La Puerta Verde(Una Shemale,domando a una lesbiana.)🥒💦

La Puerta Verde(Una Shemale,domando a una lesbiana.)🥒💦
Hace tiempo:

-Inicie mi carrera junto a 
un cantante de folk.
Tenia un año recién desempacada de Buenos Aires.
Nuestro debut dio inició en un pequeño restaurante.
El era un alcoholico en extremo y estaba obsesionado con Johnny Cash!!
vivía en el centro de Monterrey con una piba hermosa.

Lo conocí en una rumba en casa de un amigo en común.
Al principio,note su actitud demasiado amistosa.
Era obvio que el, tenía unas ganas inmensas de Garcharme.
Pero al no ser la primera vez,que algo así sucedia.
Le hice ver qué yo también era un macho.
Aunque tuviera vagina...
Debio ser mi buena vibra,o quizás que soy una buen músico.
Pero Juan Cirerol,el cantante.
Decidio darme una oportunidad,el resto se fue dando.

En esa época yo nectaba en el Parking. 
Un antro gay de dos pisos.
Había hombres,buscando desesperados pija y mujeres de todo tipo gorilonas, feuchas,y unas cuantas mujeres que eran bonitas, pero no unas bellezas.
pero yo no buscaba ningún romance con ninguna mujer.
Nunca me había atrevido a aventurarme más allá de lo debido.
En Buenos Aires,había dejado un desastre.
Tenia un pequeño problema,con el sexo duro, demasiado explícito.
Y dejé una fama de ser demasiado "intensa"
Así pues,llegué a México,como la inmensa mayoría.
Con una mano al frente,y la otra detrás, esperando correr con suerte y laburar inmediatamente.
Comenze trabajando con diversas bandas tocando.
Así fui conociendo el ambiente acá en México.
En la Argentina,yo ya tenía un nombre,pero acá era solo una desconocida.
Así pues, la banda al mando de Juan,empezo un lento camino en forma menesterosa.
La banda comenzó muy bien
Pasamos por el Güichos, el Matehuala, el Mercado del Norte. 

Territorios que recorrí menesterosa con mi colega el Cabrito.
Pero como las malas compañías no se pierden,tan solo se reemplazan ...
Al termino de trabajar,el alcohol corría a raudales y las rayuelas de coca eran una abundancia.
Al finalizar nos aficionamos al cold turkey, era ineludible (la malilla es un bebé que llora toda la madrugada) 
Un día me aperingé en un coche con el cantante de folk y su piba, y enfierramos hacia la colonia Treviño.
Así llegamos de casualidad,por primera vez al "restaurante"
El nombre La Puerta Verde era pura pantalla. 
El tugurio en realidad se llamaba El Rincón Gitano. Estaba en Magallanes, entre Guerrero y Galeana. El mote del lugar se me antojaba un código. 
La palabra clave para entrar a una piquera a deshoras. 
Pero nadie nos solicitó contraseña alguna para accesar. El lugar era una cantinucha cualquiera, de las que puedes descubrir miles en Nuevo León. No contaba con ningún atractivo peculiar. Pero a mí me parecía el paraíso. Y a mis ojos sí era especial. 
Iniciamos en corto un live;
Y cosa curiosa,el lugar se prendió de nuestro virtuosismo.
Y empezamos a tocar ahí,de forma ininterrumpida.
Ese lugar se convirtió en el único en donde yo podía sentirme apreciada por mi música.
Y no por mi cola.
Había hombres, claro.
Pero estaban tan perdidos,por el alcohol y la coca.
Que aplaudian frenéticos nuestra velada.
Quizás efecto de la coca,pero no importa.

Un día al terminar;
Siempre pediamos cervezas Indio, pero estaban recalientes.
Y nos sirvieron asquerosas Tecate Light. 
Insisto: típica cantina de mala muerte del norte. Estaba a punto de caer de rodillas, fascinada. Seguro de que si se lo propusieran, no les salía.

