Tacos, café y noche de Hotel...

La razón principal por la que quisimos abrir la relación fue para sentirnos tan jóvenes y aventureros como al comienzo. Ya nos habíamos olvidado lo que se sentía tener que escondernos, programar con cuidado las salidas, encontrar un lugar escondido con el coche para tener sexo… Y nos habíamos casi olvidado de Andrés.

3 años después. Andrés volvió a Uruguay y me escribió casi enseguida. Tuvimos una charla demasiado ligera y sin mucha emoción por mi parte. Pero me invitó a tomar un café una tarde, y que si Matías iba no habría problema.
Hacía poco que nos habíamos ido a vivir juntos con Mati. Alquilábamos un apartamento bastante chico en Pocitos, cerca de nuestros trabajos. Esa noche, le conté a Mati de mi charla con Andrés mientras nos acostábamos. No fue mencionar su nombre que Mati se acercó más a mí, y no pude terminar de contarle que nos había invitado a tomar un café cuando ya sentí su mano deslizándose debajo de mi bombacha.
-¿Qué haces?
-Nada… juego un poco…-me dice con picardía.
-Esa mano llegó demasiado rápido ahí- le contesté con un toque de reprimenda.
-Quería saber si estabas mojadita…
-¿Por?
-Siempre te empapas cuando mencionás a Andrés…-me dijo, mientras introducía un dedo en mi conchita empapada.
Comencé a agitarme y gemir por lo bajo.
-Entonces chúpame la concha… -me miró sorprendido, no era propio de mi pedirle de forma tan directa. Al menos no desde hacía mucho tiempo.
Obedeció enseguida. Apreté su cabeza con mis piernas, empujándolo con mis pies para que me presionara la vulva y mientras sentía sus labios y lengua moviéndose con destreza entre los pliegos de mi carne, cerré los ojos y pensé en Andrés.

La tarde que nos encontramos con él llovía. Se caía el mundo, podría decirse. Así y todo, Andrés nos esperaba fuera del local, bajo un techito, fumando. Su porte no había cambiado. Las botas de cuero, la camisa abierta hasta el segundo botón, el pelo despeinado, y sus ojos… cargados en picardía, invitándome siempre al pecado, incluso luego de tanto tiempo. Mati extendió su mano para estrecharla antes de saludarme, pero él lo ignoró y luego de tirar el cigarro al suelo me abrazo. Fue un abrazo delicado. Sentí su perfume, el mismo que usaba hacía tanto tiempo, y la forma en que se mezclaba con el aliento a cigarro y café era suficiente para volverme loca. Al terminar el abrazo buscó mis labios, pero me apuré a darle un beso en la mejilla. Se rió y procedió a saludar a Mati con un abrazo más corto, ignorando nuevamente la mano extendida de mi novio.

Entramos y elegímos un asiento apartado. Apenas me senté, Andrés apoyó una bolsa sobre la mesa.
-Un regalo. Directo de Madrid. Me hizo acordar a ti…
No sabía que decirle, me ruboricé, me emocioné, le agradecí, pero sobretodo, me tire a abrir la bolsa. Dentro, en una caja, habían unos zapatos de taco alto negros. De más está decir que me encantaban… pero… midiendo 1.72m, y Mati tan solo 1.70m, no había considerado jamás tener un par de zapatos como esos. Fácil eran 14 cm de taco… Iba a quedar altísima.
-Wow! Me encantan… pero... son demasiado altos, no estoy acostumbrada.
-No jodas, seguro te quedan hermosos. ¿Verdad? -le preguntó a Mati, que estaba mudo.
-Sí… seguro te quedan.. geniales. -Respondió con la voz ronca.
-Pero voy a quedar enorme…
-Quizá un poco más alta que Mati… pero a él no le jode, ¿verdad?
Miré a Mati, estaba rojo, mudo, pero en su rostro se veía algo más… estaba excitado. Andrés miraba con atención todo… Al verme tan indecisa, me pidió que me pusiera los zapatos. Combinaban con el vestido y las medias que llevaba. Al pararme y sentir los tacos por primera vez fue una sensación extraña. Me sentía empoderada, alta y con más seguridad que de costumbre. Andrés estiró su mano para ayudarme, pero no necesité de su ayuda. Caminé un poco, desfilando mis nuevos tacos. Al llegar a la mesa, Andrés rodeó mi cintura con su brazo y me acercó a él…
-Ahora te tengo más cerquita.
Me besó. Un beso suave, profundo, intenso… su lengua jugueteó dentro de mi boca. Me soltó, y se sentó. Quedé tonta por un segundo. Logré sentarme y busqué a Mati, me miraba con deseo y se acercó a besarme.
-Epa… que me pongo celoso.-Dijo Andrés.
Nos reímos y cortamos el beso.
Charlamos con naturalidad. Enseguida la conversación se volcó hacia el trabajo, alquileres, el auto nuevo que se había comprado hacía poco en España.
-En fin… voy a estar solo 2 semanas en Uruguay… Y me gustaría pasarlas contigo.
Lo dijo sin ningún filtro. Sin preguntarme siquiera. Su seguridad siempre había sido característica pero esta vez se había superado.
-Bueno… pensalo. Me decís esta noche. Y ahí te devuelvo estás.-dijo señalando las botas que me había quitado para ponerme sus tacos.
Nos saludó y se fue, ignorando por completo la lluvia que caía torrencialmente.

