Mi prima Valeria (IV)

Había pasado una semana desde la noche en el bar y esasalida con Laura. Habíamos estado intercambiando mensajes los primeros días dela semana, nada de otro mundo, solo que ambos lo pasamos bien y que estaríabueno repetirlo. En uno de sus mensajes me volvió a pedir que no le cuente nadaa Valeria de lo nuestro.


Me llamó mucho la atención ese punto. No terminaba deentender por qué no quería que se enterara ella de que nosotros estábamossaliendo, así que le consulté por ese tema.


-       Por qué tanta insistencia en que no lecuente?


-       No quiero que las cosas se pongan raras entrenosotras.


-       Pero, por qué se pondrían raras?


-       Es que vos viste como es ella. Es mediosobreprotectora con las personas que quiere.


-       Bueno, pero tampoco es que tenemos tantosaños de diferencia vos y yo. Ya estás grande, te sabes cuidar y también meconoce. Me suena raro que de golpe no confíe en mí.


-       No entendés. No es por eso. Cuando te dijeque es sobreprotectora, me refería a que es sobreprotectora con vos y noconmigo en este caso.


-       Conmigo? Por qué se pondría sobreprotectoraconmigo?


-       No sé. Siempre me está hablando de vos. Siempreme decía que no le caía bien tu ex y que vos te merecías alguien mejor queella. Como si nadie fuera suficiente.


Eso me tomó un poco por sorpresa, porque Valeria siempre sellevó muy bien con Romina, mi ex. Siempre hablaban lo más bien y se interesabapor todo lo que le contaba en las reuniones familiares.


-       No creo que sea tan así – respondí.


-       Creeme, el otro día que estábamos los 4 en elbar me tiraba cada cara cuando me acercaba. Por eso prefiero no decirle nadapor ahora.


Recordé el pequeño jueguito o competencia que habíamostenido con mi prima, pero preferí hacerme el boludo.


-       Que raro, yo no noté nada raro – mentí


-       Jajaj ustedes los hombres nunca se dan cuentade nada. Pero creeme, si no fueras su primo diría que estaba celosa.


-       Jajaj


Decidí terminar el tema ahí, porque en el fondo sabía que sino le iba a tener que seguir mintiendo. Yo sabía que Valeria se habíacomportado medio rara esa noche y sentía que nuestro juego no había sido una cosainocente entre primos. Lo que Laura me decía, me estaba obligando a finalmenteaceptarlo.
Podría ser que todo lo que había pasado en mi cumpleaños nofuera un producto de mi imaginación y que a mi prima en realidad le pasarancosas conmigo? Y más importante, si ese era el caso, qué iba a hacer yo alrespecto?


Tenía que destrabar todo este tema y sacarme las dudas queme estaban volviendo loco.


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Finalmente había llegado el sábado y era el cumpleaños deValeria. Ella todavía vivía con sus padres, así que la celebración familiar ibaa ser en la casa de ellos. Estaba un poco nervioso, había pasado los últimosdos días dándole vueltas a todo este asunto. No estaba seguro como encararlapara aclarar toda esta situación.


Por un lado, pensaba que lo mejor era hablar de frente. Decirleque la notaba rara conmigo y preguntarle si le pasaba algo. Por otro lado, meponía muy incómodo esa situación, qué pasaba si yo había malinterpretado todo yquedaba como el pervertido de la familia que le tiene ganas a su primita? Yencima, si todo esto se daba en una reunión familiar, la situación se iba atornar todavía más incómoda. Quizás lo mejor era tratar de probar un poco a vercomo reaccionaba.


Cuando llegué me recibió Sofia, claramente con algunostragos ya encima.


-       Primitooo!! – me dijo mientras meabrazaba y daba un beso sonoro en el cachete – pasá, pasá, estamos todos enel fondo.


Había tocado una noche bastante calurosa. Así que mis tíosdecidieron poner las mesas afuera en el patio y cenar ahí. Seguí a Sofía por lacasa, pasamos por el living, la cocina, hasta que llegamos a la puerta de atrásque nos conducía al patio. Mi prima estaba bastante alegre. Fue todo el caminobailando y moviendo el cuerpo al ritmo de la música que sonaba de fondo. Medivertía verla así. Por lo general era un poco más seria, pero cuando tomaba unpoco, se solía desinhibir bastante.


