Elena se cogió a un desconocido

Un fin de semana salimos mi esposa y yo a recorrer la provincia pasando por algunos lugares pintorescos no tan  cercanos a nuestro hogar, llegando a una zona muy artesanal  donde su especialidad son los artículos hechos de madera en donde compré unos platos muy  bonitos hechos con algarrobo, ya que la zona estaba rodeada de bosques con árboles, la mayoría de esa estirpe.Seguimos nuestro camino y llegamos a otro lugar a comer, en dónde almorzamos un rico asado vacuno y un vino tinto Malbec delicioso.
Luego salimos a recorrer los alrededores, y así, sin darnos cuenta, se nos fue el tiempo por lo divertido y entretenido de la salida, caminando, sacando fotos del paisaje y de Elena, un hobby que tengo y ella me lleva el apunte, y ya, en el atardecer, tomamos el camino de regreso a casa.
En un momento, Ele me dijo que tenía ganas de orinar, que había tomado demasiado líquido y no aguantaba a llegar a una estación de servicios, y estábamos en medio de la nada, por lo que encontré una huella que se adentraba en un bosquecito y que impedía la visión desde la carretera, considerándolo apropiado para la ocasión.
Estacioné, ella se bajó del auto y se aseguró que nadie anduviera por ahí y la fuera a ver, se levantó la falda y se bajó la tanga y orinó, limpiándose delicadamente con agua de una botellita y pañuelos descartables su cuidada y depilada conchita.
Al verla con la falda alzada hasta la cintura me puse caliente y empecé a sacarle fotos bastante eróticas y explícitas y, viendo que no había nadie alrededor, me acerqué a ella que se levantó y se iba a subir la tanga, impidiéndoselo, le comencé a acariciar su zorra por debajo de la falda.
Ella me entendió y sin mediar palabra se dejó acariciar, mientras ella me bajaba el shorts de baño que llevaba y me agarraba la pija que la tenía al palo y me la empezó a pajear magistralmente, masturbándonos mutuamente con los troncos de testigos.
Luego Elena se arrodilló y agarrándome la verga, me corrió el cuero para atrás dejándome la cabeza totalmente al aire y comenzó a mamármela como solo ella sabe durante unos minutos exquisitos llegando casi hasta la base del tronco y volvía hasta el glande y así varias veces, hasta que sintió que estaba por acabar y me soltó.
Estábamos muy calientes, me acosté sobre la hierba para que ella me montara.
Ella terminó de deshacerse de la falda yde la tanga, me montó y se fue dejando caer lentamente hasta que se ensartó porcompleto en mi dura verga.
Así estuvo cabalgåndome por un rato, lo que más me excitaba era pensar que alguien nos podría ver y ese riesgo me calentó mucho más todavía.
Después de cogerme, entrando y saliendo de su zorra toda depilada, Elena se bajó de mi y se puso en cuatro patas y de nuevo, desde atrás, le clavé mi pija en su caliente y mojada concha.
Ella estaba calientísima, de repente escuché un crujir de hojas sin saber de donde y al agudizar el oído no escuché más nada.
Yo seguí cogiéndome a mi Elena, bombeando ricamente, escuchaba la respiración agitada de ella, sus gemidos.
De pronto, me pareció  que alguien nos estaba mirando, miré alrededor y no encontré nada así que seguí machacando esa rica vagina.
En un momento le pedí que se acostara boca arriba, yendo al auto a buscar una frazada que ocasionalmente tenemos por si nos agarra la piedra, que es frecuente por estas regiones y volver para estirarla sobre el pasto.
Mientras se acomodaba tomé la cámara fotográfica y empecé a tomarle fotos diciéndole:
-Ele abrite de piernas y pajeate ese rico clítoris.
-Si mi amor, estoy que vuelo de la calentura- dijo mirando de vez en cuando hacia un sector del bosquecito, justo por el lugar donde un rato antes me pareció escuchar ese ruido.
Por estas miradas pensé que ella había visto algo, pero no me dijo nada.
Mantuvo separadas sus piernas y me miró con los ojos vidriosos de calentura y mojándose los labios con un movimiento muy erótico de su lengua, me llamó para que le metiera la pija, me acomodé en medio de sus piernas y la penetré nuevamente y seguimos cogiendo.
En un instante, volví a mirar alrededor y descubrí a un tipo corpulento, de vez blanca y cuerpo trabajado, que se escondía atrás de un árbol y nos estaba mirando, con los pantalones a media pierna y pajeándose una buena pija, disfrutando.
Esto me calentó más pero no le dije nada a ella pues a lo mejor se molestaría y ahí acababa todo y yo quería seguir disfrutando que el hombre nos viera coger.
En realidad lo que más me calentó es que viera a mi mujer desnuda de la cintura para abajo.