Una vez en el apartamento, mientras me senté a quitarme los tacos, Mati me detuvo. Comenzó a besarme con una pasión que hacía tiempo no veía en él. Esa misma pasión de una pareja que recién se conoce, que recién descubre sus cuerpos. Levantó mi vestido, bajó las medias y bombacha de un tirón y enterró su boca en mi entrepierna.

-Mmm… Estás empapada… Andrés te dejó a mil…
Solo pude gemir como respuesta. Siguió lamiéndome, recorriendo mis labios con su lengua, jugando ligeramente con mi clítoris.
-¿Te lo vas a coger hoy, entonces?
Tuve que detenerlo. Me incorporé y nos miramos fijamente. No estaba esperando que me lo propusiera tan rápido…
-No sería nada nuevo…
-No.. pero… ya no es como antes… ahora somos una pareja…
-También eramos una pareja cuando lo besaste esta tarde…
-Fue solo un beso, nada más.
-Y estás empapada… si hubiera venido con nosotros ya estarían teniendo sexo aquí mismo.
-No puedo creer que me estés diciendo…-en ese momento Mati aprovechó a lamerme la concha. El temblor que recorrió mi cuerpo me enmudeció y no pude seguir la línea de pensamiento.
-Después de esta noche… ¿también querés quedarte con él?
-No… -sin dejarme hablar comenzó a lamerme nuevamente, esta vez metiéndome un dedo. Y al gemir con más fuerza metió dos. Entraron sin problema alguno.
La conversación quedó ahí. Mati procedió a masturbarme hasta que no pude aguantar más. Los tacos clavándose en su espalda, mis ojos cerrados, pensando en Andrés.

Al final, esa noche fui a verlo. Cenamos en el restaurant del hotel, tomamos unos tragos, y subimos a su habitación. Me estaba esperando con más regalos. Un libro, algunas bobaditas, chocolate y una botella de champagne helada.
-Ahora te toca a ti darme un regalo…
-Pero… no te traje nada- dije con voz inocentona, sabiendo perfectamente a qué se refería.
-¿Fuiste fiel a lo que te pedí una vez, hace mucho tiempo?
-¿Qué fue eso?
-Que estos labios solo podían conocer el sabor de mi leche…
-Mmm, masomenos… -respondí con una sonrisa- Alguna vez ha pasado sin querer, pero Mati está convencido de que me da asquito el semen…

Sonriente, con su arrogancia innata, se desabrochó el cinturón y me miró a los ojos. No dijo una sola palabra más. Me arrodillé, le bajé el pantalón, y luego el boxer. Ya se veía el bulto de su verga erecta. Era hasta más grande de como la recordaba. Enseguida la llevé a mi boca y comencé a chuparla. Le apreté los huevos con una mano, mientras con la otra masturbaba el tronco de su miembro. Mis dedos apenas se tocaban. Mi lengua lamió todo alrededor del glande, metiéndose entre la piel suelta del prepucio, girando a su rededor. Sentía su miembro pulsar dentro de mi boca, endurecerse, y podía oír la respiración pausada de Andrés. Estaba por terminar. Apuré mis movimientos, lo masturbé con más fuerza y esperé a que el chorro salpicara el interior de mi boca. Él se retiro apenas, y sujetándose la pija se masturbó solo frente a mi cara. Por una fracción de segundo no entendí por qué lo había hecho, hasta que sentí el golpe de su leche golpearme en la cara. Venía acumulando hacía tiempo. Nunca había quedado igual. Su semen espeso se mantenía firme en donde había caído. En mi frente, el pelo, mis cachetes, la boca.

Me miré al espejo. Arrodillada frente a Andrés, lamiéndole los restos de semen de su pene, con los tacos nuevos, y el celular en el piso. Una gotita de semen había caído en la pantalla. Se encendió en ese preciso momento, con un mensaje de Mati.

Continuará…

4 comentarios - Tacos, café y noche de Hotel...

koopa85 +1
me dejaste a mil la pija, justo estaba re duro leyendo!!!
carlitoscote +1
Me encantó. Muy buen relato.. La verdad no sé cómo sos pero ya te I. Agino como una p..