Siesta y sexo duro con linda conocida

No sólo una obesa, también le doy a una linda delgada, una viejaarrugada, todo. De noche, de día, a la hora que sea. Porque un mediodía fui a comera lo de otra mujer conocida, de las tantas que me he cruzado. Pero claro que noquedé solo en el almuerzo.
 
Era un mediodía de frío, llovizna y viento, así que me tuve quevestir con sobretodo de lluvia acolchado en lugar de campera de cuero. Igual mepuse abundante perfume, pantalón, zapatos. Con eso ya me sentía caliente, y esoque la mujer no era gran cosa, pero a mí todo me puede. Llegué casi congelado,la señora, de unos 50, de pantalón y zapatos, me recibió con un beso y mimo enla pera, me hizo ponerme cómodo y luego de calentarme con la estufa, aún no conella, comimos queso, fiambre y una buena pasta rellena con salsa. Charlamos detodo y luego le comenté que tenía sueño, pero que me quedaba un rato."Amor, acostate en mi cama si querés", me ofreció demasiado amable laanfitriona, mientras lavaba y acomodaba todo.
 
Agarré viaje, presintiendo algo de la tipa, pero no creía, y mefui nomás a su pieza, acostándome en su cama de plaza y media con la ropa perosin zapatos. Medio dormido me estaba quedando cuando ella vino. "Amorcito,sacate tranqui la ropa y metete en la camita", dijo re dulce que mecalentaba. Me extrañé y al mismo tiempo me gustó. Y no conforme, ella me mandó:"Dale que ahora voy a acostarme yo". Sí, ella conmigo en la mismacama, loca de una, pero mejor.
 
Y encima, mientras yo ya estaba metido en remera y calzón en lacama, siento que ella se sacaba la ropa y se ponía crema para las manos, y luego,espectacular, se metía en la cama pegada a mí. Yo chocho, pero tan cansado ycon ganas de cama que ni bola. "Perdón que te invada, pero me acuesto unratito y luego merendamos", me dijo con risitas. Sentí su aroma a crema,su camisón blanco y su cuerpo delgadito más cerca, pero seguí acostado y descansando.Y ella al rato empezó a roncar de lo lindo.
 
Y claro, no pude dormir, si bien descansé. Tenerla ahí, que semetiera conmigo en la cama, atrevida, cremita, camisón, imaginar su corpiño ybombacha. Demasiado. No pude más, y sin importarme si estaba dormida, me crecióel pene, me volé el calzón, la agarré, le levanté el camisón, le encontré y bajéla bombacha y enloquecido, me subí y la penetré con potencia por la cola. Ellano atinó a nada, hasta me parece que gustaba, no ponía resistencia. Así que ledi para adelante y atrás, buena frotada y ese olorcito a crema persistente queme voló. Y nomás eyaculé semen a cataratas en su cola. Ella quedó gustosa ("quépija tenés amor, mmm", comentó sarcástica) y yo, loco, le repliqué "esono es nada", la di vuelta, la besuqueé y manoseé toda, ella gustó y se lametí fuerte por la vagina. Me excitó tanto poder entrar a su concha que notardé en acabar muchísimo semen a chorros ahí adentro, mientras ella largaba suflujo a grititos de placer.
 
Pero yo quería algo más, siempre. Quería cogérmela desnuda total.Le pedí que se sacara todo. Ella, atrevida como yo había presentido, me pidióque yo le sacara. Volé, le quité el camisón, ella se sacó la bombacha y ahí sí,los dos desnudos le dimos durísimo. Yo se la enchufé larga y dura por lavagina, la di vuelta y por la cola pero sin acabar, la volví a dar vuelta comoun churrasco y ahí sí froté y froté con ganas, hasta que me salió montonazo desemen que le largué bien adentro. Y por último, mientras ella quedaba dura dela cepillada, la sorprendí y tras volver a darla vuelta, se la di por cola de nuevoembadurnándola de semen, pasándoselo por la boca y ella chupó y tragó, mientrasgustosa  me ofreció su vagina mojada quelamí con gusto. Luego sí, dormimos un rato y más tarde, tomamos la leche contostadas con queso y mermelada. Genial. Tal cual pensé,la mujer me invitó nosólo a almorzar. También quiso ser ella el plato del día, que yo me la comieracruda. Y regada con mi semen.
 
 

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