El mesero, bien cocodrilo, trajo las chelas y le encargamos dos bolsas por cabeza. 
Pobre huaso, no podía hablar de lo trabado. 
No había falla, andaba sodísimo. 
En un establecimiento como ése nadie trabajaba para ganar harta guita, ahorrar para su vejez o las medicinas de una madre enferma.
 Toda la escoria que ahí nos juntabamos sólo tenía un amo: la droga, que todo lo fagocita. Según el cártel, la merca era grapa, papel, cápsula, cebollita. 
Y en La Puerta Verde eran bolsitas de los Z.

Seguí al cantante de folk al baño(aquí no había wc que distinguiera género) y ahí nos metimos la cochinilla. 
Así era conocida la droga mala. Era coca pésima. Poseía la consistencia de un detergente. 
Enrollé un billete de veinte pesos y lo inserté en la ziploc y aspiré. La liquidé de un solo jalón. Así de goloso estaba el asunto.
 Estuve a punto de sufrir una embolia. 
Pero me serenó que no hubiera nadie.
Si no,tremendo Quilombo,se hubiera armado.
Podía ser marranilla lo que consumías, pero en aquella taberna nadie armaba quilombos por aturrarte en el excusado.

A partir de esa noche, no existió poder humano, divino o femenino que me sacara de La Puerta Verde.

Hasta convidé a mis amigos. 
Una noche nos arrastramos por ahí Vicky Pasiva Barcelona, otra mina y yo.
En cuanto nos sentamos, la minita se acobardo terrible. Comenzó a gritar histérica. 
Que nos largáramos a la chingada. Que nos iban a matar. Que pinche picadero. Así que conectamos y nos fuimos. 
Según ella el local era una invitación a que nos levantaran o nos rafaguearan. 
A mí me parecían exageraciones. Un negocito modesto, me decía yo. 
Quizá estaba anestesiada por la coca, pero no vi los signos de muerte que a ella le brincaron.

Podría decir que a pesar de la paranoia de la chica regresé a "trabajar" incontables ocasiones a La Puerta Verde. Pero sería inexacto. Lo apropiado: me aficioné más. Tanto, que un día que faltó el mesero, el cantinero me dijo: “Subiendo la escalera toca en la primera puerta a la derecha”. Trepé enseguida 
 No hubo necesidad de hacer el ridículo tocando. “¿Me puede regalar una tacita de café?”.
Emulando al profe Jirafales.
 La puerta se encontraba abierta. Dentro había dos sicarios. Uno gordo, con cachucha. Y uno flaco y pelón. El cuartucho estaba en penumbras, pero nos distinguíamos los rostros. Merqué mi chingadera y bajé al bar a aturrarme y a beber Indio.

La Puerta Verde me parecía inofensiva. 
Se convirtió en mi base de operaciones esos días que pasé en Monterrey.
Me recriminaba por no haberla conocido antes. Me parecía un giro negro estupendo. Hasta pensé en llevar desde ahí los asuntos de la oficina. 
Nunca vi nada inusual. Hasta la noche en que Vicky Pasiva Barcelona y yo subimos a comprar coca, como de costumbre la puerta estaba abierta, y vimos a los sicarios contando chingos de lana. No pude calcular cuánto era. La penumbra no daba chanza. Pero me pareció que una vez contados y en fajos harían un cerro de billetes. Los sicarios actuaron como si nada. No se inquietaron. Un par de adictos pendejos como nosotros no les espantaba el sueño. Nos despacharon y nos desafanamos azoradas.
Entonces la vi por primera vez, acostumbrada a convivir con las chicas promedio en México.
Deduje inmediatamente que aquella minita,no era de aquí.
Con una altura de poco más de 1.70 (algo raro en las mexicanas)
La mina me observaba lentamente;
Entonces reclamo a aquellos sujetos,que no nos hubieran corrido,al escuchar su voz descifre que la minita,no lo era.
Con una voz potente, grave.
Esa mina era una Shemale...
Nos fuimos presurosas camino al WC.
Dejando a aquellos 2,presas de aquella "mujer".

Un indicativo de que el narcotráfico es real lo podemos atisbar cuando se agota la droga. Si cuando vas a comprar encuentras merca always, quiere decir que aquello no es real, eso sólo pasa en las películas. La Puerta Verde no era infalible. 