Si bien Sofi no tenía la cola de su hermana, no estaba nadamal para su edad y tomando en cuenta su falta de actividad física. Igualmente,lo que todos solían notar en ella cuando entraba a una habitación era su pecho,que se había operado hace ya algunos años. Al igual que la hermana, lanaturaleza le había dado un pecho normal, no pequeño, pero ella siempre sesintió acomplejada, así que decidió operarse para superar esa situación.Después de todo, varias de sus amigas habían hecho lo mismo.


De todos mis primos, Sofi era con la que tenía la relaciónmás estrecha. Teníamos la misma edad, con una diferencia de apenas unos 5meses. Nos habíamos criado juntos prácticamente. Había sido mi primer besocuando todavía estábamos en jardín y no entendíamos qué significaba un beso.También es mi primer recuerdo de ver a una chica desnuda. Y no solo de cuandonos bañaban juntos en la bañera.
Al ser los dos de la misma edad y pasar tanto tiempo juntos experimentamosmuchas cosas. Solíamos jugar a interpretar partes de películas y también fuimosconociendo nuestro cuerpo juntos cuando éramos muy chicos. 

Todavía no entendíamos la diferencia real entre un varón y una mujer a esaedad, pero fuimos mostrándonos desnudos y permitiendo a uno tocar el cuerpo delotro. Típica cosa de chicos que no entienden y que están empezando a ver lasdiferencias entre sus cuerpos, algo inocente que según me había explicado una vezuna ex, es super común que pasé entre primas y primos o entre hermanos yhermanas.


Recuerdo que incluso en nuestra adolescencia, cuando reciéndescubría la masturbación, el porno y eventualmente los relatos eróticos, Sofíera una de mis fantasías más frecuentes.
En esa época Vale no era más que una nenita que jugaba con muñecas, pero Sofi yyo estábamos en pleno colegio secundario, saliendo a bailar por primera vez yteniendo nuestras primeras incursiones íntimas con el sexo opuesto.


Mientras caminábamos por el pasillo, iba rememorando esassituaciones. Se me vino a la cabeza un verano, en el cual nuestras familiasfueron juntas a la playa por una semana. Solíamos alquilar un departamento 4ambientes. Dos de las habitaciones, se las dividían entre nuestros padres y enla tercera dormíamos nosotros 3 juntos, cada uno en su cama individual. Yotenía las hormonas descontroladas y entre los videos porno y los relatos quehabía leído, una noche cuando ya estábamos todos en nuestras respectivas camas,empecé a fantasear con que Sofía se iba a levantar de su cama, caminarlentamente hacía la mía y se iba a meter bajo las sábanas sin decir nada. Meimaginé a mi prima besándome y acariciándome la cara, el pecho, el estómagohasta llegar a mi entrepierna. Todo intentando hacer el menor ruido posible alno estar solos en la habitación. 

Cabe destacar que en esa época todavía no había estado con una chica, por loque el solo hecho de imaginarme esa situación, alcanzaba para provocar que micuerpo reaccione.
Era de noche, las luces estaban apagadas, apenas entraba unleve reflejo por la cortina de la ventana, así que era casi imposible ver loque pasaba a un metro de distancia. Casi sin darme cuenta empecé a acariciarmesuavemente sobre el slip. Fue instinto puro, pero el corazón me latía a mil porhora y la sensación de sentir que en cualquier momento mi prima se podíalevantar y hacer realidad mi fantasía me estaba volviendo loco. Para midesahogo y desgracia a la vez, no tardé mucho en venirme. Llegué a apretarme detal forma que todo había quedado dentro de la ropa interior, pero había hechoun enchastre.
Siempre recuerdo ese momento porque podría jurar que cuandoyo me vine, vi un reflejo en la cara de Sofía que solo podía indicar que teníalos ojos abiertos. Entre el pánico y el no saber que hacer, decidí quedarmequieto hasta quedarme dormido. Uno de los momentos más patéticos de mi vida,pero hoy por hoy lo recordaba y me causaba mucha gracia. Siempre me quedó laduda, nunca pude confirmar si me había imaginado que Sofía estaba despierta o ellase había dado cuenta de lo que yo había hecho.


