Digno final de la abstinencia de sexo transgresivo.

Soy Inés, felizmente casada con Carlos. En el momento que transcurre el relato, tenía 26 años, cerca de 5 años de casada y, tras una sucesión de 5 infidelidades, con el amigo de una amiga, (en un lapso de un mes y medio de estadía de mi marido en el exterior), tuve un comportamiento intachable durante aproximadamente un año, hasta que Carlos volvió a viajar a Estados Unidos, por trabajo.
Después de esa primera batería de transgresiones, debo confesar que la lealtad, dejó de ser un mérito para mí.
Me gusta la emoción de sentirme deseada, la aventura del descubrimiento, de, llegado el momento de ir a la cama, tocarla, aun dentro del calzoncillo y el pantalón, preguntarme ¿Qué tan grande será? ¿Derecha o torcida? ¿Circuncidada o no? , sacarla a la luz, besarla, lamerla, mamarla y disfrutar que te la ponga, del derecho y del revés.
En síntesis me gustan que me calienten y las vergas, la de Carlos obvio, pero, la suya, no excluye las de otros varones atractivos, ocasionales.

Después de varios meses, me encontré, otra vez sola, con mis tres hijitos. En realidad, ese sábado y por 7 días, sola-sola: los nenes en la costa con mis padres. No me agrada cocinar. Como de costumbre, cuando Carlos y nuestros hijitos, no están, desayuno y almuerzo en un bar-restaurante cercano a mi casa y ceno con “comida para llevar”.
Ese día, durante el desayuno, me encaró un lindo joven, de unos 30 años. El mozo lo señaló con el dedo y dijo que había pagado mi cuenta.
Cuando me le acerqué para reprenderlo, fue extremadamente gentil. El tema parecía que quedaba en nada más que una cortesía. Pero…
El día siguiente, al entrar al bar para el desayuno escuché, detrás de mí:
-¡Suerte la mía! Es la segunda ocasión, en dos días, que me encuentro con tan hermosa mujer-
Me di vuelta y era él: guapo, alto, bien peinado, sonrisa atrayente y ojos expresivos.
Le agradecí el piropo, me dijo su nombre, Alfonso, y yo le dije el mío. Desayunamos juntos. Se comportó como un verdadero caballero.
El tercer encuentro, resultó decisivo.
A tarde avanzada, opté por comprar comida para llevar. ¡Ohh casualidad! Al salir, me encontré con Alfonso y al decirle lo que pretendía hacer aprovechó la oportunidad para invitarme a cenar.
- Conozco un restaurante muy tranquilo, a la vuelta de la esquina.-
-No debería... porque... además es un restaurante elegante y estoy muy mal arreglada ...-
Simulaba excusas pero quería aceptar sobre la marcha. Me hice “rogar” sólo un poquito. Volví a casa para cambiarme, él me esperó en el bar donde nos conocimos y fuimos a cenar juntos.
Me contó sobre su vida, su familia, sus viajes de negocios, yo le hable de la mía. Fue muy amable y afable, fue muy fácil perderse en sus ojos y en sus dulces palabras. Al final de la cena, me llevó de regreso a la casa a pie, cuando estábamos en la puerta hubo un momento de embarazo. Miré hacia abajo, estaba a punto de decir "Bueno… gracias…buenas noches" cuando de repente me tomó por la cintura, me abrazó y me dio un beso impresionante.
-Yo ... yo ... soy una mujer casada y ... no debés ...- tartamudeé
-Disculpame- dijo, soltándome.
-Ya me lo dijiste y no debería haberlo hecho, lo sé, pero sos una mujer hermosa... te miré a los ojos y no pude resistirme…. Gracias por esta hermosa noche- y amagó irse.
Cedí al impulso que, desde mi entrepiernas, subió a mi cabeza, brazos y boca. Lo agarré, del cuello,
lo besé y le susurré:
-¡No te vayas!... no hay nadie en casa… -
Tuvimos una intensa noche de sexo. Mi primer adulterio a domicilio, en el dormitorio matrimonial.
Ese hombre realmente sabía cómo hacer que una mujer disfrutara. Resultó ser no sólo amable, sino también picante. Cuando, después de regalarme múltiples orgasmos en la cama, se fue pasada la media noche, a duras penas no me lo cogí, una vez más, en la escalera.

Para los hombres con los que había intimado, y cuyo número, hasta esa noche, era de dos: mi esposo y Jorge mi fugaz amante, hacerle el sexo oral a la mujer no era una práctica frecuente.
Alfonso, en cambio, opina distinto.
Para mi sorpresa, luego de los besos y caricias preliminares, ya en la cama y desnudos, quiso saber:
-¿Tenes algún tabú sexual?-
-Creo que no… ¿Por qué?- respondí
-Comer a una mujer, de todas las maneras, es una de las prácticas que los varoncitos más amamos.-
Superado un leve pudor inicial me entregué a él sin vacilación.
Su lengua comenzó a reconocer cada centímetro de mi cuerpo y cuando finalmente llegó a destino, y se aplicó a explorar, con boca y lengua, mi concha, mi cuerpo fue presa de placenteras sacudidas, que nunca antes había experimentado.
Por un instante pensé que iba a desmayarme de placer.
Estaba creída que el orgasmo solo sucedía esporádicamente y durante un puñado de segundos. Pero ese hombre había tomado posesión de mi entrepiernas, y me provocó sacudidas de placer que me invadieron y estremecieron por un tiempo que me pareció infinito.
Finalmente, llegó un orgasmo tan intenso, prolongado y persistente que me hizo gritar y retorcerme durante mucho tiempo.
Eso ya hubiese sido suficiente para ensalzar sus habilidades para el sexo, pero tengo que agregar otras.
Repetidas veces, esa noche, se situó encima de mí, me penetró y mientras me “bombeaba”, en pose misionero, no paró de hablar e hizo que mi imaginación se disparase, en paralelo al goce, hasta alcanzar picos inexplorados, culminando con orgasmos alucinantes.
Intercaladas a las cogidas en pose misionero las hubo (disfruté) en pose perrito, una vaginal y otra anal, una cabalgata y una mamada de verga, mías.
Me causó gran impresión y admiración, su resistencia, su rapidez para recuperar la erección y, asombro, el copioso trasvasar de semen de sus testículos a mis entrañas (boca incluida) .
Gozamos en compañía, una segunda vez, en un telo. Estuvo a la altura de nuestro primer encuentro sensual. Sólo faltó, obviamente, la emoción intensa de la novedad.
Regresaron los nenes de la costa y Carlos de Estados Unidos.
Di vuelta la “hoja”, y volví al correcto proceder.
Temporalmente.
No hay caso, fui y seguí siendo una esposa infiel.


Digno final de la abstinencia de sexo transgresivo.

7 comentarios - Digno final de la abstinencia de sexo transgresivo.

horrotika
Exelente relato, muy caliente, escrito en primera persona y con gran ritmo!! van 10 y te invitamos a pasar por nuestros post, besitos!!
mdqpablo
exelente relato .muy buena pluma
hijodelnegro
Genial muy buen relato me dejaste muy durito
Pervberto
Gracias por compartir tu caliente vivencia.
leloir2010
Como me encanta y como lo escribis, con un hilo de la primera ves que le hiciste cornudo a Carlos hasta ahora con Alfonso con nuevas experiencias amatorias y que luego inconcientemente lo practicas con Carlos y él mas que encantado aunque el sospeche de tu infidelidad. Van puntitos