Cumpliendo mi fantasía Swinger (Ep.1)

Debo reconocer que a pesar de estar casada hace más de 20 años tengo mis fantasías. Una de ellas, la más recurrente es poder ir a un club swinger y estar con varios hombres a la vez, mirar y ser mirada. 
Hace un tiempo contacté a un amigo de la secundaria que en ese entonces me gustaba bastante y con la excusa de saludarlo, ver qué me pasaba. El resultado me sorprendió, lejos de sentir que todo era nostalgias el fuego volvió a mi de manera renovada. Descubrí que en mi interior había un volcán contenido de sensaciones que él fue haciendo despertar con palabras certeras e inquietantes.
Me resistí a verlo personalmente dada mi moral católica de madre de familia y esposa fiel.
Él insistía de mil maneras y no le importaba mi situación ni la suya propia, también comprometida.
Un día como cualquiera hablando de nuestras fantasías le dejé entrever mi fetiche con el intercambio de parejas a lo que respondió con una idea novedosa. Ya que no quería verlo en la intimidad quizás podíamos organizar un encuentro clandestino en alguno de los clubes de su ciudad junto a nuestras parejas que por supuesto desconocían nuestro vínculo más virtual que real y nuestro pasado. 
La idea me inquietó y, por qué no decirlo, entusiasmó hasta la locura. A partir de esa noche no podía conciliar el sueño imaginando cómo sería el encuentro tan morboso como inesperado.
Ese día estuve más excitada de lo normal, y eso que toda la semana me había sentido caliente al punto de no poder concentrarme en nada más. 
Por la mañana fui a la peluquería y después me dediqué a elegir mi ropa para la ocasión meticulosamente. Decidí ir de negro por fuera y por dentro, me parecía un color sensual para semejante momento, un vestido ceñido al cuerpo y muy corto, medias negras y tacos altos a juego. Mi lencería era un regalo de mi marido que acostumbraba a hacerlo frecuentemente, ropa muy sexy que me imaginaba siendo quitada por las manos de ese hombre que ahora me estaba desquiciando de placer sin ni siquiera haberlo visto en décadas. 

El club estaba en penumbras y lo más iluminado era una barra al fondo hacia donde nos dirigimos sin dudarlo, había bastante gente y eso me relajó. El aspecto general de esa zona era el de un boliche normal. Permanecimos un rato ahí bebiendo unos tragos livianos como para arrancar la noche. De pronto mi corazón se aceleró bruscamente al ver una pareja que se acercaba a nosotros y al verlo después de tanto tiempo. Hice muchos esfuerzos por contenerme y sólo darle un beso en la mejilla formal como a cualquier desconocido. Su pareja era una rubia alta descomunal y nada tenía que ver con la pareja que yo había visto en sus redes. Inmediatamente entendí su artimaña, había llevado a esa trola para incandilar a mi marido y al parecer lo había logrado totalmente ya que se veía hipnotizado por esas tetas enormes y operadas y el culo rebozante en ese vestido blanco diminuto. 
Él era un caballero, se sentó a mi lado y susurrándome empezó a excitarme con sus palabras al oído. Empecé a notarme húmeda como hacía tiempo no lo hacía. Me agarró de la cintura y mirándome a la boca me invitó a bailar, yo me incorporé y con una mirada a mi marido indiqué que iba a la pista, él seguía embelesado con el gato rubio. 
Al meternos en la pista y perdernos, sentí toda la calentura subiéndome a borbotones. Me rodeó con sus brazos y me besó de una manera única, entre romántica y promiscua que me hizo perder el poco control que ya tenía. Estaba totalmente entregada y podría hacerme lo que quisiera. 
Me sugirió que podríamos ir a un reservado a lo que respondí que mejor volvíamos a la barra ya que no quería quedar descortés con mi esposo. Sólo le hizo falta indicarme con un dedo en dirección a la barra para mostrarme que ni él ni la rubia estaban allí ya. Eso me dió carta libre de alguna manera y sentí que un mundo de sensaciones y libertades me esperaban esa noche. Me condujo por un pasillo oscuro sujetándome por detrás y sintiendo en mi cola su pija que ya se imaginaba hermosa. 

Me llevó como un experto conocedor a una sala en la que había un sillón individual grande rodeado de ventanas en penumbras, estábamos solos y eso me reconfortó al principio y al ver que muchos mirones se asomaban por las pequeñas ventanas mi calentura empezaba a ser incontenible.
Me hizo sentarme encima de frente y empezó a besarme como nunca me habían besado.

Sus manos me recorrían entera, era como un instrumento musical en sus manos y un temblor me recorría todo el cuerpo. Me levantó el vestido lentamente hasta dejarme en lencería y en sus manos calientes y firmes me empezaba a sentir una mujer en toda su dimensión y también un animal deseoso de todo. 

3 comentarios - Cumpliendo mi fantasía Swinger (Ep.1)

mca19000 +1
Aguardo al próximo capítulo.
Shiwwo1
Que lindo despertar!!