Un día que ascendí no tenían bolsitas. Bajé a beber y a echarle monedas a la rocola. La espera se me hizo como un vuelo CDMX.-Madrid. Pero apenas si habían transcurrido diez minutos.

A los quince volví a subir. Y me los encontré embolsando. Me pareció extraño. 
Esas son manualidades que se desarrollan en los laboratorios. Quizá la demanda de droga era tan elevada que no había tiempo para ponerse pulcros. 
Me ordenaron irme,pero mi necesidad era ya mucha,así que me pidieron al menos me sentara. 
Había visto ese lugar por meses, a intervalos, pero nunca puse atención. Ahí, a la espera, contemplé el espacio. Había un escritorio, donde invariablemente estaba sentado el pelón. Detrás de él, de pie siempre, se acomodaba el gordo. Frente a ellos la silla donde estaba yo sentada.
A la altura del escritorio, del lado izquierdo, un sillón pegado a la pared.
Y nada más.

Estaba tan absorta en la droga que no me había percatado que sobre el sillón había dos cuernos de chivo, seguro cargados, tirando barra. No me inmuté. Estaba acostumbrada a ver armas largas. Las ciudades del norte de México están tan militarizadas que es imposible no convivir con ellas. A la entrada del banco, en las gasolineras, en los semáforos, en el Oxxo, pa recargar saldo pal celular, había soldados. 
Y parece que nacieron pegados a los fierros. Algunos no los soltaban ni pa dormir. Ver a aquella parejita sobre el sillón me produjo un vacío descomunal. Lucían como las cosas más inútiles del mundo para asesinar. Más bien parecían dos amantes echando siesta. No visualizaba a ninguno de ellos en manos de un Tony Montana cualquiera.

Me entregaron la droga y salí disparada hacia el baño, a esnifar. Mientras bajaba las escaleras, me pregunté por primera vez si La Puerta Verde era un lugar seguro. Recapitulé: pacas de dinero, droga para embolsarse, armas de grueso calibre. Y al instante me reí de mi ingenuidad. Pues qué esperabas, si es un punto de narcomenudeo. ¿Pistolas de agua? No había motivos para estresarse.

Divorciarme de La Puerta Verde nunca fue mi propósito. Pero como sucede con algunos matrimonios, surgió una desavenencia irreparable.

Una noche acudí con dos compas. Nunca imaginé que sería la última. 
Subí las escaleras como acostumbraba. 
Y por primera vez la puerta estaba cerrada. 
No lo comprendía. 
Había ascendido por esos escalones decenas de veces, y jamás, bajo ninguna circunstancia me topé con obstáculo alguno. ¿Era aquel un símbolo del comienzo de la debacle del imperio? Algo andaba mal. Debí resignarme. Aceptar la situación y regresar a la mesa con mis compitas. Beberme una cheve,bailar ?
Pero no...
Fui estúpidamente optimista por un segundo. Quizá escaseaba la droga. Si pasara o hubiera pasado algo malo, el lugar no estaría lleno, ni tranquilo. Pero no pude esperar, me urgía despejar mi duda. Así que, despacio, giré la perilla de la puerta.

Encima del sillón, el sicario pelón se estaba bombeando a una morra con pinta de teibolera del Mate.
La tenía de a perrito.👀
 El pelón me daba la espalda y la morra tenía la cabeza a dos centímetros de la pared, no podían verme. Mi primer impulso fue cerrar la puerta sin hacer ruido y volver cuando hubieran terminado. 
Pero no, me quedé a stalkearlos. El tipo no estaba desnudo, sólo tenía los pantalones bajados hasta los tobillos. Desde donde estaba no alcanzaba a espiar bien a la morra, pero un ángulo me dejaba ver pedazos de las melas que se cargaba. 
Operadas pero bien ricas...