Hoy por hoy, mi prima no me despertaba ningún tipo de morboo deseo. A medida que fuimos creciendo nuestras formas de pensar y ver el mundonos fueron separando cada vez más. Ella era una chica que se preocupabademasiado por el “qué dirán”. Siempre hacía lo que las amigas hacían, comprabalo que las amigas compraban y nunca parecía tener un pensamiento propio sobretemas serios. Su atención estaba perdida en su celular incluso cuando estabarodeada de gente y su actitud en los últimos años era la de una persona “seria”o aburrida. Ese tipo de forma de ser siempre me generó rechazo en el sexofemenino. Quizás era por eso que Valeria me llamaba tanto la atención ahora.Porque era lo opuesto de la hermana. Siempre interesándose por tener unaconversación sobre temas nuevos, siempre sonriendo y super activa. Todo lo queSofía solía ser unos 10 años atrás.


Una vez que llegamos al patio me encontré con que era elúltimo en llegar. Ya estaban todos entre la mesa y la parrilla, cada uno con untrago en la mano. Me pareció raro, porque eran las 9 en punto y por lo generalyo era de los primeros en llegar, si hay algo que me molestaba mucho era laimpuntualidad.


-       Qué te paso que llegas tan tarde? Podíasavisar! – me dijo mi viejo cuando me saludó al acercarme a él y a mi tío enla parrilla.


-       Tarde? Son las 9 en punto! – le respondíextrañado.


-       Si, pero habíamos quedado que nos juntábamostodos acá a las 8. Ya estamos sirviendo la carne!


No entendía nada. Me habían avisado que esté a las 9.Valeria me había avisado.


Miré a mi prima que estaba sentada en la otra punta de lamesa. Me tenía la mirada clavada de forma tal, que parecía quererme hacerdesaparecer o explotar en el lugar. Enseguida la desvió y siguió prestándoleatención a la charla que estaban teniendo mis primos.


Me había mandado un mensaje el miércoles que decíaclaramente que tenía que estar a las 9 ahí. Por las dudas lo revisé:


“SABADO 21 HS EN PUNTO EN LO DE MIS VIEJOS. BESO.”


Era bastante claro el mensaje, no invitaba a mucha conversaciónasí que solo le había respondido con un “OK. BESO”.


Empecé a mirar los mensajes anteriores que tenía de ella.Solo tenía la seguidilla de mensajes que me había mandado después del bar.Nunca le había contestado esos mensajes! Honestamente me había colgado, nisiquiera me avive cuando me llegó el último mensaje con el horario para lareunión. Era por eso que estaba así? Se equivocó y me mando por error a las 21en vez de a las 20? Era raro, el resto de mi familia estaba ahí, así queclaramente era el único que pensó que la reunión era a las 9. Preferí no darlemás importancia por el momento.


Seguí con mi ronda de saludos. Mis tías estaban en la mesabien cerquita de la parrilla, así podían estar atentas a cualquier comentarioque mi viejo o mi tío quisieran hacer de ellas a sus espaldas. Todos mis primosestaban en la otra punta y los fui saludando uno por uno. Finalmente llegué aValeria.


-       Feliz Cumple primita! – Le dije mientrasle daba un abrazo, el cual apenas correspondió. Solo sentí que sus brazosrozaron ligeramente con los costados de mi camisa.


-       Gracias. – la mueca en la cara no podíasiquiera clasificarse como una sonrisa.


Lo dejé ahí, claramente las cosas no estaban bien.


Como había llegado tarde, apenas me senté sirvieron lacomida y toda la cena pasó como de costumbre. Conversaciones mundanas, sin nadamuy relevante para mencionar.

Cada cierta cantidad de tiempo miraba a Valeria que estaba sentada enfrentemío. Ni una sola vez me miró a la cara, era como si intentara evitarlo a todacosta.


Después de cenar, mientras mis padres y mis tíos tomaban uncafé y se relajaban cerca de la parrilla, totalmente perdidos en su propia conversación,mi primo Pablo sugirió que juguemos a algo.


-       Dale! trajiste el juego? – me preguntóSofía.


-       No, me re olvidé la verdad, salí apurado y lodejé en casa. – sinceramente me había olvidado por completo. Tenía lacabeza en cualquier lado hacía dos días, ni de casualidad se me había pasadopor la cabeza que tenía que llevar el juego.


-       Te dije que lo traigas! – acotó con untono un poco elevado Valeria. Primeras palabras que decía en un buen rato yprimera vez que se dirigía a mi desde que llegué y la saludé.