Mientras la penetraba le empecé a acariciar las grandes tetas que tiene y fui subiéndole la remera hasta sacársela por la cabeza. No llevaba brassier, así que afloraron a la vista del desconocido con los pezones parados y duros, empezando ella misma a acariciarlos lujuriosamente mientras se amasaba las “bochas”.
Noté que ella respiraba con dificultad debido a que estaba más caliente que siempre y miraba fijamente hacia el lugar en donde yo había visto al hombre, entonces le dije:
-Ele, no te asustes, pero un hombre nos está mirando, desde el bosquecito.
Mi mujer  respondió -ya lo había visto y especialmente la forma en que se machacaba el vergón que tiene me ha excitado sobremanera- y tuvo su primer orgasmo fijando su  vista en los ojos del sujeto mientras temblaba todo su cuerpo que al quedarse quieta, en vez de aplacarla, mantuvo la calentura.
-No puedo evitar de verlo masturbándose- dijo respirando profundamente.
-Lo voy a llamar para que se acerque- le dije, a lo que mi mujer solo atinó a mirarme, sonreír y pasarse la lengua por sus labios, como señal de aceptación.
Lo miré y le hice señas para que se acercara, escuché sus pasos entre la hierba, se acercaba lentamente a nosotros, sin ningún recato, con su duro falo al aire masturbándose.
Ella lo estaba mirando y debido a eso estaba muy caliente pero no decía nada.
Me salí de adentro de mi esposa y me senté a un lado de ella y comencé a masajear el clítoris. Ella abrió las piernas, las flexionó y separó las rodillas mostrándose completamente al tipo que estaba a unos cinco metros de sus pies.
-Ale, quiero verlo hacerse la paja totalmente desnudo.
-Mi mujer quiere que te desnudes todo y sigas pajeándote- le dije al hombre, cosa que hizo inmediatamente, pudiendo Elena ver un hermoso cuerpo masculino con la verga hinchada y la cabeza de la misma apuntado a sus ojos mientras volvía a masturbarse.
Me dijo con coz temblorosa:
-Mi amor estoy muy caliente…y quiero probar la verga de ese señor….!- al escuchar eso sentí que la sangre me hervía, me calenté muchísimo y le indiqué a ese tipo, que se había parado a unos metros, que podía culiársela pero que primero le lamiera un rato la zorra con mucha delicadeza, mientras yo me paraba y me separaba de Elena, para agarrar la cámara fotográfica y eternizar ese momento.
El hombre, desnudo completamente, metió su cara entre las piernas de ella y le pegó una comida de zorra que la hizo retorcerse y gritar del placer que le daba, llevando su lengua  desde el clítoris hasta el ano, ida y vuelta, dando pequeños y eróticos mordiscones en el botón del placer de ella,  alcanzando dos orgasmos seguidos y muy intensos.
Luego se arrodilló frente a su zorra toda lubricada por su saliva más los jugos de ella y se agarró nuevamente la pija jalándosela por unos momentos, ante la vista hipnotizada de mi mujer, y mi expectante inmovilidad, y se acomodó, le puso la cabezota de la garcha en la entrada de la vagina y fue deslizando su dura y gruesa herramienta en esa zorra que esperaba para devorársela.
-!Asi…asii…mmmmm…aaahhh…!!
-Mi amor perdóname pero tu me lo habías pedido, ahora lo podés disfrutar también…!- y era cierto yo le había pedido que se dejara coger por otro y ahora cuando menos me lo imaginaba lo estaba haciendo
Fue una calentura que no hay palabras para describirla, yo gozaba al ver los fuertes embates de ese tipo y como gemía ella y temblaba con cada orgasmo que le generaba la incesante penetración, hasta que, luego de unos diez minutos aproximados, vi como él se estremeció e inundo la vagina de ella quien al sentir ese caliente baño también alcanzó un último y aparatoso orgasmo
–!aaaahhhhhh-…..ooooohhhhh…..mmmmmjjjj….quericoooo…..ough…!
Yo también ya no aguanté más y apenas tocándome mi dura poronga escupí fuertes chorros de caliente esperma al aire.
Mi esposa quedó tendida, agotada y muy satisfecha. El tipo se paró, agarró sus ropas, agradeció y desapareció en el bosque. Nosotros, luego de que Ele procediera a higienizarse concienzudamente, se vistió y, para evitar otro mirón, emprendimos el regreso  felices de la experiencia vivida.
Cada vez que lo recordamos nos damos unas calentadas y terminamos cogiendo mucho y exquisitamente.

3 comentarios - Elena se cogió a un desconocido

Elpndjomacho
buen relato!! ¿como términó? ¿con la pastilla del dia después por las dudas?, gracias por compartir +10 y te sigo a partir de ahora @elenasensual, vos seguime a mi
Si-Nombre
Excelente muy bueno gracias por compartir
Si-Nombre
Te felicito una excelente relacion de pareja son muy afortunados realmente genial y muy erotica toda la historia gracias por compartir