarita. Ahora le dice 'la oficina' al telo de la vuelta del trabajo adónde suele llevar sus conquistas. ¡Qué pendejo atrevido!
Cómo Verónica se había ido a saldar cuentas con una vieja amiga y nadie contestó, Hernán aprovechó la situación para invitarla a Clarita a tomar algo y ver que onda después, él no tenía otros planes.
  Algo se movió en el interior de ella. ¿Me está invitando a mí a tomar algo? ¿Me quiere garchar a mí también...? Este pendejo insolente quiere completar el álbum conmigo...
  Y, aunque su cuerpo se moría de ganas, le contestó seriamente: - Mira Hernán, creo que no corresponde. Yo soy una persona fiel. ¿Sabes? Hace poco tuve un bebé y no pienso traicionar al amor de mi vida con el primer pendejo que se me cruce, por más bueno que esté....
  Mientras subían al ascensor, Hernán pensaba 'que loca que está esta mina... si yo la invité a tomar algo nada más' aunque no dijo nada. Una vez cerradas las puertas, el ascensor se activó solo y empezó a subir.
  Al llegar al último piso, Héctor, el encargado, entró al ascensor lentamente. "Buenas noches" saludó sonriendo y midiendo la situación, "disculpen que los haya hecho subir..." Ambos respondieron a medias. Héctor completó su sonrisa, es que presintió, intuitivamente, que el destino le estaba contestando a una velocidad sorprendente.
  "Buenas noches señorita" insistió antes de apretar el botón que los llevaría a la planta baja. Clarita, sorprendida por el tono galante del saludo, se sonrió. ¡Qué noche para Clarita! Dos hombres, de distintas generaciones se la disputaban, de alguna manera, y eso le generaba una reacción física completamente desconocida para ella. Tanto es así, que de pronto notó unas aureolas de humedad en su vestido a la altura de los pechos. Eran sus pechos lactantes que rebosaban de  alimento y excitación...
  - Señorita... ¡Que percance! - dijo, sin perder tiempo, el encargado, mirándola con lascivia y comprensión. - Usted no puede salir así a la calle... ¿No tiene un saquito o algún cambio de ropa encima?
  La respuesta era evidente: no.
  Clarita, ansiosa, confundida, miraba a uno y otro hombre a su lado. Hombres que observaban fijamente sus pechos y su vestido, cada vez, más empapado.
- Preciosa, no la puedo dejar salir así. ¿Por qué no sube conmigo a mi departamento  así puede asearse y le puedo prestar algo de ropa...?
  Clarita no sabía qué hacer. Con desesperación miró a Hernán, le rogó con la mirada que la acompañara.
  Los tres subieron nuevamente.
  Una vez arriba, llevados por la charla amena que Héctor, con sus años de experiencia sabía lograr, la situación perdió todo matiz de incomodidad.
  El hombre le cedió el baño a Clarita para secarse y le pasó una camisa suya para que usara mientras se secaba el vestido que, con astucia, consiguió que se lo entregara con la idea de colgarlo afuera al fresco de la noche.
  Cuando Clarita, finalmente salió del baño, con solamente la camisa puesta, se sintió un poco desnuda y desprotegida. Era raro, porque la camisa la cubría tanto o más, inclusive, que el vestido que tenía puesto. Sin embargo así se sintió.
  Salió a la terraza y encontró a los dos hombres fumando. Pero eso no eran cigarrillos comunes. No. Ella conocía ese olor...
  Gentilmente, Héctor le ofreció una bebida fresca, para distenderse un momento mientras esperaban a que el vestido, colgado al fondo de la terraza, se secara.
Ella, aunque no muy adepta a la cerveza, aceptó con cortesía la invitación.
Pronto Hernán la convidó una pitada. Nunca había probado. Aunque sentía curiosidad... Finalmente, se decidió y aspiro una larga pitada que culminó con una tos repentina.
  - Tranquila... De a poco, Clarita. No se me atragante. Mire que estas son flores propias. No sea angurrienta... Hay para todos. Jajaja
- Jajaa- Clarita se reía con ganas. Le había resultado muy gracioso lo que decía Héctor ...
  La charla siguió girando al igual que la bebida y el porrito. Al rato, todos se sentían como si se conocieran de toda la vida.
  Un aire fresco sopló un momento y generó en Clarita un escalofrío. Rápido de reflejos, Héctor, la invitó a acercarse a él para abrigarla y ella aceptó. Pronto la tenía sentada sobre sus piernas y él la acobijaba con los brazos. Las blancas  piernas de Clarita, al aire, dejaban, casi, ver su ropa interior. Héctor le frotaban los brazos con cariño y le hablaba cerca del oído. A Clarita todo eso le generaba una cosquilla. Pero le gustaba. Quería quedarse ahí. Se acomodó mejor sobre el hombre y sintió el bulto duro sobre el que estaba apoyada. En esa posición le incomodaba, pero si se movía un poco,el roce se sentía lindo... Pronto las manos de Héctor le frotaban no solo los brazos, sinó también el pecho. Sentía nuevamente brotar leche de sus senos, le pesaban, estaban llenos, no los podía contener. Cuando entendió que el hombre le estaba desabrochando la camisa y tomaba un pecho en cada mano, aplicando la presión necesaria para desahogarlos, se sintió agradecida.
  - ¿Mejor así...? - preguntó el encargado.
  - a já...- solamente pudo decir ella, mientras disfrutaba, con los ojos cerrados, de la sensación que la atravesaba.
Pronto sintió una boca cubriendo uno de sus pezones. Entreabriendo un poco los ojos vió como Hernán se los lamía y chupaba. Ella estiró una mano y le acarició el pelo... Se lo veía tan lindo al nene...