-       Si, perdón. La verdad me re olvidé. Pasé porlo de un amigo antes de venir acá y ya no llegaba a volver hasta casa parabuscarlo.


-       Amigo o amiga? – dijo Valeria casicortando el aire con esa pregunta que pareció fuera de lugar.


-       Amigo. Por?


Ni siquiera me contestó, solo bajó la mirada al celular ehizo de cuenta que nada había pasado. Lo cual hizo toda la situación mucho másincómoda para todos.


-       Tampoco es para tanto prima! Trae unas cartasy juguemos al poker o algo así que hace rato no jugamos – dijo David intentandobajar la tensión que se sentía en el ambiente.


-       Dale, yo voy! – dijo Sofía.


Entró en la casa y volvió con el set de poker que solíamosusar de vez en cuando. Era de mi tío, pero él casi no lo usaba. Una de esascompras impulsivas que siempre le criticaban.


Dividimos las fichas, pusimos 20 pesos cada uno para hacerel pozo con el que íbamos a apostar y empezamos a jugar.


Cerveza va, cerveza viene, nos la pasamos bastante bien,riéndonos y conversando de temas sin importancia. Todos excepto Valeria. Ella parecíaapagada, enojada. Jugaba pero no prestaba mucha atención.


El par de veces que quedamos mano a mano casi no me dirigióla palabra, era como jugar contra un robot. Cero sentimientos.


Era el único con el que hacía esto, porque al resto lecontestaba bien, sonreía y seguía el juego. No era la misma de siempre llena dealegría, pero al menos a ellos no les clavaba puñales disparados de sus ojos.
De golpe, después de una mano en la cual gané un cara a caracontra ella, levantó la vista, me miró a los ojos y se paró.


-       Tengo que cargar mi celular, se me está porquedar sin batería – dijo mientras se levantaba y se metía dentro de lacasa.


Todos nos miramos un poco sorprendidos y sin entender bienqué le pasaba. Yo sobre todo, ya no aguantaba más ese trato de su parte.


-       Paso al baño, no te tomes mi cerveza! –le dije a mi primo mientras me levantaba y encaraba hacia la casa.


Cuando entré vi a mi prima al final del pasillo, estaba enel living que se encontraba a penas entrabas a la casa desde la calle. Yaestaba un poco cansado de toda esta situación, necesitaba hablar con ella y queme dijera que le pasaba, así que caminé por el pasillo hasta llegar a ese ambiente.


Valeria estaba apoyada sobre el respaldo de uno de lossillones. Al verme entrar levantó la cabeza de su celular y se incorporó. Mecorrió la vista y caminó hasta uno de los sillones que se encontraba a miizquierda, más lejos del pasillo y más lejos mío.


-       Me podés decir que te pasa? – le dije enun tono un poco fuerte


-       Nada! Qué me va a pasar? – Me dijomirándome a los ojos desafiante


-       Vale, no me digas que no te pasa nada, desdeque llegué que estás rara conmigo. Y que yo sepa no te hice nada como para queme trates de esa forma.


No hubo respuesta.


-       Vale, por favor, si te dije o hice algo quete molesto decímelo.


-       Vos sabes lo que hiciste – me dijo,volviendo a correr la mirada y enfocándose perdida en su celular. No lo estabarealmente mirando, parecía que solo buscaba un punto fijo donde enfocar susojos.


-       No, no sé. Decime.


-       Me vas a decir la verdad? – me preguntó


-       Si! Pero decime que te pasa!


-       Estuviste con Laura? – me preguntómientras levantaba la cabeza y me miraba, ya no con cara de enojada, si no comosi estuviera a punto de llorar.


Me quedé un poco sorprendido por la pregunta y por verla enesas condiciones. No fue intencional, simplemente me quedé colgado mirándolasin decirle nada.


-       Y? Me vas a contestar? – volvió apreguntar


-       Si, estuvimos tomando unas cervezas despuésde que ustedes se fueron y después nos fuimos juntos del bar. Nada más.


-       Nada más? No terminaron juntos en la casa deella o en la tuya? – preguntó con un tono ya un poco más irónico y molesto.


-       No entiendo que tiene que ver eso con vos.


-       Contestame.


-       Si Vale, fuimos para mi casa. Cuál es elproblema?