Nunca había observado coger a un sicario, ni a nadie que seguro ya había matado.
No era un acto violento, pero sí vigoroso. Tal vez a causa de la cocaína que traía en el organismo. Más que tener sexo, parecía que el weon estaba cavando un pozo en el piso con una pala. Y cada penetración una paletada de tierra que lanzaba tras de su espalda sin contemplación y orden. Pero el boquete en el suelo ya era inmenso. Era como si escarbara para fabricar una piscina o una fosa común. 
Sexo de enterrador.
Entretenida estaba cuando sentí por detrás apretar mi cuello.
-Ya te chingaste!!
Voltee y era la Shemale...
En ese momento,solo pensé;
-Ya te jodiste,ya te jodiste weona!!!
Su vozarron me interrumpió,el trance.
-Ya valiste hija de Perra!!
No sabía que decir, nunca me había planteado la situación en la que me encontraba.
Ella debió interpretar mi silencio como una afirmación porque me encaminó al pasillo y fue hacia una habitación. 
El sicario salió presuroso y la Shemale le rugió;
-Te lo dije hijo de la gran Puta!!
El tipo excusándose,le afirmó que yo era una pinche adicta,que no habría pedo.
-Es Alba la que que toca en el bar!!
Pero la Shemale no hizo caso y me llevo hacia dentro de ese cuarto.
No faltaba mucho para que el sepulturero terminara, pero por alguna razón, no me fui. 
La shemale me pilló,hicimos contacto visual. 
Me reconoció. 
Dicen que cuando vas a morir toda tu vida pasa frente a tus ojos, pero mientras avanzaba a su lado, lo que vi fue a Carlos el “Estorbo” Dalieri uno de los primeros que me consiguió coca en Buenos Aires. 
Me la llevó a la guarida de Arnulfo Vigil: la sede del estudió de grabación Pesarro.
Después desfilaron frente a mí el “Negro”, uno de mis primeros dílers en Avellaneda, luego Johnny, y después mi díler de CDMX.
No aparecieron más porque cuando volví en sí, estaba.
Ya adentro...
Me posó en el borde de la cama y empezó a descamisarme sin dejar de mirarme. 
Me tumbó violentamente y yo tuve harto miedo.
Semirecostada en la cama mi mirada quedaba a la altura de su sexo.
Instintivamente mire hacia su entrepierna, su minifalda no lograba ocultar sus intenciones.
Ella tomo mi mano y me hizo acariciar aquel bulto y pude sentir la fuerte erección de su pene duro. 
Entonces, por instinto de sobrevivencia.
Lo acaricié varias veces. Me incorporé y sentada en la cama delante suya empecé a ayudarle mientras le besaba el vientre. Primero bajé la cremallera de su vestido lo que me permitió oler el líquido preseminal que empapaba ya su entrepierna. Acerqué mi nariz y pude oler ese aroma que me repelía.
Pero acepte que era eso o algo mucho peor. 
Desabroché finalmente su vestido y este cayó dejando como única protección de su pene un fino slip. 
Seguí masajeándolo. 
Ella ya se había quitado la blusa y me observaba desde lo alto

-Vamos Alba,veo que sabes lo que haces.

Bajé el slip dejando libre un pene duro y grande al que seguí masajeando. Tiré para debajo de la piel del prepucio para liberar su glande duro brillante. 

-Sigue Alba

Y empecé a besar su glande. Tras unos segundos empecé a lamer con mi lengua. 
Era un líquido pegajoso y dulzón que lo impregnaba. 
Introduje su pene en mi boca todo lo que pude, hasta que me golpeaba el fondo de la garganta.

- Así Alba así, pero ya estoy que estallo.

Me cogió por los brazos para ponerme en pié y me quitó todo no se como. 
Me dio media vuelta y me empujó haciéndome caer boca abajo sobre la cama. Se arrodilló entre mis piernas y agarrándome por las caderas me hizo ponerme a cuatro patas y embocó su pene en mi vagina apartando el hilo de la tanga.

Yo estaba muy nerviosa, notaba su glande hinchado presionando mi agujero. 
Ella incrementaba la presión poco a poco, pero yo no me abría. Estaba tan nerviosa y no sabía que hacer,era mi "primera vez"(con un hombre)apretaba mis piernas impidiendo la penetración.