  El bulto sobre el que estaba sentada se puso todavía más rígido. Sintió las manos de Héctor, entre sus piernas, buscando liberar su miembro tenso. Ese roce inintencional sobre su sexo la volvía loca.
El hombre sacó el pene erecto que se veía entre las piernas de Clarita como si fuera suyo. Hernán miró, con los ojos bien abiertos, el tamaño, forma y dureza de lo que el viejo portaba, sin dudas estaba sorprendido. Clarita no pudo contenerse y lo tomó con ambas manos, mientras el encargado le devolvía el favor acariciándole la concha, preparando el terreno. '¡Que mano grande y pesada! Con razón está pija es así...' Pensó Clarita.'¡Que suave que se siente!' mientras bajaba y subía la piel que cubría la cabeza de esa poronga venosa larga y gorda.
  Al notar que faltaba un poco de humedad para encarar la penetración en esa conchita tan apretada, Héctor, le pidió a Hernán que le hiciera el favor de mojársela un poco. Y el chico se acercó con ganas a lamer esa vagina casi inexperimentada. Pero en seguida el viejo lo frenó. "No, nene. Ahí está todo bien. Acá vení. Chupámela un poco a mí" le dijo mientras con la mano sarandeaba el pedazo para que Hernán lo entendiera. El chico lo miró con dudas y el viejo, con la otra mano, le acercó la cabeza a su verga hasta que los labios chocaron contra esa poronga dura. Hernán sintió, por primera vez, la textura y el calor de una pija en su boca. Y tuvo curiodidad... Una vez pasado el primer instante de vacilación, empezó a lamer el tronco y la cabeza con ganas. Pronto se lo metía en la boca hasta donde podía. Tanto así que al final Héctor tuvo que frenarlo: "nene, te pedí que me la lubricaras nada más..."
  El chico, con la boca chorreando de saliva, vió entrar lentamente esa poronga en el interior de Clarita, mientras Héctor le preguntaba: "¿vamos bien así, preciosa...?" Y Clarita, con la cara extasiada, le decía que sí con la cabeza y con la cintura. Se acomodaba sobre la pija del encargado y se movía y retorcía del disfrute de sentirse penetrada. El viejo acercó sus anchos dedos al palpitante clítoris y le aportó una caricia que terminó de enloquecer a Clarita y segundos después gritaba como una condenada al fresco de la noche.
  Ya exhausta, el hombre la recostó sobre una reposera y la esperó un poco. Sabía que esa noche iba a conquistar un espacio virgen y no quería apresurarse.
  Clarita, recostada, mirándolo al viejo, abrió sus piernas un poco más, incitándolo a poseerla nuevamente. Héctor le dijo: " Clarita, le importaría si lo invito a probar acá a nuestro amigo..."
  Ella lo miró a Hernán, que tenía ya la pija en la mano y se la apretaba con fuerza y le dijo: " A ver, pendejo, si me coges como me cogió este señor..." Y el pendejo, caliente, se le abalanzó encima y empezó a bombearla intensamente. Clarita daba pequeños grititos acompañados de  "Sí" "Así" "Más, ¡Más!" y frases por el estilo. Héctor observaba la escena, con la poronga intacta, dura y palpitante. Veía ese culito moverse con nerviosismo sobre la mujer y decidió acercarse a tantear la situación.
  Lentamente apoyo su miembro caliente sobre la cola de Hernán para ver la reacción. El chico al sentir ese pesado miembro apoyado sobre él, aminoró el movimiento. Héctor no necesitó preguntar más. Le separó los cachetes, dejando a la vista el ano que palpitó al sentirse descubierto... Héctor se llenó bien la pija de saliva y apoyó la cabeza en el agujero. El chico seguía el ritmo de su penetración, pero esta vez se notaba que se movía más bien hacia afuera, como buscándolo a Héctor... "¿Qué hago, nene...?" Preguntó el viejo, mientras Hernán le acercaba un poco más la cola sin dejar de bombear sobre Clarita. "¿Querés sentirla...? " Le preguntó. Como no le respondía decidió interrogarlo de otra manera: haciendo presión logró meter media cabeza adentro. Hernán lanzó un quejido ahogado. Mientras, Héctor, ejerciendo lenta presión, preguntaba "¿Sigo...?" Y la metía un poquito, "¿Sigo un poco más...?" Hasta que se escuchó el grito de Hernán "¡Siiii..! " El viejo lentamente la llevó hasta el fondo y a partir de ahí dominó el cuerpo del pendejo como si fuera una marioneta.
  A cada embestida que le daba, por la presión que ejercía, la pija del pendejo se enterraba en Clarita. Era como si Héctor se la estuviera cogiendo con la pija del pendejo y ese cambio Clarita lo noto, porque el tenor de sus gritos subió inmediatamente.
  Hernán, con el rostro enrojecido, sentía la tremenda pija dentro de su culo y la erección que eso le generaba era enorme.
  Sentía un instante su ano palpitando, caliente, ardoroso y al siguiente momento sentía su propia pija contraerse dura y espasmódica.
No sé cuándo duro todo. Quizás fueron segundos.
El acto de poder ejercido por Héctor, también lo calentaba a él mismo hasta la exasperación.
  Cuando en el medio de una embestida escuchó el estallido de Clarita y sintió que el pendejo  descargaba su leche, él decidió dejarle de obsequio, para conmemorar esa primera vez, un fuerte orgasmo.
  Seis descargas de espeso semen  bien eyectado en el interior de Hernán, empujándo con presión la poronga, hasta tenerla completamente metida adentro de ese apretado culito que ya no era virgen...

