Ella y yo👅🥂👅

Ella y yo👅🥂👅
Diciembre, ya casi llegaba navidad y estábamos con mi mejor amiga en la playa, alquilamos una cabaña por el fin de semana.
Queríamos pasarla genial, así que nos ocupamos de llevar mucho alcohol y algo de drogas, sabiendo que en el balneario habría muchos chicos con los que podríamos divertirnos.
Era de noche y habíamos estado bebiendo desde la mañana, estábamos solas y en ropa interior, charlas previas habían dejado en claro que a las dos nos gustaría tener una experiencia sexual con una mujer (ella ya lo había hecho un tiempo atrás), así que bastó con una mirada para proceder a eso.
Tiradas en la alfombra muy cerca una de la otra, se sentía nuestra respiración cada vez más fuerte y de un momento a otro sus labios se fundieron con los míos, nos besamos intensamente, nuestra amistad quedó en segundo plano, ahora sólo nos preocupaba gozar.
Nos sentamos, una en frente de la otra y mientras que con una mano acariciaba mi pelo con la otra tocaba mi espalda haciendo pequeños masajes que terminaron de relajarme, yo la besaba, me volví a embriagar con el licor de su boca.
Sus labios recorrieron todo mi cuello, mis hombros y mi pecho.
Nos paramos y dejamos que nuestra ropa interior caiga lentamente mientas que nuestros latidos aumentaban cada vez más.
Acariciaba mis pechos deliciosamente y por momentos los tomaba con fuerza, su lengua se deslizó hacia mis pezones y comenzó a realizar pequeñas succiones en ellos que me calentaban muchísimo.
Las caricias y los besos eran cada vez más desenfrenados (se notaba su experiencia y el deseo de volver a revivir esos momentos del pasado).
Comencé a sentir sus labios desplazándose por mi cuerpo con suaves besos y pequeños mordiscos en mi vientre, que me hicieron sentir sumergida en un mar de placer.
Siguió bajando e inesperadamente sentí sus labios pegados a mi vulva, respire profunda y agitadamente, me estaba fascinando lo que me hacía. 
Introducía lenta y profundamente su lengua, se sentía muy cálido, la humedad de mi vagina aumentaba cada vez más y sentí un cosquilleo interno que se desplazaba por mi abdomen en fracciones de segundos, un placer desconocido para mi, pero delicioso.
Se detuvo, me beso en la boca y sonrió, supe que se preparaba para algo, comenzó a lubricar mi ano y suavemente introdujo un dedo en él, supe sentir cómo las capas de mi piel se abrían dando permiso al placer.
Con su dedo dentro de mí, comenzó a realizar movimientos circulares, ella tenía claro que partes de mi recto estimular para que la temperatura de mi cuerpo y mi flujo sanguíneo aumentara cada vez más, haciendo que mi excitación y mi deseo por ella fueran cada vez más incontrolables.
Yo me encontraba boca arriba y ella encima de mi en posición contraria, ella lamía mis senos y yo los de ella y ambas con la mano estirada acariciábamos nuestras vulvas que se estremecían suavemente y se entregaban por completo al mayor de los placeres.
Se levantó y arrodilló frente a mi, me abrió las piernas con mucha delicadeza y comenzó a practicarme sexo oral, con sus dedos en forma de V separaban mis labios mayores para poder lamer mi clítoris plácidamente y hacerme sollozar de placer, hacía movimientos con su lengua de abajo hacia arriba lentamente pero con fuerza y eso si que me enloquecía.
Nos colocamos de manera en que nuestras vulvas se pudieran rozar y comenzamos a hacer movimientos lentos para que los labios mayores de una se pudieran introducir en el interior de la otra, sintiendo claramente cómo nuestros fluidos se encontraban de tal forma que llegaban a humedecer nuestras pelvis.
Podíamos sentirlo muy rico pero además podíamos verlo y eso aumentaba el morbo cada vez más.
Nos tocábamos, besábamos y acariciábamos de una manera constante y con mucha lujuria.
Sentí que nuestros cuerpos se pertenecían, no queríamos separarlos, vibrábamos de placer y no perdimos oportunidad alguna de expresar lo delicioso que se sentía.
El placer era irresistible, comenzó a besar mis pechos nuevamente y a masturbarme, sentí su mano delicada y la besé, me dijo que quería hacerme acabar de manera única así que me penetro con sus dedos y comenzó a hacer cierta fricción hacia arriba con movimientos rápidos y fuertes que no pude evitar sentir cómo mi vagina se contraía y humedecía cada vez más, esa mujer me estaba enloqueciendo, mordió mi cuello fuertemente y fue en ese momento que una oleada de orgasmos se apoderó de todo mi cuerpo, dejándome sin fuerzas y rendida ante la mujer que por primera vez me había enseñado el poder del verdadero placer.

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