-Relájate Alba, si sigues apretando te voy a hacer daño – siguió empujando con fuerza y mi agujero cedió un poco, pero yo solté un grito de dolor.
😱😱😱

Shhh, tranquila, y volvió a empujar para introducir un poco más - Esta vez el dolor fue insoportable y grité – Nooooo. 
Ella paró en seco.

-No salgas con mamadas!!!😠
Rugió furiosa

Yo me moría de vergüenza y le dije;
-Es mi primera vez con un hombre...

Lo dije llorando a lágrima tendida.
Entonces ella me abofeteo
- No soy ningún hombre,Tortillona de mierda!!
Yo sorprendida,no alcance a reaccionar.
Entonces ella comenzó a cambiar de estrategia.

-No pasa nada Alba, si no puedes no puedes, no vamos hacer que acabe mal algo que estaba siendo tan bonito.
Lo dijo, acariciando mi cabeza.

-Bueno si quieres puedes terminar la mamada que empezaste, eso si parecías hacerlo a gusto.

Obedecí sin rechistar, me arrodillé en el suelo delante de élla y cogí nuevamente su polla entre mis manos masturbándole suavemente. Empecé a darle besos en el glande, en un lado, en el otro, en la punta, y a lamerlo como si fuera un chupachup. De vez en cuando me metía todo el glande en la boca para ensalivarlo bien, y continuaba jugando con el como si fuera mi juguete preferido. Una de estas veces ella apoyó sus manos en mi cabeza para que no la sacara nuevamente, pero sin forzarme solo hacía saber lo que quería. Empecé a meterla y sacarla presionando su polla entre mi lengua y mi labio. Ella me marcaba el ritmo con sus manos. Ahora lento, ahora mas rápido, ahora me la sacaba y me la volvía meter en la boca. Estuvimos así un rato muy largo hasta que sus gemidos empezaron a ser mas profundos y sus manos me obligaron a metérmela cada vez mas 
- Chupa Alba te voy a dar toda mi leche – y siguió tratando de profundizar la mamada. Tuve que separar algo mi cabeza porque me golpeaba el fondo de la garganta, pero mi mano rodeaba su pene y su movimiento le pajeaba fuertemente.

 Finalmente ella arqueó la espalda y gimiendo fuertemente soltó un gran chorro de semen que inundó mi boca. Yo lo tragué mientra soltaba mas y mas entre espasmo y espamo, hasta que finalmente se relajo. Tragué como pude todo lo que soltaba aquel falo mounstroso, aunque no pude evitar que parte rebosara por mis comisuras. Seguí chupándosela recogiendo lo que había escurrido y dejándola perfectamente limpia hasta que lentamente su polla quedó flácida entre mis labios. Me erguí acariciándole los testículos y las piernas alrededor del pene.

Me miró y dijo, – Alba, follar no sabrás pero hay que reconocer que sabes hacer una buena mamada.

- Gracias...🥺

- Anda, me encantaría que me trajeras algo de beber, una cerveza o un vaso de vino.

- Sí, en seguida vuelvo.
Fui hacia una cava dentro de aquel cuarto.

Volví con dos copas.
Ella seguía sentada en el sofá y estaba fumando un cigarrillo. Yo me senté a su lado y le ofrecí una de las dos copas:

¿ Como te has sentido Alba ?, me pregunto.

-Bien...

No te preocupes, la mamada ha valido la pena.

Ella se giró levemente y pasando su mano con suavidad tras mi nuca atrajo mi cara hacia su cara y me besó nuevamente en los labios.

 Me hizo sentarme montada a caballo sobre sus piernas y rodeándole el cuello con mis brazos acerque mi boca abierta, ella me correspondió. 
Estuvimos un rato dejando que nuestras lenguas juguetearan entre ellas. 
me acariciaba la espalda de arriba abajo, deteniéndose a acariciar mis nalgas con movimientos circulares. Al poco rato noté que algo mas me acariciaba las nalgas, era su polla que se había endurecido nuevamente, y que por la postura se metía entre mis nalgas. 
De una forma intuitiva empezé a moverme para que se encajara más entre ellas y masturbarle con mis glúteos. Ella seguía acariciándome, pero ahora con mas firmeza, y masajeaba mis nalgas abriéndolas y cerrándolas.
Estuvimos así un buen rato, y de repente me dijo;

-Deja que te coma los pezones

Se dirigió a mis tetas, separó mi cuerpo del suyo incorporándome ligeramente, e inclinándose ligeramente empezó a lamer uno de mis pezones como movimientos circulares de su lengua. Mi pezón se puso duro en un segundo, era una sensación enloquecedora.