De nuevo bajó la vista y no me contestó. Era raro verla así,tan apagada, sin decir ni hacer nada.
Me acerqué a ella y puse mi mano en su mentón paralevantarle la cara. Tenía los ojos llorosos y los cachetes un poco colorados.Su boca era hermosa, tan sugerente como siempre o quizás más.


No sé qué se me pasó por la cabeza, pero estando tan cercade ella, me incliné un poco más y acerqué mi cara a la suya, sin dejar demirarla a los ojos.

Mis labios se posaron suavemente sobre los suyos. No fue un beso con pasión,pero tampoco fue un roce y si bien fue solo una cuestión de dos segundos, fuede los momentos más intensos de mi vida.
Cuando separé mi cara de la suya, Valeria me miraba fijo a los ojos totalmenteconfundida, o asustada, no lo podía distinguir en ese momento.

Mi corazón empezó a latir fuerte, de golpe lo sentía en mi garganta. Qué habíahecho?!


Mi prima bajó la cabeza y se incorporó para inmediatamentecaminar hacia el pasillo y salir de la habitación.


-       Sos un idiota! – pensé – Es tu primaimbécil! Tu prima mucho más chica que vos!


Mi cabeza me daba vueltas. En cualquier momento iban aaparecer por el marco de la puerta, saliendo del pasillo mi tío y mi viejohechos una furia, acusándome de pervertido e intentando sacarme a patadas de lacasa. Valeria iba a entrar llorando a la habitación, en los brazos de mi tíaque me miraba con odio desde la entrada del living. Acababa de arruinar mi viday provocar caos dentro mi familia.


Estuve fácil 5 minutos apoyado contra el respaldo del sillónesperando que esa situación se concretara, pero eso nunca pasó.


-       Eu! Estás bien? – Me sacó de mi trance lavoz de Sofía desde la entrada del living


-       Qué? Si. Por?


-       No volviste y me mandaron a buscarte a ver site había pasado algo. Te toca a vos! Dale!


No entendía nada. Si Valeria les contó lo que había pasado,Sofía no estaría en ese momento yéndome a buscar con esa actitud. Me hubieraagarrado de los pelos y molido a golpes. Claramente Vale no había dicho nada.


Con miedo y lleno de dudas caminé por el pasillo atrás de miprima, esta vez sin prestarle atención a su cola o rememorar viejas épocas. Micorazón todavía latía en mi garganta y solo pensaba en qué escenario me iba aencontrar cuando saliera al patio.


-       Ya me tomé tu cerveza, si no se iba acalentar! – Me dijo mi primo riéndose.


-       Dale, te toca a vos! – insistió Sofíamientras se volvía a sentar al lado de su hermana.


Vale estaba ahí, en el patio con todos, sentada con lamirada sobre la mesa. Me la quedé mirando unos segundos, todavía nervioso sinsaber cómo actuar. Me senté en el mismo lugar que había estado antes, enfrentede Vale. Agarré las cartas y las miré sin prestar atención alguna a qué eracada una. Sencillamente no podía pensar. Mi cerebro estaba desconectado.


Levanté la mirada de mis cartas y miré a mi primita. Noparecía enojada, no parecía triste, solo parecía ida, igual que yo, con sumirada perdida en la mesa.


Despacio, mientras aún la miraba, levantó la vista y susojos se encontraron con los míos. Debe haber durado 5 segundos, pero parecióuna eternidad. Era como si nos estuviésemos hablando a través de los ojos.Ambos intentando incorporar lo que acabábamos de vivir y yo pensando en si mequedaba mucho tiempo de vida después de haber hecho lo que hice.


De repente la cara de Valeria cambió. Poco a poco su bocaempezó a dibujar una leve y tímida sonrisa. Me volvió el alma al cuerpo. Lecorrespondí la sonrisa lenta y disimuladamente, antes de volver a enfocarme enlas cartas.


Una mirada y una sonrisa, eso fue todo lo que necesité parasaber que iba a estar todo bien. Estaba seguro. Lo que venía por delante iba aser único, sin igual. Todavía podía sentir el sabor de los labios de mi primaen mi boca y eso solo hizo que quisiera volver a besarla una vez más. Sabía queno iba a pasar ese día, en ese lugar, pero también sabía que iba a pasar. Sabíaque todo acababa de cambiar.

2 comentarios - Mi prima Valeria (IV)

Yellow1111 +1
Buen relato... No te tardes tanto para el 5. Abzo