  'Qué noche aquella...' Pensaba Héctor días más tarde, recordándola. Nunca le falló el destino. Ni una vez. Quizá, por la edad, ya no le queden muchos partidos por jugar pero... Ahora siente que mientras esté bien atento a las situaciones, mientras el cuerpo le responda, algo va a encontrar para entretenerse...




Escribir un relato a veces me toma bastante tiempo. Si lo apreciaste o, por el contrario, algo te disgustó, me gustaría saberlo para ir mejorando. Tomate unos segundos y dejame un comentario.
Gracias por leer y si querés podes seguirme, publico historias todas las semanas.


Las dos primeras historias de ésta serie:
https://poringa.net/posts/relatos/3873512/Otra-noche-de-cuernos-La-cunadita.html


https://poringa.net/posts/relatos/3875595/Otra-noche-de-cuernos-Marilina.html


Lo que pasó el año pasado arranca acá:
https://poringa.net/posts/relatos/3833329/Cuernos-Que-paso-esa-noche-El-marido.html


Mis relatos con mayor puntaje de los lectores:
https://poringa.net/posts/relatos/3864079/La-Noche-de-Mamis-solas.html


https://poringa.net/posts/relatos/3730621/Noche-secreta-en-la-casa-de-mi-tia.html


Más en mi perfil:
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1 comentario - Otra noche de cuernos. El encargado.

celta05 +1
Diez, pero está para quinientos
martinfcd +1
Se agradece.