Con el ligero cambio de posición mi culo quedaba mas en la vertical de la polla de la shemale. En nuestro moviendo ya no deslizaba tan fácilmente entre mis nalgas, y en cada pasada su glande presionaba la entrada de mi vagina. 
Yo gemía profundamente, la combinación de los lametazos en mis pezones erectos y las arremetidas en mi cola, me volvían loca.

Ella era una experto. 
De vez en cuando su mano masajeaba mi pecho y sus dedos regían la saliva que había dejado. Cuando volvía a mis nalgas sus dedos untaban esa saliva en mi vagina, y lubricaban las pasadas de su polla por mi raja. Repitió esa operación varias veces, mientras mis gemidos iban en aumento. En un momento debieron ser tan fuertes que debieron decirle que ya estaba completamente fuera de control, sus manos fueron pasando de mis nalgas hacia mis caderas forzando el moviendo que yo hacía contra su polla. Siguió subiendo y posando la palmas de sus manos en mis pechos me obligó a separarme más de él hasta ponerme erguida sobre su pubis

-Vamos niña, ya es hora de que te portes como una mujer

No tuve ninguna duda de lo que quería. Moví mis nalgas buscando que su polla se encajara bien en mi vagina, y deje caer mi peso sobre su polla. Mi panocha se abrió, pero el dolor me hizo parar.

Despacio Alba, a tu ritmo– Decía que ahora me agarraba los hombros con sus manos empujándome para sentarme encima suyo.

No quería volver a defraudarle, y sin pensarlo dos veces volví a dejar caer mi peso sin oponer ninguna resistencia. Mi chocho no tuvo mas remedio que abrirse y su polla entró en mí como un animal salvaje. 
Solté otro grito de dolor

Mi excitación era tal que el dolor era una sensación completamente nueva, lo deseaba, toda la tensión que había en mí se relajo y terminé de caer definitivamente sobre mi desvirgador, clavándome su polla en toda su longitud. Fue algo místico...

Ella noto el cambio de mi cuerpo, se incorporó un poco para seguir lamiéndome los pezones, y yo apretaba su cara contra mi pecho para que no terminara nunca esa sensación. 
Al incorporarse la polla de la shemale salio un poco, mi cuerpo luchaba alternativamente entre arquearse hacia atrás buscando nuevamente toda la penetración y dejar mi pecho al alcance de su lengua. A cada movimiento nuestros cuerpos se iban sincronizando y los movimientos cogían más amplitud. 
Su polla salía de mí para que su boca succionara mis pezones y nuevamente mi cuerpo buscaba separarse para clavarme lo más profundamente posible en ese falo.
 Súbitamente ella empezó a arquear su cuerpo para profundizar más en la penetración. Tras no mas de tres o cuatro embestidas a cada cual mas fuerte, se arqueó de una forma sorprendente alzándome clavada en ella.
mientras varias oleadas de su semen caliente me llenaban las entrañas. 
Cayó nuevamente sentada en el sofá mientras yo notaba como su pene se relajaba dentro de mí.

Me abrazó y me besó profundamente con una dulzura que nunca olvidaré. 
Caímos de lado sobre el sofá y quedó tumbada boca arriba y yo recostada sobre su costado. Así nos quedamos descansando un buen rato, los dos lo necesitábamos. Yo me fui relajando mientras el escozor que notaba en mi vagina me esforzaba en rememorar todas las sensaciones que me había provocado ese maravilloso despertar al sexo con una verga.
 La respiración de ella se fue haciendo cada vez mas pausada y profunda, finalmente se quedó dormida.

Me incorporé con cuidado de no despertarle. Me fui al baño y me duché, en parte para quitarme el acaloramiento que todavía sentía y en parte para asearme de los chorretones de semen que saliendo de mi entrepierna y me chorreaban por las piernas. 
Regresé a la cama y note que no estaba.
Pero me sentía tan exhausta que me acomode a dormir un poco más.
Entonces ella regreso,sentí su vibración al caer junto a mi.
Y supongo estaba otra vez empalmada.
Su calentura estaba al 1000%
Fue a por mi de nuevo,y su voracidad.
No se hizo esperar, se pegó a mis nalgas su cara.
mientras mi vagina recibía la punta de su lengua causándome unas sensaciones increíbles. Aplicaba saliva sin cesar lubricaba lo mas que podía mi vagina
Hasta en eso era un caballero..

Ella no se hizo esperar más, se arrodilló detrás de mí por segunda vez esa noche embocando su pene en mi agujero. 
Presionó fuertemente mientras mi cuerpo cedía a aquel martirio maravilloso. 
Deje escapar un grito de dolor, pero su polla ya me había penetrado completamente, me mordí los labios aguantando el dolor.
Siguió bombeando sin clemencia
-No se que me provocas tortillera!!!
-Ahhhhhhjjjj 💞
sexy

Comencé a quejarme gimiendo y eso fue la contraseña que le dio a entender que ya me había convertido completamente en mujer sexual. 
Volvió a penetrarme y comenzó a follarme como si hubiera estado varios años sin sexo. Notaba como su polla entraba y salía de mi, pero esta vez sin mi control. Mi vagina trataba de relajarse por un momento cuando notaba que me sacaba la polla, pero apenas tenía tiempo para preparase a recibir una nueva arremetida que me abría completamente. Era una experiencia muy diferente a la que había experimentado cuando yo controlaba la situación como dominadora en mis relaciones con mujeres.
 Solo podía tratar de relajarme y gozar de las embestidas de aquella polla que todavía notaba crecer más en mi interior.

El ritmo fue haciéndose mas rápido y sus embestidas mas vigorosas. Todo lo que sentía, dolor, excitación, olor a sudor, la presión de las manos de la shemale cogiéndome las caderas, se unían en un frenesí que iba en continuo aumento. No tarde llegar a un éxtasis total acompañado de convulsiones en mi vientre, mis piernas, mis nalgas, y sobre todo en mi zona vaginal.
No pude callar mis gemidos de placer y en este estado sentí el semen inundándome completamente.

Ella fue bajando el ritmo hasta que paró completamente con su polla todavía dentro. Caímos de lado entre jadeos. Finalmente sentí como su pene perdía la erección y en su flacidez terminaba saliendo de mí. Quedamos descansando así.

La escena porno ocurrió un miércoles. 
La shemale me dejó ir,al fin ya me había garchado y me hizo su putita.
Ya no volví...

El domingo de esa misma semana un comando sin identificar irrumpió en El Rincón Gitano. Rafaguearon el lugar y levantaron a varios clientes. Si yo hubiera estado ahí me habría tocado. Una de dos, o ejecutada en el acto, o encobijada días después. 
Cuando me enteré, me cayó el veinte de que yo tenía una cita con algo grande. Pero la libré por vouyerear al sicario.
 Por más que lo intento no consigo recordar si me excite con esa escena.
 Me estaba esperando. ¿La muerte? O su prima. O su hermana. Pero no llegué al compromiso. Ya la he zafado muchas veces, me dije. Hasta que un día no la cuente.

Después de esa balaceada que sufrió, El Rincón Gitano siguió abierto.
Yo me despedí de Juan y la banda.
Un mes después regrese a la Argentina.
Llegué a casa con mis padres y pedí su ayuda para desintoxicarme.
No lo logré al completo.
Pero ahora solo fumo Cannabis.
Deje la música y preferí ayudar a mi viejo en su despacho y proseguir mi carrera universitaria,quizás me gradué de abogada y termine heredando el buffet.
Después de eso,decidí vivir y empezar de nuevo.
De la shemale,no volví a saber nada.
No sé si siguió viva o no.
Como seguí yo cuando me conformé con la idea de que jamás volvería a conocer la paz mientras viviera en el norte de México.

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